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miércoles, 15 de mayo de 2013

Adolf Eichmann en Israel: la banalidad del mal y un final como cualquier otro...

 
Adolf Eichmann en Israel. (Foto: Revista "Life")


Para Adolf Eichmann, Obersturmbannführer de las sanguinarias y efectivas SS Nazis, los judíos eran simplemente una estadística. Este Teniente Coronel alemán tenía la (dudosa) cualidad de ser uno de los más efectivos a la hora de "cumplir" con esas estadísticas que se le pedían desde la plana mayor alemana durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial. Eichmann "hacía bien los deberes", pero no sólo eso, sino que además fue uno de los arquitectos generadores del perfecto funcionamiento de la terrible maquinaria que hizo posible el Holocausto. Eichmann, mal que le haya pesado en algún momento decisivo y final de su lamentable vida, no sólo ha sido un eficaz ejecutor de las nefastas políticas de deportación y exterminio de millones de personas, sino que además disfrutó siendo uno de los más directos responsables por su concepción. Aportaba ideas, planificaba, proponía salvajada tras salvajada más allá de lo que le pedían. En eso fue uno de los "mejores".

Con la Guerra Mundial llegando a su fin (¿llegó?) los "inocentes" norteamericanos no advirtieron que Eichmann era en realidad uno de los criminales de guerra más peligrosos, un asesino serial que pretendió adquirir inmundos visos de legalidad, resguardándose en la insostenible y obscena "obediencia debida". Llegado el año 1946 escapó de la "custodia" (entre comillas...) del ejército de Estados Unidos y como quien no quiere la cosa, tras ocultarse (no sin protección aliada) en diferentes partes de Alemania, obtuvo un salvoconducto que le permitió escapar hacia Argentina, cosa que sucedió recién en 1950. Llegó desde Génova, Italia, con pasaporte provisto por la Cruz Roja Internacional (¿fue creada por un suizo, no?...) y así las cosas logró establecerse en Buenos Aires y ocuparse de varias cosas bajo el falso nombre de Ricardo Klement.
El 1° de mayo de 1960, tras largos años de incógnito y protección en Argentina, un comando israelí del Mossad comenzaba (por un lado) a violar la soberanía jurídica de Argentina y las normas internacionales y, de paso (por otro lado) comenzaba a cumplir con un acto de estricta justicia para muchos. Los "Nokmin" (Vengadores) israelíes comandados por Rafael Eitan finalmente lograron el cometido de capturar a uno de los nazis más buscados el 11 de mayo de 1960 en la localidad de San Fernando, Buenos Aires (Argentina). Lo demás es historia y tras un juicio con "veredicto cantado" Adolf Eichmann fue ahorcado en la prisión de Ramla, Jerusalen (Israel) durante la madrugada del 31 de mayo de 1962.

La historia lado B, que siempre la hay, nos muestra gracias a las sensacionales e impactantes fotografías de la Revista "Life" que todo el poder, toda la arrogancia, la altanería, la mentira, el crimer sistematizado y organizado, todo el salvajismo, la insensibilidad y las ansias de dominación eterna y total de otros tiempos, duraron lo que un suspiro dentro de una canasta... : la nada misma. Eichmann antes de sentir la soga al cuello, tuvo sin embargo tiempo para vomitarle al mundo unas cuantas palabras más. Dijo en aquella oprtunidad: "Larga vida a Alemania. Larga vida a Austria. Larga vida a Argentina. Estos son los países con los que más me identifico y nunca los voy a olvidar. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy listo."

Pero claro, antes había tenido que bajar la cabeza y calladito la boca, sumiso, fue un prisionero más. Lo mismo que le había exigido alguna vez a millones de víctimas. Eichmann, en esa cárcel, era casi una "estadística" más. Un de aquellas "estadísticas" que él, tan solícitamente, gustaba recopilar y engrosar...
Todo llega...

 Adolf Eichmann en la prisión de Ramla (Jerusalen). (Fotos: Revista "Life")



domingo, 5 de mayo de 2013

El fotógrafo judío que pudo retratar el rostro del odio

 Todo el odio del mundo en el rostro de Joseph Goebbels (Foto: Alfred Eisenstaedt / Life magazine)


Alfred Eisenstaedt ha sido uno de los fotógrafos más destacados del siglo XX. Nacio en Dirschau, (Prusia Oriental, Polonia) el 6 de diciembre de 1898 y supo capturar con su lente inquieta muchos momentos memorables de la historia, entre ellos el recordado V-Day (día de la victoria norteamericana sobre Japón el 14 de agosto de 1945) logrando la famosa fotografía conocida como "El beso en Times Square". Marilyn Monroe también se detuvo frente a su lente, pero esa es otra historia...
Alfred Eisenstaedt era judío y como tal fue testigo involuntario del lamentable ascenso al poder del Partido Nacionalsocialista en la Alemania de los años '30 con toda su barbarie y falta de tolerancia como marcas indelebles a cuestas. Apenas iniciada oficialmente la marcha de la maquinaria de guerra, sangre y fuego de los nazis (con la complicidad de muchos) por Europa, Alfred Eisenstaedt tuvo la oportunidad de viajar a Ginebra, Suiza, en algún momento de 1933 y fue allí donde precisamente pudo fotografiar lo que parecía imposible: la falsedad, la intolerancia y la hipocresía, todo junto casi al mismo instante...

 Joseph Goebbels distendido y simpático antes de recibir "la mala noticia" (Foto: Alfred Eisenstaedt / Life magazine)


Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich, se encontraba en la ciudad suiza y tal como era su costumbre cuando se topaba con corresponsales acerditados de los diferentes medios internacionales, sonreía, conversaba y les proponía un ambiente claramente (y falsamente) distendido. Goebbels sabía muy bien lo que era hacer "propaganda", era un hombre (por decirlo de algun modo) "mediático" y manejaba muy bien esos temas.
Alfred Eisenstaedt se acercó hasta el jerarca nazi y le tomó una fotografía. En la imagen se podía ver a un Joseph Goebbels sonriente, simpático, ameno, cercano. Pero de inmediato, un asistente de Goebbels se acercó y le comunicó al oído que el fotógrafo que acababa de tomarle la fotografía era judío, tras lo cual (Goebbels) sacó a relucir "su verdadero yo" y miró con todo el odio posible a Eisenstaedt, quedando registrado para la posteridad en la imagen que encabeza este artículo.
Alfred Eisenstaedt había sido capaz de fotografiar en cuestión de segundos al verdadero Joseph Goebbels: no había modo, no hubo manual de las relaciones públicas que pudiera contra el odio visceral de Goebbels contra los judíos y eso mismo pudo retratar Alfred Eisenstaedt en su inolvidable fotografía.
La mirada demoníaca de Goebbels no merece, ni necesita, más comentarios.

Alfred Eisenstaedt y su famosa foto "El beso en Times Square" (Foto: Alfred Eisenstaedt / Life magazine)


Alfred Eisenstaedt, como era de esperarse, no pudo seguir trabajando libremente en Europa bajo la sombra del nazismo durante los oscuros y nefastos días de la Segunda Guerra Mundial. Emigró a los Estados Unidos de América y falleció el 24 de agosto de 1995 en Jackson Heighs (Queens, New York). Sin embargo, aquella imagen del "verdadero" Joseph Goebbels captada en 1933, sigue más viva que nunca para mostrarnos el rostro del odio como pocas veces se ha visto...