domingo, 29 de enero de 2012

Ford y General Motors, proveedores de camiones para Hitler

Camión Opel Blitz y soldados alemanes.

Ingrata sorpresa la que se habrán llevado los idealistas soldados razos norteamericanos (que los habíaa y muchos) cuando ni bien ingresados a la Segunda Guerra Mundial, se toparon en los campos de batallas y en las ciudades en las que iban ingresando, con camiones del Ejército nazi alemán marca Ford y Opel (léase General Motors). ¿Cómo podía ser eso posible? Símbolos inequívocos del sueño americano, emblemas de la "Tierra de la Libertad" daban forma a la maquinaria nazi alemana que arrasaba Europa a fuerza de sangre y fuego.
Retomando algo planteado en el post anterior, Henry Ford era uno de esos empresarios norteamericanos ferviente simpatizante del abominable Nacional Socialismo de Hitler desde la primera hora. Su estrecha relación con el Führer se veía coronada y ejemplificada de la más terrible manera con su retrato exhibido en una de las paredes del mismísimo despacho del líder alemán. Ford admiraba a Hitler y Hitler, por su parte, admiraba a Ford. Esa admiración y respeto mutuos (de ambas partes, anteriores a la llegada de Hitler al poder en 1933) hizo posible que, a pesar de que la propaganda norteamericana vomitaba fuego contra Hitler, a espaldas del mundo entero (también del pueblo norteamericano, casi siempre ignorante de todo) se pudieran tejer negocios que hoy no sorprenden a nadie.

Soldados alemanes empujan un camión con el logo de Chevrolet en el frente.

De esa manera Ford y General Motors (a través de su filial alemana, Opel) ya producía en 1939 prácticamente el 70% de los vehículos que se comercializaban en Alemania. Esa producción formidable no se detuvo (todo lo contrario) al dar comienzo la Segunda Guerra mundial y los frutos se vieron en el fragor de la batalla, con los camiones Ford y los famosos Opel Blitz transportando a los entusiastas (no en todos los casos) soldados de las Wehrmacht.
Los directores ocasionales de las plantas fabriles de Ford y General Motors en la Alemania nazi, jamás se opusieron a la transformación de las plataformas de producción en pos de favorecer, a cambio de negocios sin precedentes, a la máquina de guerra alemana de Hitler.

Adolf Hitler y Louis Renault (a su izquierda) en el Salón del Automóvil de Paris de 1937.

A propósito de todo ésto, bueno será recordar lo expresado por el prestigioso investigador Bradford Snell, quien al respecto ha comparado oportunamente la importancia de Suiza y General Motors en los planes expansionistas y bélicos de la Alemania de Hitler. Snell dijo alguna vez que: Alemania pudo haber invadido Polonia y Francia (párrafo aparte merece la relación también estrecha de Louis Renault con Adolf Hitler) sin la complicidad y ayudas ofrecidas desde lo económico y financiero por Suiza, pero jamás hubiera podido hacerlo sin el aporte material de los vehículos de General Motors.
Las evidencias, hoy en día son más que obvias. Henry Ford y en parte Louis Renault (a quien más de un francés considera un verdadero traidor) colaboraron de manera notable para que la maquinaria bélica de Adolf Hitler encontrara gracias a sus modelos (sobre todo de camiones pesados) éxito en su camino a los países invadidos y a las ciudades tomadas en su caravana del terror.
La unión y la fuerza siempre van de la mano y ellos, las tuvieron a ambas.


2 comentarios:

  1. Hola! Estaría bueno que leas "El judío internacional" de H. Ford para que entiendas porque apoyaba al Nacional Socialismo.
    Saludos!

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