lunes, 9 de julio de 2012

La masacre que los aliados provocaron en Dresden

POCAS COSAS PUEDEN EXPLICARSE DE UNA GUERRA, PERO SI HUBO UNA ACCION REALMENTE INEXPLICABLE SUCEDIDA DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, ESA FUE LA TREMENDA Y DESCARNADA MASACRE EN LA CIUDAD DE DRESDEN, ALEMANIA ORIENTAL, A MANOS DE LOS ALIADOS. UNA CIUDAD SIN VALOR ESTRATEGICO ALGUNO, UNA POBLACIÓN CIVIL CON MILES DE REFUGIADOS, ENFERMOS Y DESVALIDOS, QUE FUE ARRASADA POR LOS ALIADOS CUMPLIENDO UNA PROMESA HECHA A STALIN. CON UNA ADVERTENCIA OCULTA...

Cadáveres apilados tras la masacre en Dresden.


La ciudad alemana de Dresden no significaba nada desde el punto de vista estratégico /  militar durante la segunda guerra mundial. Esta localidad ubicada en la Alemania oriental era conocida con anterioridad a la contienda bélica, como una ciudad  dedicada a la producción de fina porcelana y una vez que la guerra estalló pasó a ser reconocida como una auténtica ciudad de desvalidos. No había tampoco fuerzas militares del Tercer Reich apostadas en la ciudad, ni siquiera para su defensa, sin embargo los aliados decidieron arrasarla por completo provocando su total destrucción y dando una espantosa muerte a su población civil.
Todo había comenzado en la cumbre realizada en Yalta entre los líderes del nuevo orden mundial en febrero de 1945. La guerra estaba llegando al final de manera inexorable. La Alemania nazi ya no era una amenaza, sus ejércitos estaban diezmados y sus fábricas destruídas o desmanteladas, sin embargo Stalin pidió a Roosevelt y Churchill (vaya uno a saber los motivos) la destrucción total de la ciudad de Dresden y, ni lerdos ni perezosos aquellos accedieron a su pedido.

Dresden, ciudad al margen de la guerra, destruída por los aliados.


El 13 de febrero de 1945 las fuerzas aliadas arremetieron a sangre y fuego contra la población civil de Dresden con una ferocidad y una brutalidad que muy difícilmente sean olvidadas. En aquella fatídica jornada los aliados arrojaron sobre Dresden 4.000 toneladas de bombas de las más potentes y diferentes dispositivos incendiarios que se encargaron de consumir y dejar reducida a la nada misma a gran parte de la ciudad y darle muerte a unas 22.700 personas (algunos informes llegaron a hablar de casi 35.000 víctimas), entre ellas niños, inválidos, enfermos, refugiados de distintos lugares e incluso unos 26.000 prisioneros de guerra del bando aliado. Fue una masacre nunca vista hasta entonces y que resulta comparable con otras similares como los bombardeos de Hamburgo (con 40.000 víctimas mortales) o bien Hiroshima (provocando la muerte a unas 100.000 personas), casualmente todas ciudades integrantes del Eje.

Stalin se había encaprichado hasta la médula con la destrucción de Alemania, sobre todo en su cara oriental, y Dresden le ofreció un suculento bocado para saciar su apetito destructivo. Pero la destrucción de la ciudad alemana y la muerte de su población civil, no sólo fueron una promesa hacia Stalin, sino que representó el paradigma de la destrucción más absoluta y los horrores de la guerra sobre los inocentes. Y había más... La precisión y efectividad de la misión debía servir para darle una lección al propio Stalin y demostrar el poderío de Estados Unidos e Inglaterra, que eran los reales enemigos de la Rusia comunista de aquel entonces. A las 22:09 horas de aquel 13 de febrero, los primeros 9 aviones mosquito ingleses rompieron el silencio de la noche sobre Dresden y delimitaron con marcadores rojos los extremos de la ciudad. A las 22:15 horas surgieron de entre la densa oscuridad los 245 bombarderos Lancaster ingleses que comenzaron con la  infame tarea de hacer desaparecer una población entera. Para las 22:30 horas casi todo había acabado. Las llamas se divisaban desde 150 kilómetros de distancia, mientras que los pilotos de combate comenzaban a preguntarse tibiamente: ¿Por qué diablos hemos hecho ésto?...

Muerte y destrucción en Dresden.


Los altos mandos aliados trataron de explicar lo inexplicable: allí, según ellos (y sólamente ellos) estaban emplazados el Cuartel General del Ejército alemán y el de la Gestapo, además de ser (la cuidad) el centro neurálgico de la producción de armamentos y gas venenoso (algo que nunca nadie encontró y que hace recordar a lo sucedido con las "famosas" armas químicas de Saddam Hussein...).

La nefasta faena fue rematad a la 1:30 de la mañana del 14 de febrero. Mientras los grupos médicos y socorristas trataban infructuosamente de rescatar sobrevivientes de entre los miles de fallecidos, una nueva oleda de 550 aviones ingleses, precedidos por aviones iluminadores con bengalas, dejaron caer 650.000 bombas incendiarias sobre las ruinas (ya incendiadas) de Dresden, llegando (cual deidades guerreras) para juzgar a vivos y a muertos.
Fueron 1.477, 7 toneladas de bombas explosivas, 529 bombas de 2 toneladas, una bomba de 4 toneladas y como si fuera poco, 650.000 bombas incendiarias (1.181,6 toneladas de estos explosivos), todo lanzado desde 1.400 aviones de combate. Si alguna vez se puede graficar el horror de la guerra con un ejemplo, el de la destrucción total de la ciudad de Dresden y su población civil debería estar encabezando la lista.

Destrucción del casco histórico de Dresden.


Sin embargo el infierno estaba por liberarse nuevamente y así las cosas a las 12:12 horas del 14 de febrero de 1945 los aliados propinaron otro golpe de gracia a la ciudad con un nuevo ataque con 1.350 Fortalezas Volantes y aviones Liberators. Ya nada quedaba por destruír. Ya nadie quedaba por ser muerto, pero los norteamericanos remataron la jornada (dejaron hacer el "primer trabajo" a los ingleses) con su infernal lluvia de 474,5 toneladas de explosivos y 296,5 toneladas de bombas incendiarias...

Todo el poderío mortal de Estados Unidos y Gran Bretaña actuando de manera conjunta le acababa de quedar claro al mundo entero. A Stalin, esa era la primordial intención, también...

domingo, 8 de julio de 2012

La "Casa Negra" de Washington

La "Casa Blanca" en 1941.


Cuando el 7 de diciembre de 1941 los Estados Unidos se dejaron bombardear en Pearl Harbor y de esa manera consiguieron "tener un motivo más que válido para entrar a la Segunda Guerra Mundial", supieron de inmediato que las consecuencias podrían ser terribles e inminentes. Fieles a su estilo de tirar la piedra y pretender que los demás les devuelvan pétalos de rosas, los norteamericanos se sintieron de inmediato posible centro de los ataques de la Luftwaffe, la aviación militar alemana del Tercer Reich. El ataque japonés y el ingreso a la guerra de parte de Estados Unidos implicaba, claro está, un enfrentamiento directo con la Alemania nazi, por lo que el pánico y la paranoia comenzaron a ser moneda corriente no sólo entre la población civil, sino también entre los militares y las autoridades nacionales.

Los norteamericanos no siempre tuvieron en cuenta que tanto los japoneses como los alemanes podían disponer de bombarderos de largo alcance. En un principio no lo creyeron, pero los contundentes y constantes bombardeos alemanes sobre Londres en 1940, les hicieron repensar las cosas dramáticamente. Las inmediatas medidas de seguridad comenzaron a hacerse notorias y así las cosas se impartieron órdenes muy precisas a la hora de hacer apagones nocturnos "preventivos" (a los norteamericanos les gusta tanto esta palabra...), tal como hacían los británicos y simulacros destinados a mantener debidamente preparada a la población. Esas prácticas alcanzaban a las ciudades de la costa este, como así también a las de la costa oeste, llegando incluso a suceder algo similar en ciudades (no de Estados Unidos) ubicadas en el Golfo de México.
Pero no todo quedó allí. El gobierno de los Estados Unidos llevó su locura (tras el ingreso a la fuerza en la guerra) mucho más allá y experimentó el peor de los temores, llegando a pensar que la Luftwaffe de Adolf Hitler podría bombardear a la mismísima Casa Blanca, sede del presidente en la ciudad masónica de Washington.

La idea para protegerse no podía haber sido más llamativa y curiosa. Franklin D. Roosevelt, presidente norteamericano, recibió una idea de parte de algún colaborador y por poco no se hizo realidad: pintar la Casa Blanca de negro y de ese modo hacerla "invisible" en la noche ante la eventualidad del sobrevuelo y bombardeo de los aviones alemanes. El proyecto de la "Casa Negra" luego quedó descartado por completo. Los norteamericanos nunca sufrirían un ataque aéreo enemigo... por lo menos por un tiempo.

miércoles, 4 de julio de 2012

La inocultable amistad entre Juan Domingo Perón y el nazi Hans Ulrich Rudel

MUCHO SE HA DICHO SOBRE LA LLEGADA Y PRESENCIA DE LOS NAZIS A LA ARGENTINA. NO POCOS HAN SIDO LOS QUE TRATARON DE OCULTAR LO INOCULTABLE Y OTROS TANTOS SON LOS QUE SIMPLEMENTE MIRAN HACIA OTRO LADO. SIN EMBARGO, "LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD" HA DICHO ALGUIEN ALGUNA VEZ.

Hans Ulrich Rudel y Juan Domingo Perón en Buenos Aires, 1974.


El final de la Segunda Guerra Mundial significó no sólamente la caída del Tercer Reich y el triunfo de los aliados, sino también marcó el comienzo de una etapa que (también) tendría como protagonistas a los nazis que comenzaron (bajo la protección de una vasta y muy extendida red internacional) a huír hacia diferentes puntos del planeta. Sobre este tema mucho se ha escrito y mucho se ha dicho, debatiéndose siempre sobre la posibilidad de encontrar el límite entre la realidad y la leyenda.
Muchos jerarcas nazis han llegado a estas tierras desde 1946 en adelante. No han sido nazis de segunda línea ni mucho menos (que también los hubo) y así las cosas, tenemos los concretos casos de personajes entre los que podemos destacar a Adolf Eichmann, Erich Priebke, Martin Bormann, Josef Menguele, Joseph Schwammberger y tantos otros.
La lista, claro está, puede completarse con otros nazis llegados a la Argentina y amparados debidamente por un régimen que les resultó más que amigable como el imperante en la Argentina bajo el mando de Juan Domingo Perón. Allí están los casos de Adolf Galand, Kurt Tank, Ante Pavelic (el líder de la Croacia nazi y asesor de Perón) y finalmente el caso de  Hans Ulrich Rudel.

¿Y quién era  Hans Ulrich Rudel? Se trataba, ni más ni menos, que de uno de los soldados más bravos (en todo sentido), con más arrojo y más condecorado de la Segunda Guerra Mundial. Rudel "atesoraba" en su palmarés una lista negra de bajas por él producidas en la contienda. Rudel fue coronel de la Luftwaffe desde sus 26 años de edad siendo el único responsable de 2.530 vuelos de combate, 519 tanques de guerra y blindados destrozados, 150 destacamentos artillados totalmente destruídos, 70 buques de guerra enemigos hundidos y 800 vehículos militares de todo tipo puestos fuera de circulación. Como "frutilla de la torta", su heróico regreso de una misión en la que fue tan seriamente herido razón por la cual perdió una pierna a pesar de no "acusar recibo" y seguir peleando.

Adolf Hitler y Hans Ulrich Rudel.


Para un "soldado" del Tercer Reich eso era algo para enorgullecerse, era algo grande, cosa que le valió ser el único soldado alemán en quedarse con el más que dudoso privilegio de llevar en su chaqueta la "Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble Doradas y con Espadas y Brillantes". Sus encuentros con Adolf Hitler y la nefasta admiración que el sangriento dictador alemán profesaba por Rudel hablan por sí solas de este hombre...
Pero no sólo Adolf Hitler lo admiraba, lo respetaba y le dio su "amistad". Por este lado del mundo también supo ser merecedor de todo eso y Juan Domingo Perón fue el abanderado de los que disfrutaban de contarlo entre sus amistades...
Perón gozó de su presencia (la de Rudel) en la Argentina y consiguió que el nazi se convirtiera en mucho más que su amigo personal y consejero. Perón logró que Hans Ulrich Rudel fuera uno de los creadores de la Fuerza Aérea Argentina y miembro activo de IAME, institución estatal que produjo en la Argentina el primer avión a reacción fabricado en el país, con tecnología (obviamente) "alemana".

Felicitado y admirado por la plana mayor de los nazis.


La amistad y colaboración de Rudel (considerado por los neo nazis en la "reformada" Alemania de posguerra, como el nuevo Führer) y Perón se prolongó en el tiempo y así las cosas, los dos pudieron volver a encontrarse en 1974, poco antes de la muerte de Perón en la residencia que el tres veces presidente de Argentina tenía ubicada en la calle Gaspar Campos, en la localidad de Vicente López, Buenos Aires (Ver primera foto de este post).


Un Perón entrado en años junto a Rudel. No fue sólo una relación de amistad momentánea.


Hans Ulrich Rudel ha sido un nacionalsocialista que nunca renegó de sus ideas y que siempre trató de imponerlas sea donde sea. Nunca retrocedió y nunca sintió la más mínima culpa por haber sido uno de los estandartes indiscutidos del poderío bélico y destructivo del Tercer Reich. Tal vez por eso mismo haya tenido tan buen recibimiento en Argentina.
Murió en Rosenheim, Alemania, el 20 de diciembre de 1982. Más de uno en Argentina seguramente se habrá lamentado.




lunes, 2 de julio de 2012

Hitler, hombre del año de 1938 según la Revista "Time"

¿QUE HA MOTIVADO QUE LA REVISTA "TIME" HAYA DESTACADO EN SU PORTADA DEL 2 DE ENERO DE 1939 A ADOLF HITLER COMO "HOMBRE DEL AÑO"? TAL VEZ ALGUIEN HAYA ESGRIMIDO ALGUN MOTIVO PARA HACERLO... PERO PARA TANTOS OTROS, ESTA PUBLICACION SEGUIRA SIENDO UNA VERDADERA OFENSA. DESPUES DE TODO, SE TRATA DE ALGUIEN QUE SISTEMATICAMENTE LLEVABA GENTE A LOS CAMPOS DE CONCENTRACION DESDE 1933...

Portada de "Time" 2 de enero de 1939: Adolf Hitler, hombre del año... y nada más que agregar.


Los editores de la famosa revista "Time" le habrán dado las mil y una vueltas al tema y habrán esgrimido tantísimas excusas y explicaciones allá por el lejano 1938, pero lo cierto y concreto es que decidieron nombrar como "Hombre del año" al mismísimo Adolf Hitler en la edición publicada el 2 de enero de 1939. Si bien no han sido pocos los que argumentaron que quien figuraba en la portada de la revista "no era precisamente el mejor hombre o el más bueno", resulta por lo menos chocante el resultado de la elección de este infame personaje.
Los hechos inmediatamente posteriores a la publicación de esta portada indicaron a las claras lo erróneo que ha sido destacar a un ser tan nefasto como Hitler y, según parece, los (ir)responsables de la edición "tuvieron el buen tino" (bien entre comillado...) de no incluír una foto del dictador sino una imagen truculenta de un organista (con toda seguridad Adolf Hitler) ejecutando "El himno del odio" en una Catedral profanada mientras varias víctimas mortales cuelgan de una rueda de Santa Catalina y son observadas por jerarcas nazis.
La ilustración fue realizada por el Barón Rudolph Charles von Ripper, un católico alemán que había huído de la Alemania nazi poco tiempo antes.

La publicación podía comprarse por unos 50 centavos y el mundo, de este modo, podía leer una crónica que trataba de explicar lo inexplicable...

jueves, 28 de junio de 2012

Estados Unidos mató a John Lennon

¿UN LOCO SUELTO? ¿QUITARLE LA VIDA POR UN AUTOGRAFO? LA HISTORIA DE MARK DAVID CHAPMAN ES MUCHO MAS COMPLEJA QUE ESO Y EL ASESINATO DE JOHN LENNON NO HA SIDO PLANIFICADO PRECISAMENTE POR ÉL... TAL VEZ EL F.B.I. TENGA ALGO PARA DECIR.

John Lennon y Mark David Chapman. Noche fatídica para la paz mundial.


Si de conspiraciones y "Lado B" de la historia se trata, el asesinato de John Lennon debería estar, sin dudas, en la lista. Los Estados Unidos de América creen definitivamente que el resto del mundo es tonto. Así de simple. De tanto ver y hacer películas fantásticas se han vendido/comprado ellos mismos la idea de que todos creemos en lo increíble.
Alguna vez nos quisieron hacer creer que un loco suelto había decidido matar a John F. Kennedy, también intentaron lo mismo con la muerte del inigualable e irrepetible John Lennon.
Vamos al grano: a Estados Unidos no le gusta que los dejen en evidencia. Tampoco les gusta tener un grano molesto, lleno de pus, ahí abajo... donde termina la espalda. Lennon era para el poder norteamericano precisamente eran eso, un grano en el trasero.
Los expedientes sobre John Lennon aún reposan en los archivos del FBI y esperan ver la luz, cosa que no sucederá por muchos años más seguramente. Las protestas de Lennon en favor de la paz y en contra de la guerra, las denuncias, las marchas multitudinarias por las calles de Nueva York y tantas otras cosas más hacían de Lennon un tipo molesto, incómodo, políticamente incorrecto. Un luchador de esas características es casi invencible cuando se le planta al país más poderoso (en todo sentido) del planeta y como quienes manejan las riendas de Estados Unidos (no hablo precisamente del presidente) no son tontos, tampoco quisieron quedar en evidencia flagrante... Eso se llama: miedo.


Mark David Chapman, el idiota útil contratado por el FBI.


¿Y de qué manera poder deshacerse del molesto Lennon entonces? simple... inventando la historia y la vida completa de un maniático, un loco fuera de sí que le llene  de plomo la espalda del rebelde llegado desde el otro lado del Atlántico y a otra historia.
Creen  que la gente es tonta o, por lo menos como opinaban algunos nazis de la década de los años '30, no se da cuenta de inmediato de las cosas... por eso nada mejor que cargarse a Lennon y que el responsable sea un loco que se pudrirá en la cárcel hasta el fin de los tiempos (por lo menos en Estados Unidos estas cosas no son excarcelables...una buena).


Detención de Mark David Chapman. Fin de la farsa.

Mark David Chapman fue el idiota útil, el asesino que cebaron y prepararon durante mucho tiempo para que se haga cargo de lo que ellos no fueron capaces de afrontar. No importa si Estados Unidos tiene los mejores servicios de inteligencia, una horda de espías y los ejércitos más poderosos de la Tierra... para quitarse del medio a John Lennon no dieron la cara y fue necesaria una historia ridícula e inventada que muy pocos siguen creyendo hoy en día. Ellos creyeron que Lennon no los molestaría nunca más. Se equivocaron tanto...




martes, 26 de junio de 2012

Los eternamente desmemoriados norteamericanos y sus amigos Talibanes

LA HISTORIA DE LOS NORTEAMERICANOS Y SU RELACION CON LA MEMORIA, SIEMPRE HA SIDO LA MISMA. HAS LO QUE YO DIGO PERO NO DIGAS LO QUE YO HAGO... PARECE SER UNA FRASE QUE SE ADAPTA COMO POCAS A SU TAN PARTICULAR FILOSOFIA.

Ronald Reagan y los Talibanes en la Casa Blanca (1983).


Una linda foto para el recuerdo... (a pesar de que más de uno preferiría olvidarla, o bien trataría de que ninguno de nosotros la hubiese visto jamás). El año: 1983. El lugar: la Casa Blanca, sede del gobierno de los Estados Unidos de América. Los protagonistas: Ronald Wilson Reagan, cuadragésimo presidente del país que hace las veces de policía mundial, junto a sus amigos y socios Talibanes... (los mismos Talibanes que hoy en día son tildados por los mismos norteamericanos como "abanderados del terrorismo mundial").
Por aquellos años los norteamericanos y los Talibanes eran lo mismo y, de hecho, no es que hayan dejado de serlo, sólo que ahora se hacen los enojados entre sí. Los negocios son así.
Los Talibanes recibían entonces ayuda económica, política, logística y militar de parte de la Casa Blanca y la CIA, de eso no hay dudas. Incluso Osama Bin Laden fue fogoneado desde 1979 por Estados Unidos y se le dio entrenamiento en un campo de la Central de Inteligencia norteamericana en Afganistán.... La campaña de Estados Unidos en Afganistán ameritaba que las tropas norteamericanas unieran sus fuerzas a las de los talibanes en su lucha contra los "rojos" soviéticos y así lo hicieron, claro...

Si alguna duda queda todavía sobre este irrefutable hecho histórico, basta con recordar las palabras expresadas por el cowboy / pésimo actor de Hollywood y (de paso) presidente Reagan por aquel entonces: "These gentlemen are the moral equivalents of America's founding fathers"... o sea: "Estos caballeros son el equivalente moral a los padres fundadores de América" (textual, 1985).

Pero como para que el mensaje le quede mucho más claro al mundo entero (¿Es que ahora y desde hace unos años se han olvidado de esa parte de sus vidas y su historia los norteamericanos?), la maquinaria norteamericana que no sólo invade países con sus armas y guerras preventivas, marcó terreno y expresó su posición (muy claramente por cierto) con la película "Rambo" (1982) en la cual el indestructible (una pena...) héroe de la nación de las barras y estrellas se unía a los Talibanes en su descarnada (e inexpresiva) lucha contra los rusos (ver foto aquí abajo).

Me queda rebotando una y otra vez aquella frase..."Estos caballeros son el equivalente moral a los padres fundadores de América"... Mmmmm.... ¿sabe alguien qué puedo tomar para la falta de memoria?

John Rambo y sus amigos talibanes.

miércoles, 20 de junio de 2012

Leyenda y realidad: los hijos de Adolf Hitler y Eva Braun

Hitler y sus posibles hijos. Hitler en su niñez (arr.der.), Eva Braun (medio) y Eva Braun con sus supuestos hijos (ab.der.).
Los parecidos físicos de los niños con Hitler y Eva Braun hablan por sí solos...


Durante años la férrea y casi indoblegable maquinaria propagandística nazi, pretendió hacer pasar a Adolf Hitler como aquel líder entregado íntegramente a la causa del nacionalsocialismo y todas y cada una de las atrocidades cometidas. El Führer era, según el impresentable y cínico Joseph Goebbels, ese líder impoluto, célibe, casto y poco interesado en las mujeres. La idea era aquella de convertir su imagen en la de una (tenebrosa) deidad, como intentando reafirmar aquel concepto original de transformar al nazismo en la nueva religión. Pero más allá de la propaganda y las leyendas que siempre se han hecho circular, Hitler no era un dios y ni cerca estaba de serlo. Era un hombre y su vida privada, bien preservada por su jefe de propaganda, tenía un curso más o menos normal (si es que se puede hablar de normalidad refiriéndose al tirano alemán).

Mientras las habladurías del celibato de Hitler corrían por el mundo como reguero de pólvora, Eva Braun, aquella joven que para cuando llegaba el final de la guerra en mayo de 1945 llevaba más de 10 años de relación sentimental con el Führer, buscaba la mejor manera de fugarse de Berlín con su amado tirano dejando tras de sí un cúmulo de recuerdos y objetos personales que no llegaron a embalarse en los cargamentos que seguramente estaban para ese entonces a punto de cruzar el océano Atlántico hacia lejanas tierras del sur de América.

Cuando los rusos llegaron al bunker de Hitler en Berlín, marcando la caída formal del Tercer Reich, creyeron encontrar los cadáveres carbonizados de Hitler y su esposa, pero la realidad era otra. Adolf Hitler había salido del bunker subterráneo muy posiblemente entre el 8 y el 9 de abril de 1945 y sus intenciones no sólo habrían sido las de volver con Eva Braun a la capital (para escapar juntos), sino también... despedirse de sus dos hijos.

La historia oficial habla de un Hitler sin herederos conocidos, pero el lado B de esa historia dice que cuando las autoridades militares norteamericanas ingresaron (una vez finalizada la contienda bélica) a la residencia de Eva Braun en Munich, fueron protagonistas de un hallazgo increíble: fotografías del líder nazi y su mujer junto a un niño y una niña...
Muchos indicios dan por un hecho que Eva Braun (que dicho sea de paso, no había sido realmente conocida y famosa hasta 1945) le había dado a Hitler dos hijos, una niña nacida en 1938 (su nacimiento se habría producido en Italia y su nombre sería Urich) y un niño nacido en 1941, los cuales (por razones más que obvias) fueron criados por una notable familia española, viviendo luego en Suiza para alejarlos del infierno de llevar el apellido que llevaban y ser blanco de acosos y ataques.

Las fotos que encabezan esta nota, muestran a Hitler posando en el "Nido del Aguila" junto a esos niños, sobre los cuales habrá que hacer algunos apuntes: el niño, vestido con un típico atuendo tirolés mantiene un asombroso parecido físico con Hitler, no sólo en sus años maduros, sino también comparándolo con una foto de un Hitler niño (extremo superior derecho de la foto). Con respecto a la niña, no hay que hacer demasiados esfuerzos para notar el gran parecido físico con Eva Braun (foto del centro a la derecha). Finalmente, a la derecha abajo de la foto, una imagen de Eva Braun con los niños en brazos unos años antes.

Foto de Hitler, su esposa y su hija Urich, posiblemente en Argentina (Archivo de Abel Basti).


Años más tarde asomaba la historia de Jean Marie Loret, quien aseguraba ser el hijo no reconocido del dicatdor alemán, mientras que al mismo tiempo se comenzaban a tejer todo tipo de historias sobre la llegada a la Argentina de la hija de Hitler (la misma de las fotos de esta nota) para visitar a su madre, quien había sobrevivido a la muerte de su terrorífico esposo en las lejanas y frías tierras de la Patagonia de Argentina... ¿Leyenda o realidad? tal vez un poco de las dos cosas...