miércoles, 28 de marzo de 2012

Un micrófono indiscreto entre Obama y Medvedev durante la Cumbre de Seguridad Nuclear


La Cumbre de Seguridad Nuclear realizada en Seúl, capital de Corea del Sur,  por estas horas podrá devenir en determinaciones que poco y nada mejorarán la vida de la gente común. Todo seguirá igual para un mundo que sigue viendo como los líderes del nuevo orden mundial hacen y deshacen a su antojo, casi como siempre ha sucedido...
Lo ocurrido entre Barack Obama, presidente de Estados Unidos, y su colega ruso, Dimitri Medvedev es una muestra más de la irresponsabilidad con la que muchos poderosos del mundo se toman las cosas y una clara demostración de lo poco que importan los habitantes del planeta.
El lunes 26 de marzo de 2012, instantes previos a que se "encendieran las cámaras" y pusieran su mejor cara de poker vomitando las típicas declaraciones formales de siempre, Obama y Medvedev no advirtieron que los micrófonos estaban abiertos... y entonces todos pudimos escuchar lo que se decían acerca del tema del escudo antibalístico, uno de los importantes temas tratados en la cumbre.

Este  ha sido el diálogo:
Obama: "Esta es mi última elección. Después de mi elección tendré más flexibilidad".

Medvedev: "Lo comprendo. Transmitiré esta información a Vladimir" (en referencia al presidente electo Vladmir Putin).

(Léase: "Hagamos una cosa y digamos otra... total, nadie nos escucha...")



La conversación fue grabada por la cadena televisiva norteamericana ABC.
Ahora sí, señoras y señoras... hagan sus preguntas Obama responderá oficialmente lo que todos quieren escuchar...

domingo, 25 de marzo de 2012

Un tibio llamado tras el asesinato de Robert Kennedy

Robert Kennedy ya mortalmente herido, sostenido por Juan Romero.

A las 12:15 hs. del 5 de junio de 1968 resonó un disparo en el pasillo que llevaba a la cocina del Hotel Ambassador, en la ciudad de Los Angeles. El pánico y la desesperación se apoderaron de los presentes en el lugar, quienes acababan de vitorear a Robert Kennedy apenas cuatro horas después de haberse consagrado en las elecciones primarias demócratas en California, cosa que le aseguraba el camino a la Casa Blanca.
El jefe de seguridad de Kennedy, era William Barry, un exagente del FBI, acompañado por otros dos guardaespaldas no oficiales (una custodia sugestivamente escueta para un futuro contendiente al sillón de  la oficina oval...). La gran cantidad de gente presente hizo que los planes de "evacuación" de Robert Kennedy se modificaran y el candidato demócrata optó por seguir al maitre del lugar por una salida que lo llevaría por la parte trasera.
Sirhan Sirhan, era un inmigrante palestino que logró escabullirse entre "tanta seguridad" y al acercarse a Kennedy, disparó en dos oportunidades las balas que se encontraban en el cargador de su revólver calibre 22 Iver-Johnson Cadet. El senador cayó pesadamente al suelo y Barry trató de consolarlo colocándole un abrigo debajo de su cabeza a modo de almohada. De inmediato Barry se percató del balazo en la cabeza y la gravedad de las heridas producidas... Varios lograron golpear y detener al asesino, mientras Juan Romero, un testigo "privilegiado" del hecho le sostenía la cabeza al infortunado Kennedy a punto de morir. La última pregunta de Kennedy se dejó escuchar: "¿Están todos bien?"... "Sí, todo va a salir bien" -le respondía Romero.

Lo que no iba a salir bien era el pedido de auxilio desde el hotel a la policía... Dos empleadas del Hotel Ambassador intentaron conseguir la llegada de la policía al lugar pero, del otro lado de la línea, la reacción dejó mucho que desear.
En el video a continuación, parte de las imágenes del asesinato y la grabación del sugestivo llamado telefónico... ¿Es que... había que dejarlo morir?



jueves, 22 de marzo de 2012

Conferencia de Yalta: el día que Roosevelt, Churchill y Stalin se repartieron del mundo

Churchill, Roosevelt y Stalin sonríen satisfechos tras repartirse el mundo en Yalta.

Yalta, península de Crimea, sur de Ucrania a orillas del mar Báltico. Febrero de 1945. La segunda guerra mundial estaba llegando a su fin, Adolf Hitler preparaba su escape disfrazado de suicidio y "Los Tres Grandes" se reunían para repartirse las pertenencias del difunto, cuando su cuerpo aún estaba caliente...
"Los Tres Grandes", como ellos mismos se hacían llamar, eran Winston Churchill (Primer ministro británico), Franklin D. Roosevelt (Presidente de Estados Unidos) y José Stalin (Dictador de la Unión Soviética) y se habían reunido con único y claro objetivo: repartirse el mundo de posguerra.
Atrás quedaban muchas de las atrocidades (propias y ajenas) de una de las peores guerras de la historia de la humanidad. Atrás quedaban las enormes diferencias aparentes en los campos de batalla entre más de uno de los tres protagonistas de esta reunión. No importaba ya si Stalin era un criminal con portación de poder absoluto, no importaba el cinismo y las mentiras constantes de Churchill y tampoco importaban los atropellos norteamericanos. Ese día, "Los Tres Grandes" estaban, en definitiva, delineando el "Nuevo Orden Mundial"...

Tras la conferencia de Yalta, los "vencedores" de la guerra determinaron entre otras cosas: una serie de acuerdos referidos a los nuevos límites de Europa, en especial los referidos a Polonia. También se decretó la creación de las Naciones Unidas, un organismo claramente hecho a medida y manejado por las potencias victoriosas y finalmente se determinó el "reparto" de Alemania, dividiendo al país en cuatro zonas, cada una dominada por tropas de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión Soviética.

Pero por sobre todas las cosas, la reunión iniciadora del "Nuevo Orden Mundial" apuntaba a desactivar y desmembrar por completo al proletariado alemán, siempre tan proclive a ser el más ordenado y organizado de Europa...La "desnazificación" de Alemania era un buen pretexto para meter mano allí.
Resultará muy llamativa la tranza perpetrada por los líderes del comunismo y los amos capitalistas. Los aliados (que aunque suene increíble aún contaban en sus filas a Rusia...) acordaron dividir (repartirse) Europa en dos zonas de influencia: Europa oriental quedaba en manos de Stalin, quien se comprometió a mantener el capitalismo instalando gobiernos "de unidad nacional" en conjunto con las burguesías establecidas sin avanzar sobre la expropiación de bienes. Por el lado de Europa Occidental, todo quedaba bajo el ala norteamericana con el agregado de la reconstrucción de las zonas devastadas, también a cargo de Estados Unidos y sus empresas. Stalin por su lado se comprometió también a que los partidos comunistas de Francia e Italia frenaran automáticamente su lucha armada y colaboraran de alguna manera con la "reconstrucción" liderada por Estados Unidos y sus socios.
Con este impensado gesto, Stalin, desarticulaba absolutamente los incipientes procesos revolucionarios y obreros en esas zonas de Europa. Stalin firmaba de ese modo la "salvación" del capitalismo y se hacía cómplice (otra vez) de la "repartija mundial" que era la antesala de un nuevo negocio: la guerra fría.

martes, 20 de marzo de 2012

Martin Luther King y su último discurso contra... Coca-Cola

Martin Luther King durante su último discurso en Memphis.

El 3 de abril de 1968, Martin Luther King Jr. daba el último discurso de su vida en el principal centro de reunión de la "Iglesia de Dios en Cristo", Mason Temple (Memphis, Estados Unidos). El pastor estadounidense de la Iglesia Bautista llevaba adelante en los Estados Unidos una labor crucial al frente del Movimiento por los Derechos Civiles para los afroamericanos, además de expresarse en reiteradas oportunidades en contra de la guerra de Vietnam, la pobreza y la desigualdad fundamentalmente.
Martin Luther King Jr. no se desentendía de nada y no le importaba ser "políticamente incorrecto" llegando hasta el fondo mismo de los problemas que aquejaban por entonces a la racista sociedad norteamericana.

Entre los varios problemas que oprimían a los negros en los Estados Unidos estaban el trato, las condiciones de trabajo y las políticas de contratación de los mismos en la fábrica de Coca-Cola en Memphis (Sólo por nombrar uno...). Los trabajadores negros de la planta recibían un trato totalmente distinto al de los blancos y sus derechos, por supuesto, eran prácticamente inexistentes comparados con los de los "norteamericanos puros".

Esa noche, la del 3 de abril, en un pasaje de su (a la postre) último discurso, dedicó precisamente unos párrafos al gigante de la bebida efervescente.
Dijo en un momento Luther King:
"Y así, como resultado de ésto, te pedimos esta noche, salir y decirle a tus vecinos que no compren Coca-Cola en Memphis. Díles no comprar la leche Sealtes. Díles que no compren - ¿Cuál es el otro pan?... Wonder Bread. ¿Y cuál es la otra compañía de pan, Jesse (N. de R.: Jesse Jackson)? Diles de no a comprar el pan de Hart. Como Jesse Jackson ha dicho que, hasta ahora, sólo los pordioseros han estado sintiendo el dolor, ahora debemos redistribuir el dolor. Estamos eligiendo a estas empresas porque no han sido justas en sus políticas de contratación, y las estamos eligiendo porque pueden iniciar el proceso de decir, que van a apoyar las necesidades y los derechos de estos hombres que están en huelga". 

Martin Luther King se había metido con uno de los emblemas del poder norteamericano establecido. Al día siguiente, 4 de abril de 1968, mientras se encontraba en un balcón del Lorraine Motel, lugar en donde se hospedaba, un balazo terminó con su vida a las 18:01 hs. de aquella conmovedora jornada.
Las últimas palabras de Martin Luther King mientras agonizaba en el suelo fueron dirigidas al músico Ben Branch, quien iba a presentarse esa misma noche en una reunión a la que también asistiría King: "Ben, prepárate para tocar "Precious Lord, Take My Hand" (Señor, toma mi mano) en la reunión de esta noche. "Tócala de la manera más hermosa".

El poder real de los Estados Unidos tenía (según su criterio) a partir de ese momento un problema menos.


lunes, 19 de marzo de 2012

Las profecías de San Malaquías y el último Papa: Pedro el Romano está entre nosotros


Profecías. Visiones. Lemas que adelantaban lo que estaba por venir. San Malaquías, un arzobispo católico irlandés de la ciudad de Armagh, que vivió entre los años 1094 y 1148, hizo gala y gran manejo de todas esas cosas y dejó para este mundo una serie de frases que muchos consideran proféticas.
Las profecías de San Malaquías están allí, soportando el paso de los años y confirmándose año tras año, dejando sin habla y sin aliento a más de uno. ¿Y sobre qué profetizaba San Malaquías para que debamos prestarle tanta atención?... de los Papas de la Iglesia Católica Apostólica Romana, ni más ni menos.

San Malaquías adelantó por escrito los nombres, procedencias y destinos de todos y cada uno de los Papas católicos comenzando con Celestino II en el año 1143 y culminando sus profecías con el Papa que sucedería a Benedicto XVI. La curiosidad sobre las profecías de San Malaquías es que al hablar del Papa que sucederá a Benedicto XVI, dice que ese será el Sumo Pontífice que manejaría los destinos de la Iglesia y presenciará su final. Muchos interpretan a esta afirmación como el final de la Iglesia como institución terrenal, mientras que otros creen que en realidad se habla del fin del mundo. Día a día cobra más fuerza la primera de las hipótesis.

Veamos que dijo San Malaquías. El Santo católico hizo referencia a 112 Papas en total y, hasta ahora, en todos y cada uno de los casos, acertó. Precisamente el relato 112 de sus profecías, hace referencia al Papa que sucederá en el trono Vaticano a Benedicto XVI, diciendo lo siguiente:
“In psecutione extrema S.R.E.sedebit. (S.R.E. = Sacræ Romanæ Ecclesiæ) Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, & Judex tremedus iudicabit populum suum. Finis.”

El texto original en latín traducido al castellano reza lo siguiente:
“Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin.”

Como se ve, San Malaquías hace referencia a un último Papa que vivirá días penosos y de grandes tribulaciones que marcarán el fin y nombra a un "Pedro el Romano", del que mucho se habla pero del que muy poco se sabe. Hasta ahora. ¿Quién es Pedro el Romano? Los teóricos más simplistas dicen que Malaquías lo nombra como Pedro simbólicamente para llamar al supuesto último Papa de todos los tiempos del mismo modo que al primero (San Pedro), mientras que lo de "Romano" lo hace en referencia a su lugar de residencia o, si se quiere, reinado, en Roma. la ciudad eterna. Pero en realidad la explicación es más compleja, no tan obvia, aunque no por eso menos sorprendente y reveladora...

Pedro el Romano está en este mundo. Está entre nosotros. Existe. Vive en Roma y es además la mano derecha del actual Papa Benedicto XVI. Unos pocos lo conocen como Tarcisio Bertone (en la foto junto a San Malaquías), pero su nombre completo es en realidad Tarcisio Pietro Evasio Bertone, nacido el 2 de diciembre de 1934 en la ciudad de Romano Canavese, en la provincia de Turín. De modo que este hombre se llama "Pedro" (Pietro en italiano) y nació en Romano Canavese, o sea que es "Romano". Él es "Pedro el Romano".

El Cardenal Tarcisio Pietro Evasio Bertone es desde 2006 el Secretario de Estado del Vaticano, es decir, una especie de Primer Ministro del Estado Vaticano, la mano derecha del Papa y la persona que maneja dadas sus responsabilidades todas las funciones políticas y diplomáticas de la Santa Sede. "Pedro el Romano" es además, desde 2007, el Camarlengo de Benedicto XVI, lo que significa que es la persona encargada de acompañar al Papa en su lecho de muerte y anunciar oficialmente la noticia de su deceso al Estado Vaticano y al mundo entero. Un puesto de mucha importancia dentro de la Iglesia y un lugar desde donde puede ser catapultado hacia el trono del Vaticano sin escalas ni obstáculos instantes antes de la muerte del actual Papa, cuando éste (Benedicto XVI) pueda llegar a entregarle su anillo papal marcándolo como su sucesor (aunque después se concrete "por pura formalidad" un Cónclave destinado a "elegir" al nuevo Sumo Pontífice).

Si Tarcisio Pietro Evasio Bertone será o no el futuro (¿y último?) Papa de la Iglesia, eso ya se verá. Tal vez los Cardenales que participen del próximo Cónclave para elegir (llegado el momento) al sucesor de Benedicto XVI, quieran cambiar el rumbo, hasta ahora absolutamente certero, de las profecías de San Malaquías y voten por otro... o no...

Finalmente, vemos un reporte hecho por RomeReports, con una semblanza de "Pedro el Romano"...


Como broche, algunas de las profecías de San Malaquías, tomando desde la 107 a la 112, referidas a los últimos Papas (fuente: http://www.corazones.org). Estas profecías hablan desde Juan XXIII hasta el supuesto último y las coincidencias en cada caso nos deberían dejar pensando...

# 107: “Pastor y nauta” (Pastor y navegante). Juan XXIII (1958-1963). Juan XXIII fue Cardenal de Venecia, ciudad de navegantes. Condujo la Iglesia al Concilio Vaticano II.
# 108: “Flos florum” (Flor de las flores). Pablo VI (1963-1978). Su escudo contiene la flor de lis (la flor de las flores). 
# 109: “De medietate Lunae” (De la Media Luna). Juan Pablo I (1978-1978). Su nombre era “Albino Luciani” (luz blanca).  Nació en la diócesis de Belluno (del latín bella luna). Fue elegido el 26 de agosto del 1978. La noche del 25 al 26 la luna estaba en “media luna”. Murió tras un eclipse de la luna. También su nacimiento, su ordenación sacerdotal y episcopal ocurrieron en noches de media luna.
# 110: “De labore solis” (De la fatiga o trabajo del sol). Juan Pablo II (1978-2005). Ha sido capaz de un trabajo extraordinario y extenso. Los días de su nacimiento y muerte hubo eclipses solares.
# 111:  “Gloria Olivae” (La gloria del olivo). Benedicto XVI (2005). Toma su nombre por San Benito y Benedicto XV. Los Benedictinos tuvieron una rama llamada los "olivetans". Benedicto XV se destacó por sus esfuerzos por la paz durante la Primera Guerra Mundial.

Queda uno solo en la lista:
# 112:  “Petrus Romanus” (Pedro Romano). Quién será el último Papa ya que en su reinado ocurrirá el fin: 
"En la persecución final de la Santa Iglesia Romana reinará Petrus Romanus (Pedro el Romano), quien alimentará a su grey en medio de muchas tribulaciones. Después de esto la ciudad de las siete colinas será destruida y el temido juez juzgará a su pueblo. El Fin."

Dios dirá...

domingo, 18 de marzo de 2012

El día que los norteamericanos simularon buscar a Hitler

Foto superior: la 3ª divisón de Infantería norteamericana celebra la destrucción del Berghof. 
Foto inferior: Hitler y amigos en la misma terraza y con las mismas montañas de fondo.

El día que los rusos entraban en Berlín convencidos de poder encontrar a Adolf Hitler, los aliados miraban para otro lado y dejaban al ejército rojo con el dudoso privilegio de salir en la foto de la "no captura" del Führer. Semejante esfuerzo en pos de eliminar a Hitler y todo lo que representaba para que finalmente decidieran no ir a Berlín a buscarlo y dirigirse en cambio al Berghof ubicado en Berchtesgaden, el refugio alpino del dictador, conocido también como el "Nido del Aguila".
Los rusos "compraron" la idea que les tiraron sobre la mesa los norteamericanos: ir a Berlín, capturar a Hitler y salir en la foto como los salvadores del mundo contra la tiranía (como si Stalin no fuera un dictador). Pero la "providencia" quiso que los rusos nunca encontraran a Hitler en Berlín, mientras que los aliados (con los norteamericanos a la cabeza) se divertían en el Berghof bombardeando y derrumbando todo lo que encontraban a su paso, previo saqueo del lugar.
Si los norteamericanos creyeron realmente que Hitler iba a cometer la torpeza de "esconderse" allí, habrían pecado de inocencia galopante, pero... en realidad no sólo no lo creían, sino que además sabían perfectamente que Hitler no estaba en el lugar.

El "Nido del Aguila" antes y después de su destrucción.

De esa manera los aliados se "evitaban" el problema de atrapar a Hitler y dejaban en exposición a los rusos ante el mundo como los únicos responsables de no encontrarlo y, como si fuera poco, permitir que de un modo u otro logre escapar. Extraña (o no tanto) la actitud oficial de norteamericanos e ingleses de dejar entrar a Berlín a los rusos mientras que ellos se dedicaban a destruír la fortaleza inexpugnable de Hitler en Los Alpes.

Mientras el mundo respiraba con alivio por el suicidio y la posterior captura del cadáver de Hitler en Berlín, los aliados y los cerebros de la organización Odessa ya se frotaban las manos a sabiendas de la protección de la que gozaba el líder del Tercer Reich, destinado a durar mil años. Los lingotes de oro del tesoro de Hungría que Hitler había enviado a la estación de trenes de Linz (en dos vagones completos) ya estaban en camino a las arcas norteamericanas, al tiempo que los aliados con la 3ª División de Infantería norteamericana distraían al mundo entero el 22 de Junio de 1945 destruyendo la residencia montañesa de Hitler. Mientras tanto, los rusos se seguían preguntando: "pero...¿Nos han tomado por idiotas?". Todo parece indicar que sí...

La misma habitación del Berghof en su máximo esplendor y tras los bombardeos aliados.

¿Había que dejar escapar a Hitler?... ups... sí.

jueves, 15 de marzo de 2012

Los perros rusos cazatanques

Un perro cazatanque a punto de cumplir su cometido...

La segunda guerra mundial está plagada de historias increíbles, muchas de las cuales no han sido protagonizadas por grandes (y no tan grandes) personalidades que han pasado a la historia, para bien y para mal. En este caso ponemos el foco en los anónimos perros rusos que eran utilizados como verdaderos "cazatanques" por el ejército rojo, sobre todo durante la llamada "Operación Barbarroja", es decir la invasión de las tropas del Tercer Reich a la Rusia comunista.
Los perros cazatanques llevaban una carga de explosivos sobre su lomo o los laterales, con un dispositivo ubicado a modo de palanca que sobresalía por la parte superior. Estos perros estaban entrenados para meterse debajo de los tanques blindados alemanes y una vez que lo hacían, se accionaba la palanca que llevaban sobre su lomo activando de inmediato el letal explosivo.
Mediante esta increíble maniobra, los rusos han hecho verdaderos desastres en el ejército alemán, llegando a contabilizarse en una oportunidad la destrucción de nueve tanques y otros dos carros blindados durante la misma jornada en la ciudad ucraniana de Izyum.
Lo "pintoresco" del caso de los perros cazatanques es que es sabida la paranoia que provocaba en los soldados alemanes el hecho de sentir ladridos de perros al avanzar. Los soldados del Tercer Reich sabían que a medida que avanzaban raudos y escondidos en sus infernales máquinas de guerra, los ladridos de esos perros significaban su inexorable muerte...

martes, 13 de marzo de 2012

Wilfred von Oven: secretario de Joseph Goebbels y vecino de Buenos Aires hasta 2008

Wilfred von Oven a sus 96 años en Buenos Aires (izquierda) y vistiendo su uniforme en los días de la guerra (derecha).

Para todos aquellos que descreen sistemáticamente de la presencia y buena vida de los nazis de la segunda guerra mundial en la Argentina (o simplemente pretenden mirar hacia otro lado), el caso de Wilfred von Oven es un baldazo de agua fría. Este alemán que en sus años mozos era delgado, esbelto y prolijo (en su aspecto), nacido en La Paz, Bolivia, el 4 de mayo de 1912, se adhirió al Partido Nacional Socialista y fue parte de las SA (Camizas Pardas) hasta darse de baja de la "insitución" y pasar a actuar arma en mano en la "Operación Barbarroja", la invasión alemana a Rusia en 1941, como integrante de las divisiones Panzer de la Wehrmacht.

Las vueltas de la vida, quisieron que a Joseph Goebbels se le ocurriera la idea de hacer que algunos integrantes del ejército alemán en las diferentes campañas de conquista se convirtieran en cronistas en el campo de batalla además de ser soldados. Eran las llamadas "tropas de información" y von Oven se destacó más que otros en esa tarea de redactar informes y crónicas directamente desde el lugar de los hechos. A Goebbels (y dicen que también a Hitler) le llamó la atención uno de los informes de von Oven y decidió llamarlo para recompensarlo. Ese "regalo" de Goebbels se materializó con la salida de von Oven del durísimo e inclemente frente ruso y su traslado directo a Berlín para comenzar a cumplir las funciones de auxiliar directo (concretamente: secretario) del siniestro Ministro de Propaganda del Tercer Reich. La relación de von Oven y Goebbels fue de lo más cordial y de mutua admiración, teniendo su último episodio en la capital alemana el 22 de Abril de 1945 cuando Goebbels se despidió de von Oven para ir junto a Hitler al bunker subterráneo de la Cancillería.

Von Oven intentó seguir a Goebbels a la Cancillería pero el ministro nazi le dijo que permaneciera en su oficina "arreglando todos los papeles". Luego el final de la guerra y un poco después, la llegada de Wilfred von Oven a la Argentina amparado por las autoridades de turno y siendo parte de los contingentes de nazis "puestos a salvo" por una impresionante red internacional. Wilfred von Oven fue prisionero de los ingleses hasta 1952, año en el cual se trasladó a Argentina con la primera de sus tres esposas (enviudó tres veces el hombre...) y sus dos hijos. Von Oven inicialmente tuvo la esperada protección, lo que implicaba una identidad falsa en sus documentos y luego, siguió contando con esa misma protección, sólo que a partir de cierto momento con la ayuda de la impunidad: al poco tiempo de llegado a la Argentina volvió a usar su verdadero nombre y nunca nadie, jamás, le tocó un pelo... Con ese mismo nombre, firmaba su trabajo en Argentina como jefe de redacción del periódico alemán "Freie Presse".

Extracto de entrevista a Wilfred von Owen en Bella Vista (Buenos Aires, Argentina, 2008). Impunidad total. Sin palabras...

Esta mano derecha de Goebbels vivió en Argentina, en un chalet ubicado en Bella Vista, Gran Buenos Aires, desde 1952 hasta el 13 de Junio de 2008, momento en el que falleció a los 96 años, solitario, rodeado de hijos, nietos y bisnietos, llevándose a la tumba los recuerdos y secretos de aquellos nefastos y oscuros días de Nacional Socialista en la Alemania del Tercer Reich. Vivió plácidamente en la Argentina, amparado, protegido, avalado y (por muchos, increíblemente) respetado y admirado. No fue el único, eso es lo peor.
 

lunes, 12 de marzo de 2012

La pista inglesa: ¿Churchill mandó matar a Mussolini?

Cuerpos de Mussolini y su esposa (segundo y tercero desde la izq.) y Churchill.

Lo maquiavélico de ciertos actos perpetrados por Winston Churchill, primer ministro británico durante los oscuros días de la segunda guerra mundial, no siempre han ocupado la primera plana de los diarios y mucho menos han sido los que más se han destacado en los relatos que hablan de lo que hizo o lo que dejó de hacer ese hombre que goza de gran reputación en la "historia oficial". Churchill no era un santo, Nadie lo es, por supuesto, pero el caso del mandamás inglés es muy particular dado que ha pasado a la historia como un hombre impoluto y carente de toda hilacha capaz de hacerlo tambalear en la memoria colectiva.
Así como ha quedado demostrada la trampa que Churchill le tendió a Rudolf Hess en 1941 haciéndole creer que efectivamente estaban llevando a cabo tratativas de paz (ésto es algo penado como crimen de guerra), ahora sale a la luz otro hecho que pone de manifiesto lo sistemático del uso de la mentira y el ocultamiento de parte de Churchill en su accionar.

Durante muchos años se ha creído que la muerte del Duce, Benito Mussolini, y su mujer Clara Petacci había sido entera responsabilidad de partisanos italianos furiosos con el rabioso dictador. Los libros de la historia oficial, el Lado A, dicen eso y así quedará registrado para todos los tiempos. Algo de verdad hay en eso, sin embargo hace poco se han dado a conocer las declaraciones de un partisano de entonces, quien además escribió un libro en 1978 llamado "Aquel 28 de Abril" (N. de la R.: fecha de la muerte de Mussolini), quien asegura que ha sido él mismo quien disparó contra el fascista dictador italiano. Bruno Giovanni Lonati (en la segunda foto de la nota), era el comisario político de la 3ª Brigada Partisana "Garibaldi" y afirma sin temor a equivocarse que los hechos no han sido tal como se escribieron en la historia hasta ahora conocida.

Bruno Giovanni Lonati (laprovinciadilecco.it)

La versión de Bruno Giovanni Lonati apunta directamente a seguir la llamada "pista inglesa" y hace concreta referencia a que el cerebro tras la solicitud de asesinato de Mussolini, no ha sido otro más que el propio Winston Churchill. Los motivos no serán difíciles de encontrar: tanto Churchill como Mussolini compartían un sentimiento imposible de ocultar, su profundo odio al comunismo. Dada esta situación entre ambos, se sabe que Churchill mantuvo durante largo tiempo una fluída comunicación con el Duce a través de cartas personales y cuando el final llegó inexorable para el líder italiano, Churchill creyó conveniente no sólo eliminarlo sino también deshacerse de la tan conflictiva correspondencia entre ambos.
Aquel 28 de Abril de 1945, todo se habría dado de "maravillas" para Churchill. Mussolini siempre viajaba con una valija cargada de su correspondencia más secreta y confidencial, también (obviamente) las cartas de Churchill. En aquella jornada se dio la chance de exterminar todo de un plumazo: Mussolini, su mujer y las cartas comprometedoras para el flemático y duro primer ministro inglés. Todo fue destruído.

Bruno Giovanni Lonati, finalmente, tenía algo más para agregar: si bien él efectivamente era un partisano y había disparado contra Mussolini, la orden de ejecución contra el dictador se la dieron directamente agentes del servicio secreto británico.

domingo, 11 de marzo de 2012

El abrazo entre Eisenhower y Franco: el aval del "mundo libre" a la dictadura española

El obseno abrazo entre Eisenhower y Franco en la base aérea de Torrejón.

El 21 de diciembre de 1959 quedará por siempre grabado en la memoria como un día en el que el por entonces presidente de Estados Unidos, Dwight D. "Ike" Eisenhower y el dictador español Francisco Franco, se fundieron en un abrazo que dejó perplejos a propios y a extraños. Atrás quedaban el ostracismo y el oprobio de 1945. Para los norteamericanos, defensores de la libertad de los pueblos, poco y nada tuvieron que ver todas y cada una de las acciones de un Franco que supo ser aliado incondicional de Adolf Hitler durante la segunda guerra mundial. El presidente del "mundo libre" llegó a España sin ocultar un entusiasmo tan incomprensible como obseno. "Ike", tras bajar del avión,  se despachó con un discurso que como resumen dejó sus palabras de satisfacción "por cumplir uno de sus sueños. Llegar a España..."

Tras una breve visita que reunió a más de 500 periodistas (entre extranjeros y españoles), 10 autobuses para comitivas, 15 cabinas de transmisión para los medios de comunicación, 110 aparatos telefónicos para comunicar "la buena nueva" al mundo entero, siete líneas para fototelegrafiar, centenares de cámaras de televisión de los medios mundiales y a casi 1 millón y medio de españoles vitoreando el encuentro, el presidente norteamericano y el caudillo dictador español se abrazaron al pie de la escalinata del avión en la base aérea de Torrejón, cerca de Madrid, para sellar lo impensado: el formal apoyo de los Estados Unidos a la más sangrienta y feroz dictadura de la historia española.
Si faltaba alguna otra prueba para demostrar que Francisco Franco se había salido (parcialmente) con la suya, ahora los hechos se encargaban de eliminar la duda: España lograba cambiar el aislamiento al que había sido sometida desde finales de la segunda guerra mundial, por una complicada y dudosa integración al sistema diplomático, militar y (por supuesto) económico de occidente.

No importaba ya si Franco había apoyado a Hitler. No importaba si la nación que dice defender los derechos humanos en cada rincón del planeta hacía la vista gorda ante las atrocidades franquistas de la España de entonces. No importaba nada. Después de todo, al fin y al cabo, los Estados Unidos (de siempre) y la España (de Franco) estaban firmemente unidas por algo: su desbocada y frenética lucha contra el comunismo.

Para España llegaron grandes cambios que difícilmente puedan opacar lo obseno del encuentro: España logró entrar en la Organización mundial de la Salud, la UNESCO y la OIT, entre otras cosas. Rápidamente y tras este aval norteamericano a la dictadura de Franco, España viró bruscamente de una economía agrícola a una decididamente industrial. España también logró su ingreso al Fondo Mundial Internacional, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación Económica Europea y finalmente logró mostrar "orgullosa" al mundo como su tasa de crecimiento anual real llegaba al 7% y cómo ingresaba al círculo "exclusivo" de los países con una renta por habitante superior a 2.000 dólares.
España quedó dividida una vez más (como si ya no lo estuviera). Tristemente dividida, entre los aduladores de las "supuestas mejoras económicas y el atropello al otro" y los españoles que aún soñaban con una patria en donde el respeto, la dignidad humana, la libertad y la unidad real fueran algo posible.

La poco decorosa memoria siempre tan selectiva norteamericana, una vez más exhibida en la máxima expresión. Los planes de eternizarse en el poder ilegítimo que ostentaba, vilmente utilizados como centro de la cáscara que pretendía mostrar un amor incondicional por España por parte de Franco, también elevados a la máxima potencia.
Ese abrazo, obseno y prepotente, entre Eisenhower y Franco, les costó caro a los españoles. Muy caro.

jueves, 8 de marzo de 2012

Thomas Watson y el Holocausto: Cuando Hitler quiso una lista de los judíos, IBM le mostró cómo hacerla

Adolf Hitler dialoga con amigos. A su izquierda, Thomas Watson, fundador de la IBM.

Thomas Watson empezó a hacer sus primeras armas en el mundo de los negocios como un modesto vendedor ambulante de máquinas de coser y pianos. Sabor a poco para alguien que años después esgrimiría como frase de cabecera que "si uno quiere ser mañana una gran empresa, debe empezar hoy mismo a actuar como si lo fuera". El camino ascendente de Watson en los negocios, comenzó en realidad en 1895, cuando contando con 21 años de edad, se unió a una de las compañías más rapaces de entonces, la NCR (National Cash Register), una empresa fabricante de máquinas registradoras. Durante más de 17 años Watson hizo de todo para convertirse en el vendedor estrella de la compañía, sin dudar a la hora de utilizar los métodos más bajos y viles para eliminar a la competencia, tales como incendios de locales, sobornos, utilización de patotas para intimidar, etc. En 1912 Watson y los suyos fueron acusados formalmente por el gobierno por conspiración criminal para restringir el comercio y establecer un monopolio. El monstruo se estaba gestando.

Años más tarde Watson renunció a su cargo en NCR y se unió a Charles Flint, presidente de la CTR (Compañía Tabuladora Registradora). Flint era otro conspícuo personaje sin escrúpulos que, además de haber sido uno de los primeros norteamericanos en tener un auto, se dedicaba a comerciar armas y buques simultáneamente a países que eran enemigos entre sí, como por ejemplo Japón y Rusia o Chile y Perú entre otros. Junto a Flint, Watson, también aprendió a perfeccionar el sistema de "Trust", por medio del cual a través de combinaciones empresarias y maniobras secretas destruían literalmente a la competencia. Thomas Watson era paternalista y fundamentlmente autoritario, incluso llegando a obligar a sus empleados el modo en que debían vestirse (con trajes negros y camisa blanca) y también ordenando que se componga una canción en su nombre para recibirlo en la empresa. El monstruo seguía creciendo...

A partir de 1924 cambió el nombre de CTR por el de IBM (International Business Machines) y desde entonces ya nada sería igual. Ni para él ni para muchos otros.
Entrada ya la década del '30, Watson comenzó a viajar asiduamente a Alemania, cosa que se hizo de manera regular y sistemática entre 1933 y 1939. La amistad y admiración mutuas entre Watson y los principales jerarcas del Partido Nacional Socilista, Hitler a la cabeza, hizo que entre otras colaboraciones Watson y la IBM llevaran adelante el censo de Alemania en 1933. Los datos arrojados por el censo y el pormenorizado trabajo de IBM le permitieron a Hitler contar con el primer listado completo de todos y cada uno de los judíos de Alemania. IBM siempre había sido presentada por Watson como "una compañía de soluciones". Hitler, por supuesto buscaba esas "soluciones" (finales) y Watson estaba empezando a dárselas.

La máquina Hollertih y Thomas Watson.

La eficiencia de Watson hizo que Hitler lo condecorara a través de Hermann Göering, premiándolo con la Cruz al Mérito del Aguila Germana, la máxima distinción del Tercer Reich para personalidades extranjeras (como Henry Ford, por ejemplo). Pero ese entusiasmo mutuo no se detendría allí, sino que eso sería el comienzo de la puesta en marcha de una infernal y siniestra maquinaria en la que los dos, Thomas Watson y Adolf Hitler eran los principales engranajes. Watson, ni bien empezada la segunda guerra mundial, buscó a través de intermediarios, que las más avanzadas máquinas de tabulación de tarjetas perforadas llegaran al Tercer Reich y de ese modo ofreció nuevamente "soluciones" a Hitler. Desde entonces la filial alemana de IBM, la Deustche Hollerith Maschinen Gesellshaft (Dehomag), diseñó y perfeccionó un complicado sistema de entrecruzamiento de datos, direcciones, cuentas bancarias, orígen etc. de los judíos de Alemania a través de las tarjetas perforadas Hollerith pero adaptadas a sus nuevas necesidades. De este modo es que Hitler comenzó a "automatizar" la persecución de judíos, gitanos, religiosos y otros inadaptados sociales (según su punto de vista), para después poder confiscar sus bienes, deportarlos, utilizarlos como mano de obra esclava o bien confinarlos en los campos de concentración de manera mucho más sencilla y efectiva.

Esas mismas tarjetas perforadas se utilizaban en los campos de concentración. Al ingresar cada prisionero recibía un número de identificación Hollerith. Las tarjetas eran rectangulares, de trece centímetros de largo y 8 de alto, estando divididas en columnas numeradas con perforaciones en cada hilera. Había en total 16 diferentes categorías de tarjetas según la ubicación de las perforaciones, estando asignados números según el tipo de prisioneros. Así, los judíos tenían el número 8. los homosexuales el 3, los gitanos el 12 y los "antisociales" el 9, sólo por nombrar a algunos. Dado ésto, podemos decir que estas tarjetas eran ni más ni menos que códigos de barras para seres humanos.

La tarjeta perforada Hollertih.

Al respecto el escritor Edwin Black, autor del libro "IBM y el Holocausto" ha dicho de manera magistral que: "cuando Alemania quiso una lista de los judíos, IBM le mostró cómo hacerla".

Watson, sin embargo, seguiría mostrando la hilacha. Ni bien ingresados los Estados Unidos a la segunda guerra mundial, devolvió la condecoración entregada por Hitler, intentando comenzar a limpiar su prontuario.
La historia dice además que ningún ejecutivo de la IBM fue llevado por los aliados al banquillo de los acusados en los juicios de Nuremberg.
Watson, tras finalizar la guerra, descubrió no con poca satisfacción que la fábrica de IBM en Alemania no había recibido ni un rasguño ni de parte de los bombardeos alemanes ni del lado de los aliados. Zona protegida.
El magnate empresario norteamericano también encontró una muy buena manera de demostrar su cinismo al finalizar la contienda, ofreciendo sus servicios y "soluciones" a los aliados para participar con IBM en la sistematización de la reconstrucción de las zonas devastadas por la guerra.
El sistema de las tarjetas Hollerith, aunque con las lógicas actualizaciones, ha sido el mismo utilizado en las controvertidas y fraudulentas elecciones presidenciales de los Estados Unidos del año 2000 en las que resultó sugestivamente triunfador (en medio de denuncias de fraude) George W. Bush.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Buenos Aires, 1938: el mayor acto nazi fuera de Alemania celebrando la anexión de Austria al Tercer Reich


Tras el ataque de la Alemania nazi provocando la anexión de Austria al Tercer Reich, el 12 de marzo de 1938, las reacciones en Argentina no se hicieron esperar. Los hitleristas nazis (entre los que había alemanes y austríacos argentinos) identificados como el "Landesgruppe" se congregaron en el Club Alemán de Buenos Aires (Argentina), donde reunieron a 3.500 personas, con la intención de sumar a los simpatizantes del Nacional Socialismo vernáculo al plebiscito organizado por Adolf Hitler para avalar la anexión austríaca al Tercer Reich (Anschluss). No lo lograron, pero siguieron con sus intentos y finalmente sorprendieron al mundo con un impresionante acto celebrado en el Luna Park de Buenos Aires, uno de los centros de reunión más importantes (incluso hoy en día) de la Argentina.
El hecho tuvo lugar en el emblemático lugar de la Capital Federal el 10 de abril de 1938, contándose la asistencia de 20.000 personas con gran despliegue de banderas argentinas y emblemas del Tercer Reich con cruces esvásticas y estandartes, en el que fue el mayor acto celebrado por el nazismo fuera de las fronteras de Alemania en toda su historia.


Al acto nazi asistieron en aquella (tristemente célebre) jornada, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires; Manuel A. Fresco y el ministro de gobierno, Roberto J. Noble, quien en 1945 sería el fundador del Diario "Clarín". Fresco y Noble eran notables simpatizantes del nazismo y las potencias que conformaban el Eje y entre sus más destacadas acciones de gobierno se destaca la clausura en 1937 de las escuelas obreras judías existentes a lo largo y a lo ancho de la provincia de Buenos Aires. Por otro lado, tanto Fresco como Noble eran quienes más apoyaban a los grupos de choque fascistas que merodeaban por la Capital Federal en zonas de alta población judía.

Las fotos de la época son por demás elocuentes. El inmenso lugar, en pleno Buenos Aires, y a la vista de todos, "vestido de fiesta nazi" provocadora, insensible y repugnante.



martes, 6 de marzo de 2012

Los SS norteamericanos en Afganistán

Los SS norteamericanos en Afganistán.

Afganistán. Noviembre de 2010. Base (una de las tantas) norteamericana en una zona del mundo en donde una vez más la gente de la bandera de barras y estrellas ha metido sus narices para ver qué tajada puede sacar. El Marine Corps de Estados Unidos, supo de inmediato de esta lamentable fotografía. Diez soldados ignorantes de toda ignorancia posando con dos banderas: la norteamericana y la de las SS, o lo que es igual, la Schutzschaffel, guardia pretoriana de Adolf Hitler.
Lo hermético del círculo de protección de los Marines Corps impidió que esta imagen patética se diera a conocer con la premura que merecía el caso, pero unos soldados anónimos las vieron circulando por la base y decidieron presentarlas directamente a la Fundación por la Libertad Religiosa en el Ejército, desatando la polémica para que todo el mundo se entere.
La ofensa no sólo llega a los prácticamente 14.000 efectivos judíos del ejército norteamericano, sino que afecta a todos por igual. No hay modo a esta altura del partido que alguien aduzca "ignorancia sobre el tema de las SS y el Holocausto" tal como expresó este grupo de soldados, amparados por su jefe, el comandante James Amos.

El secretario de Defensa, Leon Panetta, ordenó una rápida investigación pero el comandante James Amos, superior de los soldados de la foto, adujo muy suelto de cuerpo que "el comando local al que los marines en la foto fueron asignados investigó el caso en noviembre (N.de la R.: en 2011). Se determinó que los marines en la foto ignoraban la conexión de este símbolo del Holocausto y las atrocidades monumentales asociadas con la Alemania nazi".

Finalmente, lo esperable: una excusa/explicación/interpretación emanada por el Pentágono diciendo que en realidad la sigla SS significa en ese caso "Scout Sniper", la especialidad de francotiradores asignados en la base de Afganistán a la que pertenecen los 10 inocentes soldados. Podían haber elegido otro logotipo, pero optaron justamente por ese que está en la bandera...Nadie los ha obligado.

lunes, 5 de marzo de 2012

Residencia Inalco: la casa de Hitler en Argentina

Inalco en la actualidad (en la foto, cubierta por las cenizas del volcán Peyehue).

Si la historia oficial dice que Adolf Hitler se suicidó en el bunker subterráneo de la Cancillería del Tercer Reich en Berlín en abril de 1945, el labo B de esa misma historia dice todo lo contrario. No hubo suicidio de Hitler. Hubo un escape, una huída perfectamente organizada y planeada de antemano, con mucho tiempo (años tal vez) de anticipación y ejecutada no sólo con absoluta tranquilidad, sino además enmarcada en un operativo en el que no sólo estuvieron involucrados muchos de los jerarcas nazis, sino también naciones "enemigas" como Estados Unidos e Inglaterra, sólo por nombrar a algunas. Mientras los rusos descubrían "el cadaver del Hitler que murió en Berlín", el verdadero Hitler se dirigía primero hacia Linz, ciudad en la que sugestivamente estuvo unos cuatro días, y luego a España, desde donde al amparo del sistema implantado por Franco obtuvo la suficiente protección para viajar en un convoy de submarinos hacia el Atlántico Sur, más precisamente hacia la Patagonia argentina. También ha cobrado fuerza la versión que indica un viaje hacia Sudamérica desde Noruega.

Inalco.

La leyenda popular dice que los submarinos llegaron hasta la Caleta de los Loros, provincia de Río Negro, y desde allí la comitiva alemana se dirigió de este a oeste atravesando la Argentina hasta llegar a la zona de Bariloche (sobre la cordillera de los Andes en el oeste argentino). Hitler, acompañado por un séquito numeroso también integrado por su esposa Eva Braun, llegó hasta la localidad de Villa La Angostura y tras un paso por la estancia San Ramón, se instaló de manera secreta en la residencia Inalco (fotos), una asombrosa propiedad que el arquitecto Alejandro Bustillo había terminado de construír en 1943 (Bustillo es conocido por haber construído inmuebles para la colonia alemana en la zona desde hacía años).

El lote de la casa había sido adquirido en 1943 por un famoso lobbista fuertemente ligado a capitales alemanes en la Argentina, llamado Enrique García Merou. Merou un poco más tarde tendría un interesante acercamiento a Juan Domingo Perón y de inmediato se supo que en realidad quien controlaba la residencia no era otro más que Jorge Antonio, casualmente confidente y financista del líder argentino.
Antonio mantuvo Inalco hasta iniciados los '70, momento en el cual la casa habría pasado supuestamente a manos del banquero José Rafael Trozzo. Hubo una época de abandono y saqueos luego, para ser recuperada un tiempo más tarde.

Planos originales de Inalco.


Inalco aún sigue en pie. Intacta. Haciendo frente a quienes desean verla en el presente y soportando la sombra negra de sus habitantes del pasado. Hitler habitó esa enorme casa (que dicho sea de paso mantenía inequívocas similitudes en su estructura y distribución con el Nido del Aguila de Hitler en en el Berghof de Alemania) desde 1945 hasta por lo menos mediados o finales de los años '70 y no son pocos los testimonios que así lo aseguran. La permanencia de Hitler en esta propiedad se alternaba con viajes a Chile y con visitas a otras zonas de Argentina, como por ejemplo Mar del Plata (ciudad balnearea en donde se entrevistó al menos en dos oportunidades con Ante Pavelic, lider de la Croacia nazi) y Córdoba. Hitler iba por la vida con un aspecto diferente al que todos conocían. Cabeza rapada, su pequeño bigote había desaparecido y dejaba ver una importante cicatríz sobre el labio superior pero casi todo esa no era necesario ante la enorme protección que Inalco proveía por entonces. Incluso es complicado llegar hoy en día, por lo que la teoría del escondite perfecto para Hitler en la Patagonia, cobra fuerza a cada instante.

Camino hacia Inalco desde la playa privada y vista frontal de la casa desde el Lago Nahuel Huapi.

Inalco está ubicada en Villa La Angostura, en un impresionante predio de 460 hectáreas, al borde el Lago Nahuel Huapi a escasos 7 kilómetros de la ciudad de Bariloche en la provincia de Río Negro, Argentina. Su acceso no es nada sencillo y está amparada por un frondoso bosque a sus espaldas, cosa que complica más la llegada al lugar, que se hace a través de un único y sinuoso sendero. La propiedad cuenta con una gran extensión de playa propia y se sabe que en los días de esplendor había incluso un muelle con amarradero apto para hidroaviones.


Inalco sigue allí. Mudo testigo de una historia que no muchos pueden confirmar con absoluta seguridad, pero que no tantos otros pueden negar. Aunque no son pocos los que creen que Hitler se suicidó en Berlín en 1945, su fantasma sigue dando vueltas por Inalco. Muchos aseguran haberlo visto por allí (y no sólo al fantasma...).

domingo, 4 de marzo de 2012

Francisco Franco y su particular devoción por la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús

Francisco Franco y la reliquia de la mano de Santa Tersa de Jesús.

Santa Teresa de Jesús no ha sabido lo que es descansar en paz tras su muerte el 4 de octubre de 1582. Sus restos fueron exhumados en 1585 y, según los relatos y las leyendas, su cuerpo estaba incorrupto mientras que su vestimenta se encontraba totalmente consumida. En esa oportunidad, de manera casi inexplicable, el carmelita Gracián de Dios mandó separar la mano izquierda del cuerpo de la santa, llevándosela consigo y entregándola luego a las Carmelitas Descalzas de San José de Ávila en primera instancia y luego a las Carmelitas de San Alberto de Lisboa. Un tiempo después, en otro hecho difícil de entender y explicar, fue el mismo Gracián de Dios quien decidió amputar el dedo meñique de la mano de la santa para conservarlo entre algunas reliquias de su "propiedad" a partir del año 1599. La mano de Santa Teresa de Jesús permaneció en Portugal hasta el año 1920, momento en el que las monjas que la protegían la llevaron de regreso a España tras la revolución que en 1910 depuso a la monarquía en Portugal.

Todo parecía indicar que la reliquia de la santa encontraría descanso final y definitivo en el recién inaugurado convento de las Carmelitas Descalzas en Ronda, pero con el paso de los años y la explosión de la Guerra Civil española, el descanso de Santa Teresa nuevamente se vio interrumpido y esta vez de un modo tan inexplicable como en otros casos y con un tinte, hasta si se quiere, macabro.
Los republicanos revisaron el convento hasta dar con una maleta en la que estaba la mano olvidada por el general (también republicano) Villalba Riquelme. Cuando en 1937, el bando "sublevado" se hicieron con el control de Málaga, encontraron esa maleta y se la llevaron a la ciudad de Burgos. Una vez allí, Francisco Franco, el dictador español que manejó al país entre 1936 y 1975, no dudó ni un solo instante en apropiarse de la mano incorrupta de su santa preferida. No hubo manera de detener ese atraco. Ni siquiera el dolor de las Carmelitas del convento pudo lograr un instante de racionalidad de parte del duro caudillo español, cosa que fue reafirmada con una lapidaria frase del padre Rendón justificando lo injustificable: "La mano no se pierde" -les dijo a las religiosas- "Se va con el caudillo para guiarle en la conducción de la patria".
No contento con lo suyo, Franco pretendía convertir en su involuntaria "cómplice" a la (según él) "Santa más española"...

Lejos de conformarse, las religiosas pidieron insistentemente la devolución de la reliquia, cosa que mereció una respuesta por escrito de parte de Franco (firmada en realidad por su secretaria personal) en la que además usaba el sarcasmo y hasta inclusive pretendía hacer gala de un humor de más que dudoso gusto (por no decir, pésimo gusto) al final del primer párrafo. A continuación, un detalle de la carta enviada:

Carta de Francisco Franco explicando los motivos dela usurpación de la reliquia de la mano de Santa Tersa de Jesús.

Así como los nazis alemanes atribuían a cierto objetos sagrados poderes sobrenaturales sobre el resto de los mortales o, según ellos mismos, los infrahumanos, Franco también le daba una particular importancia a la mano de Santa Teresa de Jesús, insistiendo tercamente en conservarla para sí mismo e incluso llevarla (según se dice en una valija) cada vez que se desplazaba, sea por temas oficiales, de estado o en sus períodos de descanso.
La obsesión de Franco por la reliquia religiosa llegó a límites insospechados y la muestra más clara de eso es el hecho de que el caudillo hizo un reclinatorio con la mano de la santa en su propio dormitorio en el Palacio de El Pardo (Ver fotografías de ABC, del año 2005, aquí abajo).

Dormitorio de Francisco Franco y el reclinatorio.

Cuando en 1975 Franco enfermó gravemente, nadie logró hacerle entender la necesidad de su traslado a un centro asistencial totalmente equipado para tratarlo. El caudillo de mano férrea e inflexible, también en los momentos previos a su muerte, decidió que su habitación sería el lugar de tratamiento, seguramente confiando en la mano salvadora de la santa para lograr su recuperación. La muerte llegó inexorable y no hubo mano que lo salve.
Una vez el caudillo ya fallecido, la mano fue devuelta al convento de la Merced de la ciudad de Ronda, en Málaga, pero el descanso de Santa Teresa de Jesús sigue como asignatura pendiente. Su maltratado cuerpo incorrupto está descuartizado de la siguiente manera: su ojo izquierdo en Málaga; el pie derecho y parte de la mandíbula en Roma; la mano izquierda en Lisboa y finalmente el brazo izquierdo y el corazón en la Iglesia de la Anunciación del Alba de Tormes. Un cuerpo maltratado, violado y dividido. Algo similar a lo que la Guerra Civil con toda su carga de irracionalidad y fuerza bruta hizo con la querida España.

Nota: un interesante comentario de mi querido amigo Antonio; hizo que me interesara particularmente por recavar más datos sobre este particular episodio de la historia. Abrazo Antonio.

sábado, 3 de marzo de 2012

Heinrich Himmler obsesionado por la búsqueda del Santo Grial en Montserrat

Llegada de Himmler a Barcelona.

Había llegado el 21 de octubre de 1940 y Heinrich Himmler, Jefe de las temibles SS alemanas y Reichsführer, concretó su ansiado viaje a España, Madrid concretamente, para terminar de coordinar la reunión que el día 23 del mismo mes tendrían en la localidad española de Hendaia (zona fronteriza vasco francesa) el mismísimo Adolf Hitler con el Generalísimo Francisco Franco. Ni bien llegó a la estación del norte de la capital española, Himmler tras ser recibido por el ministro español de Asuntos Exteriores, Serrano Suñer, decidió viajar a Barcelona, dejando de lado de alguna manera los asuntos políticos que tanto (también) le importaban.

Llegada de Himmler al aeropuerto del Prat.

Si el día 23 será recordado por la famosa reunión Hitler-Franco, esa misma fecha quedará grabada en la hsitoria como el día en que Himmler llegó al aeropuerto del Prat, siendo recibido de manera marcial y con los símbolos nazis "adornando" cada rincón. El pueblo Prat de Llobegrat, recibe a Himmler también con adornos y honores para darle una bienvenida difícil de olvidar. Los agasajos no se hicieron esperar en el Hotel Ritz aquel 23 de octubre de 1940, pero Himmler tenía la mente en otra parte. El jefe de las esotéricas y feroces SS no estaba allí sólamente para organizar el encuentro entre los dos dictadores europeos del momento. Había llegado hasta esas tierras movilizado por su obsesión por objetos sagrados que, según los nazis de la Ahnenerbe, dotaban de poderes superiores a quienes los poseyeran. El Santo Grial era uno de esos objetos tan preciados y la creencia de Himmler era que estaba escondido precisamente en la montaña de Montserrat (Otros objetos buscados eran el Arca de la Alianza, el Martillo de Wotan, la Lanza de Longinos, etc.).
Hacia allí se dirige finalmente Himmler, acompañado por un séquito integrado por el general Karl Wolf y Günter d'Alquen, como así también por los españoles Miguel Matheu Pla (alcalde de Barcelona); otros militares españoles destacados y miembros de la Falange.

Himmler y su comitiva saludan al monje Andreu Ripoll.

La locura esotérica del nazismo llegó a su momento culminante en aquella oportunidad. Himmler, desesperado por encontrar el Santo Grial, llegó hasta la cumbre de uno de los picos más encumbrados de Montserrat (ubicado ésto a unos 40 kilómetros por ruta desde Barcelona) y luego, al descender hasta la base comenzó una frenética búsqueda del preciado objeto sagrado entre la maleza y los arbustos. Esta versión de los hechos contrasta en cierta manera con otras que indican que Himmler no pudo ser tan grosero e ingenuo al buscar de esa manera algo tan valioso y deseado. Otras fuentes indican que Himmler en realidad "pidió" muy a su manera a los religiosos del convento (Andreu Ripoll a la cabeza) del lugar que lo condujeran hasta las cavernas subterráneas para encontrar al Grial y que los religiosos se negaron rotundamente, provocando la ira y la locura del nazi. A esos lugares sagrados y ocultos, vaya uno a saber por qué, no llegaría jamás. Ni él ni nadie.

Montserrat.

La misión de Himmler en Montserrat no fue un acto alocado y solitario del jefe de las SS. Fue parte de un plan debidamente instrumentado por los nazis y sistemático que incluyó visitas (muchas o la mayoría, de incógnito) a diferentes y distantes lugares del mundo como el Tibet, Brasil y otras partes de América del Sur, como así también diferentes lugares de Europa.
Con las manos absolutamente vacías Himmler regresó al día siguiente a Berlín en un avión militar con una frase salida de una obra de Wagner que no podía quitar de su macabra mente: "En el cielo hay un castillo y su nombre es Montsalvat". (Nota: Montsalvat era Montserrat). Himmler no fue a España a arreglar los detalles de la reunión entre Hitler y Franco. Fue a buscar el Santo Grial...


jueves, 1 de marzo de 2012

Ferdinand Beisel: El Hitler que murió en Berlín

Ferdinand Beisel recorriendo la destrozada Cancillería del Tercer Reich.


Ferdinand Beisel era un hombre común, un alemán que, como tantos otros, veía con absoluta "normalidad" ser parte activa de las SS. Una tarde Beisel repitió el viejo ritual de ir a una cervecería con un grupo de amigos de toda la vida, esa misma vida que estaba por experimentar un giro absolutamente inesperado en cuestión de minutos. A Ferdinand Beisel se le ocurrió la "felíz idea" de imitar a Adolf Hitler a raíz de su enorme parecido con el Führer. El hecho hubiese pasado totalmente inadvertido de no ser por un pequeño detalle: unos jerarcas de la Gestapo estaban presentes en el lugar y no dudaron ni un instante en detener a Beisel por, según ellos, mofarse del conductor de Alemania. Beisel fue detenido pero fueron las mismas personas que lo llevaron a prisión quienes vieron algo positivo en aquel asombroso parecido con el Führer. En los días finales de la Segunda Guerra Mundial no estaba demás cubrirle las espaldas a Hitler y "mandar al frente" a un socias o doble. 
Cuando Ferdinand Beisel fue presentado a Martin Bormann, vice Führer, ya tenía asignada una nueva tarea en el alicaído Tercer Reich: a partir de ese momento era uno de los dobles de Adolf Hitler.

Ferdinand Beisel recorriendo la destrozada Cancillería del Tercer Reich.


Con el paso del tiempo Beisel estuvo muy atareado, sobre todo cuando el ejército rojo comenzó a cercar Berlín y cuando el final resultaba ya inexorable e irreversible. El interior del bunker de Hitler en Berlín era un hervidero. Reuniones secretas, gritos desesperados, intentos de suicidio y escape. Suicidios concretados, promesas de lealtad eterna, apretones de mano y la idea que flotaba en el aire del viciado espacio subterráneo: Hitler ya no estaba allí. Con el paso de los días los contactos visuales con el Führer se fueron espaciando hasta casi desaparecer de toda posibilidad e incluso los últimos colaboradores en recibir el saludo del líder alemán sostuvieron que en realidad su aspecto era diferente al habitual y que ni siquiera pronunció palabra al despedirse de ellos con un apretón de manos.

El entorno de Hitler (ya en viaje hacia Sudamérica) se encargó de "organizar" una última sesión de fotos del "Führer" observando los destrozos iniciales en la Cancillería del Tercer Reich. En las imágenes (las dos primeras de este post) se observa al supuesto Hitler que en realidad no es tal. El de las imágenes finales en la Cancillería es ni más ni menos que Ferdinand Beisel, el infortunado imitador de Hitler que cambió su destino para siempre aquella tarde en una cervecería al imitar al Führer.

El cuerpo muerto de Ferdinand Beisel. Los rusos lo exhibieron como el cadaver de Hitler.

Luego, lo conocido: el "suicidio" de Hitler en el bunker. Su cuerpo retirado de incógnito al patio de la Cancillería junto al de su esposa Eva Braun, la supuesta incineración y... la aparición de un cadáver que los rusos tomaron como el de Hitler (ver tercera foto). Hitler ya no estaba allí. El Führer alemán estaba seguramente embarcado en un submarino Tipo XXI surcando las aguas del Atlántico hacia un paraje lejano del sur argentino. El que había muerto era el pobre de Beisel.