martes, 6 de mayo de 2014

El milagro de la estatua del General José de San Martín en Boulogne Sur-Mer

 Boulogne Sur-Mer bombardeada en 1944 y la estatua de San Martín "milagrosamente preservada.


A finales de 1944, las bombas de los aviones aliados no dejaban de caer sobre la costera ciudad de Boulogne Sur-Mer, en el norte de la Francia ocupada por los Nazis. La cercanía del famoso Paso de Calais -lugar más cercano entre los territorios de Francia y Gran Bretaña en el Canal de la Mancha- ubicaban a la ciudad en una ruta obligada y la convertían en blanco constante de los incesantes bombardeos aéreos dada la cercana ubicación de un apostadero de U-Boots alemanes. Así las cosas, Boulogne Sur-Mer llegó a soportar estóicamente 487 bombardeos que la dejaron prácticamente en ruinas. Barrios enteros desaparecieron y a lo largo de toda la zona costera no había quedado ladrillo sobre ladrillo.

Vista aérea del bombardeo del apostadero de submarinos en Boulogne Sur-Mer.


Cerca del apostadero naval de submarinos alemanes, a unos doscientos metros del lugar, se emplazaba -y sigue ubicada allí- una estatua ecuestre del General don José de San Martín; el militar argentino y libertador de América que tras un largo exilio pasó a la eternidad el 17 de Agosto de 1850, precisamente allí, en Boulogne Sur-Mer.

 Imágenes actuales de la estatua ecuestre de San Martín en Boulogne Sur-Mer.


Las bombas aliadas cayeron a un lado y al otro del monumento y, sin embargo, apenas unas pocas esquirlas lograrían impactar en su base casi sin dañarla. La magnífica estatua de San Martín, sobrevivió de un modo -que para los pobladores del lugar- resultaba sencillamente inexplicable. No habían pasado previamente los "Hombre Monumentos" norteamericanos por allí preservando obras dignas de toda admiración. Para muchos, tan sólo la providencia o la intervención de algo parecido a un verdadero milagro se había encargado de preservarla de la destrucción. Imágenes posteriores a los bombardeos dan cuenta de lo que muchos llegaron a pensar. No pocos fueron los que creyeron en "El milagro de la estauta del General José de San Martín". Desde entonces, así se lo conoce.


Marcelo García
Historias Lado B


Referencias y bibliografía:
- Sorcaburu, Aníbal E, – El milagro de la estatua de San Martín – Rev. Del Inst. Nac. Sanmartiniano – N.º 17, Sept-Oct. 1947
- Rogelio Alaniz. San Martín en Boulogne Sur Mer en http://www.rogelioalaniz.com.ar/?p=1096

lunes, 5 de mayo de 2014

Sigmund Freud, salvado por un nazi

Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, se salvó de la persecución de Hitler por un antiguo nazi que estaba fascinado con su trabajo, según revela el libro “La fuga de Sigmund Freud” escrito por el investigador David Cohen. La historia a continuación.

 Sigmund Freud y su hija comenzando el exilio.


El destino de Freud y su familia pendía de un hilo después de que las  fuerzas de Hitler ocuparan Austria en 1938, sin embargo, el psicoanalista fue protegido por Anton Sauerwald, un nazi quien lo ayudó a escapar a Gran Bretaña y quien después de la segunda guerra mundial fue llevado a juicio, acusado de saquear las riquezas de la familia Freud.
Un tiempo después, de todos modos, fue una de las hijas de Freud quien se decidió a contar la verdad.

La historia completa ha surgido gracias a la investigación por David Cohen, autor de “La fuga de Sigmund Freud”, publicado por Libros JR.
En la década de 1930 Freud era famoso en Europa y los Estados Unidos por su trabajo pionero sobre el inconsciente. Había fundado la Asociación Psicoanalítica Internacional junto a Carl Jung y ayudó a iniciar un gran negocio editorial. Su éxito había traído recompensas financieras y la familia vivía cómodamente en Viena justo en el mismo momento en que los nazis ordenaron a todos los judíos declarar sus bienes mientras afirmaban que "se supone todas las pertenencias de los judíos han sido mal adquiridas".
Pero por suerte, Sauerwald no era un nazi ordinario, ya que asistía usualmente a la Universidad de Viena (en donde había sido alumno del profesor Josef Herzig) visitando a Freud, a quien admiraba y con quien pasaba largas horas jugando a las cartas. Es indudable que la amistad parece haber influido de manera notable en Sauerwald pero también lo hicieron los interesantes escritos de Freud.
"Los libros tuvieron un impacto extraordinario sobre él", dice Cohen. Eso no impidió que una noche  mientras Sauerwald golpeaba cortesmente a la puerta de Freud como habitualmente lo hacía, las SS irrumpieran violentamente para llevarse a Anna Freud, una de las hijas de Sigmund, para ser interrogada.
Cohen afirma: "Sauerwald no reveló a sus superiores que Freud poseía cuentas bancarias secretas en el extranjero. En su lugar, guardó los documentos en su apartamento, donde tenía una panzerkassette, una caja cerrada de documentos."

Como crecieron las tensiones y la guerra se cernía, Freud decidió huir. Para ello necesitaba un visado de salida y por eso mismo fue que recurrió a Sauerwald.
Entre tanto, los nazis querían todos los libros y los escritos de Freud para ser destruidos, pero Sauerwald no quería verlos destruidos ya que eran -ni más ni menos- que los documentos raíz del psicoanálisis.
Fue así que Sauerwald y un cómplice introdujeron de manera encubierta los valiosos libros en la Biblioteca Nacional de Austria, en donde permanecieron ocultos durante mucho tiempo; en tanto que, consternado ante la posibilidad de que la casa de Freud se conviertiera en un instituto para el estudio de la superioridad aria, fue que el propio Sauerwald quien firmó finalmente el visado de salida de Freud hacia la libertad.
También ayudó a recaudar dinero con el cual en junio de 1938 Freud dejó Viena en el Orient Express instalándose en Londres en donde moriría en septiembre de 1939.

De todos modos, una vez finalizada la guerra, surgieron sospechas de que Sauerwald había intentado quedarse con la riqueza y el resguardado tesoro familiar.
Por ésto Harry Freud, sobrino de Sigmund y oficial del ejército de los Estados Unidos, denunció a Sauerwald, tras lo cual fue inmediatamente detenido y llevado injustamente a juicio.
La desesperada esposa de Sauerwald escribió a Anna Freud en Londres, pidiéndole que diga la verdad de  lo que su marido había hecho. Anna respondió que "No había ninguna duda de que su marido utilizó su cargo como nuestro comisario designado de tal manera como para proteger a mi padre."  Por su lado, Harry Freud, también advertido de la verdadera situación, escribió que "la verdad es que realmente debemos nuestras vidas y nuestra libertad a Sauerwald. Sin él, (Sigmund Freud) nunca habría llegado lejos".

Felízmente, con la verdad expuesta, Sauerwald fue liberado y vivió tranquilamente hasta el momento de su muerte en el año 1970, llevándose a la tumba la plena satisfacción por todo lo hecho atesorando el recuerdo de aquella inesperada relación.


Marcelo D. García
Historias Lado B




Fuentes: 
Diario The Times - Edición del 27 de diciembre de 200909
http://www.diasdehistoria.com.ar/content/sigmund-freud-salvado-por-un-nazi?page=1

sábado, 26 de abril de 2014

El Veterano Waffen SS que desafió a Spielberg

Hans Schmidt, ex combatiente y veterano de la División Hitler Jugend de la Waffen SS, quien falleció hace casi cuatro años, desafió al director de cine Steven Spielberg escribiéndole una carta en la que le criticaba inexactitudes históricas y posturas tendenciosas en la producción de la película “Salvando al Soldado Ryan”.

Hans Schmidt, ex combatiente y veterano de la División Hitler.


“Estimado Señor Spielberg:
Permítame a mí, un veterano de la Waffen SS dos veces herido, y partícipe de tres campañas (Ardenas, Hungría y Austria), hacer una crítica de su película “Rescatando al Soldado Ryan”.
Habiendo leído muchos de los reconocimientos de la que es sin lugar a dudas, una exitosa y podríamos decir, “impresionante” película, yo espero que no le importe la crítica desde el punto de vista de un alemán y un germanoamericano.
Aparte de la carnicería mostrada inmediatamente al principio de la historia, durante la invasión de la playa “Omaha”, (de la cual yo no puedo opinar porque no me encontraba ahí) muchas de las escenas de combate parecen irreales.
Usted debió de hacer un gran esfuerzo para proveer de autenticidad al filme, y los equipos de combate idénticos a los originales lo demuestra (el Schützenpanzerwagen (SPW), las MG 42′s, y los Kettenkrad).
Pero las unidades regulares de infantería del ejército alemán, en los búnkers de Normandía, no estuvieron bien representadas y las Waffen SS en las luchas callejeras al final de la película no iban bien ataviadas.
Mí crítica respecto a la falta de realismo en las escenas de batallas, tiene que ver con el hecho de que las Waffen SS jamás hubieran actuado como se les presenta en la película, como tampoco era común observar a los soldados americanos o rusos congregándose en torno a sus tanques, estrategia que , desde luego, no ocurrría nunca  con las Waffen SS. (Los únicos americanos que yo vi en la Batalla de las Ardenas en torno a algo era a un obús autopropulsado que estaba incendiándose).
Además, casi todos los soldados alemanes que aparecen en la película llevanban el cabello a rape, o peor, rasurado del todo algo que evidentemente no corresponde a la realidad. Quizás estaba confundiendo a soldados alemanes con rusos.O quizás, su judería se hace presente en ese asunto, queriendo esbozar una relación directa entre los skinheads de hoy y unidades de la Waffen SS  y otros soldados del Tercer Reich.
También, debieron haber utilizado jóvenes de 18 a 19 años para representar mi unidad, en lugar de personas mayores, ¡La edad promedio, incluyendo a los oficiales de la heróica División Hitler Jugend que peleó en Caen, fue de 19 años!La escena en que un soldado ameicano muestra su medalla con la estrella de David a unos prisioneros de guerra alemanes mientras les dice: “Ich Jude, Ich Jude”, es tan indignante como graciosa. Yo le puedo decir lo que un soldado alemán le hubiera dicho a otro si un incidente como ese hubiese ocurrido: “Ese tío está loco”.
Parece que usted no sabe que, para el soldado alemán en la Segunda Guerra Mundial, la raza, color o religión de cualquier enemigo no era trascendente. Ni lo sabían ni tampoco les importaba.En la escena de apertura de “Rescatando al Soldado Ryan”, movió la cámara de la solitaria tumba judía, hacia las cientos de tumbas con cruces, para descubrir que en algún otro lado había otra estrella de David. Eso es tendencioso.
Yo sé lo que usted quería dar a entender, pero no hacía falta tanto hincapié en el asunto, aunque es natural que esté de parte de las recientes afirmaciones de organizaciones judías, las cuales aseveran que los voluntarios judíos en la Segunda Guerra Mundial sirvieron en mayor proporción que la población en general, y que su sacrificio fue mayor consiguientemente.
Visité el cementerio militar de Luxemburgo en donde el General Patton se encuentra enterrado y conté las estrellas de David en las lápidas. Me impresioné por su ausencia.
Después de la Primera Guerra Mundial, algunos líderes judíos de Alemania montaron la misma patraña: Ellos reclamaron en ese entonces e incluso hasta este día, que doce mil judíos dieron sus vidas por la madre patria, lo cual hubiera hecho que su participación en términos generales, fuese mayor en relación a la demás población, lo cual es falso. Quizás lo de los doce mil participantes sirva como un símbolo: “Desde nuestro punto de vista, hicimos lo suficiente”.
Durante la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente la cuarta parte de la población norteamericana se consideraba, y se considera, germano-americana. Conociendo el fervor patriótico que los germano-americanos tienen por América, podemos asegurar que su porcentaje en las fuerzas armadas fue igual o superior que el de la población en general.
Mi comentario final se ocupa de la presentación del fusilamiento de prisioneros de guerra alemanes inmediatamnte después de combatir un incendio. Una lectura concienzuda de literatura americana especializada en la Segunda Guerra Mundial, indica que dichos incidentes eran mucho más frecuentemente de lo que en general se acepta, y es muy común que dichos excesos contra las leyes aplicables a los beligerantes, sean comunmente justificados con argumentos como: “los soldados americanos se cebaron con los alemanes porque acababan de matar a uno de sus compañeros más queridos”.
En otras palabras, la ira y el crimen de guerra subsecuente, son entendibles, y por tanto justificables ipso facto. En “Salvando al Soldado Ryan” parecía que usted estaba de acuerdo con esta afirmación, al permitir que sólo uno de los soldados, el arquetipo del bien conocido cobarde, dijera que no estaba permitido disparar a prisioneros que han depuesto sus armas.Recuerdo bien que, en enero de 1945, nos sentamos con unos prisioneros de guerra americanos después de una furiosa batalla, y los mismos estaban realmente sorprendidos de que los tratáramos casi como auténticos compañeros, sin mediar ningún rencor.
Si usted quiere saber el por qué de esa actitud, yo se lo puedo decir:  Nosotros no padecimos décadas de propaganda anti enemiga, como si fue el caso de los soldados americanos y británicos, cuyo sentido básico de la caballerosidad brilló por su ausencia a menudo debido a los cientos de películas de guerra anti alemanas, que fueron producidas por sus hermanos raciales.
Para su información: Yo jamás vi siquiera una película de guerra anti americana, puesto que no había un sólo director judío en los estudios UFA 
Sinceramente,
Hans Schmidt


Publicado: abril 21, 2014 | Autor: elsilenciodelaverdad

miércoles, 2 de abril de 2014

Abandonamos las armas, pero no la lucha: las Islas Malvinas son Argentinas

2 de Abril, 1982 - 2014. En un nuevo aniversario de la Guerra de las Islas Malvinas, librada por la Argentina contra el Imperio Británico, sus socios de la O.T.A.N. y algún país sudamericano al que muchos aún se empecinan inocentemente en seguir considerando hermano, los argentinos no olvidamos: ni a nuestros héroes, ni a nuestros enemigos.


lunes, 24 de marzo de 2014

24 de Marzo 1976 / 2014, a 38 años del Golpe Militar en Argentina: Sin complicidad no hubiese sido posible

Las cosas no suceden porque sí...
24 de Marzo 1976 / 2014, a 38 años del Golpe Militar del mal llamado "Proceso de Reorganización Nacional" en la Argentina: Sin complicidad no hubiese sido posible. Memoria.


jueves, 20 de marzo de 2014

Mi bisabuelo, el voluntario en la Guerra de Cuba

Manuel Agromartín en la Guerra de Cuba, 1898.


A principios de 1898, Manuel Agromartín era uno de los tantos españoles que se ganaba -como podía y lo dejaban- el pan diario de cada día trabajando de sol a sol, deslomándose, a destajo y sin descanso en su España natal. No tenía instrucción el hombre, no tenía estudios cursados, ni títulos, ni nada. Sólo tenía un profundo orgullo por su amada España -esa misma que casi no le había dado nada- y agallas.
Por aquel entonces, para aquellos como él, las oportunidades de ser alguien en la vida venían de la mano de jugadas lanzadas, movidas arriesgadas y -muchas veces- heróicas. Defender los intereses de la Corona Española, estaban dentro de las posibilidades.
Manuel era un tipo simple, sin vueltas y con marcadas convicciones. Si había algo que lo identificaba era -a los hechos me remito- su enorme determinación, su entereza, su arrojo físico y su marcada e inocultable postura antinorteamericana.
En enero de 1898, España se negaba a "venderle" Cuba y Puerto Rico a los Estados Unidos. La potencia americana se había venido arrimando a la zona del Caribe bajo dominio español desde hacía mucho tiempo y sus intenciones de arrebatarle esas colonias de ultramar a la Corona estaban más que claras.
La negativa de España a ceder "por las buenas" motivó -para variar- el envío a Cuba del buque de guerra norteamericano "USS Maine" y de esa intimidante situación al conflicto armado con España, hubo un solo paso.

Imagen publicada en el periódico catalán "Campana de Gràcia". 1898.

El "USS Maine" entrando a La Habana, Cuba. Enero de 1898.


Manuel recibió la noticia de un posible enfrentamiento armado con su corazón acelerado. Entre las ganas y el miedo, lo supo: por fin iba a ser alguien. Y lo fue -aunque no necesitaba cargar un fusil para lograrlo-. Los datos de su partida hacia Cuba están algo borrosos. Posiblemente haya llegado hasta las playas de La Habana en el buque español "Cristóbal Colón", pero lo concreto es que dejó todo atrás, las pocas cosas que tenía, sus afectos, amigos y decidió poner rumbo hacia un lejano destino, cargando un pesado fusil, dispuesto a defender a su patria y a jugarse -como siempre- la vida. Eso mismo es lo que hizo.
Las acciones no se hicieron esperar y el hundimiento del "USS Maine" terminó desatando un conflicto en el que España llevó las de perder. No viene al caso relatar la Guerra de Cuba aquí y ahora, no es esa mi intención. El "Desastre del '98", tal como se lo conoce en España significó la pérdida para la Corona Española de sus colonias en América y Asia. Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, pasaron a manos de los norteamericanos y Manuel Agromartín regresó finalmente a su querida Patria con las manos y el cargador de su fusil vacíos, pero con el corazón lleno de orgullo y satisfacción.

El "USS Maine" hundido en Cuba por la marina española.

El buque de guerra español "Cristóbal Colón". Cuba, 1898.


Sus pasos lo condujeron un tiempo después, como a tantos de sus compatriotas, a la Argentina de principios del siglo XX. Allí, con las mismas agallas y la misma pasión que había mostrado en Cuba, esquivando balas y exponiendo el pellejo a cada paso que daba, supo abrirse camino. Lo había logrado, finalmente era alguien y esta vez sin un fusil al hombro.
Nunca supo lo que era doblegarse. Ni en España, ni en Cuba, tampoco en la Argentina que lo había recibido. Sus convicciones se mantuvieron intactas hasta el mismísimo instante del último suspiro en Buenos Aires. Siempre que pudo encontró la manera de manifestarse contra "esos yanquis", de putearlos en siete idiomas.
Nunca dejó de protestar. Esas eran, en definitiva, las nuevas -y únicas- balas que aún podía disparar.

Ese ha sido mi bisabuelo. Ese ha sido Manuel Agromartín...


Marcelo García
Historias Lado B