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domingo, 21 de diciembre de 2014

Un recordatorio especial a 75 años de la muerte de Hans Langsdorff en Buenos Aires

EXCLUSIVO. En un emotivo e histórico acto recordatorio, se conmemoraron los 75 años de la heróica muerte del Capitán de Navío Hans Langsdorff, comandante del acorazado de bolsillo alemán "Admiral Graf Spee". El homenaje se llevó a cabo en el Cementerio Alemán de la ciudad de Buenos Aires el domingo 21 de diciembre de 2014. 
"Historias Lado B" estuvo allí.

Homenaje al Capitán Hans Langsdorff en el Cementerio Alemán de Buenos Aires.


El domingo 21 de diciembre de 2014 tuvo lugar el recordatorio por el 75º aniversario de la muerte del Capitán Hans Wilhelm Langsdorff, llevado a cabo en el Cementerio Alemán de Buenos Aires, donde reposan los restos del marino alemán protagonista excluyente de la legendaria Batalla del Río de la Plata. Pasaron 75 años desde que Langsdorff -aquel lejano diciembre de 1939- se quitara la vida cumpliendo al pie de la letra con los viejos códigos navales y las leyes no escritas de la guerra, vale decir, esgrimiendo caballerescas cuestiones de honor. Tras una larga batalla que culminó frente a las costas de Montevideo, el acorazado de bolsillo "Admiral Graf Spee" sería autohundido por Langsdorff, evitando no sólo entregar su buque al enemigo británico, sino -fundamentalmente- impidiendo la pérdida de miles de vidas humanas de su propia tripulación y de las naves inglesas - los HMS Ajax, Achilles y Exeter- que lo enfrentaban y lo rodeaban. Ese es el gran legado de Langsdorff en esta historia y ésto no debe confundirse con posturas políticas o incluso con simpatía o antipatías por determinadas ideologías que -incluso el Capitán y sus enemigos- pudieran profesar. La grandeza de Langsdorff se centra en la preservación de las vidas humanas, las propias y -también- las del enemigo. Es que -aunque resulte extraño sostenerelo- se tenían códigos de guerra, convenidos y aceptados por los bandos beligerantes, que definitivamente son propios de otros tiempos.

Discurso inicial de homenaje al Capitán Hans Langsdorff en el Cementerio Alemán de Buenos Aires.

Un exaviador de la Royal Air Force y el Agregado Naval británico, dejan una ofrenda 
en la tumba del Capitán Hans Langsdorff en el Cementerio Alemán de Buenos Aires.


La ceremonia llevada a cabo en Buenos Aires fue -en cierta medida- un regreso a esos tiempos pasados, una romántica vuelta atrás. Allí, en el "Deutscher Friedhof" de Buenos Aires, no sólo se encontraban presentes familiares y descendientes de Langsdorff -entre ellos, su propia hija, la señora Inge Nedden- sino que además se acercaron al mausoleo a rendirle honores, quienes en 1939 fueron sus propios oponentes en la batalla. No se trata aquí de hacer apologías -nada más lejos de mi intención-, ni plantear cecanía con determinadas ideologías de un bando o del otro. Se trata de rescatar la caballerosidad, los códigos que hoy se han perdido dadas las características de la guerra moderna, el respeto a pesar de las diferencias, la camaradería expresada entre caballeros que tan sólo -ocasionalmente- se encontraban en bandos enfrentados defendiendo un ideal. No sólo alemanes se acercaron a rendir emotivo homenaje a Hans Langsdorff, viejos camaradas de batallas marinas, quienes escaparon de aquella tragedia, como por ejemplo el último sobreviviente de la batalla en la Argentina, Walter Heinz Berger.

Marcelo García, de Historias Lado B, junto a Walter Heinz Berger, marinero sobreviviente del Graf Spee.

Foto principal: Inge Nedden, hija de Hans Langsdorff, deja una ofrenda en la tumba de su padre
Foto pequeña: Marcelo García, de Historias Lado B, junto a Inge Nedden en el homenaje a Hans Langsdorff.


Lo fuerte y emocionante del acto llevado a cabo en Buenos Aires, es que se contó con la bienvenida presencia de un exaviador de la Royal Air Force y un marino neocelandés que también cumplía funciones a bordo de uno de los navíos ingleses durante la épica batalla naval. A ellos se unió un representante de la marina francesa y un conjunto de gaiteros escoceses. Así, los viejos enemigos, dejaron de serlo. Al sonar el toque de clarín para dar lugar a un respetuoso minuto de silencio, todos demostraron -dando forma a una memorable historia lado b- que la guerra también puede derivar en un indestructible acto de respeto y amor, sincero y fraterno que sea capaz de perdurar en el tiempo.
Tras una cruenta batalla, la guerra se transformó -este 21 de diciembre de 2014- en silencio, memoria, un puente hacia el futuro, deseos de reconciliación, plegarias por todos los muesrtos de la guerra y las víctimas del Holocausto, miradas con ojos humedecidos, apretones de manos y un abrazo que terminó de sellar la tan ansiada y buscada paz.

Marcelo D. García
Historias Lado B



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Un agradecimiento especial a Carlos Engels.