Cuerpos de Mussolini y su esposa (segundo y tercero desde la izq.) y Churchill.
Así como ha quedado demostrada la trampa que Churchill le tendió a Rudolf Hess en 1941 haciéndole creer que efectivamente estaban llevando a cabo tratativas de paz (ésto es algo penado como crimen de guerra), ahora sale a la luz otro hecho que pone de manifiesto lo sistemático del uso de la mentira y el ocultamiento de parte de Churchill en su accionar.
Durante muchos años se ha creído que la muerte del Duce, Benito Mussolini, y su mujer Clara Petacci había sido entera responsabilidad de partisanos italianos furiosos con el rabioso dictador. Los libros de la historia oficial, el Lado A, dicen eso y así quedará registrado para todos los tiempos. Algo de verdad hay en eso, sin embargo hace poco se han dado a conocer las declaraciones de un partisano de entonces, quien además escribió un libro en 1978 llamado "Aquel 28 de Abril" (N. de la R.: fecha de la muerte de Mussolini), quien asegura que ha sido él mismo quien disparó contra el fascista dictador italiano. Bruno Giovanni Lonati (en la segunda foto de la nota), era el comisario político de la 3ª Brigada Partisana "Garibaldi" y afirma sin temor a equivocarse que los hechos no han sido tal como se escribieron en la historia hasta ahora conocida.
Bruno Giovanni Lonati (laprovinciadilecco.it)
La versión de Bruno Giovanni Lonati apunta directamente a seguir la llamada "pista inglesa" y hace concreta referencia a que el cerebro tras la solicitud de asesinato de Mussolini, no ha sido otro más que el propio Winston Churchill. Los motivos no serán difíciles de encontrar: tanto Churchill como Mussolini compartían un sentimiento imposible de ocultar, su profundo odio al comunismo. Dada esta situación entre ambos, se sabe que Churchill mantuvo durante largo tiempo una fluída comunicación con el Duce a través de cartas personales y cuando el final llegó inexorable para el líder italiano, Churchill creyó conveniente no sólo eliminarlo sino también deshacerse de la tan conflictiva correspondencia entre ambos.
Aquel 28 de Abril de 1945, todo se habría dado de "maravillas" para Churchill. Mussolini siempre viajaba con una valija cargada de su correspondencia más secreta y confidencial, también (obviamente) las cartas de Churchill. En aquella jornada se dio la chance de exterminar todo de un plumazo: Mussolini, su mujer y las cartas comprometedoras para el flemático y duro primer ministro inglés. Todo fue destruído.
Bruno Giovanni Lonati, finalmente, tenía algo más para agregar: si bien él efectivamente era un partisano y había disparado contra Mussolini, la orden de ejecución contra el dictador se la dieron directamente agentes del servicio secreto británico.