sábado, 25 de julio de 2015

La máscara antigas de "Mickey Mouse" que Walt Disney pensó para un Mundo Maravilloso

 Walt Disney presenta el proyecto de máscara antigas de Mickey ante oficiales del Ejército de los Estados Unidos en 1941.


Durante los oscuros y sanguinarios días de la segunda guerra mundial, de un lado y del otro se tomaron las debidas medidas y precauciones del caso, dando como posible un eventual ataque químico entre los bandos en pugna. En los Estados Unidos -mientras tanto- ya había quienes buscaban no sólamente estar prevenidos, sino también "gracias a la guerra" poder captar un público impensado y sin igual. Así, Walt Disney -el genial creador de tantísimas maravillas animadas- y el fabricante norteamericano Sun Rubber Company crearon -juntos- una curiosa máscara antigás con la cara del ratón Mickey para intentar hacer menos aterradora para los niños la situación de tener que usarla.

Durante el año 1942 (a poco de haber ingresado formalmente los Estados Unidos a la guerra) se llegaron a producir mil de estas máscaras y, finalmente en 1944, la marina norteamericana dio el visto bueno. De hecho, tanto había gustado la idea de  hacer también de la guerra un "Mundo Maravilloso" de Disney- que se planteó la creación de más modelos con la cara de otros personajes de Disney. La máscara era una versión pensada para niños de entre 18 meses y cuatro años. El fin de la guerra, sin embargo, interrumpió el curioso proyecto y apenasunas pocas de estas extrañas piezas sobrevive en la actualidad. Una de ellas puede verse en el museo de armas químicas del ejército en Fuerte McClellan, Alabama. Otra pertenece al museo de la 45 División de infantería y se dice que una tercera es el prototipo de Disney que la compañía custodia en Burbank.

Máscaras con cara felíz y orejitas para los niños norteamericanos.

Uno de los prototipos de máscara conservado en un museo de los Estados Unidos.


Imágenes:  AP, Allison Meier/Atlas Obscura

martes, 16 de junio de 2015

La expresión anti Argentina

A 60 años del bombardeo a Plaza de Mayo y Casa de Gobierno en la Argentina. ¿Peronistas? ¿Anti Peronistas? ¿Gorilas contra Descamisados? ¿Dejaremos de lado la antinomia algún día?


domingo, 14 de junio de 2015

Sigmund Freud sugirió que Adolf Hitler fuera tratado de niño por problemas mentales

Según un estudio reciente, en 1895 Sigmund Freud habría recomendado que el futuro Führer, entonces de 6 años, fuera internado en un instituto de salud mental para ser tratado por su conducta patológica.

Sigmund Freud y Adolf Hitler.

La pesadilla de Hitler.
INVESTIGACION / El psicoanálisis
Monstruos y abismos invadían cada noche los sueños del pequeño Adolf.

Un muchachito austríaco de seis años y gesto desafiante, el mentón elevado y la mirada firme, las piernas abiertas, los brazos cruzados, algo diferente del resto de sus compañeros de colegio, cambió con el tiempo la historia de Europa.
Hijo de Alois, un funcionario de aduana, y de Klara, una sufrida ama de casa, en 1895 Adolf Hitler no representaba nada, para el poder de Guillermo II en Alemania ni para el de Francisco José I, monarca del imperio austrohúngaro. Después de todo, sólo se trataba de un pequeño escolar que suficientes problemas ya tenía en su casa como para preocupar a tan importantes personajes que en aquellos días continuaban decidiendo el destino de gran parte del mundo, ya que sus guerras y reconciliaciones, sus tratados y sus ambiciones tenían un impacto profundo más allá de las fronteras, hasta ultramar.
Una reciente investigación realizada en Londres por el escritor de televisión Laurence Marks, que tuvo la colaboración de John Forrester, estudioso de Sigmund Freud y su obra, indica que el padre del psicoanálisis recomendó en 1895 que el pequeño Adolf fuese internado a los seis años en un instituto de salud mental para niños de Viena.
Conductas impropias para un chico normal de clase media austríaca y horribles pesadillas nocturnas que se repetían cada noche llevaron al médico de la familia Hitler, el doctor Ernest Bloch, a consultar con un especialista para saber qué hacer con el paciente que soñaba con monstruos malignos, caídas hacia abismos profundos y negros como la noche y persecuciones en las que invariablemente era capturado y azotado hasta desear la muerte. Metódico como la mayoría de sus compatriotas, el doctor Bloch, de origen judío, dejó constancia en varios escritos hallados por Marks, de la consulta realizada a otro judío, el propio Freud, que fue terminante en el diagnóstico: "internación y tratamiento". Pero la inflexibilidad del padre, Alois, fue más fuerte que los desvelos de la madre, Klara, y el destino marcado por voluntad paterna, es decir, que su hijo llegara a ser, como él, un funcionario del Estado, impidió que el niño fuese tratado con resultados que bien podrían haber alterado el curso de la historia mundial.

Adolf Hitler ni fue internado ni recibió tratamiento alguno y años después revelaría, en el reflejo escrito más fiel de su pensamiento político y de la forma en que él interpretaba su propia biografía, Mi lucha (Mein Kampf) : "La camaradería que mantenía con muchachos robustos, que era frecuentemente motivo de hondos cuidados para mi madre, pudo hacer de mí cualquier cosa menos un poltrón".
En los años de más temprana formación, la conducta de Hitler no ocasionaba penurias más que a su familia, especialmente a su madre. Según Allan Bullock, historiador y autor de una importante biografía del Führer , publicada en 1952, la crisis psicológica sólo hizo eclosión en la vida de Hitler entre 1907 y 1908, a la edad de 18 años, cuando fue rechazado dos veces por la Academia de Artes de Viena. El nunca aceptó la justicia de aquella decisión de las autoridades de la academia, algo que quedó también reflejado en Mi lucha : "Aún hoy no me explico -escribió- cómo no me di cuenta antes de que tenía vocación para la pintura. Mi talento para el dibujo se hallaba tan fuera de duda que fue uno de los motivos que indujeron a mi padre a inscribirme en un colegio de enseñanza secundaria, pero jamás con el propósito de permitirme una preparación profesional en ese sentido." El frustrado pintor austríaco siguió intentando desplegar aquel talento que, como muchas otras habilidades tales como la oratoria y la capacidad de liderazgo, él consideraba natural. Y hoy, diversos coleccionistas de Europa mantienen entre marcos los paisajes urbanos pintados por Hitler casi hasta el fin de sus días. La sensación de que existía una suerte de conspiración en su contra, en este caso para impedirle consumar su futuro de artista, era coherente con las viejas y aterradoras pesadillas de la infancia temprana. Las persecuciones nacidas en su mente eran más peligrosas para los otros que para él mismo. Aunque esto sólo se sabría años después.
Sin embargo, el investigador Marks señala el principio del daño psicológico de Hitler mucho antes que Bullock, y ubica su origen en el maltrato que recibía del padre. "Le gustaba humillar a su hijo. En una muestra de rebelión, Adolf, entonces de seis años, trató de escapar de su casa durante la noche, saltando por una ventana. Se desvistió para salir con menos ruido, pero quedó enganchado. Su padre lo oyó y trajo al resto de la familia para que se rieran de él. Adolf lloró durante tres días", relató.

Sigmund Freud y Adolf Hitler.



Marks está convencido de que Alois se negó a seguir el consejo dado por Freud, esto es, internar a Adolf para un tratamiento psiquiátrico, sólo para evitar que cualquier examen médico pudiese delatar el maltrato, que también era físico. Fue una decisión que cambiaría el futuro.
Como es de suponer, dada la profesión de Marks, toda esta investigación será la base de una obra de teatro en el West End de Londres, y ya hay quienes hablan de una película. Pasado más de medio siglo desde el fin del horror hitleriano, ya no son los hechos -indubitables- sino sus causas lo que se trata de dilucidar. Esa búsqueda también se manifestó hace pocos meses en Buenos Aires, cuando especialistas de todo el planeta reunidos en el Congreso Mundial de Neurología intentaron analizar posibles razones neurológicas en la patología de Hitler, que se daba por descontada.
El historiador Bullock, de todas maneras, dice que las teorías sobre los orígenes de la insania mental, e incluso la existencia cierta de esa enfermedad, aún lo intrigan. Se pregunta: ¿fue Hitler realmente un enfermo mental, y en caso de que lo haya sido, qué lo hizo capaz de acumular semejante poder, a pesar de ello?

"Vaya a cualquier asilo para locos y seguramente encontrará a alguien que cree tener una misión especial de conquistar el mundo. Esas personas no llevan adelante esa supuesta misión. La pregunta por responder es: ¿cómo hizo Hitler para ponerla en práctica?", dice, sin que hasta el momento alguien haya aventurado una respuesta irrefutable.

Las investigaciones realizadas por Laurence Marks pusieron al desnudo ciertas curiosidades. Por ejemplo, que Adolf Hitler nunca olvidó al médico de su familia. Cuando, en 1938, Alemania invadió y anexó Austria, Martin Bormann recibió instrucciones precisas del máximo jerarca nazi: preservar a Ernest Bloch, otorgándole un salvoconducto para huir a Suiza.
En definitiva, Hitler le salvó la vida a un judío, a pesar de que el judaísmo era el centro de su teoría fantástica acerca de las razas, y el blanco principal de la furia homicida que desató en Europa. Precisamente él, un enemigo demencial de los judíos, estuvo a punto de no quedar en la memoria como el autor intelectual y material del mayor genocidio en la historia europea, y haber sido un anónimo pintor de brocha gorda, o bien un oscuro funcionario del Estado austríaco, merced a la intervención bien intencionada de dos judíos: Ernest Bloch y Sigmund Freud.

Pero no fue así. El mundo lo sabe.

Por Leonardo Freidemberg
(c) La Nacion



Artículo original:  
http://www.lanacion.com.ar/209311-la-pesadilla-de-hitler


Argentina y la falsa política social para matar sin que se note

Desatención al desamparado de parte de autoridades argentinas: matar sin que se note.


En la Argentina se escucha hablar de educación y de violencia en cada rincón, a cada paso que se da, en cada ámbito en el que a uno le toca actuar y desenvolverse. Todos dan la extraña sensación de ser especialistas en las materias y se sienten -más que discutiblemente- con derecho y autoridad moral para expresarse con total desparpajo, absoluta desfachatez y la mejor cara de piedra a la hora de hacerlo. En eso sí, los argentinos, somos expertos: en hablar de lo que no se sabe y en hacer de cuenta que hacemos mucho al respecto. Vale decir, aparentar un cambio para que nada cambie. Hablo, sobre todo, de gobernantes y dirigentes, por supuesto. Ejemplos sobran. Y la gente -siempre, indefectiblemente- les cree.
Así, enfrascados en una etapa que (para los crédulos) presupone un nuevo amanecer en materia política, transitando la tramposa antesala de una berreta campaña electoral que depositará -con la complicidad de millones, algunos inocentes y otros no tanto- a las nuevas autoridades nacionales en la Casa Rosada, en la Jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, en intendencias, gobernaciones y en el Congreso Nacional; los argentinos somos llevados de las narices, acarreados como ganado, mansos y tranquilos como rebaño que va -a veces incluso sabiéndolo- al mismísimo matadero.
Lo que en otras épocas eran sucias campañas opositoras tendientes a desestabilizar a los gobernantes de turno, en estos tiempos -preelectorales- que corren se transforman en herramienta útil y favorable para conseguir unos cuantos miles de votos piojosos, viciados de la más absoulta y artera manipulación social. El fuego cruzado entre quienes instan a sus "soldados" a "bancar el proyecto"; quienes hablan de la ciudad verde que tanto deseamos y los inescrupulosos que esperan que algo suceda para declarar algo al respecto y ver de qué lado se acomodan, quema a la sociedad mediante falsos argumentos con los que maquiavélica y traicioneramente pretenden desprestigiar al oponente diciendo que todo es parte de una "campaña política". La misma política de la que ellos se sirven y con la que ellos se enrriquecen a cuatro manos.
Pero olvidan una cosa: en el medio de su hijaputez teñida de traición a la Patria, muere gente.
Y uno se pregunta entonces ¿para que mierda sirve la política? si los políticos hablan pellorativamente del otro refregándole en la cara que "hace política para desestabilizarlo" y entre las dos partes beligerantes, la gente sufre, precisamente, por esa basura política de la que ellos mismos nos invitan a participar cuando se trata de darles el voto salvador. Violencia, educación, tal vez vayan muy juntas y de la mano y muy posiblemente no sea tan sólo cuestión de que siempre se ponga la mirada en la vereda de enfrente, sosteniendo ciegamente que el problema es del otro y fragmentando las "diferentes clases de violencia" como si no fueran efectivamente una misma cosa. ¿A quién debe endilgarse la violencia? ¿a quién le falta educación? ¿Al desprevenido pueblo, a los ignorantes electores o a las mismísimas autoridades de la Nación? Muchos, probablemente, traten de igualar hacia abajo diciendo que es responsabilidad de todos, sin embargo me permito disentir hasta la médula ya que las autoridades buscan estar donde están para -supuestamente- manipular herramientas diferentes, certeras, efectivas y creativas que mejoren la vida de los habitantes del país. Nadie les ha puesto un revólver humeante en la sien para forzarlos a tan abnegada tarea. En cambio, del otro lado (nunca mejor dicho: del otro lado), está la gente a la que se le mete en la cabeza que la culpa es de los de afuera (de esos mismos que siempre se ha ninguneado diciendo que son de palo...) y que los corruptos políticos que "hacen de cuenta que hacen las cosas" son víctimas del insensible sistema impuesto desde el más allá. La política -debo tristemente convenir con ellos- es a veces una cuestión bastante sucia, sobre todo cuando mata.
A propósito de todo ésto y como un ejemplo duro, real y concreto, transcribo lo escrito en el sitio www.infancias.com.ar, un espacio que propone una mirada plural y dinámica sobre diversas cuestiones y problemáticas referidas a la niñez, esa misma niñez que forjará el futuro de la Argentina y que está siendo abandonada a su suerte sin reparar en las dramáticas e irreparables consecuencias que dada esa política de desinterés, desatención y descuido pueden llegar a derivar. El texto, es la dolorosa descripción que hace una profesional responsable y preocupada por la creciente situación de calle, desamparo y violencia familiar a la que se ven sometidas miles y miles de familias en la Argentina del siglo XXI. No es un cuento, no es ficción. Es la más cruda realidad que se vive día tras día y que es la materialización de las falsas políticas sociales de quienes deben velar por el bienestar y el progreso de la gente. La vieja historia de aparentar hacer mucho, mientras que sólo se levanta la alfombra y se tira la tierra por debajo. El relato habla sobre el caso de una madre que fue desalojada de un amparao maternal dependiente del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, puesta de patitas en la calle y llevada a una trampa mortal disfrazada de habitación en la que no alojaríamos ni siquiera a nuestro peor enemigo. Una situación de conflicto entre un grupo de personas que habitaban el amparo maternal (¿debería seguir llamándose así?) llevó a que las religiosas y las autoridades de la ciudad que manejan a su antojo el lugar (y no es el único) dispusieran que esa mujer y sus hijos fueran "ajusticiados" siendo sacados del lugar. Estuvieran listos o no para afrontar la vida allí afuera, poco importó a lo que se debieran enfrentar sin las más mínimas herramientas para hacerlo y sobrevivir. Afuera por "violentos"... como si esa expulsión (por venir de manos del gobierno) no fuera "violencia". Afuera sin más vueltas y sin la más mínima contemplación. Que pase el que sigue, que lleguen al amparo los otros que permitirán a los inescrupulosos hacer de cuenta que van por el bienestar d elos demás, mientras que lo único que hacen -en este caso- es matar sin que se note.

A continuación, la dramática demostración de lo dicho:

Violencia… simple y complejamente violencia.
Santi…a sus cortos once años murió al incendiarse la casa donde vivía…. Estaba solo… Cuando tratan de buscarse las causas se escucha decir…. Fue un encendedor, no se dio cuenta… estaría jugando…
En su historia hay escenas familiares de maltrato, momentos de situación de calle, pasaje por paradores, estadía en un amparo estatal y la ida temporal a un colegio en el cual quedó marcada su hiperactividad, luego pasado el tiempo normativamente estipulado se les consiguió una casa…. casa donde quedó sólo…. casa que se incendió….
Hoy hablar de violencia es moneda corriente, violencia familiar con los números de teléfonos y lugares donde se podría  asisitir;  violencia social que se vivencia cotidianamente y de la cual se habla de manera impersonal porque siempre es del otro y no quien habla, violencia institucional que pareciera destinada a lo escolar, alumnos con cuchillos, padres que  golpean docentes o docentes que maltratan alumnos, violencia hacia las mujeres, violencia de género...
Una vez más las clasificaciones llevan a generalizaciones cuyo efecto es la fragmentación de  las escenas; si la violencia es escolar… “la culpa es  de la escuela”; si es violencia familiar… “algo pasa en esa casa”; si es violencia social… “la gente está muy loca”; si es violencia de género…”algo habrán hecho”…. La fragmentación lleva a des-responsabilizarse… como si la violencia no fuera solo violencia; simplemente violencia con lo complejo de la cuestión y de los entramados que se generan….
Hoy pienso en los niños… en los niños que llegan a este mundo indefensos y necesitando de adultos suficientemente estables y amorosos para poder crecer sanamente, en adultos que se responsabilicen por ellos y que no miren hacia otro lado…. Tanto es así que ni rótulo tiene la violencia que se ejerce sobre ellos…. Como si por el hecho de ser niños una “nalgada a tiempo evita futuros problemas”, “la letra con sangre entra”, o bien “son chicos, no se dan cuenta”… como si la violencia y la niñez de algún modo pudieran convalidarse por alguna perversa razón…
No fue violencia acaso es sus múltiples modos y escenarios la causa de lo sucedido en aquella casa… detenerse a pensar en la violencia es mucho más que sólo clasificarla…  pensar y hacer algo sobre las escenas de violencia tal vez sería habilitar espacios para que desde la familia se encuentren nuevos modos de relación; para que la escuela pueda ver más allá de lo que se ve cuando un niño no puede para de moverse;  para  que la sociedad, es decir nosotros, cada uno de nosotros intervengamos haciendo una pausa donde pueda aparecer algo diferente respetando a los niños como sujetos de derechos; violencia en la institución donde fue alojado durante el tiempo que estipula la normativa vigente y luego desalojado en lo real…
Violencia…. Sólo violencia… Sino pregúntenle a Santi... a no!…. Ya no va a poder contestar.


Fuente original: http://www.infancias.com.ar/2015/05/violencia-simple-y-complejamente.html