La Propaganda según Joseph Goebbels.
En los tiempos que corren, en los que resulta tan sencillo confundir los tantos, desviar la atención de los desprevenidos y manejar destinos y voluntades, bien vale darle una mirada a una serie de principios que -aunque parezca- no fueron escritos en la actualidad. Joseph Goebbels, el maquiavélico Jefe de la efectiva propaganda Nazi, ha sido un verdadero genio de la comunicación, con todo lo que ello implicaba. No se trata de hacer aquí un juicio de valores, analizar su rol en la historia, atacar o defender sus radicales posturas políticas o -si se quiere- los efectos derivados de las mismas. Desde el necesario desapasionamiento que aporta la verdadera investigación histórica, con la debida perspectiva y distancia que se deben tomar a la hora de tratar de desentrañar los misterios latentes detrás de determinados personajes, es que bien vale la pena leer los "11 principios de la propaganda" plasmados a mediados de los años '30 por Goebbels. En 2004, el escritor e investigador Walter Graziano publicó un excepcional libro titulado "Hitler ganó la guerra" (Editorial Planeta) -al cual recomiendo sin dudar- en el que dejó claramente demostrado que los hilos del poder se manejan y entrelazan desde las sombras a manos de una élite que coloca presidentes, los derroca, los asesina, los vanagloria, tergiversa la realidad a su antojo, además de hacernos entrar a un peligroso juego de humo y espejos mediante el cual, quienes determinan, pretenden hacernos perder de vista determinadas conexiones entre el pasado, el presente y lo que vendrá. La historia es cíclica, ya se sabe. Cada tanto determinados hechos se repiten de modo similar, se reciclan y adoptan aparentes nuevas formas. Sin embargo, es muy factible que todo sea parte del mismo plan, de hecho lo es. Precisamente los "11 principios de la propaganda"escritos por Goebbels, eso mismo demuestran: lo que fue útil entonces, sigue vigente hoy.
Aquí a continuación, los "11 principios de la propaganda" escritos por Goebbels, cualquier similitud con la realidad actual es, por supuesto, sólo una curiosa coincidencia. Después de leerlos, usted sabrá decir si muchos han aprendiodo de todo ésto y si... Hitler ganó la guerra o no.
1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
¡Caramba! Acabo de descubrir que don Joseph aún está vivo y que, además, es asesor del Grupo Clarín.
ResponderEliminarEstimado Tilo, es cierto, claro, los grandes grupos económicos también emplean este tipo de cosas. Le pregunto ¿sólo los grandes grupos económicos? ¿No cree uds. que muchos gobiernos pasados y actuales (por ejemplo en la Argentian) usan la misma técnica? Cree que todos los "buenos" están de un lado y todos los "malos" del otro es también -en parte- caer en lo que proponen estos 11 principios.
ResponderEliminarEstimado:
ResponderEliminarSi el poder real en formas más o menos descaradas - al menos a partir de 1989 y al compás de la globalización impuesta a nivel mundial - no hubiera estado y aún siguiera en manos de un grupo de multimillonarios, estaría de acuerdo contigo. Para imponer ese tipo de política comunicacional o al menos para que ella tenga algún efecto, es necesario contar con una gran potencia de fuego mediático. Generalmente y salvo excepciones, esa potencia sólo está en manos de un reducido grupo, pequeño en numero de integrantes pero poderosísimo en su dimensión económico-financiera.
Fijate en la profusión de material escrito, fotográfico, cinematográfico, etc. del que contamos con relación a la Shoah y cuán escaso es en comparación el mismo tipo de testimonios si nos referimos al genocidio de los armenios. En este caso, no se trata de consideraciones de carácter político sino simplemente de vidas humanas. Alrededor de 6 millones en el primer caso y entre 1 millón y medio y 2 millones en el segundo. Hay que contar con poder o carecer del mismo para que la diferencia en la difusión de ambas catástrofes sea tan disímil.
No me animaría a decir que Hitler ganó la guerra por eso.
TITO, TE OLVIDASTE DEL GENOCIDIO DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS DE AMERICA, 90 MILLONES DE MUERTOS.
EliminarCon la llegada de los conquistadores se inició un exterminio que arrasó con 90 millones de pobladores de la región
Disculpame, pero hablar de genocidio de los pueblos originarios es un anacronismo. Simplemente porque el concepto no existía hace 500 años. Es como si se aplicara una ley con retroactividad. De la misma manera que se habla de genocidio de los pueblos originarios se podría hablar del genocidio de Gengis Khan sobre los aborígenes de Asia o de Atila sobre los Europeos. El hecho de que vinieran de otro continente no cambia las cosas. También habría que hablar de la masacre del Imperio Azteca o del Imperio Inca sobre los pueblos que conquistaron...
EliminarEstimado Tilo, coincido en algunas cosas, como por ejemplo la comparación entre el Holocausto judío y el armenio, sí señor. Respecto del tema puntual de mi post, insisto en que es verdad que los grupos económicos hacen uso de estos "principios", pero vamos... que los gobiernos también tienen a grupos económicos y periodísticos detrás. Andamos con rodeos, pero ambos estamos aludiendo de un modo u otro (a fevor, creo en su caso, y no tanto en el mío) al gobierno argentino actual. Si uno lee las noticias o bien si uno escucha de boca de los propios protagonistas, sin inetrmediarios, lo que se dice, notará que estos 11 principios se siguen utilizando de un lado y del otro. Interesante el debate que propone y, bienvenido, claro.
ResponderEliminarPD: Hitler no ganó la guerra por eso sólo.
hay mucha contención general para el tratamiento de este tema por lo que cuando se dan uno les presta mas atención que a otros. Por eso he leìdo con gusto y espero leer mas cuando los reciba !
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