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martes, 5 de junio de 2018

Anni-Frid Lyngstad: De la locura de la "Lebensborn" de Heinrich Himmler al grupo ABBA

 
Alfred Haase y Anni-Frid Lyngstad.


El 12 de dieicembre de 1935 el líder de las SS nazis, Heinrich Himmler, dio por iniciada la historia de la "Lebensborn" (Fuente de vida), una institución dependiente de la guardia pretoriana de Adolf Hitler, destinada a expandir la "raza aria" primero en Alemania, luego en Europa y más adelante en el mundo entero. La "Lebensborn" y su infame eugenasia (filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos) apuntaba a poblar el planeta con arios que respondieran a los parámetros estipulados por el régimen nazi. Así las cosas, pretendía brindar todo tipo de ayuda, facilidades e incentivos a las parejas alemanas (y luego de otras partes de Europa) para que pudieran concebir la mayor cantidad de hijos posible. Así de tétrica era la situación y así de inhumana la intención de quienes se sentían representantes de una inexistente raza superior. La "Lebensborn" también llegó a funcionar como una institución benéfica y protectora de mujeres de oficiales y soldados de las SS que estuvieran en posición de necesitar ayuda o asistencia.

El primer lugar elegido fuera de Alemania para llevar adelante los nefastos planes de la "Lebensborn" fue Noruega y allí se dio una historia particular ue con el correr de los años daría un vuelco inesperado por involucrar a un personaje que finalmente se ha convertido en celebridad: Anni-Frid Lyngstad, integrante del grupo musical ABBA.

Anni-Frid Lyngstad, nació el 15 de noviembre de 1945 en la localidad de Ballangen, Noruega, y su historia cuenta que apenas dos años después falleció su madre, siendo criada desde entonces por su abuela materna. La madre de Anni, llamada Synni, era una bella noruega y su padre, Alfred Haase, un militar SS alemán apostado en Noruega que tras la rendición alemana dejó el país de manera inesperada. Haase, según relatara años después, nunca supo que dejaba atrás a su "amada" Synni y a una hija engendrada por ambos en su vientre. Cuando Synni falleció, su madre (abuela de Anni) creyó que también Haase había muerto en combate por lo cual decidió comenzar una nueva vida en Suecia. Hacia allí emigró con la pequeña Anni...
Anni-Frid Lyngstad creció, no sin pasar penurias, junto a su abuela en Torshälla y allí por fin pudo comenzar a despegarse del odio visceral contra los alemanes por el mal que le habían causado a su país natal.

Los años pasaron y tras aquella historia de vida increíble, Anni-Frid Lyngstad logró salir adelante y convertirse en una auténtica celebridad, amada y admirada por millones de personas en el mundo entero. Se había convertido en la estrella pop integrante del famoso grupo sueco ABBA. Ya no era más aquella huérfana e indefensa Anni-Frid Lyngstad... el mundo la conocería en adelante como Frida.
Y como todo llega, las casualidades de la vida y vaya uno a saber si la providencia o el destino (si es que existen) hizo que fuera uno de sus compañeros de ABBA, Benny Anderson, quien se pusiera manos a la obra para saber más acerca del pasado de Frida. Benny Anderson era su esposo por aquel entonces y movió cielo y tierra para saber todo acerca de la vida pasada de Frida, logrando unir todas las piezas y finalmente dar con el paradero del "desaparecido" Alfred Haase. Fue Anderson quien promovió y finalmente consiguió el tan "esperado" encuentro entre Haase y Frida: padre e hija juntos más de 30 años después.

“Por poco me caigo de la silla delante del televisor cuando descubrí que Anni-Frid era mi hija. No sólo significaba que tenía otra hija, una chica famosa, sino que también tenía que reconocerle a mi esposa mi relación con la madre de Anni-Frid cuando estuve de soldado en Noruega. Ella me comprendió. Mi relación con Synni, la madre de mi hija Frida, no fue una simple aventura, estábamos muy enamorados”. Hasse había contraído matrimonio antes de la guerra y su mujer alemana tuvo su primer hijo en 1943.

El encuentro de Alfred Haase y Anni-Frid Lyngstad.


Luego, lo previsible. El matrimonio de Haase se fue a pique y también (pero por otros motivos) el de Frida. Aquella cantante que supo ser el centro del mundo de la música pop durante los años '80 y devenida luego miembro de la realeza europea tras casarse con el príncipe italiano Ruzzo Reuss, pasó a ser conocida como Su Alteza Serenísima la Princesa Anni-Frid Reuss von Paulen, con derecho a ser admitida por la realeza sueca. Frida enviudó en 1999 y sobre todo desde entonces se abocó a su participación en diferentes entidades benéficas y en diferentes instituciones en defensa del medio ambiente y la naturaleza.
También desde 1999 es la cara visible y más destacada de una asociación llamada "Krigsbarnforbundet Lebensborn" (http://www.lebensbornnorway.org/velkomm.htm) creada por aquellos niños y niñas de Noruega (hoy hombres y mujeres muy mayores) nacidos bajo las garras del nazismo y la locura de la "Lebensborn" durante la Segunda Guerra Mundial.


 
El encuentro de Alfred Haase y Anni-Frid Lyngstad (izq.) y junto a Benny Anderson, de ABBA (der.).


La Asociación presentó un reclamo de compensaciones por abusos y discriminación ante el gobierno de Noruega, que fue rápidamente desestimado. En 2007, 154 de aquellos niños y niñas llevaron su caso al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que también lo descartó sin más vueltas por “haber sido presentado demasiado tiempo después del fin de la Segunda Guerra Mundial”. Su padre, Alfred Haase,  falleció a comienzo de 2009 en la residencia de ancianos donde pasó sus últimos años.


ABBA.



jueves, 24 de mayo de 2012

El castillo de Wewelsburg: centro del ocultismo de las SS al que ni siquiera Adolf Hitler se atrevió a entrar jamás...

Castillo de Wewelsburg.

Wewelsburg es un castillo ubicado en el estado de Renania Norte-Westfalia, en el pueblo del mismo nombre, ubicado en las alturas del valle del río Alme. Se trata de una construcción que data de la época renacentista, de planta triangular, de una belleza y una imponencia no fáciles de encontrar y describir. Desde lo alto, con toda su majestuosidad, mira al mundo "inferior" copiando a la perfección lo que sucedía en su interior desde el año 1934. El castillo de Wewelsburtg estaba destinado a ser, ni más ni menos que, el Centro del Mundo... y el mentor de esa terrorífica idea era ni más ni menos que Heinrich Himmler, el nefasto jefe de las SS alemanas del Tercer Reich.

Himmler haciendo de las suyas en las inmediaciones del Castillo de Wewelsburg.



Todo comenzó asi...
Karl Maria Wiligut relató en 1934 a Himmler una historia que marcaría a fuego las decisiones del nazi a partir de entonces. Wiligut le contó a Himmler la vieja leyenda de "La batalla del Abedul", la cual relataba una gran batalla final entre el gran ejército del este siendo derrotado por el ejército del oeste. Wiligut le predijo algo más a Himmler: el castillo de Wewelsburg sería el último bastión de esa batalla final por el poder mundial y Himmler "compró" esa idea. No sólo la idea compró, sino que además firmó un arrendamiento por 100 años con el distrito de Paderborn para quedarse con la fortaleza.
Pero Himmler no sólo hacía caso a la leyenda referida al castillo en sí mismo. Las áreas linderas también eran ricas en historias que agigantaban el sentimiento interior de los nazis y en especial de Himmler con todo su costado esotérico. La creencia popular sostenía que en los alrededores del castillo de Wewelsburg había tenido lugar la batalla en la que las tribus germánicas unidas vencieron a las legiones de Varo, logrando establecer nada más y nada menos que las fronteras definitivas entre el Imperio Romano y el Imperio Germánico.

En el recinto interno del Castillo de Wewelsburg.



Himmler ostentaba en público una imagen acartonada, fría y despojada de toda pasión, pero en realidad el jefe de las SS albergaba en su tan intrincado interior el placer por esa conjunción entre lo histórico y lo místico. El castillo de Wewelsburg resultaba entonces el sitio ideal para que instalara allí su cuartel general de las SS, una Orden Negra de oficiales que, curiosamente, prácticamente nunca fue visitada por Adolf Hitler. Eso se cree.
Si Hitler y el Partido Nacional Socialista habían suplantado a la Iglesia, Himmler apuntaba a lograr lo mismo con el Cristianismo reemplazándolo por una religión de estado pseudo pagana inspirada básicamente en una visión idealista de la prehistoria germana, haciendo énfasis en la pureza racial y la innata superioridad del pueblo alemán.

El castillo de Wewelsburg y la orden de oficiales de las SS que allí se reunían fueron la avanzada de esa nueva religión que incluyó rituales paganos, la adoración del sol y la naturaleza entre otros. La escuela que Himmler pretendió implementar en Wewelsburg también incluía hacer hincapié en los siguientes temas: prehistoria, historia medieval y folclore germano, creación de una biblioteca de las SS y la conformación de una visión nacionalsocialista del mundo a partir del lugar en el que está implantado el castillo.
A partir de 1936 Himmler decide ampliar las instalaciones y convertir definitivamente al lugar en el centro ideológico de las SS o, lo que era aún más ambicioso y demencial: el lugar debía convertirse en el centro del mundo. En varios de los enormes recintos, el castillo albergaba piezas de profundo valor no sólo histórico, sino además esotérico, con gran significado para esa secta oscura lidearada por Himmler. Según relatan algunos, la punta de la lanza de Longinos (la misma que se clavó en el costado de Jesús en el momento de la crucifixión) y otros destacados elementos adornaban las vitirinas que eran objeto de adoración fanática por parte de Himmler y los suyos.

La sala reservada a la "elite de los caballeros" del Castillo de Wewelsburg (arriba). El castillo desde afuera (abajo).


La locura de Himmler, el fanatismo por el ocultismo, el misterio y la búsqueda desenfrenada del poder mundial y de (en definitiva) dominar a todo y a todos lo hizo ir tan lejos como en este caso. El castillo de Wewelsburg albergaba en sus entrañas a una especie de logia o de orden de "caballeros oscuros" destinados (por ellos mismos) a ser los nuevos dioses de la nueva religión.  En un recinto oscuro y lúgubre hacían de las suyas. El mismo recinto al cual ni siquiera el mismísimo y nefasto Adolf Hitler se atrevió a entrar alguna vez... y eso es mucho decir.

sábado, 3 de marzo de 2012

Heinrich Himmler obsesionado por la búsqueda del Santo Grial en Montserrat

Llegada de Himmler a Barcelona.

Había llegado el 21 de octubre de 1940 y Heinrich Himmler, Jefe de las temibles SS alemanas y Reichsführer, concretó su ansiado viaje a España, Madrid concretamente, para terminar de coordinar la reunión que el día 23 del mismo mes tendrían en la localidad española de Hendaia (zona fronteriza vasco francesa) el mismísimo Adolf Hitler con el Generalísimo Francisco Franco. Ni bien llegó a la estación del norte de la capital española, Himmler tras ser recibido por el ministro español de Asuntos Exteriores, Serrano Suñer, decidió viajar a Barcelona, dejando de lado de alguna manera los asuntos políticos que tanto (también) le importaban.

Llegada de Himmler al aeropuerto del Prat.

Si el día 23 será recordado por la famosa reunión Hitler-Franco, esa misma fecha quedará grabada en la hsitoria como el día en que Himmler llegó al aeropuerto del Prat, siendo recibido de manera marcial y con los símbolos nazis "adornando" cada rincón. El pueblo Prat de Llobegrat, recibe a Himmler también con adornos y honores para darle una bienvenida difícil de olvidar. Los agasajos no se hicieron esperar en el Hotel Ritz aquel 23 de octubre de 1940, pero Himmler tenía la mente en otra parte. El jefe de las esotéricas y feroces SS no estaba allí sólamente para organizar el encuentro entre los dos dictadores europeos del momento. Había llegado hasta esas tierras movilizado por su obsesión por objetos sagrados que, según los nazis de la Ahnenerbe, dotaban de poderes superiores a quienes los poseyeran. El Santo Grial era uno de esos objetos tan preciados y la creencia de Himmler era que estaba escondido precisamente en la montaña de Montserrat (Otros objetos buscados eran el Arca de la Alianza, el Martillo de Wotan, la Lanza de Longinos, etc.).
Hacia allí se dirige finalmente Himmler, acompañado por un séquito integrado por el general Karl Wolf y Günter d'Alquen, como así también por los españoles Miguel Matheu Pla (alcalde de Barcelona); otros militares españoles destacados y miembros de la Falange.

Himmler y su comitiva saludan al monje Andreu Ripoll.

La locura esotérica del nazismo llegó a su momento culminante en aquella oportunidad. Himmler, desesperado por encontrar el Santo Grial, llegó hasta la cumbre de uno de los picos más encumbrados de Montserrat (ubicado ésto a unos 40 kilómetros por ruta desde Barcelona) y luego, al descender hasta la base comenzó una frenética búsqueda del preciado objeto sagrado entre la maleza y los arbustos. Esta versión de los hechos contrasta en cierta manera con otras que indican que Himmler no pudo ser tan grosero e ingenuo al buscar de esa manera algo tan valioso y deseado. Otras fuentes indican que Himmler en realidad "pidió" muy a su manera a los religiosos del convento (Andreu Ripoll a la cabeza) del lugar que lo condujeran hasta las cavernas subterráneas para encontrar al Grial y que los religiosos se negaron rotundamente, provocando la ira y la locura del nazi. A esos lugares sagrados y ocultos, vaya uno a saber por qué, no llegaría jamás. Ni él ni nadie.

Montserrat.

La misión de Himmler en Montserrat no fue un acto alocado y solitario del jefe de las SS. Fue parte de un plan debidamente instrumentado por los nazis y sistemático que incluyó visitas (muchas o la mayoría, de incógnito) a diferentes y distantes lugares del mundo como el Tibet, Brasil y otras partes de América del Sur, como así también diferentes lugares de Europa.
Con las manos absolutamente vacías Himmler regresó al día siguiente a Berlín en un avión militar con una frase salida de una obra de Wagner que no podía quitar de su macabra mente: "En el cielo hay un castillo y su nombre es Montsalvat". (Nota: Montsalvat era Montserrat). Himmler no fue a España a arreglar los detalles de la reunión entre Hitler y Franco. Fue a buscar el Santo Grial...