Bancos, financieras, empresas "tapaderas" y agentes secretos. Así se triangulaban de Argentina a Suiza inmensas fortunas producto del expolio del régimen de Hitler en Europa.
En 1938, el traspaso de divisas de los nazis desde Europa hacia la Argentina era tan monumental que se hizo necesario contar con los servicios de uno de los agentes mejor preparados para el manejo de esas ingentes fortunas. Richard Leute dirigía el Banco Germánico de América del Sud en la ciudad de Santiago de Chile, pero con Buenos Aires convertida en el principal centro de operaciones y bastión económico del Partido Nazi (NSDAP) en toda Sudamérica, su presencia en la capital argentina no solo que era vital, sino que fue inmediatamente requerida. Así comenzaba a perfeccionarse un preciso sistema de lavado de dinero del nazismo mediante didimuladas operaciones que, también, incluyeron la activa participación del régimen franquista desde España con la triangulación de bienes que -en muchos casos- llegaban con la seguridad que les daba la valija diplomática.
Inicialmente el proceso estaba a cargo de la empresa "A.M. Delfino y Cía.", perteneciente a Antonio María Delfino, un acaudalado empresario local que era socio de fuertes intereses nazis y quien tenía un rol destacado en "Ferrocarriles Alemanes"; unas operaciones que se llevaban a cabo desde las oficinas que se encontraban en el antiguo palacio de la familia Cobo, sobre la peatonal y céntrica calle Florida 439. Pero llegó un momento en que la organización se vio desbordada debido a la magnitud de la llegada de divisas y fue por ésto que la "cúpula" del nazismo apuró le entrada en acción de Richard Leute, un nazi reconocido y "con papeles", cuya principal función como nuevo director del Banco Germánico de América del Sud en la capital argentina consistió en convertir a dólares y francos suizos todo el efectivo remitido desde Europa.
Un grupo preciso y efectivo
En sus nuevas funciones, Leute fue muy efectivo pero no estaba solo. Contaba con el trabajo en equipo realizado codo a codo junto al financista Ludwig Freude, el auténtico "embajador nazi en las sombras" (instalado en Buenos Aires desde 1913 y dueño de varias empresas, entre ellas la "Compañía General de Construcciones), y Heinrich Dorge, presidente del Banco Alemán Transatlántico, otro pilar fundamental para la economía y los intereses financieros del régimen de Adolf Hitler en el país. A ellos se sumaba el barón Edmund von Thermann, un oficial de las SS que desde 1933 fue designado como representante diplomático oficial del Tercer Reich, aunque la última palabra en estas cuestiones la tenían Leute y Freude. El otro eslabón en la cadena de poder era Werner Koennecke, quien -desde el sexto piso del edificio del Banco Germánico de América del Sud- supo convertirse en el "contador" del NSDAP y llevaba el detallado registro y control de los números.
A partir de 1939, la inmensa mayoría del dinero que ingresaba a la Argentina desde Europa era producto del expolio que las huestes hitlerianas perpetraban al vaciar las cajas de los bancos nacionales de los países ocupados; aunque también había dinero "legítimo" generado por las firmas alemanas largamente establecidas en el país. Richard Leute gestionaba esas fortunas, las reciclaba y las enviaba con premura directamente a Suiza, a las bóvedas N°2 y N°4 e la poderosa entidad bancaria en Zürich.
El centro neurálgico del lavado
El proceso se gestaba en una zona del centro porteña considerada como "la manzana del poder económico de los nazis". Comenzaba en el Banco Germánico de América del Sud (luego de la Segunda Guerra Mundial devenido en Banco Nacional de Desarrollo, BaNaDe), un enorme edificio con entradas por la avenida Leandro N. Alem 168 y por la calle 25 de mayo 145, donde -vale destacarlo- el Partido Nazi copaba las oficinas del cuarto piso. Luego lo actuado pasaba por la aprobación de la embajada alemana (ubicada en el edificio contiguo al del banco) y posteriormente todo se rechequeaba en las oficinas de la "Torre del Banco Germánico", una bellísima construcción de estilo "Jugen art" emplazada a pocos metros, sobre la esquina de la avenida Alem y la calle Cangallo (actualmente Juan Domingo Perón).
El banco, la embajada, el NSDAP y las dependencias de la Torre conformaban el más importante conglomerado de las actividades comerciales, económicas y financieras del nazismo local; que recibía el apoyo logístico y el sigiloso trabajo de diversas mandatarias que representaban encubiertamente a importantes firmas alemanas desde el edificio e la calle Reconquista 338, a pocas cuadras, en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires. Allí funcionaba el centro de operaciones del Dr. Ernesto Niebuhr, el hermano de Dietrich Niebuhr que era formalmente el Agregado Naval de la embajada alemana pero que en realidad -y bajo el alias de "Diego"- era un agente nazi que operaba como cabeza de la Ettapendienst, la organización secreta de espionaje naval al servicio de los intereses geopolíticos del régimen de Hitler en un sin fin de puertos en el mundo.
Los innumerables movimientos de este "nido" de tapaderas y mandatarias fueron denunciados mediante dos documetos confeccionados gracias a las investigaciones de la inteligencia de Estados Unidos y el trabajo de legisladores antinazis argentinos. Todo quedó registrado en el "2° sumario de espionaje alemán" y en una extensa y detallada lista dada a conocer bajo el nombre de "The proclaimed list of certain blocked nationals" (Lista proclamada de determinados bloqueos nacionales) que pusieron en evidencia y desnudaron la "diplomacia paralela" en tiempos de los gobiernos de Roberto Marcelo Ortíz (del 20 de febrero de 1938 al 27 de junio de 1942) y de Ramón Castillo (del 27 de junio de 1942 al 4 de junio de 1943), y también de ciertos influyentes sectores de las Fuerzas Armadas (muy especialmente el bando del Ejército pro nazi, a partir del golpe militar del GOU del 4 de junio de 1943).
Los documentos también sacaron a la luz la llamada "contabilidad creativa con ingeniería financiera" que era funcional a las plazas bursátiles de Suiza y a los nazis y sus socios de la Argentina. El movimiento de divisas y bienes reciclados incluyó la participación directa de -al menos- unos 12 mil nazis locales (las listas originales fueron encontradas por el ingeniero Pedro A. Filipuzzi en 1984 mientras trabajaba en dependencias del Banco Nacional de Desarrollo, ex Banco Germánico de América del Sud), en su mayoría afiliados al NSDAP y a la poderosa "Unión Alemanda de Gremios".
Las operaciones llevaron a otro escenario la estrecha relación y colaboración de los nazis y la banca suiza, que años después derivó en un escándalo de proporciones y la crisis inédita que puso en jaque el futuro del Credit Suisse. Nunca antes se diseñó, puso en marcha y perfeccionó una cadena de lavado de activos de caraterísticas similares en el país.
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Twitter: @mdGarciaOficial
Un agradecimiento al ingeniero Pedro Alberto Filipuzzi.
Nota original: https://www.canal26.com/historia/el-lavado-de-dinero-nazi-y-su-centro-de-poder-en-buenos-aires--334695
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