Robert Kennedy ya mortalmente herido, sostenido por Juan Romero.
El jefe de seguridad de Kennedy, era William Barry, un exagente del FBI, acompañado por otros dos guardaespaldas no oficiales (una custodia sugestivamente escueta para un futuro contendiente al sillón de la oficina oval...). La gran cantidad de gente presente hizo que los planes de "evacuación" de Robert Kennedy se modificaran y el candidato demócrata optó por seguir al maitre del lugar por una salida que lo llevaría por la parte trasera.
Sirhan Sirhan, era un inmigrante palestino que logró escabullirse entre "tanta seguridad" y al acercarse a Kennedy, disparó en dos oportunidades las balas que se encontraban en el cargador de su revólver calibre 22 Iver-Johnson Cadet. El senador cayó pesadamente al suelo y Barry trató de consolarlo colocándole un abrigo debajo de su cabeza a modo de almohada. De inmediato Barry se percató del balazo en la cabeza y la gravedad de las heridas producidas... Varios lograron golpear y detener al asesino, mientras Juan Romero, un testigo "privilegiado" del hecho le sostenía la cabeza al infortunado Kennedy a punto de morir. La última pregunta de Kennedy se dejó escuchar: "¿Están todos bien?"... "Sí, todo va a salir bien" -le respondía Romero.
Lo que no iba a salir bien era el pedido de auxilio desde el hotel a la policía... Dos empleadas del Hotel Ambassador intentaron conseguir la llegada de la policía al lugar pero, del otro lado de la línea, la reacción dejó mucho que desear.
En el video a continuación, parte de las imágenes del asesinato y la grabación del sugestivo llamado telefónico... ¿Es que... había que dejarlo morir?