Restos de un U-boot alemán fueron descubiertos en el fondo marino frente a Costa Bonita y Arenas Verdes. Documentos desclasificados sacan a la luz la historia.
La llegada de submarinos alemanes a las costas de la República Argentina es todavía un tema tabú. Desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial y durante los primeros días de la posguerra, los relatos sobre los convoyes de U-Boots nazis estuvieron a la orden del día y fueron la comidilla de fabuladores, autoridades, curiosos, no pocos improvisados y -sobre todo- rigurosos investigadores. Pero no se trata de una leyenda o historia fantástica, y esto es posible afirmarlo gracias a la valiosa información que da cuenta de ello.
Es la divisoria de aguas. Entre la fantasía y la realidad, no solo están los documentos desclasificados (que son muchos y muy detallados); sino también otras importantes y reveladoras evidencias físicas.
Más allá de la documentación y de la cantidad de datos recopliados a lo largo de los años, incluso en diarios de la época, tambien está el trabajo de "Eslabón Perdido": un grupo multidisciplinar que desde hace un tiempo -y a instancias de Abel Basti- se lanzó a la búsqueda de esos legendarios submarinos nazis furtivos en las costas de Argentina.
El hallazgo de los restos de una nave en el fondo marino frente a las costas de Costa Bonita y Arenas Verdes (a unos 11 kilómetros de la ciudad de Necochea y de Quequén, al sur de la Provincia de Buenos Aires) confirma, de manera concreta, que la llegada al país de los U-Boots nazis, lejos está de ser solo un mito.
La inspección se llevó a cabo en posición geográfica Latitud 38º 35,859′ S y Longitud 058º 35,829′, y lo que se encontró es sorprendente: una estructura metálica de 80 metros de largo por 10 metros de ancho, con torreta y periscopio fácilmente identificables. El trabajo de peritaje estuvo a cargo del ingeniero naval Juan Martín Canevaro (Matrícula Nº482 del CPIN) y Andrés Cuidet. También se contó con el informe presentado por la Liga Naval Italiana (con sede en Foggia, Italia).
Los análisis posteriores arrojaron un resultado que no deja dudas: se trata de un submarino de origen alemán, de la Segunda Guerra Mundial, que fue autohundido (con cargas explosivas, ya que se advierten dos grandes huecos producto de las explosiones) para evitar que sea descubierto.
El Servicio de Hidrografía Naval reconoció que el naufragio de la nave jamás estuvo registrado, y recién fue incorporado a las cartas náuticas el 1° de julio de 2022, como resultado de las evidencias presentadas por "Eslabón perdido".
La historia detrás de la llegada
Documentos desclasificados de la Marina argentina redactados a partir de julio de 1945 dejaron en evidencia el enfrentamiento entre efectivos proaliados y germanófilos (admiradores de lo alemán) de la Fuerza Naval. A su vez desnudaban el preciso sistema de captación de mensajes que permitía liberar las zonas, levantar los patrullados o informar a los comandantes de los U-Boots nazis de las medidas adoptadas para detenerlos.
Mientras muchos detractores (muy posiblemente cómplices de estas maniobras) buscaban aseguraban que los submarinos nazis no tenían suficiente autonomía para llegar desde Europa hasta el Mar Argentino, la realidad demostró lo contrario con la llegada (rendición incluída) a la base naval de Mar del Plata de los submarinos U530 y U977, el 10 de julio y 17 de Agosto de 1945 respectivamente.
Los días 17 y 18 de julio el capitán Isaac Jorge Rojas (jefe proaliado de la Secretaría de Marina de Guerra) fue instruido sobre el avistaje de submarinos alemanes frente a las costas de San Clemente del Tuyú, una situación de alarma rápidamente neutralizada el día 21, cuando las Escuadras de Río y Mar recibieron la comunicación del vicealmirante Héctor Vernengo Lima ordenando en forma terminante “levantar patrullado de la costa marina”.
La intervención de Vernengo Lima merece una mención especial: con su orden estaba alentando el éxito de las misiones de los U-Boots que llegaban a las costas bonaerenses.
La denuncia de otro avistaje frente a las costas de Copetonas el día 23, sumada al informe presentado por el capitán de navío Luis F. Merlo Flores desde la base naval de Puerto Belgrano advirtiendo sobre el grave problema que enfrentaba la fuerza naval dada la captación de sus mensajes en código, agregó nuevas complicaciones. Según ese radiograma, el descifrado de las comunicaciones que ponían en preaviso a los comandantes de los U-Boots se llevaba a cabo desde Uruguay.
Llegada de submarinos nazis al Mar Argentino. Documentos desclasificados de la Armada Argentina. Archivo personal del autor.
La información echó más leña al fuego tras ser cotejada por agentes del Buró Federal de Investigación (Federal Bureau of Investigation, FBI) apostados en Montevideo, que hicieron saber a John Edgar Hoover (director del FBI) que “Hitler y Eva Braun están en la Argentina”,(1) de acuerdo a lo expresado el 26 de julio en un paper del Bureau. Una de las primeras consecuencias fue la recomendación hecha por el capitán de navío Ernesto R. Villanueva a Vernengo Lima, diciéndole que “se estima conveniente el cambio de las claves utilizadas en los mensajes”, sin advertir que era justamente él mismo quien había ordenado levantar los controles marítimos y permitir el éxito de las misiones de la llamada "Aktion Feuerland" (Operación Tierra del Fuego) de los nazis.
Tras la serie de avistajes, se determinó desde los Estados Unidos enviar a la Argentina una comisión de oficiales navales. A las cinco llegadas de U-Boots entre el 10 y el 25 de julio de 1945, el día 27 se sumó otra más en Necochea, más precisamente entre Quequén y Costa Bonita; que derivó en un operativo frente a la entrada de la Estancia Moromar (propiedad de la empresa "Safico", relacionada con el lavado de dinero nazi en el país), donde un grupo de efectivos policiales fue repelido a los tiros por alemanes armados que los aguardaban ocultos en inmediaciones del lugar.
La enorme estancia, aún existente, era un lugar ideal no solo para ocultar a un personaje de suma importancia (se cree que presumiblemente Adolf Hitler), sino también para espacar en el marco de la más estricta seguridad. Su doble pista de aterrizaje permitía el movimiento de aviones de gran porte, entre ellos los enormes Junkers de firmas alemanas que operaban en la Argentina (los mismos con los que el Führer nazi se movilizaba por Alemania).
Dada la ubicación de los restos del sumergible hundido, recientemente descubierto, se cree -en efecto- que podría tratarse de la nave descripta en este último caso.
Para sorpresa de los desprevenidos policías que participaron del enfrentamiento de julio de 1945, al día siguiente la cúpula policial con asiento en la ciudad de La Plata emitió un comunicado en el que ordenaba que “la búsqueda de alemanes en la zona quedara sin efecto”.
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Referencias:
(1) Radiograma N.º 247 enviado el 26 de julio de 1945 por agentes del FBI desde Montevideo (Uruguay) a John Edgar Hoover (Director del FBI).
Nota original: https://www.canal26.com/historia/submarino-nazi-hundido-en-necochea-la-historia-detras-de-su-llegada--329392
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