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lunes, 1 de junio de 2020

Detalles ocultos del contrato del médico nazi Carl Peter Vaernet autorizado por Ramón Carrillo: pasajes, gastos pagos y "misión" en el interior

Ramón Carrillo, contrato en ministerio de Salud y Carl Peter Vaernet.


En el mes de mayo de 2020, la posible puesta en circulación en la Argentina de un billete de $5000 con la figura del doctor Ramón Carrillo (primer ministro de Salud de la Nación durante los dos primeros gobiernos del general Juan Domingo Peró) desató una impensada polémica. La sola mención de la noticia, pese a las ambigüedades del Gobierno -desde donde se insistía en que finalmente ese billete no saldría a las calles-, generó una oleada de críticas y posturas en contra. Todo motivado por la simpatía germanófila de Carrillo y su presunta -y más que probable- admiración por Adolf Hitler.

En 2019 fue publicado mi segundo libro, "Perón y la raza argentina" (Ediciones B), en el cual ahondé sobre este otro costado turbio de la curiosa relación del peronismo y las huestes nazis. Recorriendo la historia, pude desentramar los pormenores de viejos planes de una "raza argentina", mejorada y casi perfecta, que muchos pensadores, médicos, científicos, religiosos, militares y políticos locales ya impulsaban desde inicios del Siglo XX. Luego esos planes mutaron y, como tantas otras veces en la Argentina, quedaron en la nada o simplemente se transformaron en otras cosas. No es mi objetivo aquí explayarme sobre esas cuestiones, pero lo es el de referirme a la relación de Carrillo con Alemania, o si se quiere, con los nazis. En mi libro hablo en extenso sobre las extrañas coincidencias que -de un modo u otro- recorrieron la vida del gran sanitarista argentina de Perón, y que siempre y en todos los casos lo acercaron a lo "germanófilo". Todo eso está probado. Pero tal vez vez lo más significativo de esa cercana relación haya sido la contratación del médico nazi danés de las SS, Carl Peter Vaernet, para que trabaje en su propio ministerio de Salud.

La historia de Vaernet es oscura y tenebrosa. Fue un endocrinólogo, afiliado al Partido Nazi danés, que se ganó los favores y el financiamiento de Heinrich Himmler, Jefe supremo de las temidas SS, para avanzar sin límites en la "cura de la homosexualidad". Primero lo hizo en Copenhagen, leugo en Praga (en la Checoslovaquia ocupada por los nazis) y finalmente en el campo de concentración de Buchenwald, un lugar al que se destinaba a la práctica mayoría de los prisioneros homosexuales del régimen de Hitler. Los procedimientos eran brutales: iban desde el implante de testículos de mono a sus involuntarios "pacientes", hasta la implantación, directamente en la ingle de sus víctimas, de una válvula metálica secretora de testosterona, con lo cual pretendía modificar la orientación sexual de los "anormales". Como era previsible, todos los "pacientes" terminaron muertos a causa de estos experimentos.

En 1947, tras estar internado en un "campo de desnazificación" en Dinamarca, sus captores británicos lo dejaron escapar, a cambio del pase de valiosa información sobre secretos químico-farmacéuticos pasados a empresas británicas y estadounidenses. Casi sin problemas, a inicios de 1947 estaba en Buenos Aires, capital de la Argentina peronista.

Pero Vaernet no vino a esconderse. Consiguió de inmediato la ciudadanía argentina, castellanizó su nombre a Carlos Pedro Varnet y comenzó a trabajar para el Ministerio de Salud de la Nación, con la autorización directa del propio Ramón Carrillo. Con su legajo personal 11692, Vaernet acordó su colaboración con la cartera sanitaria por primera vez el 28 de abril de 1947, luego refrendado el 8 de mayo de 1948, con la finalidad de extender por más tiempo esa colaboración.

Legajo personal de Vaernet en Argentina.


Al respecto, varios puntos para resaltar: a esa altura de las circunstancias, año 1947, 1) nadie, absolutamente nadie -y menos en ámbitos gubernamentales de un régimen que tenía una abierta y comprobada política de ingreso de nazis al país- podía desconocer las actividades previas de Vaernet; 2) de haber sido así, deberían haberlo averiguado con anterioridad a su contratación; 3) y que en un tramo del contrato autorizado por Carrillo se indica que se lo requiere a trabajar "bajos sus órdenes" como "experimentador especializado".

Pero eso no es todo: otro punto interesante del contrato es donde se indica que el médico nazi tenía derecho, además de percibir su sueldo de $1500, al "otorgamiento de pasajes oficiales y reintegro de gastos en los casos que se lo comisionare al interior del país por razones de su misión".

Contratos de Carl Peter Vaernet autorizados por Ramón Carrillo.


Curiosamente lo que no figura en ningún punto de los contratos, es la mención a la matrícula médica de Varnet y su constatación de parte del Gobierno de Perón y el ministerio de Carrillo. Un punto nada menor. Al respecto vale decir que si Vaernet fue contratado por una repartición oficial de Salud, cuanto menos se debía revalidar su matrícula en el país y, al mismo tiempo debería haberse informado a la embajada de Dinamarca en la Argentina la ejecución del trámite. Nada de esto fue concretado.

Hoy, mientras la Argentina sigue debatiendo si Carrillo era nazi o no, y mientras las evidencias van aclarando el panorama; bueno será saber ¿cuál era la "misión" de Vaernet encomendada por Carrillo? Secretos que ambos se llevaron a la tumba.


Marcelo García


martes, 18 de febrero de 2020

El misterioso asesinato en Mendoza del biólogo nazi Heinz Brücher, que planeaba erradicar la cocaína

Heinz Brücher tuvo dos grandes planes: crear un huerto de 'plantas superiores' e inmortales para abastecer al Tercer Reich, y -luego, en Argentina- diseñar un hongo que acabara con las plantaciones de coca (y el negocio millonario de la cocaína).

Heinz Brücher en Mendoza, Argentina.


En la zona en donde vivía, todos lo conocían como "don Enrique", pero su verdadero nombre era Heinz Brücher. El hombre era biólogo, botánico y genetista, pero por sobre todas las cosas era nazi. Llegó a la Argentina en 1948, por un acuerdo con el Gobierno argentino del General Juan Domingo Perón. Vivía en su propio mundo, apartado de la mirada inquisidora de los demás; y ese mundo era su finca en la localidad de Ugarteche, al norte de la provincia de Mendoza, en Argentina. El sitio fue bautizado por él mismo como "Cóndor Huasi" (Huasi: vocablo de procedencia quichua que significa casa, habitación, domicilio, nido, cueva).

En las puertas lucían esculturas de hierro en forma de águilas, bien al estilo alemán, con innegables reminiscencias de la iconografía del nazismo. Vivió muchos años allí, casi en el anonimato, y todo terminó el 17 de diciembre de 1991, a sus 76 años de edad, cuando ya viudo, fue encontrado muerto en su casa.

La extraña muerte fue por asfixia: alguien se había encargado de colocarle cinta aislante en la boca y en la nariz. También le habían atado pies y manos. Lanzadas al aire varias conjeturas, lo concreto es que Brücher tenía varios enemigos que venían incluso de sus años de juventud en el Tercer Reich de Adolf Hitler. El caso se archivó con sorprendente rapidez, y nunca -jamás- se encontró a los culpables. Inicialmente se detuvo a un jornalero paraguayo, pero resultó que tenía una buena coartada. La investigación policial determinó súbitamente que el móvil de esa curiosa muerte había sido el robo, pese a que no faltaba nada en el domicilio del biólogo nazi.


Finca "Cóndor Huasi", en Ugarteche, Mendoza, Argentina: allí asesinaron al nazi Brücher.


¿Se trató de una venganza? ¿Quién y por qué podría haberlo asesinado?
Hay varias teorías al respecto.

Los primeros sospechosos del crimen podrían ser los rusos: Cuando servía a las SS, Brücher se había dedicado a saquear los bancos de semillas de la Unión Soviética para conseguir unas plantas de raza superior que alimentasen a todo el Tercer Reich. La idea era que pudieran crecer en cualquier tierra y bajo cualquier clima. Comida para siempre, una huerta resistente a cualquier tipo de plaga, incluso la sequía o la inundación.

Otros sospechados de haber cometido el asesinato, fueron los israelíes: éstos también "se la tenían jurada", ya que contaban con comandos especiales para cazar a los nazis que huyeron de Alemania, y muy en especial a la Argentina del presidente Juan Domingo Perón; como en su caso.

Finalmente, una tercera opción sobre los responsables del crimen, parece ser la más verosímil: la de los cárteles de droga. Y esto tiene su buena explicación: es que Brücher tenía otro plan secreto. Quiso diseñar una enfermedad mortal para las plantaciones de coca. Soñaba con la eugenesia y la aplicó también a la agricultura. Cuando su esposa y su hijo menor fallecieron en un accidente automovilístico, después de la guerra, el nazi decidió apartarse de la sociedad y dedicarse a investigar en su finca, por su propia cuenta. Pero cometió un error letal: en 1989 publicó uno de sus textos científicos en inglés firmado con su nombre verdadero.


Heinz Brücher: en Alemania, 1930 (izquierda) y en Mendoza, 1975 (derecha. Foto: D. W. Gade)


Su trabajo se focalizó en un hongo que atacaba la hoja de coca. De hecho, el estudio que publicó incluía referencias de este tipo, algo que lo habría puesto en la mira de las agencias antidrogas de los Estados Unidos, (que querrían aprovechar al máximo su conocimiento) o de los traficantes de drogas, de quienes se sospecha que enviaron dos sicarios a matarla a su propia casa.
 El día de su asesinato, dos bolivianos habían al aeropuerto de Mendoza. Alquilaron una camioneta y se los vio merodeando la zona de "Cóndor Huasi". Al día siguiente regresaron a Bolivia y nunca más se los volvió a ver por el lugar.

Tras la muerte (asesinato) de Brücher, muchos avalaron esta tesis. Entre ellos estuvo, Daniel Gade, profesor de Geografía de la Universidad de Vermont. Gade relató que el nazi éste le había contado, por correspondencia, que estaba estudiando un producto capaz de destruir las plantaciones de coca sin dañar al resto de plantas.

Otra fuente fue Vicente Cabrera, un jornalero que trabajaba para el biólogo nazi en Mendoza; quien dijo que iba a ser su cómplice: "Yo debía viajar a Bolivia con una jeringa -que supuestamente contenía el hongo modificado- para infectar a un área de unas 200 hectáreas de coca. Pero diez días antes de la fecha prevista para mi partida, lo asesinaron. Si yo hubiera estado en la finca aquella noche, también me habrían matado".

Como fuera, lo real es que nunca se supo por qué (y a manos de quién) apareció muerto en Mendoza el nazi Heinz Brücher. Lo que sí se podría afirmar es que quién se encargó de "pasarlo a mejor vida"...no era un simple ladrón.


Marcelo García


Fuentes:
https://www.elespanol.com/cultura/historia/20180925/misterioso-asesinato-biologo-nazi-queria-erradicar-cocaina/340467021_0.html

https://www.ozy.com/flashback/who-killed-the-nazi-botanist-trying-to-wipe-out-cocaine/83066/


viernes, 27 de julio de 2018

Ernst Hanfstaengl y el consejo antisemita de Churchill para una reunión con Hitler que pudo ser y nunca sucedió

En 1932 Ernst Hanfstaengl pensó que una reunión entre los jóvenes Winston Churchill y Adolf Hitler era posible. Pudo haberse concretado en Münich, pero nunca sucedió. Lo único que consiguió fue una secreta confesión antisemita del británico. Esta es la historia.


Winston Churchill, Ernst Hanfstaengl y Adolf Hitler.


Ernst Hanfstaengl nació el 2 de febrero de 1887 en Münich, Alemania. Sin embargo, no era un alemán más. "Putzi", tal el apodo por el que siempre se lo conoció, era hijo de un rico curador de arte alemán y una estadounidense, que -además de ser un destacado periodista, editor y músico- tuvo gran influencia en la llegada al poder de Adolf Hitler durante los complicados días de posguerra en la República de Weimar.

Hanfstaengl pasó sus primeros años en Alemania y luego se trasladó a los Estados Unidos, donde gracias a las raíces familiares, cultivó buenas amistades e importantes contactos. Su madre Katharine Heine Guillermina, era hija de William Heine, primo de John Sedgwick; mientras que su padrino era el duque Ernst II de Sajonia-Coburgo-Gotha. "Putzi" asistió a la Universidad de Harvard y al mismo tiempo se convirtió en un talentoso pianista que compuso varias canciones para el equipo de fútbol de Harvard, que incluso, años más tarde, serían usadas también por el Partido Nazi en Alemania.

Hanfstaengl era un hombre alto, de aspecto rudo, de cuerpo macizo y desgarbado con 1,9 metros de altura, pese a lo cual siguió usando su apodo de "Putzi", que en alemán se usa para referirse a un "pequeñito". Pero claro, este hombre no era ningún "pequeñito" y tras volver a Alemania en 1922, oyó hablar a Hitler en una vieja cervecería de Múnich, momento a partir del cual su vida ya nunca más sería igual. Fue cuando un miembro de la Harvard Hasty Pudding Club que trabajaba en la Embajada de los Estados Unidos, le pidió a Hanfstaengl que observara la escena política en Münich; tras lo cual el agregado militar, capitán Truman Smith, sugirió que fuera a un mitin nazi para luego informar sus impresiones de Hitler. Hanfstaengl quedó fascinado. Vio en Hitler no sólo a un político nato, agresivo y radical; sino también a un genial orador que con un solo gesto y unas pocas palabras era capaz ade convencer al más variado auditorio. No tradó mucho en convertirse en uno de sus más íntimos y fieles seguidores, aunque de todos modos no se unió formalmente al partido nazi hasta 1931.

"Lo que Hitler fue capaz de hacer a una multitud en 2 horas y media no se repetirá nunca en 10.000 años", dijo Hanfstaengl en aquella oportunidad.


Ernst Hanfstaengl y Adolf Hitler en Oberzalsberg.


Durante gran parte de la década de 1920, Hanfstaengl presentó a Hitler a la alta sociedad de Münich y ayudó a pulir su imagen actuando como una especie de asesor de imagen. También ayudó a financiar la publicación de la biblia nazi "Mein Kampf" de Hitler y el periódico oficial del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán), el Völkischer Beobachter. Hitler, dicho sea de paso, fue el padrino de Egon, su hijo. Entre otros aportes para los nazis, "Putzi" escribió la música para la marcha de los camisas pardas como las marchas de las Juventudes hitlerianas imitando las canciones de fútbol de Harvard. Posteriormente, ideó el célebre "Sieg Heil", muy coreado al vivo grito en las grandes concentraciones nacionalsocialistas. Hanfstaengl incluyó entre sus amigos durante este período a Hanns Heinz Ewers y compañeros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán como el periodista Kurt Ludecke. Aunque entre los más importantes entre sus amistades y contactos personales estaban en realidad todos los más altos jerarcas nazis, como Heinrich Himmler, Hermann Göering y Joseph Goebbels, mientras que a otros los llegó a odiar hasta la médula, tal el caso de Alfred Rosemberg.

De hecho, Hanfstaengl era un verdadero idealista del nacionalsocialismo que nunca comulgó con el antisemitismo galopante del partido. Así se lo hizo saber, en la cara, reiteradas veces a Hitler. Años después, sufriría las consecuencias.

De buen dominio del inglés, con muchas conexiones con la alta sociedad, tanto en Alemania como en Inglaterra y Estados Unidos, se convirtió en jefe de la Oficina de Prensa Extranjera en Berlín. Aparte de esta posición oficial, la mayor parte de su influencia se debió a su amistad con Hitler, que gozaba escuchando a "Putzi" tocar el piano. Durante largos años y tras la llegada de Hitler al poder Hanfstaengl buscó por todos los medios llevar a Hitler a la "normalidad". A veces presentándole las más bellas y refinadas mujeres para que entablara una relación seria y personal y otras procurando alejarlo de las afiebradas mentes de los efectivos más fanáticos del partido nazi, como así también buscando que Hitler hiciera viajes al exterior para que "saliera de su burbuja" y se diera cuenta que lo importante era la cuestión mundial y no sólo la meramente continental. No logró nada de lo que se propuso. Uno de esos intentos, el más curioso, visionario  y ambicioso a la vez, es el que estuvo a punto de llevar al éxito cuando trató de juntar en torno a una misma mesa a Adolf Hitler y al -por entonces integrante de la Cámara de los Comunes británica-, el futuro Primer Ministro Winston Churchill. La irrupción de Hitler como figura de primer nivel enla política alemana -pero también de manera incipiente, europea - internacional- hizo que muchos se interesaran por el
Führer. Hanfstaengl había tenido oportunidad de conocer previamente a Randolph Churchill (hijo de Winston), quien le manifestó que su padre vería con buenos ojos conversar varias cosas de primera mano con el ascendente político alemán. En abril de 1932 Hanfstaengl y Hitler aterrizaron en el aeropuerto de Münich y se enteraron de que Winston Churchill estaba -en ese mismo momento- hospedado en el Hotel Continental de esa misma ciudad. Así surgió de inmediato la idea de Randolph Churchill y Ernst Hanfstaegl: reunir al político británico y al alemán.

La respuesta de Hitler a la propuesta lo pintó de cuerpo entero, y fue un anticipo de lo que estaba por llegar. Siempre reacio a escuchar otras opiniones sobre el tema que fuera, y siempre esquivo a una mirada internacional, Hitler le preguntó a Hanfstaengl: "¿De qué podría yo hablar con él?". El propio Hanfstaengl recuerda su reacción en su fantástico libro "Hitler, los años desaparecidos", al responderle: "Herr Hitler, yo iré a cenar con ellos y usted podría venir más tarde, como si fuese a buscarme a mí y así se quedaría a tomar un café".

Hanfstaengl, Hitler y jerarcas nazis.


Hitler, por supuesto, nunca llegó. Sigue recordando Hanfstaengl: "Nos sentamos a cenar aproximadamente a las diez de la noche. (...) Charlamos de diferentes cosas y luego Mr. Churchill me formuló algunas preguntas acerca de las ideas antisemíticas de Hitler". Churchill, según "Putzi", le prestó mucha atención y luego comentó poniendo en palabras su propias ideas racistas cercanas a las de Hitler: "Dígale a su jefe de mi parte que el antisemitismo puede ser un buen punto de partida, pero que en cambio es una mala etiqueta".  Lo que se dice, cuidar las formas de una elegante manera británica. Finalmente, dijo Churchill llevando una copa de cognac tan cerca de su boca para que nadie más lo llegara a escuchar: "Dígame Hanfstaengl, ¿qué piensa su jefe de una eventual alianza de su país con Francia e Inglaterra".

Corría 1932. La reunión entre Hitler y Churchill que puso ser y nunca se concretó, podría haber cambiado definitivamente el rumbo de la historia y salvar millones de vidas ahorrándole el peor drama a toda la humanidad.

Mientras el NSDAP consolidaba su poder, surgieron varios conflictos de intereses entre Hanfstaengl y el nuevo Ministro de Propaganda Joseph Goebbels ya que sus funciones se sobreponían y perdió no solo influencia, sino que se decepcionó profundamente de Hitler y del NSDAP. Hanfstaengl fue retirado del gobierno de Hitler en 1933. El encono de Hitler no se haría esperar. En 1937, Hanfstaengl recibió órdenes de lanzarse en paracaídas en una zona en poder de los sublevados en la Guerra Civil española, para ayudar en las negociaciones. Mientras, a bordo del avión temía un complot contra su vida y supo más detalles sobre el piloto de la misión; finalmente éste le admitió que había recibido la orden de lanzarlo sobre territorio republicano, lo que habría significado una muerte casi segura. Hanfstaengl convenció al piloto de que le dejara escapar.

Emigró a Suiza y luego a Inglaterra, donde fue encarcelado como enemigo extranjero después del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Más tarde fue trasladado a un campo de prisioneros en Canadá. En 1942, Hanfstaengl fue entregado a las fuerzas de Estados Unidos y a cambio de su libertad, trabajó para el presidente Franklin D.Roosvelt en el "Proyecto S", revelando información sobre aproximadamente cuatrocientos líderes nazis. Presentó 68 páginas de información sobre Hitler, incluyendo datos personales de la vida privada de Hitler, y ayudó al profesor Henry A. Murray, el director de la clínica psicológica de Harvard, y al psicoanalista Walter C. Langer y otros expertos para crear un informe para la OSS, en 1943, denominado "Análisis de la personalidad de Adolf Hitler." En 1944, Hanfstaengl fue devuelto a los británicos, que le repatriaron a Alemania en el final de la guerra sin sufrir nuevas detenciones. Hanfstaengl escribió Unheard witness (Testigo de primera mano) (1957) sobre sus experiencias. En 1974, asistió a su 65º reunión de Harvard, donde fue galardonado con la banda de la Universidad de Harvard acerca de los autores de diversas canciones de lucha en Harvard. Su relación con Hitler no fue mencionada.

Falleció en 1975, a la edad de 88 años sin que su historia fuera del todo conocida en relación a Hitler.



Marcelo García



Fuente de consulta: "Hitler, los años desaparecidos" - Ernst Hanfstaengl - Luis de Caralt editor - Barcelona, España. 1960.



domingo, 26 de marzo de 2017

John F. Kennedy: "No hay evidencia completa de que el cuerpo que se encontró fuera de Hitler"

El ex presidente estadounidense John Kennedy, asesinado en Dallas en 1963, escribió en su diario personal las impresiones que le dejó la visita que hizo al bunker de Adolf Hitler en Berlín, tras un un viaje a Europa en 1945.



John Kennedy, ex primer mandatario de los Estados Unidos, escribió en su propio diario personal, las impresiones que le quedaron tras hacer una visita al destruído bunker de Adolf Hitler en la ciudad alemana de Berlín. El diario pone de manifiesto las dudas (y más que eso) de Kennedy sobre la posibilidad de que el Führer nazi efectivamente hubiese muerto o no. Esas reflexiones quedaron plasmadas en las páginas del diario que el entonces futuro presidente estadounidense escribió durante su viaje por Europa en 1945. Kennedy hizo una visita al bunker de Hitler ubicado debajo de la Cancillería del III Reich y escribió. "La habitación donde se supone que Hitler se encontró con su muerte mostró paredes calcinadas y rastros de fuego. Sin embargo, no hay evidencia completa de que el cuerpo que se encontró fuera de Hitler. (…) Los rusos dudan de que esté muerto", agregó.


Kennedy estaba fascinado con Hitler.

En esos mismo documentos, quien años más tarde fue presidente estadounidense también había confesado su fascinación por el líder alemán. "Se puede entender fácilmente cómo en pocos años, Hitler emergerá del odio que lo rodea en estos momentos y se convertirá en una de las figuras más valiosas que han existido", escribió Kennedy.
Y también señaló que "la ambición sin límites (de Hitler)" lo llevó a convertirse en una "amenaza para la paz mundial", pero el "misterio que rodea a su vida y su muerte continuará viviendo aún después de él". "[Hitler] cuenta con todos los elementos que conforman una leyenda", aseguró. Ante la polémica que suscitó ese comentario al tomar estado público recientemente, su exasistente, Deirdre Henderson, explicó que al hablar de "leyenda" el político se expresaba sobre el misterio que rodeaba a Hitler y no "del mal que causó al mundo".


NOTA RELACIONADA:
http://historiasladob.blogspot.com.ar/2013/05/john-f-kennedy-y-su-admiracion-por.html

Foto: John Fitzgerald Kennedy, 1962. AFP

domingo, 3 de abril de 2016

Heini, el lanchero nazi del Río Paraná


En 1941 comenzó a sesionar en el ámbito del Congreso Nacional, la "Comisión Investigadora Parlamentaria de Actividades Antiargentinas", integrada por un grupo de valientes legisladores (encabezados por el tan arteramente desacreditado Silvano Santander) que decidieron tomar el toro por las astas en una turbulenta Argentina que -desde mucho tiempo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial- se aferraba a una  neutralidad que era en realidad la efectiva cubierta de una postura decididamente favorable a las políticas e intereses de la Alemania nazi del III Reich en el país.
Muchos fueron los descubrimientos de la mencionada comisión parlamentaria, muchísimas las personas implicadas en actos de traición a la Patria y en acciones de espionaje a favor de las potencias del Eje y tantísimas más las ollas destapadas.
De hecho, gracias a las maratónicas sesiones y los completísimos informes que de su seno salían, fue que pudo saberse sobre insospechados personajes de peso que buscaban hacer de la Argentina de entonces la nueva colonia alemana de ultramar, en tanto que también se encargaban de sacar los trapitos al sol de otros protagonistas de menor jerarquía que -de todos modos- nunca dejaron de ser observados.
Los documentos que hablan sobre los verdaderos peces gordos de la organización nazi que contaba con valiosos cómplices y colaboradores del ámbito local quedarán para otra oportunidad, pero en este caso veremos a un curioso personaje que algunos podían ver navegando como si nada por las tranquilas aguas del Río Paraná.

La imagen pertenece a uno de los tantos informes de la mencionada "Comisión Investigadora Parlamentaria de Actividades Antiargentinas" y muestra a un alemán identificado simplemente con el apellido de Heini que se ganaba la vida (al menos oficialmente) como lanchero, un tipo campechano con cara de bonachón.
Lo curioso es que mientras algunos de sus colegas argentinos lucían orgullosos banderines de alguno de los teams del fútbol local, Heini -en cambio- colgaba en la ventana de su pequeña embarcación de madera a motor uno con la Cruz Esvástica Nazi.
Heini (vaya uno a saber con qué gardo de responsabilidades) era otro de los tantos personajes que muy posiblemente fueran operadores y agentes encubiertos integrantes de la Quinta Columna alemana en el exterior.


Marcelo D. García
Historias Lado B 



Fuente de consulta:

lunes, 20 de enero de 2014

Henry Ford: nazi norteamericano, financista de Hitler y rabioso enemigo de los judíos

 Henry Ford, nazi norteamericano.


Pensar en la barbarie nazi desatada y sin control, en el antisemitismo rabioso e irracional, en la intolerancia elevada a su máxima expresión, en la persecución y el exterminio de millones de seres humanos, inevitablemente (y por designios prefijados por la historia oficial, aunque no sin motivos) significa pensar en Adolf Hitler. Desde su irrupción a principios de los años '20 Hitler fue sistemáticamente sindicado como el generador de las más radicales y extremas políticas que derivaron luego en el terror vomitado por el sanguinario Tercer Reich alemán. No carecen de fundamentos, por supuesto, las acusaciones sobre Adolf Hitler, de hecho el Führer nazi ha sido el rostro visible del mal durante mucho tiempo, pero en realidad Hitler no había "inventado" nada. Absolutamente nada. No estaba solo y, a nadie ha sorprendido. El surgimiento de Hitler y su ascenso vertiginoso y letal hasta la cumbre del poder fue la triste y lamentable resultante de un pensamiento y un sentimiento (no sólo alemán) que llevaba en gestación mucho tiempo. Muchos pensadores, filósofos e ideólogos habían venido sembrando el camino del antisemitismo y unas otras cuantas teorías de más que dudosa validez en Europa mucho antes de que Hitler hubiera nacido. Las falsas ideas de una superioridad racial, de una humanidad "pura", de gente superior a otra y los postulados que sindicaban al pueblo judío como causante de todos los males de la humanidad estaban más que instauradas y bien aceptadas. Hasta la "inesperada" irrupción de Hitler en las veladas de debates de una vieja cervecería de Munich con sus arengas violentas, nadie se había "animado" a llevar adelante aquellas ideas extremistas y, finalmente, ponerlas en práctica.
El "poder" real que siempre se oculta en las sombras necesitaba y venía buscando desde hacía tiempo a un enceguecido que se pueda hacer cargo de aquella inmunda tarea de lograr un mundo para pocos y que además, llegado el caso, quedara en la historia como el único responsable de las más grandes atrocidades. Había llegado Hitler, pero... había quienes lo habían fogoneado.

Símbolo inequívoco de la pujanza, la mentalidad y el poder (en muchos sentidos) de los Estados Unidos de América, Henry Ford supo estar desde la pimera hora entre aquellos que se encargaron, sistemáticamente, de esgrimir sus más que discutibles argumentos antisemitas a diestra y siniestra y, como si fuera poco, dejarlo todo escrito para la posteridad y la memoria siempre tan selectiva de los poderosos y los vencedores en las guerras. La mentalidad sectaria de Henry Ford encontró inspiración en todos aquellos pensamientos discriminatorios y violentos que insistían en la superioridad de unos sobre otros, pero además supo ser además debida inspiración para otros que vienieron después.
Ford no sólo fue orgulloso portador de la "Gran Cruz del Águila Alemana" en su solapa desde el 30 de julio de 1938, no sólo supo hacer pingües negocios con la Alemania nazi a costa de la provechosa venta de vehículos que movilizaban a la Wermacht hitleriana durante la segunda guerra mundial, sino que desde mucho tiempo antes, fue un auténtico y más que válido inspirador (uno más entre tantos) de Adolf Hitler, ese mismo Hitler que enagenado como estaba, nada había inventado. Hitler era una "cartero". Llevaba un mensaje que otros, ya mucho antes, se habían encargado de escribir...
Dice la leyenda que en uno de los despachos de Hitler había una fotografía del Führer nazi con, precisiamente, Henry Ford. La admiración de Hitler por Ford tenía su explicación, y es que estando encarcelado el Führer nazi entre 1923 y 1925, y en momentos de escribir su panfletario "Mein Kampf" pudo volcar en sus páginas algunas ideas que ya previamente, en 1920, el mismísimo Ford había planteado en su ofensivo libro "El Judío internacional".

"Der Internationale Jude" escrito por Henry Ford.


En su libro profundamente sectario, discriminador y violento, Ford comenzaba su primera parte colocando la vara muy alta y haciendo suyo un texto de la Nueva Enciclpedia Intrernacional, Ford comenzaba su agresión diciendo lo siguiente:
 
"Entre las más destacadas características de la raza hebrea, es preciso citar: acentuada aversión
por toda labor física que implique fatiga; muy pronunciado espíritu de familia; instinto religioso
innato y concepto en extremo elevado de la hermandad de tribu; ánimo esforzado, propio de
profetas y de mártires, más bien que de adalides cultu ales y belicosos; extraordinaria aptitud para
afrontar adversidades; excelente predisposición para el comercio; astucia y perspicacia para la
especulación, particularmente en asuntos de dinero; una pasión de oriental por el lujo, el íntimo
goce del poderío y de los placeres que ofrece una posición social elevada; bien equilibradas
facultades intelectuales".


Y continuaba:

"Vivimos nuevamente en una época en que el judaísmo atrae la atención crítica del mundo entero.
Su ingreso durante la Gran Guerra en lo más escogido de las esferas financieras, políticas y sociales
fue tan general y evidente, que su posición, su poderío y sus fines fueron recibidos con acerba
crítica, y en la mayoría de los casos causaron repulsión. No constituyen las persecuciones una
novedad para el judío. En cambio, para su ética racial, es nueva esta exaltación. Cierto es que este
pueblo sufre hace 2000 años los efectos de un instintivo antisemitismo de las demás razas, pero
semejante aversión nunca llegó a ser consciente, ni pudo expresarse concreta ni claramente. Hoy,
por el contrario, digámoslo así, esta sometido al microscopio de la observación científica, que nos
hace conocer y comprender los verdaderos orígenes de su poderío, de su aislamiento y hasta de
sus amarguras.
En Rusia se le responsabiliza del bolcheviquismo, acusación que, según de donde provenga, podrá
considerarse fundada o infundada. Los norteamericanos, que fuimos testigos de la fanática
elocuencia de los jóvenes judíos, apóstoles de una revolución social y económica, estamos en
excelente posición para poder formar un claro juicio de lo que existiera real y verdadero en tales
acusaciones. En Alemania se achaca al judío la derrota experimentada, y una amplísima literatura
con innumerables pruebas detalladas impele, en verdad, a muy serias cavilaciones. En Gran
Bretaña, se dice que el judío es el amo verdadero del mundo, que la raza hebrea constituye una
supranacionalidad que vive entre y sobre los pueblos, los domina por el poder del oro, y acicatea
fríamente un pueblo contra otro, en tanto se oculta cautelosamente entre bastidores. Por último, en
Estados Unidos llama la atención la insistencia con que los judíos - los viejos por apego al dinero,
por ambición los jóvenes - se infiltran en todas las organizaciones militares, y particularmente en
los rubros dedicados a los negocios industriales y mercantiles derivados de la guerra, criticándose
en especial el cinismo con que dichos judíos explotan en provecho propio los innúmeros
conocimientos que lograron en su calidad de funcionarios del Estado".


"La cuestión judaica, en una palabra, ha hecho su aparición en escena. Más, como ocurre en casos
parecidos, en los que cuestiones de ventaja personal desempeñan cierto papel, aparecen también
determinados esfuerzos para acallarla, insinuando la inconveniencia de exponerla en público. En
cambio, la infalible experiencia prueba que todo problema escamoteado así, tarde o temprano
torna a abrirse paso, y entonces en formas inconvenientes y hasta muchas veces peligrosas.
El judío constituye un enigma mundial. No obstante ser su masa pobre en absoluto, domina,
empero, el mercado económico y financiero del mundo entero. Viviendo sin patria, ni gobierno, es
decir, en la dispersión, demuestra, empero, una unidad nacional y una tenacidad no alcanzada por
pueblo alguno. En la mayoría de los países, salvo restricciones, supo convertirse en el soberano
efectivo, al amparo a veces de los patronos. Dicen antiguas profecías, que los judíos retornarán a
su vieja patria, desde cuyo centro geográfico dominarán a la totalidad de los pueblos, no sin antes
haber resistido el combinado al mundo de las naciones del mundo entero".


"Der Internationale Jude" escrito por Henry Ford.


En su libro de más de 220 páginas plagadas de filosos puñales disfrazados de palabras, Henry Ford daba rienda suelta a su más agrio antisemitismo racial sin el más mínimo reparo y pudor. Su escrito y sus pensamientos han sido,en parte, la lamentable inspiración que Hitler había encontrado para darle forma a su arenga en "Mi lucha". Palabras como las que son expresadas a continuación no dejan dudas sobre la clase de persona y dirigente que era Ford. Decía el creador del genial Ford "T":

"La facilidad de los hebreos para negociar con los gobiernos halla también su explicación en las
antiguas persecuciones, en cuyos dolorosos momentos el judío comprendió el inmenso poder del
oro sobre los caracteres venales. Allí donde se dirigía, le perseguía como una maldición la creciente
antipatía popular. Los judíos, como raza, no se hicieron jamás simpáticos, hecho que el más
ferviente hebreo no negará, aunque se esfuerce por ofrecer una explicación satisfactoria. Tal vez
alguno que otro judío, como particular, goce de nuestra estima, y hasta es posible que
determinados rasgos del carácter judío, detenidamente estudiados, nos resulten simpáticos. Sin
embargo, una de las cargas que soportan los judíos como raza, radica en la antipatía colectiva de
los otros pueblos. Existe esta antipatía en nuestra eran moderna, en países civilizados y en
condiciones que, al parecer, tornan imposible toda persecución.
El judío, en cambio, parece preocuparse muy poco de la amistad o enemistad de los demás
pueblos, acaso por los fracasos de épocas pretéritas, o también, y con mayor verosimilitud, por
suponerse hijos de una raza superior a todas las otras. Pero sea cual fuere el verdadero motivo,
existe el hecho de que su tendencia principal se dirigió siempre a conquistar para sí reyes y
nobleza. ¿Qué les importaba a los hebreos que los pueblos murmuraran contra ellos, en tanto los
reyes y su corte fueran sus amigos? Así vimos existir siempre, hasta en las épocas más duras para
ellos, un "judío de corte", que mediante sus préstamos y los grillos de la deuda, pudo penetrar a
cada instante en la antecámara real. Fue siempre táctica judaica aquella del "camino recto al
cuartel general". Jamás trato el judío de conciliarse con el pueblo ruso; buscó, en cambio, las
simpatías de la corte imperial. Tampoco quiso nunca envolver en sus redes al Zar y a su Gobierno.
En Inglaterra se reía el hebreo del pronunciado antisemitismo del pueblo inglés. ¿No tenía acaso,
detrás suyo a toda la nobleza? ¿No apretaba en sus manos todos los hilos de la bolsa londinense?
Dicha táctica de ir "derecho al cuartel general" explica perfectamente la omnipotente influencia que
tiene el judaísmo sobre tantos gobiernos y la política de los pueblos. Semejante táctica pudo desarrollarse con facilidad por la habilidad del judío de poder ofrecer en cualquier momento aquello
que los Gobiernos precisaban. Cuando se trataba de un empréstito, intervenía al punto el judío de
corte, facilitándolo con ayuda de hebreos de otras capitales o centros financieros. Si un gobierno
quería saldar una deuda vencida, pero sin confiar el precioso metal a un convoy a través de
terrenos peligrosos, también aparecía el judío, que se hacía cargo del asunto; extendía
sencillamente un papel, y cualquier institución bancaria establecida en la otra capital pagaba el
importe. Cuando por primera vez se proveía un ejército con pertrechos modernos, igualmente se
encargaba de ello un judío que poseía el dinero suficiente y disponía también del sistema
adecuado. Lograba, además, la satisfacción de convertirse en acreedor de toda una nación".


Protestas en Estados Unidos contra Ford.


La admiración no iba en un solo sentido. Lo mismo que Hitler sentía por Ford, Ford lo sentía por Hitler. Ese emblema de la industria norteamericana, ese estandarte de la concreción de las "oportunidades" en la tierra de la libertad y el respeto, se encargó también de ser uno de los más fieles y contínuos sostenedores económicos del Führer nazi. Ford hizo todo lo posible para lograr que Adolf Hitler llegara al poder en Alemania y, de paso, intentara dominar al mundo. Y cuando Hitler estuvo en la cima, Ford se encargó de sostenerlo. Después de todo ¿por qué no financiar a alguien que pensaba igual que él?
Los medios periodísticos y no pocos ciudadanos comunes (Sobre todo y fundamentalmente en los Estados Unidos) no permanecieron ajenos a todo eso.
Hubo manifestaciones en las calles, hubo multitudinarias protestas contra Ford, en quien la gente no sólo veía a un socio inpensado de su propio supuesto "enemigo", sino que por sobre todas las cosas, advertía a un intolerante autoritario que lejos estaba de traer bienestar a sus semejantes.
Los medios periodísticos, por su parte, también tenían lio suyo para decir.


El financiamiento de Hitler de parte de Ford en la prensa. 28 de diciembre de 1922 "Fort Wayne News Sentinel".


Para remate, a modo de "tiro de gracia", entre tantas cosas que decía Henry Ford en las páginas del ofensivo libro "El Judío internacional", se preguntaba ¿Cómo se defiende Alemania contra los hebreos?. Así lo respondía:

 "El judío, en Alemania, es considerado solo como un huésped que, abusando de la tolerancia, pecó
con su inclinación hasta el dominio. En efecto; no hay en el mundo mayor contraste que el
existente entre la raza germana pura y la hebrea. Por esta razón no existe, ni puede existir
mancomunidad entre ambas. El alemán no ve en el judío más que al huésped. En cambio, el judío,
indignado por que no se le conceden todas las prerrogativas del indígena, alimenta un odio injusto
contra el pueblo que le aloja. En otros países logro el judío mezclarse mas fácilmente con el pueblo
indígena y acrecentar su poderío con menos trabas, mas en Alemania no le fue posible. El judío
odia por esto al pueblo alemán y, precisamente, por esta misma razón, aquellos pueblos en que la
influencia judía predominaba en mayor grado, demostraron durante la lamentable guerra mundial
el más exacerbado odio contra Alemania. Fueron judíos los que predominaron casi exclusivamente
en el enorme engranaje informativo mundial, que fabricó la "opinión pública" con respecto a
Alemania. Los únicos que resultaron beneficiados con la Gran Guerra fueron en realidad los judíos".


El libro fue publicado originalmente en 1920 bajo el título completo de "The international jew: the world's foremost problem" (El judío internacional: el primer problema del mundo), por The Dearborn Independent, un semanario antisemita de derecha dirigido por el secretario privado de Ford, Ernest G. Liebold. El periódico había publicado también, y difundido ampliamente en los Estados Unidos, "Los protocolos de los sabios de Sion" una publicación marcadamente antisemita y decididamente mentirosa."El judío internacional" se ha publicado en cuatro volúmenes y se ha traducido a seis idiomas, entre ellos el alemán. Conservado tristemente para la posteridad, este libro es la más clara y contundente prueba de que la barbarie, la intolerancia, la denigración y la violencia, también pueden camuflarse detrás de una nación supuestamente democrática, rectora de la conducta mundial.


Marcelo García
Historias Lado B


Referencias:
- Ford, Henry (2003). The International Jew: The World's Foremost Problem. Kessinger Publishing. ISBN 0-7661-7829-3, p. 61.
- Farber, David R. (2002). Sloan Rules: Alfred P. Sloan and the Triumph of General Motors. University of Chicago Press, ISBN 0-226-23804-0, p. 228.
- Lewis, David I. (1976). The Public Image of Henry Ford: An American Folk Hero and His Company. Wayne State University Press., pp. 146–154.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Conmemoran aniversario de la "La Noche de los Cristales Rotos"

"La noche de los Cristales Rotos", 1938.


Conmemoran aniversario de la "La Noche de los Cristales Rotos"
Por Kirsten Grieshaber / Associated Press

BERLIN -- Los alemanes en todo el país conmemoraron el sábado el 75º aniversario de la Kristallnacht —La Noche de los Cristales Rotos-, en la que los nazis lanzaron una ola de ataques contra judíos en Alemania y Austria. El 9 de noviembre de 1938, centenares de sinagogas fueron incendiadas, numerosas viviendas y negocios de judíos saqueados, unas 1.000 personas fueron asesinadas y más de 30.000 judíos enviados a campos de concentración. Los ataques marcaron el comienzo formal de una violenta persecución estatal contra los judíos, que terminó con la muerte de seis millones de judíos europeos para cuando el Tercer Reich cayó en 1945. Alemanes en muchas ciudades y pueblos realizaron vigilias con velas, escucharon a judíos sobrevivientes del Holocausto narrar recuerdos y se congregaron en cementerios judíos para honrar a las víctimas de la Kristallnacht. La canciller Angela Merkel dijo que la Noche de los Cristales Rotos fue "un evento que humilló a los judíos de una forma inconcebible... se había alcanzado un punto realmente bajo en la historia alemana". "Desafortunadamente, más adelante la historia alemana se desarrolló en una forma aún peor que llevó eventualmente al Shoah (Holocausto)", afirmó. La jefa del gobierno exhortó a los alemanes a jamás olvidar el pasado. En Berlín, grupos de residentes recorrieron con guías sus barrios, deteniéndose en sitios en los que alguna vez estuvieron tiendas, escuelas y otros edificios judíos destruidos por los nazis y sus partidarios. Varios berlineses se unieron para pulir algunas de las 5.000 Stolpersteine ——o piedras de tropiezo-, que identifican por su nombre a víctimas de los nazis frente a sus antiguas viviendas. Las placas de bronce del tamaño de una piedra están insertadas en aceras y su nombre se debe a que uno se topa con ellas cuando camina por Berlín.

"Piedras del tropiezo" en Berlín.


"Hemos organizado 16 grupos que han salido hoy a limpiar las placas, y esperamos convertir esto en un evento anual en el futuro", dijo la coordinadora de los recorridos, Silvija Kavcic. Pese a todas las actividades positivas, algunos oradores en la jornada emitieron una nota de cautela, al recordarles a los participantes que el antisemitismo sigue siendo un problema en Europa. Un sondeo de judíos europeos dado a conocer el viernes reveló que más de tres cuartas partes de los entrevistados piensan que el antisemitismo está aumentando en sus países y casi una tercera parte han considerado emigrar porque se sienten inseguros.


Nota original: http://www.elnuevoherald.com/2013/11/09/1610749/conmemoran-el-75mo-aniversario.html#storylink=cpy

domingo, 11 de agosto de 2013

Philippe Loret: "Soy el nieto de Adolf Hitler"

Philippe Loret, un plomero francés, un hombre común y corriente asegura ser el nieto de Adolf Hitler. Hijo de Jean-Marie Loret, quien en vida también asegurara (y prácticamente demostrara) ser hijo del dictador alemán, este hombre además de contar con un leve parecido físico con el Führer nazi, tiene los datos suficientes para demostrar y acreditar que su abuelo era en efecto el tirano Adolf Hitler. Lea su historia.

Philippe Loret y... los retratos de su abuelo.


Philippe Loret es un francés, plomero de profesión, cuya vida podría ser más o menos similar a la de cualquier mortal sobre la tierra. Loret sería uno más entre tantos seres anónimos que se ganan el pan a diario haciendo lo suyo pero, las vueltas de la vida, lo han convertido en alguien que tiene una interesante historia que contar. Este hombre de 56 años asegura, a quien quiera y sepa escucharlo, que es ni más ni menos que descendiente directo del mismísimo Adolf Hitler. Philippe Loret dice concretamente: "Soy el nieto de Adolf Hitler".
La historia de Philippe Loret comenzó a ocupar espacio en los medios recientemente tras conocerse un diario personal escrito por un tal Leonard Wilkes, uno de los primeros soldados aliados que desembarcó en Normandía durante el histórico "Día D". El diario personal de Wilkes fue encontrado por su hijo y algunos de los pasajes del mismo le resultaron lo suficientemente atractivos e intrigantes como para guardárselos sin darlos a conocer.
Leonard Wilkes escribió en su diario algunas cosas que vendrían a corroborar lo que en algún momento contó a los cuatro vientos Jean Marie Loret, padre de Phillipe.
Decía Wilkes en su diario:
"Hoy fue un día interesante. Visitamos la casa en la que Hitler permaneció como cabo en la última guerra, vi a la mujer que tenía un hijo de él. Ella nos dijo que su hijo estaba luchando en el ejército francés contra los alemanes".


 Leonard Wilkes en los días de la guerra y su hijo con el diario personal de su padre.


Leonard Wilkes estaba convencido de la historia que Jean Marie Loret se encargó de dar a conocer muchos años después. Cuando Adolf Hitler era un modesto y casi anónimo cabo alemán apostado en Francia en el verano de 1917 conoció y mantuvo relaciones con una mujer llamada Charlotte Lobjoie. Hitler tenía 28 años de edad y ella apenas 16 y de esos encuentros entre ambos nació, en 1918, Jean Marie Loret. Hitler no hablaba franés y Charlotte no hablaba alemán, la relación y la comunicación entre ellos rápidamente se esfumó pero había quedado como prueba irrefutable de sus encuentros el pequeño Jean Marie. Charlotte entregó en guarda al pequeño hijo a otra familia y el resto es historia, pero la vida los volvió a reunir en momentos en que los nazis ocupaban Francia y la Resistencia francesa comenzaba a hacerse notar. Jean Marie Loret se reencontró con su madre. Charlotte Lobjoie, de inmediato, confesó algo que marcó para siempre la vida de Jean Marie Loret: le contó sobre su encuentro con Hitler en Fournes-en-Weppe, cerca de Lille (Francia) en algún momento de 1917, le habló sobre sus relaciones con el por entonces ignoto cabo alemán y finalmente le dijo que él (Jean Marie) era fruto de aquella fugaz relación. Jean Marie Loret se enteraba por fin de la noticia de su vida: era el hijo no reconocido de Adolf Hitler.
Pasaron los años y cuando finalmente Charlotte Lobjoie falleció fue su hijo quien comenzó a descubrir cosas muy sugestivas entre las pertenencias de su difunta madre. Varios objetos personales de poca importancia y, fundamentalmente, un viejo cuadro pintado y firmado por el mismísimo Hitler colgado como si nada en una de las paredes del hogar. En el cuadro se veía a una campesina de aspecto idéntico al de Charlotte... (ver fotos)


Charlotte Lobjoie y el cuadro pintado y firmado por Adolf Hitler.


A partir de allí la lucha de Jean Marie Loret por ser reconocido como el verdadero hijo de Hitler no tuvo descanso ni pausa. Llegó a contactarse con abogados e incluso se llegaron a realizar los estudios correspondientes con el fin de demostrar la veracidad de sus dichos. Nunca tuvo el "eco esperado", vaya uno a saber por qué extrañas motivaciones, pero Loret tenía el mismo grupo sanguíneo que Hitler (y como un dato pintoresco extra, pruebas caligráficas aseguran que hasta tenía los mismos trazos de escritura).

Los años pasaron, Jean Marie Loret logró hacer de la suya una vida más o menos normal, a pesar de la tremenda carga de "saberse" hijo de uno de los personajes más nefastos de todos los tiempos y así las cosas tuvo descendencia. Siete hijos lo escucharon atónitos hace muchos años cuando Jean Marie los reunió en la tranquilidad e intimidad de su hogar y les dijo: "Niños, tengo algo para decirles: su abuelo es Adolf Hitler".

Jean Marie Loret.

 Certificado de nacimiento de Jean Marie Loret. Francia, 1918.


Aquellos niños reaccionaron como pudieron, del mejor modo posible ante la estremecedora verdad que les había confesado su padre, pero uno de ellos, Philippe, sintió particularmente la tremenda necesidad de volver a hablar del tema. Philippe Loret pasó muchos años "mirando hacia otro lado", guardando silencio (a pesar de la conocida historia de Jean Marie Loret, su padre) e incluso llegó a guardar el secreto con parientes cercanos o familiares de su esposa. Pero para él, ese silencio se ha acabado y se ha animado a mostrarse públicamente asegurando lo que asegura.
Philippe Loret, más allá del silencio autoimpuesto, nunca se quedó quieto ni conforme y fue así que tras la muerte de su padre viajó a Alemania en 1985. Allí mantuvo encuentros con Gudrun Himmler (desde hace años conocida como Gudrun Burwitz, apellido de su esposo), hija del Jefe Supremo de las temibles SS, Heinrich Himmler. Gudrun, además de ser una de las responsables de "Stille Hilfe" ("Ayuda Silenciosa", una agrupación que desde los años '50 se dedica a ayudar y proteger a los nazis en fuga) se encargó de presentar a Philippe Loret con una amante de Hitler, desconocida por muchos hasta entonces.
"Ella creía que yo era el nieto de Hitler", afirmó Loret, "porque había oído hablar que él había engendrado un hijo en Francia. Esto significa que su círculo íntimo sabía de Hitler tenía un hijo secreto (…) Hitler tenía más de dos amantes. La mujer que conocí fue amante de Hitler. No voy a nombrarla, pero me dijo que Hitler era un amante tierno y bueno".

Philippe Loret, Jean Marie Loret (arr. der.) y Adolf Hitler en 1917 (ab. der.)




Nota relacionada:
http://historiasladob.blogspot.com.ar/2012/04/jean-marie-loret-soy-el-hijo-de-hitler.html

Fuentes de consulta:
- Perfil
- http://code.jc-mouse.net
- http://www.dailymail.co.uk
- http://historiasladob.blogspot.com.ar 
- http://mercek.tv

lunes, 22 de julio de 2013

Reinhard Gehlen: de abominable nazi a "honorable" colaborador de la OTAN

Reinhard Gehlen en sus dos versiones: el nazi "malo" y el "buen" oficial de la OTAN.


La historia de Reinhard Gehlen es una de las tantas que bien podrían quedar plasmadas en alguna película de intrigas y misterio. Pero claro, por lo general esas películas se hacen en Hollywwod y ahí es donde la historia se complica demasiado. ¿Cómo contar los hechos de la vida de Reinhard Gehlen sin tergiversar la realidad pasada y sin mancharse las manos con sangre al quedar expuestos como criminales socios protectores de sus atrocidades y excesos? Un dilema que Hollywood no pudo, no puede, ni podrá jamar dilucidar. Por eso la película de Gehlen y la contratación y protección de la que ha gozado de parte de los nefastos Estados Unidos de América, quedará para otra oportunidad...

Reinhard Gehlen, nacido el 3 de abril de 1902 en la ciudad de Erfurt, Imperio Alemán, y fallecido el 8 de junio de 1979 en Starnberg, República Federal de Alemania (formal y encubierta continuadora de la Alemania del Tercer Reich), fue un militar alemán que llegó a encumbrarse como Mayor General de la Wehrmacht durante los oscuros y sangrientos días de la segunda guerra mundial. Gehlen no tenía un puesto de poca valía o de poca importancia: era ni más ni menos que el Jefe de Contra-Inteligencia en el Frente Oriental (sobre todo en lo referente a al Rusia comunista) y por lo tanto era poseedor y conocedor de valiosísima información (de un lado y otro de las líneas de batalla y espionaje). La segunda guerra mundial es dentro de su historia casi una anécdota más, ya que sus días y sus actividades no culminaron cuando el ejército Rojo tomó la ciudad de Berlín. Muy por el contrario, su vida estaba adquiriendo un nuevo sentido, una "nueva" dirección y en eso mucho tuvieron que ver los falaces e inescrupulosos Aliados vencedores de la contienda bélica mundial. 
Este militar que supo ser leal de manera indistinta a la vieja República de Weimar, al Tercer Reich y a la República Federal de Alemania tuvo su "segunda" oportunidad en la vida cuando los norteamericanos, siempre tan creativos y entregados a la lucha por los derechos y las libertades del ser humano, idearon la famosa Operación "Paperclip", mediante la cual  se encargaron de conseguir como si nada fuera los servicios de los diferentes y numerosos "especialistas" o "expertos" alemanes (como aún llaman a los criminales de guerra nazis por ellos mismos contratados). De este modo y sin necesidad de cambiar su identidad ni su aspecto físico (dicho sea de paso), Reinhard Gehlen pasó de ser un abominable nazi a comandar una vasta y letal red de espías "Stay-Behind" que accionaba sin escrúpulos contra el verdadero enemigo de los norteamericanos y los británicos (incluso durante los días de la segunda guerra mundial): la Unión Soviética.
Gehlen, viejo zorro como tantos otros, se movió rápido. En marzo de 1945 no necesitó demasiada información para advertir que el final de la guerra estaba a la vuelta de la esquina y fue entonces cuando decidió (junto a un reducido grupo de otros oficiales alemanes) microfilmar todos los datos sobre las "Fremde Heere Ost" (Fuerzas Foráneas del Este) de la Unión Soviética, conservando cuidadosamente toda esa valiosa información en envases herméticos. Gehlen sabía de la importancia de toda esa información sobre los "Rojo comunistas" y enterró esos envases en diferentes lugares de los Alpes en Austria. Aquellos envases eran su gran salvoconducto y fueron su pasaporte inmediato hacia las oficinas de las fuerzas norteamericanas para comenzar con su nueva tarea...

La "pantomima" norteamericana fue completa una vez finalizada la guerra. Gehlen se entregó sin resistencia al C.I.C. (Cuerpo de Contrainteligencia) de los Estados Unidos en la ciudad alemana de Baviera el 22 de mayo de 1945. Fue llevado al campo "Camp King" cerca de Oberursel e interrogado por el capitán John R. Boker. El miltar norteamericano de inmediato comprendió que estaba frente a un personaje más que interesante y necesario para los norteamericanos y de allí en más también se movió con suma rapidez. Como Gehlen le había ofrecido los envases herméticos con toda la información sobre los soviéticos que sólo él sabía donde estaban ocultos, Boker se encargó de quitar de la lista de los detenidos del campo a Gehlen y a varios de sus camaradas alemanes. Una delicadeza de su parte.
Aún el C.I.C. no estaba al tanto de todo ésto, pero no hizo falta mucho esfuerzo para lograr que la plana mayor de Inteligencia norteamericana decidiera "contratar", de algun modo, al nazi.
Todos los elementos de este rompecabezas llegaron a manos del General Walter Bedell Smith, jefe de equipo de Eisenhower. Todo se resolvió de la siguiente manera: el 20 de septiembre de 1945, sin más vueltas y borrando de un plumazo todo su prontuario, Reinhard Gehlen llegó junto a tres de sus camaradas en vuelo directo a los Estados Unidos para comenzar a trabajar para ese país, bajo una total protección y haciendo gala irreverente de una asquerosa impunidad (de ambos lados).

Gehlen supo ser tan efectivo como en sus días en el Este de Europa: ni bien llegó a Estados Unidos le reveló a las autoridades que varios integrantes del Office of Strategic Services (OSS) británico eran activos miembros del Partido Comunista (divide y reinarás...) y con esa información en mano Gehlen comenzó a resultar "mucho más simpático" a los ojos norteamericanos. Una vez más, olvidándolo todo, absolutamente todo, los norteamericanos liberaron a Gehlen de su "cautiverio" y de inmediato lo enviaron bajo su supervisión directamente al centro neurálgico de las operaciones en el comienzo de la Guerra Fría. Gehlen regresó a su querida Alemania en junio de 1946. Sin pausa estableció la "Organización de desarrollo industrial del sur de Alemania" que no era otra cosa más que una cubierta norteamericana para desplegar la red de espías del nazi ahora devenido empleado de los Estados Unidos. La "empresita" creció de manera asombrosa y así las cosas contó de inmediato con 350 exagentes de la Inteligencia nazi para que comenzaran a colaborar con Gehlen. Esos 350 agentes secretos, se transformaron en poco tiempo más en 4.000 efectivos encubiertos en su lucha contra el enemigo comunista. El grupo de Gehlen se hacía llamar los "Hombres-V" y eran los ojos y los oídos de la CIA en el escenario europeo de la Guerra Fría. Los "Hombres-V" luego pasaron a ser formalmente los cosnpícuos integrantes de la "Organización Gehlen". Corría el año 1952 y los "expertos" alemanes al servicio de la CIA evolucionaron amparados por tanta impunidad y (no sin algunas denuncias en su contra) llegando a ser conocidos luego como los "Bundesdeutscherjungend", un grupo de militantes de extrema derecha que, armados hasta los dientes por la OTAN (ni más ni menos) tenía como principal y casi excluyente misión asesinar a líderes de la izquierda europea.

Y finalmente llegó el "gran año" para el nazi Reinhard Gehlen: 1955. La nefasta "Organización Gehlen" fue transferida formalmente bajo el ala de la República Federal de Alemania, durante el gobierno del legendario Konrad Adenauer y de esa manera la Alemania Occidental (como ya se ha dicho: la continuadora real de la Alemania del Tercer Reich) oficializaba y "legalizaba" a la casi criminal organización liderada por el nazi. El 1° de abril de 1956 (a más de 10 años de la finalización de la segunda guerra mundial y sabiendo a las claras quién era quién...) se formó el BND ( Bundesnachrichtendienst), el Servicio de Inteligencia de Alemania Federal y el nazi no sólo fue parte importante y vital del mismo, sino que recibió el "premio" que le faltaba (con el amparo de los Aliados libertarios y de su amada Alemania que lo recompensaban...): Reinhard Gehlen se convertía sin más vueltas en el Presidente del BND. Poniéndolo blanco sobre negro. un nazi, empleado de la CIA, armado y entrenado por la OTAN y Presidente del Servicio de Inteligencia de la Alemania Federal...Bingo.
Como tantas otras veces ha sucedido, una vez que la presión (externa) se hacía insostenible, una vez que las apariencias comenzaban a importar y una vez que a los norteamericanos les dejó de resultar de utilidad, Reinhard Gehlen se vio forzado a renunciar a la presidencia del BND (sólo a renunciar y nunca llegando a ser juzgado por nada), cargo que ocupó sin interferencias ni inconvenientes hasta el año 1968. Murió tranquilamente en 1979 a los 77 años de edad. Como hemos dicho: una historia digna de un film que los norteamericanos nunca se atreverían a mostrar...



Bibliografía consultada:
- Peter Kross "Intelligence", Military Heritage, octubre de 2004. pp 26–30.
- E.H. Cookridge "Gehlen: Spy of the Century", 1971
- Burton Hersh "The Old Boys — The American Elite and the Origins of the CIA", 1992
- Heinz Hohne, Hermann Zolling "The General Was a Spy: The Truth About General Gehlen and His   Spy Ring", New York: Bantam Books, 1972.
- "Jagd Gruppen 101 A Clinical insight into West German Death Squad 1945–196"
- Mary Ellen Reese "Gehlen's Organisation"
- Tim Weiner "Legacy of Ashes: The History of the CIA". pp 10–190.
- Gehlen; spy of the century. Por E.H. Cookridge, 1971.
- "David Irving" The Memoirs of General Gehlen.
- La Organización Gehlen, Richard Gehlen, Presses de la Cité et Fayard, 1972.
- Relazione sulla vicenda « Gladio » presentatat dal Presidente del Consiglio dei Ministri (Andreotti) communicata alla Presidenza il 26 febbraio 1991, Senato della Repubblica, X Legislativa, Doc XXVII, n° 6.
- Informe de la Comisión de investigación Parlamentaria encargada de elucidar los hechos en gran parte acontecidos en el departamento militar federal, 1990.
- A. Müller, Gladio, Das Erbe des Kalten Kriesges, 1991 ; El caso Gladio, las redes secretas norteamericanas corazón del terrorismo en Europa, Jean-François Brozzu-Gentile, Albin Michel, 1994. - Ver también el remarcable documental de Allan Francovitch, Gladio, los que llevan el juego, Observer Film Company, 1992.
- John Loftus, The Belarus Secret, 1982. Versión francesa : Horrible secreto, cuando los norteamericanos reclutaban espías nazis. De Gehlen à Klaus Barbie. Plon, 1985.

- http://es.wikipedia.org/wiki/Reinhard_Gehlen


miércoles, 15 de mayo de 2013

Adolf Eichmann en Israel: la banalidad del mal y un final como cualquier otro...

 
Adolf Eichmann en Israel. (Foto: Revista "Life")


Para Adolf Eichmann, Obersturmbannführer de las sanguinarias y efectivas SS Nazis, los judíos eran simplemente una estadística. Este Teniente Coronel alemán tenía la (dudosa) cualidad de ser uno de los más efectivos a la hora de "cumplir" con esas estadísticas que se le pedían desde la plana mayor alemana durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial. Eichmann "hacía bien los deberes", pero no sólo eso, sino que además fue uno de los arquitectos generadores del perfecto funcionamiento de la terrible maquinaria que hizo posible el Holocausto. Eichmann, mal que le haya pesado en algún momento decisivo y final de su lamentable vida, no sólo ha sido un eficaz ejecutor de las nefastas políticas de deportación y exterminio de millones de personas, sino que además disfrutó siendo uno de los más directos responsables por su concepción. Aportaba ideas, planificaba, proponía salvajada tras salvajada más allá de lo que le pedían. En eso fue uno de los "mejores".

Con la Guerra Mundial llegando a su fin (¿llegó?) los "inocentes" norteamericanos no advirtieron que Eichmann era en realidad uno de los criminales de guerra más peligrosos, un asesino serial que pretendió adquirir inmundos visos de legalidad, resguardándose en la insostenible y obscena "obediencia debida". Llegado el año 1946 escapó de la "custodia" (entre comillas...) del ejército de Estados Unidos y como quien no quiere la cosa, tras ocultarse (no sin protección aliada) en diferentes partes de Alemania, obtuvo un salvoconducto que le permitió escapar hacia Argentina, cosa que sucedió recién en 1950. Llegó desde Génova, Italia, con pasaporte provisto por la Cruz Roja Internacional (¿fue creada por un suizo, no?...) y así las cosas logró establecerse en Buenos Aires y ocuparse de varias cosas bajo el falso nombre de Ricardo Klement.
El 1° de mayo de 1960, tras largos años de incógnito y protección en Argentina, un comando israelí del Mossad comenzaba (por un lado) a violar la soberanía jurídica de Argentina y las normas internacionales y, de paso (por otro lado) comenzaba a cumplir con un acto de estricta justicia para muchos. Los "Nokmin" (Vengadores) israelíes comandados por Rafael Eitan finalmente lograron el cometido de capturar a uno de los nazis más buscados el 11 de mayo de 1960 en la localidad de San Fernando, Buenos Aires (Argentina). Lo demás es historia y tras un juicio con "veredicto cantado" Adolf Eichmann fue ahorcado en la prisión de Ramla, Jerusalen (Israel) durante la madrugada del 31 de mayo de 1962.

La historia lado B, que siempre la hay, nos muestra gracias a las sensacionales e impactantes fotografías de la Revista "Life" que todo el poder, toda la arrogancia, la altanería, la mentira, el crimer sistematizado y organizado, todo el salvajismo, la insensibilidad y las ansias de dominación eterna y total de otros tiempos, duraron lo que un suspiro dentro de una canasta... : la nada misma. Eichmann antes de sentir la soga al cuello, tuvo sin embargo tiempo para vomitarle al mundo unas cuantas palabras más. Dijo en aquella oprtunidad: "Larga vida a Alemania. Larga vida a Austria. Larga vida a Argentina. Estos son los países con los que más me identifico y nunca los voy a olvidar. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy listo."

Pero claro, antes había tenido que bajar la cabeza y calladito la boca, sumiso, fue un prisionero más. Lo mismo que le había exigido alguna vez a millones de víctimas. Eichmann, en esa cárcel, era casi una "estadística" más. Un de aquellas "estadísticas" que él, tan solícitamente, gustaba recopilar y engrosar...
Todo llega...

 Adolf Eichmann en la prisión de Ramla (Jerusalen). (Fotos: Revista "Life")



lunes, 25 de febrero de 2013

Novelesca búsqueda del oro nazi en un lago

Oro nazi.


Heridas que no cierran, cuentas que aún deben ser saldadas y la insistente búsqueda de un pasado que se resiste a quedar atrás. Te invito a leer el muy interesante artículo publicado el Domingo 24 de Febrero de 2013 en el Diario "La Nación" (Argentina), escrito por Laura Lucchini, sobre un nuevo intento en pos de encontrar parte del tesoro nazi mal habido durante la Segunda Guerra Mundial por el infame Hermann Goering, Jefe supremo de la Luftwaffe. El artículo completo a continuación:


Novelesca búsqueda del oro nazi en un lago
Con un costoso equipo, un historiador israelí trata de dar con la fortuna de Hermann Göring
Por Laura Lucchini  | Para LA NACION

BERLÍN.- Esta historia tiene los elementos para una novela.
Está protagonizada por un malvado sin escrúpulos, el lugarteniente de Adolf Hitler y comandante supremo de la Luftwaffe, Hermann Göring. Incluye un tesoro desaparecido, 18 cajas de madera llenas de lingotes de oro y platino, y una circunstancia dramática: la fortuna fue robada en territorios ocupados durante la Segunda Guerra Mundial. Por último, está el personaje de un periodista e historiador decidido a cerrar cuentas con el pasado. Se trata, sin embargo, de los elementos de una noticia real, que se impuso esta semana en las crónicas alemanas. El historiador israelí Yaron Svoray anunció, a través de medios alemanes, que empezará una búsqueda "seria" del mítico tesoro del Stolpsee, un lago ubicado unos 80 kilómetros al norte de Berlín. Aun así, intentos previos fracasados y escasas evidencias históricas ponen en duda su real posibilidad de éxito. Con un equipo internacional de buceadores que cuentan con modernos escáneres submarinos valuados en 50.000 euros, el periodista buscará sacar a la luz, en un lago de unos 13 metros de profundidad, la fortuna que Hermann Göring ocultó, según la leyenda, poco antes de la entrada del Ejército Rojo en Berlín en 1945. Todo lo que encuentre será devuelto al gobierno alemán. "Lo que me interesa no es el dinero, sino los hombres a los que perteneció, y que al final encuentren algo de justicia", dijo al diario sensacionalista Bild.

Lago Stolpsee, a 80 kilómetros norte de Berlín (Alemania).



También le preocupa hacer justicia para los trabajadores forzosos que fueron obligados a cargar las 18 cajas para hundirlas en el lago; inmediatamente después fueron ejecutados en el mismo lugar por parte de las SS, según reza la leyenda. Thomas Kersting, director de la Oficina Regional para el Cuidado de Monumentos, dijo que "se trata de una expedición de interés histórico". La historia del tesoro desaparecido de Stolpsee se inserta en una tradición de narraciones aventureras de los últimos días del régimen nazi. Muchos jefes nazis, y Göring antes que todos, acumularon antes y durante la Segunda Guerra Mundial enormes fortunas. A menudo eran bienes robados en los territorios ocupados. Se sabe que Göring ocultó un botín en su célebre residencia de Carinhall. Según reconstrucciones del periodista e historiador Sven Felix Kellerhoff, escondió allí 1375 cuadros, 250 esculturas y 168 tapices. Otras versiones añaden además centenares de lingotes de oro secuestrados del Banco Nacional Polaco durante la invasión de 1939. Cuando el Ejército Rojo entró en Berlín, Göring dio la orden de vaciar su residencia de los botines de guerra. Buena parte de su fortuna fue recuperada; sin embargo, las circunstancias ofrecieron terreno fértil para todo tipo de leyenda.

Yaron Svoray, de 59 años es hijo de sobrevivientes del Holocausto. Fue policía y detective antes de comenzar a dedicarse a la historia del siglo XX y en particular a la búsqueda de los tesoros de los nazis. Su descubrimiento de diamantes perdidos en los primeros meses de 1945 cerca de Estrasburgo se convirtió en un documental - Blood from a Stone - y le dio cierta fama.

Hermann Goering detenido por los aliados. 22 de Junio de 1945.


Como periodista se dio a conocer por su infiltración durante seis meses en la escena neonazi alemana. Aun así, muchos creen que esta vez Svoray no tendrá éxito. En particular, el diario Die Welt desmontó, en un artículo muy crítico del propio Kellerhoff, la teoría del hundimiento. Argumentó que no hay evidencias de la existencia de las cajas de lingotes y que el lago se encuentra a 40 kilómetros de la residencia de Carinhall, es decir, mucho más lejos de otros lagos que Göring podría haber usado. Según el diario conservador, hay literalmente centenares de historias parecidas en todos los lagos y colinas de la Alemania que fue teatro de la Segunda Guerra Mundial. "De éstas, sólo dos se confirmaron hasta ahora verdaderas": una sería la del tesoro de la Catedral de Quedlinburg, que fue encontrado en las colinas de la ciudad de Altenburg. Otra, la del depósito del Banco del Reich, hallado en la mina de sal de Merkers, en Turingia.


Nota original:
http://www.lanacion.com.ar/1557452-novelesca-busqueda-del-oro-nazi-en-un-lago
Publicado en el Diario "La Nación" en sus versiones impresa y digital. Domingo 24 de Febrero de 2013.