¿Pudo una pelota de fútbol ser alguna vez más poderosa que toda la maquinaria de guerra puesta al servicio de la muerte y la destrucción? ¿Pudo alguna vez un simple jugador de fútbol quitarle el sueño a tres de los más encumbrados dictadores de la historia de la humanidad? Como si se tratara de un inpensado héroe de la resistencia frente a los horrores de las más violentas dictaduras, Isidro Lángara, fue quien logró oxidar los nervios de acero de líderes autoritarios como Francisco Franco, Adolf Hitler y Benito Mussolini. Los tres por igual tuvieron motivos para detestarlo y practicamente querer borrarlo de la faz de la Tierra.
Esta es la historia de Isidro Lángara, el jugador de fútbol que le ganó a la intolerancia a fuerza de goles y una buena dosis de valentía. Una goleada al horror.
Por Marcelo D. García para Historias Lado B.
Francisco Franco, Isidro Lángara, Benito Mussolini y Adolf Hitler.
Fútbol, propaganda e intolerancia.
Que el fútbol hace rato ha dejado de ser simplemente un juego ya no quedan dudas. No es extraño ver a encumbrados políticos, a exitosos empresarios, a mediocres dirigentes codearse con amigos y enemigos pugnando por conseguir un primer plano en la foto victoriosa que ilustrará la primera plana de los medios mundiales. Inescrupulosos, cuasi delincuentes, usurpadores de los dineros ajenos y en muchas ocasiones generadores de asociaciones ilícitas y violentas con la frase "divide y reinarás" como lema principal entre ceja y ceja lo lograron: el fútbol ya no es un juego.
Pero... ¿es que acaso alguna vez lo fue? En las tribunas y dada la pasión genuina de la mayoría de los aficionados, muy posiblemente sí. Desde el punto de vista de la utilización con fines políticos y personales, no.
Al mirar hacia atrás resulta difícil notar alguna diferencia entre las conductas de los dirigentes actuales y las de otros tiempos. Irresponsables representantes de clubes e instituciones, mercenarios del poder a cargo de nefastas políticas deportivas y de seguridad, aprovechadores de las masas poco pensantes, acarreándolas, llevándolas de las narices, propiciando negocios de dudosa legalidad y generando violencia disfrazada de pasión tribunera. Lo que vemos hoy en día no se aleja demasiado de la barbarie de otros tiempos, sólo que con aspecto de otra cosa, aunque con similares nefastas intenciones.
La importancia de la "propaganda" es vital para cualquier régimen. No hay distinciones de signos e ideologías en este punto. De derecha, de centro, de izquierda, todo da igual. Lo es en la actualidad y lo fue, llegando a límites insospechados, también con anterioridad. Negocio y una manera populista de llevar la mirada y atención de la gente común hacia donde se le ocurra al dirigente de turno.
Dictadores como Francisco Franco, Adolf Hitler y Benito Mussolini han sabido de ésto y lo han utilizado hasta límites insospechados. Ellos han sido las cabeceras de playa más visibles de la violencia, la intolerancia y la destrucción puestas a su entero servicio y también, por supuesto, han sabido sacar el debido provecho de la propaganda política y, entre otras cosas, la utilización indebida de los eventos deportivos. El fútbol no ha sido la excepción. En eso, el papel de este deporte maravilloso no ha cambiado tanto como pudiera llegar a creerse.
Y para que esos conspícuos personajes de la historia pudieran lograr sus objetivos, sus representaciones deportivas debían salir victoriosas, del mismo modo en que ellos fogoneaban a sus poderosos ejércitos en los campos de batalla, así también buscaban la supremacía en eventos deportivos. No era concebible la existencia de un otro que se oponga, un rival, un contrincante, un contendiente superior. Y entonces apareció un tal Isidro Lángara...
Algo sobre Lángara.
Isidro Lángara Galarraga nació en Pasajes, Guipúzcoa (España) el 25 de mayo de 1912. Fue un gran futbolista español que jugó en 12 ocasiones integrando la Selección de fútbol de España, anotando 17 goles y consiguiendo así una de las mejores marcas de tantos anotados por partido por cualquier futbolista con la "roja". Pero no sólo tuvo oportunidad de ser parte de la alineación de la selección española sino que también integró la selección vasca. Esas participación en la "separatista" selección fue precisamente uno que muy particularmente provocó el enojo del Generalísimo dictador español Francisco Franco.
Isidro Lángara jugó además en varios equipos de fútbol incluyendo el Real Oviedo en España (entre 1930 y 1936), el Club Deportivo Euzkadi de México (entre 1938 y 1939); el Club Atlético San Lorenzo de Almagro de Argentina (entre 1939 y 1943); Real Club España de México (entre 1943 y 1946) y finalmente el Real Oviedo de España (entre 1946 y 1948).
Debutó internacionalmente (como seleccionado de su país) en 1932 y jugó su último partido como internacional en la selección española en 1936. Participó en la Mundial de Fútbol Italia 1934, donde jugó dos partidos y marcó 2 goles, que supusieron la eliminación de la Selección de Brasil y un gran dolor de cabeza para Benito Mussolini. En el segundo partido, ante Italia, cayó lesionado y no pudo jugar el tercer partido de España en aquel Mundial, de nuevo ante los italianos, que supuso la eliminación de España.Otro dictador que llegaba a odiarlo. Y en la lista también estaba el sanguinario Hitler.
Mundial de Italia 1934: los temores de Mussolini.
Lángara participó en el Mundial de Fútbol de Italia disputado en 1934. Jugó dos partidos como integrante de la selección de España (ese ha sido el primer mundial disputado por la selección española) y
marcó 2 goles en total, que contribuyeron a la eliminación de la Selección de Brasil (España 3 - Brasil 1). En el segundo partido de aquel Mundial la selección española enfrentaba a
Italia, evento en el cual Lángara fue lesionado y no pudo participar en la alineación que disputó el tercer partido de España
en aquel Mundial, nuevamente ante los italianos, que supuso finalmente la eliminación
de España. La nota saliente de aquellos días era la mirada que "Il Duce" Benito Mussolini, el fascista dictador italiano, había depositado sobre Lángara. Los dos goles de Lángara ante Brasil y en la previa al encuentro contra la local Italia fascista, hizo que Mussolini lo tuviera entre ceja y ceja y poco menos que perdiera el sueño. El líder de la Italia fascista, el conductor que no frenaba ante nada ni nadie, había sido inquietado por Lángara quien esgrimía un arma inpensada: la pelota.
España derrota a los alemanes: la furia de Hitler.
Alemania contra España, 1935: Munzemberg lo sufre a Lángara.
El 12 de mayo de 1935 se disputaba un encuentro entre las selecciones de fútbol de Alemania y España en la ciudad de Colonia (Alemania). Era el primer "choque" entre las selecciones nacionales de ambos países y el partido había generado muchísimo interés. De un lado, la selección de la Alemania nazi llevaba una buena racha desde su destacado papel en el Mundial de Italia de 1934 donde, al ganarle a la selección deAustria, se quedó con el tercer puesto final del torneo. Por otro lado, los alemanes llevaban tres victorias consecutivas fuera del territorio de Alemania y estaba considerada como la segunda potencia futbolística europea en aquellos momentos, justo por detrás Italia. Contrariamente, España, venía desentonada tras un tibio empate la samena previa en Lisboa, Portugal.
Ochenta mil espectadores colmando el estadio. Muchos de los jugadores españoles jamás habían participado de un partido con semejante cantidad de asistentes en las tribunas. Las banderas con la cruz esvástica alrededor del campo de juego eran lo suficientemente intimidantes como para aflojarle las piernas a cualquier mortal sobre la Tierra que aprecie mínimamente la vida. Se interpretaron los himnos y los jugadores de España estuvieron firmes pero en posición normal. Los alemanes, por supuesto, brazo derecho en alto, extendido en saludo nazi. Era 1935 y en España gobernaba la República mientras que en Alemania nazi, Hitler hacía lo que le venía en ganas. Hubo un previo acuerdo muy curioso. Si se producía una lesión o algún inconveniente, el jugador que saliera del campo podía volver nuevamente, retirándose su reemplazante. Fue una novedad reglamentaria que finalmente no prosperó.
A los 11 minutos de juego el jugador alemán Conen tomó un centro y envió la pelota hacia la red. Alemania ganaba de local y España, lejos de amilanarse, iría por la suya.
Lángara contra Buchloh. Victoria española y furia de Hitler en Colonia.
A la hora exacta de iniciado el partido, Lángara empataba tras conectar un centro de su compañero Ventolrá. La selección española lanzaba un baldazo de agua helada sobre la afición alemana, los jugadores y el mismísimo Hitler. Siete minutos más tarde, Lángara volvía a rematar de forma brillante: otra vez Ventolrá remató de cabeza, el arquero alemán Buchloh rechazó corto y Lángara, jugándose el pellejo, la envió nuevamente a la red. Alemania 1, España 2.
Los jugadores españoles sabían que ese triunfo, de mantenerse, los colocaría otra vez más como uno de los mejores equipos de Europa. Alemania dio la sensación de desatar una "guerra relámpago" sobre el arco español. El aqruero Eizaguirre, en su mejor partido con la Selección, atajó todo y un Lángara endemoniado y autor dos goles hacía sonrrojar a sus germanos rivales. Finalmente, triunfo de España en la Colonia nazi, frente a una turba NacionalSocialista y haciendo enfurecer al mismísimo Führer. Luego, lo más complicado... salir vivos de ese estadio.
El futbolista combatiente: goles contra Franco.
Contra Franco: la selección Euskadi, 1937.
Lángara, además de ser un gran jugador de fútbol, era una persona muy comprometida con su gente y tenía fuertes y bien afirmadas convicciones e ideales. Cuando dio comienzo la fraticida y sangrienta Guerra Civil Española, Lángara se alistó, sin dudarlo, en el bando republicano. El Generalísimo Francisco Franco, el líder de la sonada militar contra la República jamás podría llegar a sospechar de la siguiente movida de aquel jugador de fútbol ahora devenido en combatiente.
En 1937, Lángara; se enroló en la Selección de Euskadi, un combinado regional creado por el Gobierno Vasco con el fin de recaudar fondos en Europa para los refugiados vascos y realizar una labor propagandística en favor del Gobierno Vasco y la República. Lángara coincidió en esta selección con muchos de los mejores futbolistas vascos de la época como Luis Regueiro, Guillermo Gorostiza o Txato Iraragorri. El Euzkadi realizó una brillante gira por países de Europa disputando varios partidos amistosos. Tras caer la ciudad de Bilbao en manos de los franquistas la Selección de Euzkadi se marchó (por razones más que obvias) a América para proseguir la gira, pasando por Cuba, México y Argentina entre otros países. El equipo recaló finalmente en México donde jugó la Liga Mayor de los años 1938-39, bajo la denominación de Club Deportivo Euzkadi, quedando finalmente en segundo lugar. En 1939 al finalizar la guerra con derrota republicana se disolvió la tan particular selección de Euzkadi y Lángara optó por seguir exiliado fuera de España. Su próximo equipo estaba en Argentina, donde su antiguo compañero de la selección vasca, Ángel Zubieta lo recomendó para jugar en San Lorenzo de Almagro. Pero esa es otra historia...
Franco nunca pudo olvidar aquel mal trago provocado por ese cóctel inesperado del cual uno de los principales ingredientes había sido precisamente Lángara.
Oviedo vs. Real Madrid, 1946: Lángara buscando el gol.
La estampa de Lángara.
Pitazo final.
El resto de su vida deportiva, desde 1939 hasta 1948, transcurrió en el "exilio". Fue ídolo también fuera de los límites de su amada España, sobre todo en la Argentina, y cuando decidió regresar a su tierra natal para vivir el final de sus días, sus increíbles y legendarias historias pasaban casi desapercibidas entre sus modestos comentarios.
Esta leyenda del fútbol y de la lucha contra los grandes dictadores de otros tiempos falleció en Andoain, Guipúzcoa (España) el 21 de agosto de 1992.
Nunca se casó, tal vez porque su única compañera ideal, su mejor amante sólo pudo haber sido la pelota de fútbol. La misma pelota que fue su más mortífera y efectiva arma contra la intolerancia y el autoritarismo. Isidro Lángara, aquel jugador que cabeceaba como si estuviera rematando con la derecha, lo había logrado: le había propinado una tremenda goleada al horror.
Historias Lado B
Fuentes de consulta:
- Wikipedia / - Elpais.com / - Marca.com