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lunes, 1 de junio de 2020

Detalles ocultos del contrato del médico nazi Carl Peter Vaernet autorizado por Ramón Carrillo: pasajes, gastos pagos y "misión" en el interior

Ramón Carrillo, contrato en ministerio de Salud y Carl Peter Vaernet.


En el mes de mayo de 2020, la posible puesta en circulación en la Argentina de un billete de $5000 con la figura del doctor Ramón Carrillo (primer ministro de Salud de la Nación durante los dos primeros gobiernos del general Juan Domingo Peró) desató una impensada polémica. La sola mención de la noticia, pese a las ambigüedades del Gobierno -desde donde se insistía en que finalmente ese billete no saldría a las calles-, generó una oleada de críticas y posturas en contra. Todo motivado por la simpatía germanófila de Carrillo y su presunta -y más que probable- admiración por Adolf Hitler.

En 2019 fue publicado mi segundo libro, "Perón y la raza argentina" (Ediciones B), en el cual ahondé sobre este otro costado turbio de la curiosa relación del peronismo y las huestes nazis. Recorriendo la historia, pude desentramar los pormenores de viejos planes de una "raza argentina", mejorada y casi perfecta, que muchos pensadores, médicos, científicos, religiosos, militares y políticos locales ya impulsaban desde inicios del Siglo XX. Luego esos planes mutaron y, como tantas otras veces en la Argentina, quedaron en la nada o simplemente se transformaron en otras cosas. No es mi objetivo aquí explayarme sobre esas cuestiones, pero lo es el de referirme a la relación de Carrillo con Alemania, o si se quiere, con los nazis. En mi libro hablo en extenso sobre las extrañas coincidencias que -de un modo u otro- recorrieron la vida del gran sanitarista argentina de Perón, y que siempre y en todos los casos lo acercaron a lo "germanófilo". Todo eso está probado. Pero tal vez vez lo más significativo de esa cercana relación haya sido la contratación del médico nazi danés de las SS, Carl Peter Vaernet, para que trabaje en su propio ministerio de Salud.

La historia de Vaernet es oscura y tenebrosa. Fue un endocrinólogo, afiliado al Partido Nazi danés, que se ganó los favores y el financiamiento de Heinrich Himmler, Jefe supremo de las temidas SS, para avanzar sin límites en la "cura de la homosexualidad". Primero lo hizo en Copenhagen, leugo en Praga (en la Checoslovaquia ocupada por los nazis) y finalmente en el campo de concentración de Buchenwald, un lugar al que se destinaba a la práctica mayoría de los prisioneros homosexuales del régimen de Hitler. Los procedimientos eran brutales: iban desde el implante de testículos de mono a sus involuntarios "pacientes", hasta la implantación, directamente en la ingle de sus víctimas, de una válvula metálica secretora de testosterona, con lo cual pretendía modificar la orientación sexual de los "anormales". Como era previsible, todos los "pacientes" terminaron muertos a causa de estos experimentos.

En 1947, tras estar internado en un "campo de desnazificación" en Dinamarca, sus captores británicos lo dejaron escapar, a cambio del pase de valiosa información sobre secretos químico-farmacéuticos pasados a empresas británicas y estadounidenses. Casi sin problemas, a inicios de 1947 estaba en Buenos Aires, capital de la Argentina peronista.

Pero Vaernet no vino a esconderse. Consiguió de inmediato la ciudadanía argentina, castellanizó su nombre a Carlos Pedro Varnet y comenzó a trabajar para el Ministerio de Salud de la Nación, con la autorización directa del propio Ramón Carrillo. Con su legajo personal 11692, Vaernet acordó su colaboración con la cartera sanitaria por primera vez el 28 de abril de 1947, luego refrendado el 8 de mayo de 1948, con la finalidad de extender por más tiempo esa colaboración.

Legajo personal de Vaernet en Argentina.


Al respecto, varios puntos para resaltar: a esa altura de las circunstancias, año 1947, 1) nadie, absolutamente nadie -y menos en ámbitos gubernamentales de un régimen que tenía una abierta y comprobada política de ingreso de nazis al país- podía desconocer las actividades previas de Vaernet; 2) de haber sido así, deberían haberlo averiguado con anterioridad a su contratación; 3) y que en un tramo del contrato autorizado por Carrillo se indica que se lo requiere a trabajar "bajos sus órdenes" como "experimentador especializado".

Pero eso no es todo: otro punto interesante del contrato es donde se indica que el médico nazi tenía derecho, además de percibir su sueldo de $1500, al "otorgamiento de pasajes oficiales y reintegro de gastos en los casos que se lo comisionare al interior del país por razones de su misión".

Contratos de Carl Peter Vaernet autorizados por Ramón Carrillo.


Curiosamente lo que no figura en ningún punto de los contratos, es la mención a la matrícula médica de Varnet y su constatación de parte del Gobierno de Perón y el ministerio de Carrillo. Un punto nada menor. Al respecto vale decir que si Vaernet fue contratado por una repartición oficial de Salud, cuanto menos se debía revalidar su matrícula en el país y, al mismo tiempo debería haberse informado a la embajada de Dinamarca en la Argentina la ejecución del trámite. Nada de esto fue concretado.

Hoy, mientras la Argentina sigue debatiendo si Carrillo era nazi o no, y mientras las evidencias van aclarando el panorama; bueno será saber ¿cuál era la "misión" de Vaernet encomendada por Carrillo? Secretos que ambos se llevaron a la tumba.


Marcelo García