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miércoles, 31 de julio de 2013

El Acuerdo de Haavara: Nazis y Sionistas con un mismo y único objetivo en común

 El Acuerdo de Haavara: nazis y sionistas con un mismo objetivo en común.


Cuando se piensa en el Holocausto, irremediablemente la mente trae a primer plano la muerte de millones de personas, víctimas de la barbarie más extrema jamás conocida, caídas bajo el yugo sanguinario e intolerante de la maquinaria bélica nazi. La intolerancia por el otro, la violencia sistematizada, la forma más concreta y tangible de la peor de las miserias humanas en su máxima expresión. El Holocausto que le ha costado la vida a millones de personas desde la llegada al poder en 1933 del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes bajo las órdenes de Adolf Hitler es el símbolo inequívoco de la enorme distancia que puede recorrer el ser humano a la hora de menoscavar y despreciar la vida de sus semejantes. Se ha llegado muy lejos, tal vez tan lejos, con tantas consecuencias y con tanta gravedad como pocas veces se haya visto antes y después.
La "historia oficial" se ha encargado de determinar quienes estaban de un lado y quienes estaban del otro. Haciendo gala de una más que discutible seguridad sobre quienes han sido víctimas excluyentes y victimarios indiscutidos, el relato oficial (siempre fogoneado por uno de los bandos) ha puesto la mirada y ha cargado todas las culpas sobre el nazismo y en eso, algo (mucho) de verdad hay, sin lugar a dudas. Pero ya la "historia real" se ha encargado tantísimas veces de demostrarnos que las cosas no siempre son como se cuentan y se difunden y que siempre (irremediablemente siempre) hay otra campana para escuchar, la cual (generalmente) trae un sonido muy diferente...Por lo general la "historia oficial" no es precisamente mentirosa, sino tan sólo incompleta...

El Holocausto con sus terribles y lamentables consecuencias no es un tema sencillo de abordar. No lo fue en su momento, no lo es ahora y nunca lo será. Es que hay millones de vidas en medio, de quienes perecieron ante la barbarie y de quienes los han sobrevivido o son directos descendientes de aquellos, y es entonces cuando se hace necesario ir entre algodones y tener el pulso de un verdadero cirujano al hablar del tema. Con el dolor, la vida y la muerte no se puede ser imprudente, pero, dadas las circunstancias, y como la "historia oficial" se las ha arreglado perfectamente a lo largo de los años para desviar nuestra atención y hacernos creer lo que a los historiadores oficiales se les ha ordenado escribir, se hace necesario separar la paja del trigo y darse cuenta que no todos los "malos" de la historia han estado siempre de un lado y todos los "buenos" del otro. Muchas veces se han mezclado. Muchas otras ha sido imposible identificar a unos y a otros. Y muchas otras tantas veces... simplemente han sido practicamente lo mismo.

Cuando los nazis "tomaron el poder" el 30 de enero de 1933 muchos de los postulados del Nacional Socialismo ya estaban más que claros, sabidos y hasta aceptados de antemano por una muy considerable porción de la sociedad alemana y también por varias otras sociedades que la "historia real" se empecina en seguir identificando como benefactoras, libertarias, civilizadas y progresistas. Los alemanes no se despertaron de un día para el otro con el caño humeante de una pistola nazi apuntando a su cabeza. Las "democracias occidentales" tampoco. Y los pueblos o naciones que aún no tenían un territorio propio, tampoco. Nadie fue tomado por sorpresa en aquella Alemania que buscaba desesperadamente, y desde finales del Siglo XIX, un líder, un conductor, de mano dura, que no dudara y que se convirtiera en ese "enviado" que fuera capaz de enderezar el rumbo de la agitada vida alemana y fuera el protagonista indiscutido de un "liderazgo heróico", por no hablar de las nefastas y mentirosas cuestiones raciales. Adolf Hitler supo encarnar de manera inmejorable (lamentablemente) a ese "mesías" que la "providencia" y la historia ancestral del pueblo alemán "exigían", pero nadie, absolutamente nadie podía decir que Hitler había sido producto de la generación espontánea. El mito de Hitler ya había quedado establecido aún antes de la llegada al poder y las potencias occidentales estaban muy al corriente de lo que pasaba en Alemania, incluso fomentándolo y financiándolo. Pero no sólo las grandes potencias occidentales veían con "buenos ojos" el surgimiento del nazismo. No sólo las naciones establecidas y las ya existentes veían que el excabo de la Primera Guerra Mundial podía llegar a ser útil a sus objetivos ulteriores y sus propósitos. Allí también, dentro de ese grupo que compartía increíblemente (sí: compartía) algunos postulados de Hitler respecto de la cuestión racial, estaban también los Sionistas.

En la Alemania nazi, alguna vez un encumbrado dirigente alemán sionista dijo que "el sionismo, cuyo mundo está circunscrito al nacionalismo judío, siempre es capaz de asimilarse a los términos políticos de los países en los que opera". Para poder comprender de qué hablaba ese dirigente del sionismo, el mejor y más contundente ejemplo ha sido la ZVD, Zionistische Vereinigung für Deutschland (Federación Sionista de Alemania).
La ZVD se "adaptó" a las políticas e ideas del recién ascendido régimen nazi, como ninguna otra institución u organismo en la Alemania de Hitler. Las asombrosas similitudes y coincidencias ideológicas entre la ZVD y el Nacionalsocialismo, el racismo "Völkisch" (1) común a las dos partes y (lo que no es menos importante para el caso) la profunda convicción mutua de que Alemania no podría ser nunca la patria de "sus" judíos, llevó a la ZVD a cerrar filas con los nazis y, en definitiva, sellar un asombroso acuerdo que no fue otra cosa más que una verdadera traición y casi una nueva clase de genocidio contra los judíos que por diversos motivos (todos atendibles) no estaban dispuestos a abandonar "su" Alemania. Hitler no consideraba alemanes a la gente de religión judía y la ZVD (los sionistas) no concebían que los judíos se considerasen alemanes. Las alarmantes coincidencias en su máximo nivel.

Mientras tanto Hanotea (en hebreo, הנוטע), una compañía sionista de plantaciones de cítricos, se interesó en mayo de 1933 por la posibilidad de transferir capital de Alemania a Palestina. Hanotea sirvió para ayudar a los judíos alemanes inmigrados a Palestina como parte del movimiento sionista. Por un acuerdo establecido con el gobierno alemán, Hanotea se haría con dinero de los futuros inmigrantes, y entonces luego usaría este dinero para comprar bienes alemanes. Estos bienes, junto con los inmigrantes, serían entonces enviados a Palestina. En Palestina, los comerciantes de importaciones comprarían los bienes de los inmigrantes, liquidando sus inversiones. Este acuerdo pareció funcionar bien, y marcó el camino para el posterior "Acuerdo de Haavara". Relacionado con Hanotea estaba un judío sionista polaco, Sam Cohen. Representó los intereses sionistas en las negociaciones directas con los nazis establecidas desde marzo de 1933.


La medalla con la svástica y la estrella sionista en cada cara. En 1934, para conmemorar el viaje del barón Leopold Itz Edler von Mildenstein a Palestina, Goebbels mandó acuñar esta medalla. Del lado de la estrella decía en alemán: EIN NAZI FÄHRT NACH PALÄSTINA (Un nazi viaja a Palestina); y del lado de la svástica, UND ERZÄHLT DAVON IM ANGRIFF (Y se lo narra en el Angriff). Por esa misma época ya estaba en funcionamiento el Acuerdo Haavara entre el Gobierno del Tercer Reich y el Sionismo Laborista de Ben Gurion.


De este modo, Kurt Tuchler (2), miembro del Ejecutivo de la ZVD, persuadió al barón Leopold Itz Edler von Mildenstein (3), de las SS, para que escribiera un texto prosionista para la prensa nazi. El barón aceptó a condición de visitar primero Palestina, de modo que, dos meses después de que Hitler llegara al poder, Tuchler, el barón y sus respectivas esposas marchaban hacia allá, donde von Mildestein permanecería seis meses antes de retornar para escribir sus artículos. (4)

Poco tardaron nazis y sionistas en rubricar ese "acuerdo ideológico". Apenas unos meses después de haber llegado al poder el nazismo, las autoridades nacionalsocialistas del Tercer Reich firmaban el 25 de Agosto de 1933 el "Acuerdo de Haavara" (5) (Acuerdo de Traslado) con la cúpula del Sionismo. Tras apenas tres meses de negociaciones y ajustes finales, la ZVD, Zionistische Vereinigung für Deutschland (Federación Sionista de Alemania); el BancoLeumi (6) bajo las órdenes y directivas directas de la Agencia Judía para Israel y las autoridades económicas del Tercer Reich se ponían absolutamente de acuerdo: los judíos no podían, ni debían, estar en Alemania y su destino estaba en Palestina. Para los nazis los judíos eran seres despreciables y para la ZVD, Zionistische Vereinigung für Deutschland, los judíos que no "aceptaban" irse de Alemania eran, sin más vueltas, unos traidores. Se "gestaba" de un modo inpensado el nacimiento del futuro Estado de Israel.
 No fue sencillo implementar el "acuerdo" nazi-sionista.
La ecuación era sencilla: cada persona que era "invitada" a trasladarse a Palestina (por un bando o por otro) se consideraba sin lugar a dudas "alemana de religión judía" y no simplemente "judío alemán" y así las cosas no eran muchos los que estaban dispuestos a "seguirles el juego" por un lado a los nazis que los despreciaban y por otro lado a los sionistas que (si no aceptaban irse de Alemania) los consideraban traidores a la causa de la creación futura del Estado de Israel. A pesar de las complicaciones y los inconvenientes, no fueron pocos los judíos que emprendieron rumbo hacia Palestina de esa manera. Si bien el "Acuerdo de Haavara" se presentaba como una "ayuda" para que los judíos pudieran salir de Alemania, lo concreto es que miles de personas se vieron forzadas a hacerlo dejando sus pertenencias en territorio alemán (si bien luego se podrían recuperar transfiriéndolos a Palestina como bienes alemanes). 60.000 judíos emigraron desde la Alemania nazi hacia Palestina "gracias" al acuerdo entre la cúpula sionista y los nazis, llevándose con ellos (en total) la suma de 100 millones de dólares de aquella época (casi 1,8 billones de dólares en la actualidad), lo cual "colaboró" de manera asombrosa a la "causa" de la creación del Estado de Israel.

Otro de los principales "fogoneros" del acuerdo entre nazis y sionistas fue Haim Arlosoroff.
Vitaly Viktor Haim Arlozoroff (en hebreo: חיים ארלוזורוב‎ Haim Arlozorov (Romny, (Ucrania), 1899 - 16 de junio de 1933), conocido como Haim Arlozoroff, fue un líder sindicalista, poeta y político de origen ucraniano, que fue miembro directivo de la Agencia Judía para Israel y responsable de sus relaciones políticas. Sionista convencido, defendió un Estado de Israel y el retorno de los judíos a la Tierra de Israel. Educado en Alemania, allí conoció a la futura Magda Goebbels, amiga de su hermana. Entablará con ella una relación amorosa que se disolverá por el primer matrimonio de ella, aunque las dificultades que se irían produciendo en este les llevarían a unirse de nuevo. Emigró al Mandato Británico de Palestina en 1921. Activista del Movimiento de los trabajadores, Arlozoroff representó al Partido Laborista Israelí en numerosas conferencias internacionales y congresos sionistas. Aunque bastante moderado en su concepción del enfoque político respecto del expresado por el gobierno mandatario británico, en relación con la manera de administrar la cuestión árabe y en su manera de poner en práctica el proyecto sionista, no tuvo problemas en expresar la idea de una revuelta judía para apoderarse, por la fuerza, de los territorios destinados al futuro Estado judío. A propósito de los árabes, dijo que no era verdad que todo lo que era malo para los árabes fuese bueno para los judíos, ni que fuese verdad que todo lo bueno para los árabes fuese malo para los judíos. Fue asesinado cuando se paseaba con su mujer Sima en una playa de Tel Aviv, el 16 de junio de 1933. No se pudo detener a ningún sospechoso, aunque se rumoreó que Joseph Goebbels pudo tener algo que ver. Pero ese es otro tema.

Volviendo a los alcances y al "éxito" logrado con el "Acuerdo de Haavara" resulta notable que la reacción de los judíos alemanes siguió estando lejos de lo esperado por nazis y sionistas. No muchos estaban dispuestos a dejar su tierra, su hogar, sus afectos, su trabajo seguro, sus lazos familiares. Después de todo ellos eran alemanes de religión judía, ni más ni menos. El Sionismo veía con muy malos ojos aquella reticiencia a irse de Alemania, tras lo cual su "sugestivo silencio" durante muchos años ante los crímenes del nazismo contra los judíos resulta como mínimo "cómplice de las atrocidades nazis". Según ellos "bien muertos estaban los judíos que no aceptaban irse a Palestina".
Se dio también en reitreradas oportunidades la situación de rechazo de los buques que llegaban hasta Palestina colmados de judíos que buscaban llegar a su "nuevo hogar". No hay que dejar de mencionar que Palestina era por aquel entonces un dominio británico y así las cosas la corona había dejado muy en claro que tan sólo se aceptaría una muy baja cantidad de judíos en Palestina. No muchos países aceptaban a aquellos barcos con judíos que tampoco podían recalar en Palestina. Por más que se hayan llenado la boca, las "democracias" occidentales y muchísimos otros países se negaron sistemáticamente, una y otra vez, a "aceptar" judíos. El racista era el sanguinario de Hitler, pero ellos se negaban a recibirlos.


David Ben Gurion y un documento relativo al Acuerdo de Haavara.


Pero las "trabas" para los judíos que se decidían a emigrar desde Alemania y eran permanentemente rechazados no sólo llegaban de las autoridades de esos países, sino que también encontraban un "inesperado" escollo desde las mismas filas sionistas (corroborando que para el Sionismo y en particular la ZVD, los judíos "debían ir sí o sí a Palestina" y en caso contrario "que se atengan a las consecuencias"). Como muestra de la radical postura sionista es aconsejable recordar lo que decía al respecto uno de los próceres indiscutidos del Estado de Israel: David Ben Gurion.
En 1938, tras la "Kristallnacht" (Noche de los cristales rotos) en Alemania, con el descarnado, sanguinario y criminal pogromo contra los judíos, Gran Bretaña pretendió "poner paños fríos" a la complicada situación de la emigración "indeseada" de los judíos hacia Palestina y ofreció que miles de niños judíos fueran enviados directamente a las islas británicas. David Ben Gurion se opuso fervientemente a ese plan británico y de inmediato convocó a una reunión de emergencia de dirigentes sionistas laboristas para el 7 de Diciembre de 1938.  En esa histórica (y no muy difundida) oportunidad Ben Gurion declaró sin remordimientos lo siguiente:
"Si yo supiera que es posible salvar a todos los niños de Alemania llevándolos a Inglaterra, y sólo a la mitad de ellos trasladándolos a Eretz Yisrael (7), optaría por la segunda alternativa. Porque debemos sopesar no sólo la vida de estos niños, sino también la historia del Pueblo de Israel.”(*).
Tras el rechazo del laborismo sionista y tras la criminal declaración de Ben Gurion, la política de Gran Bretaña sobre la aceptación de inmigración judía a Palestina se endureció y radicalizó aún más. Los judíos debían olvidarse de llegar a su tierra prometida, en la Palestina británica, tampoco había lugar para ellos.
Diez días después de aquellas hirientes declaraciones, Ben Gurion volvió a la carga con otras palabras que nunca deberían ser olvidadas. Ben Gurion le advertía al Ejecutivo Sionista:
“Si los judíos tienen que elegir entre los refugiados, salvando a los judíos de los campos de concentración, o colaborando con un museo nacional en Palestina, la compasión se impondrá y toda la energía del pueblo será canalizada para rescatar a los judíos de diversos países. El sionismo será eliminado de la agenda, no sólo de la opinión pública mundial, en Gran Bretaña y Estados Unidos, sino en la opinión pública judía de todas partes. Si permitimos una separación entre el problema de los refugiados y el problema palestino, estamos arriesgando la existencia del sionismo.”(**)

Más claro, imposible.

Fueron 6 millones de víctimas.
Pudieron haber sido muchas más. Los nazis habían dejado sus imborrables huellas en la historia, concretando uno de los capítulos más oscuros, lamentables e irreversibles de la historia de la humanidad. Pero no estuvieron solos. Como ya se ha dicho, no todos los "malos" estuvieron de un lado y no todos los "buenos" estuvieron del otro, muchas veces se han juntado, se han mezclado, se mimetizaron e incluso se se han llegado a confundir. Y en esa mezcla de agrios ingredientes fueron parte fundamental los sionistas que, mal que les pese a muchos, han sido los principales socios y los más interesados colaboracionistas con la barbarie nazi del Tercer Reich en todo lo relacionado con la salida de los judíos.
En 1948, con Ben Gurion a la cabeza, comenzaría otra historia...

Referencias:
(1): De völkisch un término alemán que, aunque literalmente significa ‘folklórico’, ‘popular,’ tiene connotaciones de ‘nacionalista’, ‘racista’, ‘conservador’, ‘derechista’.
(2): Kurt Tuchler (1894-1978), murió en el Estado de Israel como un buen sionista. 
(3): Leopold Itz Edler von Mildenstein (1902-¿?), a pesar de haber pertenecido al Servicio de Seguridad de las SS a las órdenes de Heydrich, después de la guerra no fue investigado ni juzgado y continuó viviendo en Alemania occidental. En 1954 von Mildenstein visitó los EE.UU. En diciembre de 1956, se supo que había sido contratado por el gobierno egipcio de Gamal Abdel Nasser para trabajar en la radio ‘La Voz de los Árabes’. En junio de 1960, luego de la captura de Eichmann por agentes del Mossad en Buenos Aires, von Mildenstein anunció públicamente que había estado trabajando para la CIA, alegación que no fue negada por el organismo de inteligencia estadounidense (cfr. Richard Breitman, Norman J.W. Goda, Timothy Naftali and Robert Wolfe, U. S. Intelligence and the Nazis. Cambridge: Cambridge University Press, 2005, pp. 342-343). En 1964 se lo vio por última vez. Luego desapareció. Se especula sobre su eliminación por agentes de la CIA o el Mossad para evitar filtraciones embarazosas.
(4): Jacob Boas, “A Nazi Travels to Palestine”, History Today. London, January 1980, p. 33.
(5): Acuerdo de Haavara: en hebreo, הסכם העברה, transliterado como «heskem haavara» y traducible literalmente como «acuerdo de traslado»
 (6): El Banco Leumi (en hebreo: בנק לאומי‎, Banco Nacional) es un banco israelí. Fue fundado en Londres con el nombre de Anglo Palestine Company el 27 de febrero de 1902 por miembros del movimiento sionista, con la finalidad de promover la industria, la construcción, la agricultura y la infraestructura en Palestina.
(7): En hebreo, ‘Tierra de Israel” (Palestina). 
 
Fuentes de consulta:
http://nazismosionismo.blogspot.com.ar
"Los secretos de Hitler" (Abel Basti - Sudamericana - 2011)
"Historia de la solución final" (Daniel Rafecas - Siglo XXI - 2012)
http://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdo_Haavara
http://es.wikipedia.org/wiki/Haim_Arlosoroff
(*):  Yoav Gelber, “Zionist Policy and the Fate of European Jewry (1939-42)”, Yad Vashem Studies, vol. XX, p. 199.
(**): Ari Bober (ed.), The Other Israel: The Radical Case Against Zionism. Garden City, New York: Anchor Books, 1972, p. 171.