Eva Duarte de Perón en su rol de agente nazi. Entrevista a Marcelo García en "El Conde del Once", por Radio Mitre con Gabriel Levinas y la participación especial de Adriana Verón. Miércoles 27 de julio de 2022.
jueves, 28 de julio de 2022
jueves, 24 de diciembre de 2020
"Evita, la agente nazi": Segunda parte de la entrevista a Marcelo García, por Mauro Castro
Segunda parte de la entrevista a Marcelo García, por el periodista e historiador Mauro Castro, en exclusiva para su canal en Youtube. En esta oportunidad, se hizo foco sobre el caso de Eva Perón y su rol como agente testaferro de los nazis en la Argentina. Debido a esto, se habló sobre el libro "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Marcelo García, Sudamericana, 2017). Mirá la entrevista en el video a continuación.
Visitá el canal de Youtube: Mau Castro
Muchas gracias Mauro.
lunes, 14 de diciembre de 2020
"Nazis en Argentina": Primera parte de la entrevista a Marcelo García, por Mauro Castro
Para seguir desandando el camino recorrido por los nazis en la Argentina, a inicios de diciembre tuve la oportunidad de conversar con el periodista e historiador Mauro Castro, en exclusiva para su canal oficial en Youtube. Aquí, la primera parte de la entrevista.
Visitá el canal de Youtube: Mau Castro
Muchas gracias Mauro.
miércoles, 17 de junio de 2020
VIDEO: el nazi Otto Skorzeny junto a Juan Domingo Perón en España
Parecía una reunión común y corriente, excepto por un detalle: a la misma asistieron el nazi Otto Skorzeny y el general Juan Domingo Perón.
martes, 2 de junio de 2020
Marcelo García en "GPS" por A24: "Ramón Carrillo puso al nazi Carl Peter Vaernet bajo su órbita en el Ministerio de Salud"
El 22 de mayo de 2020 fui invitado por el periodista Rolando Graña a su programa "GPS", por A24. Hablé sobre mi libro "Perón y la raza argentina" (Ediciones B, 2019), y también sobre la extraña relación entre el doctor Ramón Carrillo -secretario de Salud durante los dos primeros gobiernos del general Juan Domingo Perón- con el médico nazi de las SS, Carl Peter Vaernet, a quien contrató para trabajar en el Ministerio de Salud de la Nación desde 1947.
Mirá el video.
lunes, 1 de junio de 2020
Detalles ocultos del contrato del médico nazi Carl Peter Vaernet autorizado por Ramón Carrillo: pasajes, gastos pagos y "misión" en el interior
En 2019 fue publicado mi segundo libro, "Perón y la raza argentina" (Ediciones B), en el cual ahondé sobre este otro costado turbio de la curiosa relación del peronismo y las huestes nazis. Recorriendo la historia, pude desentramar los pormenores de viejos planes de una "raza argentina", mejorada y casi perfecta, que muchos pensadores, médicos, científicos, religiosos, militares y políticos locales ya impulsaban desde inicios del Siglo XX. Luego esos planes mutaron y, como tantas otras veces en la Argentina, quedaron en la nada o simplemente se transformaron en otras cosas. No es mi objetivo aquí explayarme sobre esas cuestiones, pero lo es el de referirme a la relación de Carrillo con Alemania, o si se quiere, con los nazis. En mi libro hablo en extenso sobre las extrañas coincidencias que -de un modo u otro- recorrieron la vida del gran sanitarista argentina de Perón, y que siempre y en todos los casos lo acercaron a lo "germanófilo". Todo eso está probado. Pero tal vez vez lo más significativo de esa cercana relación haya sido la contratación del médico nazi danés de las SS, Carl Peter Vaernet, para que trabaje en su propio ministerio de Salud.
La historia de Vaernet es oscura y tenebrosa. Fue un endocrinólogo, afiliado al Partido Nazi danés, que se ganó los favores y el financiamiento de Heinrich Himmler, Jefe supremo de las temidas SS, para avanzar sin límites en la "cura de la homosexualidad". Primero lo hizo en Copenhagen, leugo en Praga (en la Checoslovaquia ocupada por los nazis) y finalmente en el campo de concentración de Buchenwald, un lugar al que se destinaba a la práctica mayoría de los prisioneros homosexuales del régimen de Hitler. Los procedimientos eran brutales: iban desde el implante de testículos de mono a sus involuntarios "pacientes", hasta la implantación, directamente en la ingle de sus víctimas, de una válvula metálica secretora de testosterona, con lo cual pretendía modificar la orientación sexual de los "anormales". Como era previsible, todos los "pacientes" terminaron muertos a causa de estos experimentos.
En 1947, tras estar internado en un "campo de desnazificación" en Dinamarca, sus captores británicos lo dejaron escapar, a cambio del pase de valiosa información sobre secretos químico-farmacéuticos pasados a empresas británicas y estadounidenses. Casi sin problemas, a inicios de 1947 estaba en Buenos Aires, capital de la Argentina peronista.
Pero Vaernet no vino a esconderse. Consiguió de inmediato la ciudadanía argentina, castellanizó su nombre a Carlos Pedro Varnet y comenzó a trabajar para el Ministerio de Salud de la Nación, con la autorización directa del propio Ramón Carrillo. Con su legajo personal 11692, Vaernet acordó su colaboración con la cartera sanitaria por primera vez el 28 de abril de 1947, luego refrendado el 8 de mayo de 1948, con la finalidad de extender por más tiempo esa colaboración.
Al respecto, varios puntos para resaltar: a esa altura de las circunstancias, año 1947, 1) nadie, absolutamente nadie -y menos en ámbitos gubernamentales de un régimen que tenía una abierta y comprobada política de ingreso de nazis al país- podía desconocer las actividades previas de Vaernet; 2) de haber sido así, deberían haberlo averiguado con anterioridad a su contratación; 3) y que en un tramo del contrato autorizado por Carrillo se indica que se lo requiere a trabajar "bajos sus órdenes" como "experimentador especializado".
Pero eso no es todo: otro punto interesante del contrato es donde se indica que el médico nazi tenía derecho, además de percibir su sueldo de $1500, al "otorgamiento de pasajes oficiales y reintegro de gastos en los casos que se lo comisionare al interior del país por razones de su misión".
Curiosamente lo que no figura en ningún punto de los contratos, es la mención a la matrícula médica de Varnet y su constatación de parte del Gobierno de Perón y el ministerio de Carrillo. Un punto nada menor. Al respecto vale decir que si Vaernet fue contratado por una repartición oficial de Salud, cuanto menos se debía revalidar su matrícula en el país y, al mismo tiempo debería haberse informado a la embajada de Dinamarca en la Argentina la ejecución del trámite. Nada de esto fue concretado.
Hoy, mientras la Argentina sigue debatiendo si Carrillo era nazi o no, y mientras las evidencias van aclarando el panorama; bueno será saber ¿cuál era la "misión" de Vaernet encomendada por Carrillo? Secretos que ambos se llevaron a la tumba.
martes, 18 de febrero de 2020
El misterioso asesinato en Mendoza del biólogo nazi Heinz Brücher, que planeaba erradicar la cocaína
En la zona en donde vivía, todos lo conocían como "don Enrique", pero su verdadero nombre era Heinz Brücher. El hombre era biólogo, botánico y genetista, pero por sobre todas las cosas era nazi. Llegó a la Argentina en 1948, por un acuerdo con el Gobierno argentino del General Juan Domingo Perón. Vivía en su propio mundo, apartado de la mirada inquisidora de los demás; y ese mundo era su finca en la localidad de Ugarteche, al norte de la provincia de Mendoza, en Argentina. El sitio fue bautizado por él mismo como "Cóndor Huasi" (Huasi: vocablo de procedencia quichua que significa casa, habitación, domicilio, nido, cueva).
En las puertas lucían esculturas de hierro en forma de águilas, bien al estilo alemán, con innegables reminiscencias de la iconografía del nazismo. Vivió muchos años allí, casi en el anonimato, y todo terminó el 17 de diciembre de 1991, a sus 76 años de edad, cuando ya viudo, fue encontrado muerto en su casa.
La extraña muerte fue por asfixia: alguien se había encargado de colocarle cinta aislante en la boca y en la nariz. También le habían atado pies y manos. Lanzadas al aire varias conjeturas, lo concreto es que Brücher tenía varios enemigos que venían incluso de sus años de juventud en el Tercer Reich de Adolf Hitler. El caso se archivó con sorprendente rapidez, y nunca -jamás- se encontró a los culpables. Inicialmente se detuvo a un jornalero paraguayo, pero resultó que tenía una buena coartada. La investigación policial determinó súbitamente que el móvil de esa curiosa muerte había sido el robo, pese a que no faltaba nada en el domicilio del biólogo nazi.
¿Se trató de una venganza? ¿Quién y por qué podría haberlo asesinado?
Hay varias teorías al respecto.
Los primeros sospechosos del crimen podrían ser los rusos: Cuando servía a las SS, Brücher se había dedicado a saquear los bancos de semillas de la Unión Soviética para conseguir unas plantas de raza superior que alimentasen a todo el Tercer Reich. La idea era que pudieran crecer en cualquier tierra y bajo cualquier clima. Comida para siempre, una huerta resistente a cualquier tipo de plaga, incluso la sequía o la inundación.
Otros sospechados de haber cometido el asesinato, fueron los israelíes: éstos también "se la tenían jurada", ya que contaban con comandos especiales para cazar a los nazis que huyeron de Alemania, y muy en especial a la Argentina del presidente Juan Domingo Perón; como en su caso.
Finalmente, una tercera opción sobre los responsables del crimen, parece ser la más verosímil: la de los cárteles de droga. Y esto tiene su buena explicación: es que Brücher tenía otro plan secreto. Quiso diseñar una enfermedad mortal para las plantaciones de coca. Soñaba con la eugenesia y la aplicó también a la agricultura. Cuando su esposa y su hijo menor fallecieron en un accidente automovilístico, después de la guerra, el nazi decidió apartarse de la sociedad y dedicarse a investigar en su finca, por su propia cuenta. Pero cometió un error letal: en 1989 publicó uno de sus textos científicos en inglés firmado con su nombre verdadero.
Su trabajo se focalizó en un hongo que atacaba la hoja de coca. De hecho, el estudio que publicó incluía referencias de este tipo, algo que lo habría puesto en la mira de las agencias antidrogas de los Estados Unidos, (que querrían aprovechar al máximo su conocimiento) o de los traficantes de drogas, de quienes se sospecha que enviaron dos sicarios a matarla a su propia casa.
El día de su asesinato, dos bolivianos habían al aeropuerto de Mendoza. Alquilaron una camioneta y se los vio merodeando la zona de "Cóndor Huasi". Al día siguiente regresaron a Bolivia y nunca más se los volvió a ver por el lugar.
Tras la muerte (asesinato) de Brücher, muchos avalaron esta tesis. Entre ellos estuvo, Daniel Gade, profesor de Geografía de la Universidad de Vermont. Gade relató que el nazi éste le había contado, por correspondencia, que estaba estudiando un producto capaz de destruir las plantaciones de coca sin dañar al resto de plantas.
Otra fuente fue Vicente Cabrera, un jornalero que trabajaba para el biólogo nazi en Mendoza; quien dijo que iba a ser su cómplice: "Yo debía viajar a Bolivia con una jeringa -que supuestamente contenía el hongo modificado- para infectar a un área de unas 200 hectáreas de coca. Pero diez días antes de la fecha prevista para mi partida, lo asesinaron. Si yo hubiera estado en la finca aquella noche, también me habrían matado".
Como fuera, lo real es que nunca se supo por qué (y a manos de quién) apareció muerto en Mendoza el nazi Heinz Brücher. Lo que sí se podría afirmar es que quién se encargó de "pasarlo a mejor vida"...no era un simple ladrón.
Fuentes:
https://www.elespanol.com/cultura/historia/20180925/misterioso-asesinato-biologo-nazi-queria-erradicar-cocaina/340467021_0.html
https://www.ozy.com/flashback/who-killed-the-nazi-botanist-trying-to-wipe-out-cocaine/83066/
viernes, 2 de agosto de 2019
El día que Juan Mahler "recordó" que era el nazi Reinhard Kopps
"Kopps era mi nombre, pero ya no. Hay una gran diferencia", sostuvo el nazi en Bariloche.
Luego, apretado por las circunstancias tras ser consultado si había ayudado a escapar a muchos nazis hacia la Argentina con ayudadel Vaticano, dijo Mahler/Kopps ante las cámaras: "Por aquel entonces, yo no sabía que hacía eso. Muchos años después me di cuenta".
domingo, 7 de julio de 2019
La Matanza de Rincón Bomba: el genocidio ordenado por Perón contra el pueblo Pilagá
Apenas habían pasado dos años desde el orquestado "Día de la Lealtad peronista" cuando, el 10 de octubre de 1947, se dio inicio a a una matanza como pocas veces se recuerde en la historia argentina. El escenario fue el Territorio Nacional de Formosa, mientras que las víctimas fueron las familias pilagás, tobas y wichis que caminaron hacia la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), que pertenecía a Robustiano Patrón Costas, un terrateniente y empresario del azúcar, que años antes había sido uno de los baluartes de la corrupción durante la "Dédaca infame" y que no tenía el más mínimo reparo en aceptar coimas a diestra y siniestra, incluso de manos de los nazis socios del presidente argentino Juan Domingo Perón y sus apoyos desde los días de la Logia Militar filo nazi fascista del GOU (Grupo de Oficiales Unidos).
La comunidad pilagá solo pedía una cosa: trabajo. El gobierno peronista había establecido un régimen de trabajo esclavo y Patrón Costas no cumplió ninguna de las condiciones acordadas, mucho menos con el salario que les había prometido. Los indígenas tomaron valor, reclamaron y terminaron todos despedidos; tras lo cual, agobiados por enfermedades de todo tipo y la hambruna, regresaron con sus familias al territorio de Las Lomitas, en Formosa.
La prensa de aquel entonces, servil y complaciente con el régimen de Perón, fogoneó como nunca sobre miedo al “malón”, “sublevación indígena” y “los indios revoltosos en actitud de alzamiento”, algo que no fue otra cosa más que la semilla germinal para una brutal e inédita represión. La Gendarmería agrupó a más de cien hombres armados entre el pueblo y la comunidad que reclamaba lo suyo. Los aborígenes querían parlamentar, pero fueron engañados y cayeron en la trampa. Las fuerzas del Gobierno de Perón estaban allí para aniquilarlos y quitarse el problema de encima.
El 10 de octubre comenzó el genocidio. Los gendarmes munidos de ametralladoras, carabinas y fusiles avanzaron sobre la comunidad aborigen. El infierno estuvo desatado durante tres interminables semanas; e incluso desde Buenos Aires se enviaron dos aviones de la Fuerza Aérea para reprimir desde el aire.
Los testimonios de los pueblos originarios hablan de una masacre, un verdadero e innegable genocidio. Los cuerpos de los infortunados integrantes de la comunidad pilagá fueron arrasados por topadoras y finalmente quemados en hogueras que sólo recordaban a la Inquisición o a los campos de concentración del régimen nazi de Adolf Hitler. Las mujeres y las niñas de la comunidad fueron violadas por las fuerzas del Gobierno peronista. Los ancianos también fueron pasados, sin piedad, por las armas.
Recién en el año 2006 fueron encontrados veintisiete cuerpos, y un grupo de abogados comenzó acciones legales contra el Estado nacional por violaciones a los derechos humanos.
Nadie de Gendarmería Nacional fue sancionado o castigado por la masacre. Santos Costas, quien fuera integrante de la fuerza de represión enviada por Perón en el momento de los hechos sangrientos de 1947, recibió su felicitación y fue ascendido por Orden 2.595 del director de Gendarmería Nacional. Tras abandonar la fuerza fue nombrado juez federal en Formosa. Su juzgado lleva adelante la causa de lesa humanidad por los hechos que se le imputan.
Tal vez, la matanza -casi desconocida hasta nuestros días- haya sido un eslabón más en la delirante y atroz cadena de locura, basada en corrientes de pensamiento que, desde principios de siglo XX, buscaron generar -y luego proteger- a una quimérica «raza argentina», con la idea oculta de hacer de la Argentina el país rector en Sudamérica. Parece mentira, pero fue verdad, todo cobró nuevo impulso con el comienzo de la segunda guerra mundial y llegó a límites nunca antes sospechados con el ascenso de Juan Domingo Perón al poder, quien habilitó el ingreso al país de médicos criminales que habían trabajado para Adolf Hitler en experimentos para la pureza racial.
Entre otros, Josef Mengele y Carl Peter Vaernet pondrían todo su empeño, no ya en pos de la raza aria, sino para dar vida a una masa, útil y obediente, de peronistas perfectos. El Dr. Ramón Carrillo, ministro de Salud peronista, fue, cómo pocos, uno de los principales impulsores de este plan demente, pero completamente real.
Fuentes:
"Perón y la raza argentina" (Marcelo García, Ediciones B, Argentina, 2019)
https://www.megustaleer.com.ar/libros/pern-y-la-raza-argentina/MAR-016334
Fallo histórico a favor del pueblo pilagá por la masacre de Rincón Bomba
https://www.tiempoar.com.ar/nota/masacre-de-rincon-bomba-fallo-historico-a-favor-del-pueblo-pilaga
Masacre del Ricón Bomba
http://www.elortiba.org/old/bomba.html
La masacre de Perón al pueblo pilagá
http://www.laizquierdadiario.com/La-masacre-de-Peron-al-pueblo-pilaga
viernes, 28 de junio de 2019
"Perón y la raza argentina": entrevista a Marcelo García en "Viaje al puerto de la noche", AM550 La Primera, Neuquén
viernes, 17 de agosto de 2018
La Argentina nazi fascista del GOU y Perón: "Me llamo Ester, sin H"
Muchas veces esos documentos son la gente, una simple persona con su historia, pequeña y enorme a la vez, pero singular. Y lo que cuenta no se lo contó nadie. Tampoco nadie le dijo que no lo tenía que contar. Lo vivió en carne propia y -tal vez- también lo sufrió.
Durante la 15º Feria del Libro de Tandil, tuve la posibilidad de conversar con una lectora. Una señora mayor que se acercó para que le firme un ejemplar de mi libro "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler". Ella me hizo un regalo inesperado y se transformó en un documento vivo de la historia de nuestro país.
Al preguntarle su nombre, me dijo Ester y cuando le consulté si se escribía con H, me respondió: "No, sin H. Yo nací en 1944 en pleno gobierno del GOU, y cuando mi padre fue a anotarme le impidieron nombrarme Esther con H porque -adujeron- ese era un nombre judío".
Para quienes se empeñan en negar aquel pasado oscuro de la Argentina, los de aquellos días en que se levantaba una Nación nazi fascista desde las sombras, vaya este testimonio que ahora es también parte de la historia oficial.
domingo, 10 de junio de 2018
Juan José Valle: el ícono de la "resistencia peronista" al que poco le importaba Perón...
Las horas dolorosas que vive la República, y el clamor angustioso de su Pueblo, sometido a la más cruda y despiadada tiranía, nos han decidido a tomar las armas para restablecer en nuestra Patria el imperio de la libertad y la justicia al amparo de la Constitución y las leyes.
Como responsable de este Movimiento de Recuperación Nacional integrado por las Fuerzas Armadas y por la inmensa mayoría del Pueblo –del que provienen y al que sirven-, declaramos solemnemente que no nos guía otro propósito que el de restablecer la soberanía popular, esencia de nuestras instituciones democráticas, y arrancar a la Nación del caos y la anarquía a que ha sido llevada por una minoría despótica encaramada y sostenida por el terror y la violencia en el poder.
Conscientes de nuestra responsabilidad ante la historia, comprendemos que nuestra decisión es el único camino que nos queda para impedir el aniquilamiento de la República en una lucha estéril y sangrienta entre hermanos, cada día más inevitable e inminente…
¡Viva la patria!
Movimiento de Recuperación Nacional
General de División Juan José Valle
General de División Raúl Tanco
Buenos Aires, 9 de junio de 1956.
martes, 20 de marzo de 2018
La misión de Osmar Hellmuth, Perón y los nazis
En enero de 1943 el coronel Juan Domingo Perón sacó provecho de la inesperada muerte del General Agustín P. Justo neutralizando el accionar de oficiales proaliados del Ejército, movida con la que también desalentó un posible foco opositor en ámbitos castrenses que podrían obstruír su camino hacia el poder.
viernes, 27 de octubre de 2017
El viejo hotel abandonado y una curiosa leyenda sobre Perón
Los golpes de las enormes piedras a la vera del camino se hacían sentir en el piso de la vieja 4x4 Land Rover alquilada para llegar hasta allí, confirmando que hasta ese lugar no podía acceder cualquiera, de cualquier modo, circulando por serpenteantes caminos no exentos de algún peligro. Las horas de viaje se acortaron dramáticamente ante la belleza del entorno y casi hacia el final de la jornada comenzamos a divisar la derruída silueta de una extraña construcción en la lejanía.
Cuando nuestra 4x4 se fue acercando pudimos ver los fantasmales restos de un viejo hotel que casi invadía la ruta. Una hermosa construcción de piedra lugareña, de tres plantas, escaleras que antaño lucirían majestuosas, termas naturales y los techos derrumbados eran los mudos testigos de otros tiempos, de días dorados en un paraje al que no muchos se atreverían a llegar.
La extraña y particular vida del hotel de El Sosneado culminó súbitamente en 1953, cuando por razones desconocidas, sus puertas cerraron definitivamente y muchos de los secretos de tantas historias interesantes durmieron para siempre en la soledad de alguna de sus habitaciones. Pero como tantas veces sucede, alguno de esos secretos indescifrables, encriptados en la soledad del lugar, salieron a la luz y durante aquella jornada de asombroso recorrido por un valle excepcional, pude finalmente enterarme de qué se trataba, por casualidad.
Frente a la destruída construcción, el chofer soltó su mano derecha del volante y como quien no quiere la cosa, señalando al hotel lanzó un comentario que no caería en saco roto:
"Acá es donde los alemanes le pagaban a Perón" - dijo como sin querer decirlo, al pasar, casi como se estuviera simplemente recordando las actividades habituales de viejos buenos vecinos del lugar.
Pocos metros más recorrimos de aquel pedregoso camino y cuando la 4x4 Land Rover se detuvo a un costado, una vez que el gentil conductor lograba "estirar" las entumecidas piernas, me acerqué para saber más...
"Hombre, ¿cómo es eso de que aquí le pagaban los alemanes a Perón?" - le dije.
"Y sí... cuando Perón volvió de Europa, mientras estaba destinado al regimiento de montaña en Mendoza, lo traían acá y le daban lo suyo" - sentenció sin anestecia el vaqueano, sin dudar.
"Eso es lo que siempre se supo por aquí" - remató con total seguridad.
La historia de Juan Domingo Perón, su más que notoria simpatía filo nazi y la afirmación de su ideario tras su regreso de Europa en 1940, es bien conocida. Tampoco es un secreto que una vez instalado en Mendoza, supo rodearse de instructores "alemanes" -traídos y recomendados por él mismo- y que la inteligencia clandestina nazi, bien organizada en la Argentina de entonces, lo había contactado con el legendario nazi Ludwig Freude, el representante de Hitler en Sudamérica, según profusa documentación. Todo era historia, más o menos conocida, pero historia al fin.
Sin embargo, una cosa me llamó poderosamente la atención aquella tarde en El Sosneado, mientras yo apoyaba la bota en el costado del neumático de la 4x4 y oteaba a la lejanía la belleza incomparable e imponente del lugar.
Para ese hombre, descendiente de viejos vecinos de la zona, inocente y ajeno de todas las conspiraciones y maquinaciones de la historia, aquel "secreto a voces" de los alemanes que le pagaban a Perón en el hotel, no era novedad, ni llamaba la atención para un indiferente habitante de la zona. No había por qué no decirlo, según su modo de ver.
Para mí, en cambio, aquel comentario dicho al pasar, era casi una confirmación, un relato desinteresado que se había transmitido de boca en boca durante más de 70 años, una espeluznante historia lado B, con inusitadas e insospechadas consecuencias que llegan, incluso, hasta nuestros días.
Marcelo García
Historias Lado B
Podés encontrar más sobre esta historia en:
"La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Marcelo García - Sudamericana - 2017)
Link:
http://www.megustaleer.com.ar/libro/la-agente-nazi-eva-peron-y-el-tesoro-de-hitler/AR18875
Fotografías (excepto la de 1938): Marcelo García / Historias Lado B
lunes, 16 de octubre de 2017
Las mentiras del 17 de octubre
Por más de 70 años, un aura romántica y misteriosa envolvió a hechos y protagonistas del histórico 17 de Octubre de 1945. Presionada, y en un claro intento de presentar los hechos como una espontánea demostración popular en favor del supuestamente detenido coronel Juan Domingo Perón, la dictadura fascista filo nazi argentina, se verá obligada a reinventarse mediante una insospechada movida destinada a simular un cambio para que nada cambie en realidad. Desde las sombras, y con el aporte de millones ingresados clandestinamente al país por los nazis, el "Día de la Lealtad" peronista fue pacientemente orquestado y se transformó en una de las más grandes farsas de la historia argentina. Todos los detalles, en este fragmento de uno de los capítulos de mi libro "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Sudamericana - 2017).