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lunes, 29 de julio de 2013

Operación Exterminio

"Historias Lado B" inicia, con la publicación de este informe, una fructífera y productiva colaboración e intercambio de material con "Astrolabio del Tiempo". Desde ahora los dos sitios compartirán regularmente notas y artículos de interés en común que significarán sin lugar a dudas un importante valor agregado para los dos espacios dedicados a la investigación de la historia. 


“A través de la diseminación de tal terror toda disposición de resistencia entre el pueblo, será eliminada”
Adolf Hitler, diciembre de 1941.

El origen del mal.
Al finalizar la segunda guerra mundial, Europa había quedado desvastada. Las bombas arrasaron ciudades completas, dejando como testigos algunos muros, que alguna vez supieron ser edificios y casas. La miseria y el estupor acompañaron a los sobrevivientes; millones de personas habían muerto y otras tantas estaban desaparecidas pero el horror mas grande fue el descubrimiento de los numerosos campos de exterminio que los nazis habían instalado para lo que ellos llamaron la “solución final”.
Como muertos en vida los sobrevivientes de aquel holocausto caminaban atónitos detrás de las tropas aliadas que habian vencido a los nazis.
El mundo entero no era el mismo de siempre, el escenario político,económico y social daría un giro tan sorprendente y paradójico que las páginas de la historia seguirían horrorizándose muchas décadas más adelante.
La “bestia” no había muerto, por el contrario el mal seguiría haciendo de las suyas y contando con aliados que les facilitarían su accionar.
Las consecuencias de la guerra fueron numerosas, entre los aliados se encontraban las nuevas potencias que manejarían al mundo siguiendo un minucioso plan.
Como cuenta Carlos De Nápoli en su libro Nazis en el Sur; ”Los Estados Unidos en posesión de la bomba atómica y una economía cuya fortaleza no tenia parangón en la historia, buscaban finalizar cuanto antes la contienda en Europa y Oriente para comenzar a comercializar agresivamente su producción en los enormes mercados que ahora tenia a su disposición.
La Unión Soviética de Stalin, que había soportado años de ocupación nazi se debatía por obtener la mayor tajada posible de territorios europeos, por expandir su sistema político y, sobre todas las cosas, por conseguir salidas francas al Atlántico y al Mediterráneo. Con intereses dispares, desde mucho tiempo antes los Aliados eran un grupo de enemigos mortales unidos por un aparente enemigo común: Adolf Hitler.”
Como un ave fénix, los Estados Unidos de América, se levantaba entre tantos muertos y se hacía acreedor del poder económico de otras naciones y los Rusos por su parte no se quedaban atrás.
Se habían convertido en “aliados” por poco tiempo, ya que inmediatamente después de la guerra, se declararon fanáticos enemigos, y dividían al mundo en dos.

Estados Unidos, se puso a la cabeza y se convirtió en el “proveedor “y en el “ordenador”. Su plan se ejecutó rápidamente. En abril del año 1945, a pocos días de haber finalizado la guerra, los países vencedores decidieron en la Conferencia de San Francisco (en la ciudad estadounidense), la creación de un nuevo sistema de seguridad cuya pieza central fue la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los objetivos de esta organización eran la defensa de los derechos de las personas, el mantenimiento de la paz, la libre determinación de los pueblos y el fomento de cooperación entre los pueblos.
Tres años después la ONU, redactaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyos postulados básicos eran el respeto por la vida, la libertad y la igualdad de las personas.
El mundo volvía lentamente a su lugar, creyendo que por fin había llegado la paz, pero lejos estaban de pensar que esos postulados iban a convertirse en poco tiempo en una hipócrita farsa.
A Estados Unidos lo que más le interesaba eran sus propios intereses y no dejaría que nada ni nadie les sacara el protagonismo de convertirse en una flamante potencia que había salido fortalecida tras el resultado de la guerra y la Unión Soviética, por su parte, también respondería a sus propios intereses.
La historia y los hechos se encargaron entonces de demostrar que lo que menos les interesaba era la libre determinación de los pueblos, el respeto por la vida, la libertad ni la igualdad de las personas.
Durante los primeros años de la postguerra se habían realizado numerosos acuerdos y pactos. Entre ellos varios países acordaron que entre noviembre de 1945 y octubre de 1946, se realizaría en la ciudad alemana de Nuremberg, un juicio para juzgar y castigar a los jerarcas nazis responsables del genocidio de tantos seres humanos pero no todos los jerarcas nazis fueron enjuiciados.
La lista de los nazis que huyeron y se aseguraron un buen exilio es enorme. El plan para su huida ya estaba pactado mucho tiempo antes de que finalizara la guerra mediante la “ Operación Odessa”.
El precio que debían pagar por la huída, era la colaboración y el pago de cuantiosas sumas de dinero a aquellos que irían a utilizar sus “servicios y conocimientos”.
Como aves de rapiña muchos países de América, se repartieron a los mas célebres cerebros del nazismo alentados en la mayoría de los casos por sus antiguas simpatías y colaboraciones con los nazis.

La colaboración.
La colaboración entre los nazis y los Estados Unidos para distintos “negocios”, operaciones de inteligencia y experimentos aberrantes datan de muchos años antes de que se desatara la segunda guerra mundial y sus conexiones están directamente relacionadas con el momento en que el partido nacionalsocialista alemán se enquistara en el poder.
Como bien lo ilustran Simon Dunstan y Gerrard Williams en su libro “Lobo Gris”, "Entre la plaga de nuevas leyes promulgadas en 1933, por el tercer Reich, estaba la ley para la esterilización obligatoria de las personas que sufrían “defectos mentales congénitos, esquizofrenia, psicosis maníaco-depresiva, epilepsia hereditaria y severos casos de alcoholismo”. Los alemanes no eran los únicos entusiastas de la pseudo ciencia de la eugenesia, que en las décadas de 1920 y 1934, contaba con amplio apoyo en toda Europa y en los Estados Unidos en beneficio de la “higiene racial”. Uno de sus defensores era John D. Rockefeller, el fundador de Standard Oil de Nueva Jersey, y fue su Fundación Rockefeller la que proveyó gran parte de los fondos al Kaiser Wilhelm Institute, la más prestigiosa escuela de Medicina de Alemania, para llevar a cabo estudios en “Antropología,eugenesia y herencia humana,bajo la dirección del psiquiatra suizo y ferviente nazi Ernst Rudin”.
La lista de colaboraciones entre ambos países fue numerosa, este es uno de los tantos ejemplos que puede ilustrar que a los Estados Unidos los unía algo mucho mas oscuro que intereses economicos con los nazis; los unía una vinculación mucho mas poderosa que traspasaba las fronteras y cuyo poder era mucho más fuerte que las decisiones futuras del gobierno estadounidense de colocarse en las tropas aliadas que derrocarían a los alemanes.
Esa posición fue una verdadera pantalla para encubrir los reales intereses del “verdadero poder” que comandaba al país del norte de América.
Cuando finalizó la segunda guerra mundial sin perder tiempo comenzaron a organizarse una nomina de operaciones para contar con la colaboración de aquellos que en teoría habían sido derrotados.
Una de las operaciones de inteligencia que se llevó a cabo para lograr la colaboración de los nazis con el gobierno estadounidense fue la operación Paperclip llamada anteriormente Operación Overcast. Se escogieron a los mejores científicos, médicos, militares e ideólogos nazis para que trabajaran con el gobierno estadounidense.
La nómina de operaciones para el reclutamiento de nazis llevados a cabo por la OSS, el CIC o Counter Intelligence Corps, servicio secreto norteamericano que funcionaba en Alemania y luego por la CIA, que habia sido fundada en 1947, fue numerosa.
La reclusión de nazis que serían utilizados para el asesoramiento y la organización de nuevos servicios de inteligencia fue realizada por el más secreto de los servicios secretos, la Stay-Behind.
Estos servicios fueron creados unos meses antes de la finalización de la segunda guerra mundial, y fueron los encargados de localizar a los agentes nazis dispersos después de la retirada del ejercito alemán.
Uno de los primeros reclutados mediante las redes del Stay-Behin fue el general Reinhald Gehlen, ex jefe del servicio de contrainteligencia en el Frente Oriental; Gehlen, fue considerado uno de los mayores espias durante la guerra fría y con el apoyo de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y de otros paises europeos organizó la “Organización Gehler”.
Aportó sus archivos y su red de contactos, y trabajó en una estrecha relación durante varios años con la CIA reclutando a su vez a antiguos colaboradores.
La lista de empleados nazis a la causa estadounidense fue en aumento. Se le daba asilo y protección a jerarcas nazis que pertenecían a los servicios de inteligencia alemanes, entre ellos la Gestapo (policía alemana) y los Abwher ,el servicio secreto alemán, que había estado desde 1935 hasta 1944 bajos las órdenes del legendario almirante Wilhelm Canaris, el mismo que había reactivado en el año 1927 la organización Ettapendiest y quien conocía perfectamente la Patagonia argentina.
Los norteamericanos, sabían además que los alemanes habían articulado a la perfección la gestión militar con la politica y articulado una estructura militar y otra paramilitar.
Esta estructura les serviría para detectar las gestiones Rusas e impedir y combatir el avance del comunismo avance que se concretaría unas décadas más tarde en Latinoamérica.
Tanto los ex jerarcas nazis como los estadounidenses tenÍan algo en común: “El avance del comunismo era comparable a la proliferación de una peste que podía expandirse y carcomer a una población”. Por lo tanto los estadounidenses se preparaban ante una probable guerra con la Unión Soviética y se apresuraba a contar en sus líneas de inteligencia a expertos espías y torturadores.
Entre los nazis que tuvieron directa relación con los servicios de inteligencia se encontraban Klaus Barbie , quien tendría un protagonismo fundamental unos años más tarde, Martin Borman; a quien los mismos nazis se reportaban a pesar de estar fuera de Alemania; Ante Pavelic,el genocida Croata que había huído por la ruta de las ratas hacia Austria, Erik Pribke y muchos otros que se habían “salvado” no casualmente de los juicios de Nuremberg.

El caso de Klaus Barbie merece una atención particular ya que fue uno de los nazis que tuvo mayor influencia en la creación de los servicios de inteligencia bolivianos y de varios países del Cono Sur.
Barbie fue reclutado por los estadounidenses en la primavera del año 1947. Su función era la de organizar redes de espionaje para los americanos.
Trabajaba bajo un sueldo fijo y con nombres distintos que iba cambiando según la ocasión. En el año 1950, la CIC decidió darle una nueva identidad y enviarlo junto a su esposa y sus dos hijos a un país lejano de America del Sur, se eligió a Bolivia.
Zarparon del puerto de Génova en marzo del año 1951 y tres semanas más tarde llegaban al puerto de Buenos Aires. Se hospedaron en el hotel El Dorado y luego se dirigieron por tren hacia la ciudad de La Paz, en Bolivia.
La participación de Barbie en la organización de los servicios secretos bolivianos fue crucial, a tal punto que para pasar inadvertido se empleo primero como mecánico hasta llegar a ser el primer gerente de Transmarítima Boliviana, la nueva línea de barcos mercantes, pero seguía bajo las ordenes y el control de la CIA. El ex jefe de la gestapo alemana, en Lyon permaneció “protegido” treinta y dos años. En todo ese período participo en la organización de los servicios de contrainsurgencia, nombrado en el año 1964 por el mismo general René Barrientos, quien lo nombró asesor del ejercito Boliviano en la especialidad de contrainsurgencia.
Tras el triunfo de la revolución Cubana pusieron en alerta a Barbie para extremar las medidas de seguridad y fortalecer a los grupos paramilitares que él mismo había armado en Bolivia y que eran llamados “Los novios de la muerte”, estos grupos paramilitares operaron en distintos países latinoamericanos y también se los conocío con el nombre de “Escuadrones de la muerte”.
La guerrilla del Che, fue combatida en suelo boliviano por el mismo ex jefe de la Gestapo asesorando en técnicas de represión, tortura y ejecución. Fué uno de los ideólogos que preparó a los servicios bolivianos para atrapar al Che, hecho que se produjo en 1969.
También asesoró a varios militares argentinos y chilenos en técnicas de contrainsurgencia que serían aplicadas en el Cono Sur a través del Operativo Cóndor.
Barbie no actuaba sólo, tuvo colaboración de otros militares que venían planeando un plan de exterminio que sería ejecutado en el Cono Sur. Entre ellos se encontraban militares argentinos.
Este fragmento extraído de una publicación de Gustavo Salazar Sánchez, quien fuera periodista y viceministro del interior de Bolivia da cuenta de ello:
“Don Klaus”controlaba también a otros grupos de neonazis que aparecieron en Bolivia en esa época.
Los terroristas cumplían las órdenes de su jefe, sin retroceder ante el asesinato a sangre fría. El trabajo político, a campaña de prensa, la infiltración en partidos políticos, en organizaciones obreras o religiosas, las actividades del cuerpo diplomático, todo cuanto tenía que ver con la vida misma de la nación era controlado por maleantes a las ordenes del ex jefe de la Gestapo de Lyon.
Los militares argentinos que participaron en la preparación de cuadros paramilitares en Bolivia no dudaron en ningún momento del éxito de su mision. Los coroneles Carlos Estrada y Julio César Durand, el teniente coronel Jorge P. Lynch,e l asesor especializado Mario Mingolla y otros se dedicaron pacientemente en el golpe de 1980 que llevó a García Meza al poder.
Los argentinos pretendían utilizar a Bolivia como traspatio para sus turbios manejos. Sería, pensaban un buen campo de experimentación para instaurar la política del neofascismo en el continente latinoamericano. Es en ese contexto que brillan los consejeros nazis, x soldados de la Gestapo, criminales que cometieron todo tipo de atrocidades en los países ocupados de Europa.
Alfredo Mignolla, quien trabajó estrechamente ligado a Barbie, aseguró que prestó servicios en Bolivia por cuenta del ejército argentino. También declaró que respondía a las instrucciones de la CIA. Anteriormente se había desempeñado en Guatemala, Honduras y Panamá. Fue entrenado en la Escuela de las Américas para la guerra sucia contra el comunismo. En varias oportunidades, entregó prisioneros al Brasil y a la Argentina.
El excarnicero de Lyon dirigió y ayudó apoyado por los Estados Unidos a la concreción de golpes militares que se fueron sucediendo. Uno de ellos fue el golpe perpetrado por el general Luis García Meza en julio de 1980. Barbie fue expulsado de Bolivia en febrero de 1983, tras largos años de “protección.
Como se ve, la colaboración de antiguos jerarcas nazis fue un hecho innegable de la historia latinoamericana.

La concreción de los planes.
El objetivo principal de los norteamericanos era impedir el avance comunista y proteger sus intereses económicos sobre todo en los países latinoamericanos que les servían para su beneficio propio.
Latinoamérica estaba inmersa en el marco de la guerra fría y el enemigo estaba dentro, por lo tanto era necesario comenzar a ejecutar un plan para impedir el avance del comunismo en esas latitudes. Ayudados entonces por antiguos jerarcas nazis, que también recibían instrucciones; organizaciones de ultraderecha e ideologias anticomunistas. A sólo un año de finalizada la segunda guerra mundial se creó el Instituto del Hemisferio Occidental para la cooperación en seguridad más conocido como la “Escuela de las Américas”; escuela que estuvo hasta el año 1984 en Panamá y luego fue transladada a Fort Benning, en Columbus, Georgia, Estados Unidos.
En esta escuela se entrenaban a militares, a colaboradores y a policías; el objetivo principal era impedir el avance de las ideologías de izquierda, fortalecer la paz y la seguridad, consolidar las democracias representativas, resolver de manera pacífica disputas y solidarizarse con la conducción de acciones militares ante cualquier agresión, pero la realidad distaba de estas consignas.
Las intenciones eran otras: ”Reprimir, combatir y ejecutar a todo enemigo que atentara contra los intereses políticos y económicos de los Estados Unidos y sus países satélites en cualquier parte del mundo y sobre todo en Latinoamérica.
En la escuela se los entrenaba militarmente se los adoctrinaba, se les enseñaban técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, guerra psicológica, inteligencia militar y tácticas de interrogatorio.
Tras el triunfo de la revolución Cubana, en 1959, se impartieron con mayor severidad las clases ya que la amenaza comunista había pisado el suelo latinoamericano, por lo tanto el enemigo estaba cerca.
Estados Unidos, extremó las medidas de seguridad convirtiendo a la escuela en un centro de entrenamiento para las fuerzas latinoamericanas basando sus objetivos de represión y despolitización en la Doctrina de seguridad nacional.
Los cursos del Instituto del Hemisferio Occidental para la cooperación en seguridad, acrecentaron por lo tanto sus planes de estudio. Se dictaban clases en español para los alumnos latinoamericanos y se les repartían distintos manuales para su estudio.
Estos manuales eran : "Manejo de fuentes de información; Contrainteligencia; Guerra revolucionaria, guerrillas e ideología comunista; Terrorismo y guerrilla urbana, Interrogacion, Combate de inteligencia, Análisis de la inteligencia y un manual de tortura, el famoso Kubark, que consistía en técnicas para la interrogación que incluían la motivación por miedo, el uso del suero de la verdad (usado y experimentado por los nazis en los campos de concentración), la tortura por electrocución, la extorsión, y el secuestro y arresto de miembros de la familia del blanco.”
Todos estos manuales fueron usados en numerosos países y distribuídos por equipos de las fuerzas especiales de entrenamiento al personal militar y a las escuelas de inteligencia en El Salvador, Colombia, Chile, Argentina, Ecuador, Guatemala, Perú y Nicaragua.
La mayor parte de los militares latinoamericanos que perpetraron sucesivos golpes de estado fueron formados en esta escuela.
La lista es numerosa pero algunos de ellos son: General Manuel Noriega; responsable del gobierno militar en Panamá, colaborador de la CIA; el general Hugo Banzer, responsable del golpe militar de Bolivia en el año 1971, Elias Wessin, responsable del golpe militar dominicano llevado a cabo en 1963; el general Héctor Gramajo,e x ministro de Guatemala ; el general Roberto Eduardo Viola, responsable del golpe de estado de 1976, en argentina; Leopoldo Fortunato Galtieri, líder de los últimos años de la Junta militar argentina y responsable de la guerra de las Malvinas; Santiago Martin Rivas, agente de inteligencia que realizó asesinatos durante el gobierno de Alberto Fujimori por encargo de los Estados Unidos; Manuel Contreras, jefe de inteligencia de la DINA, servicio secreto de Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet; Ollanta Humala,ex militar peruano.

El Operativo Cóndor y los antecedentes del terror:
La revolución Cubana puso sobre aviso a los Estados Unidos de que una postura revolucionaria se diseminaría a varios países latinoamericanos. Los servicios de inteligencia ya habían detectado numerosas actividades de organizaciones armadas.
En el cono sur, proliferaban distintos movimientos de izquierda, muchos nacidos en el seno de gobiernos populares y otros en repudio a los golpes militares
Toda oposición, toda manifestacion y toda expresión de duda era sospechosa. Los servicios de inteligencia recibían permanentes alertas de infiltraciones de Cubanos y de Rusos al suelo sudamericano.
Se sabía que la mayoría de los guerrilleros se  entrenaban y recibían instrucción militar por expertos guerrilleros que habían actuado en distintas latitudes del planeta.
Fue necesario entonces organizarse y actuar. Los norteamericanos solventaron, apoyaron y alentaron distintos golpes de estado que no casualmente serían perpetrados por exalumnos de la “Escuela de las Americas “quienes habían recibido una estricta instrucción de como actuar contra lo que consideraban blancos subversivos.
Para aniquilar a toda organización de la izquierda revolucionaria contaban con expertos en exterminio, y espías infiltrados en las lineas de la guerrilla. Pero lo más sorprendente fue que el plan u Operativo Cóndor tuvo también una marcada influencia de los nazis. Los lineamientos generales para su elaboración y posterior ejecución se basaron en un decreto firmado por Adolf Hitler el 7 de diciembre del año 1941. Este decreto fue conocido como “Nacht Und Nebel” en español, “Noche y niebla”,o decreto NN. Hitler daba las directivas para la represión y la eliminación física de oponentes al régimen nazi. Todos los prisioneros eran tomados y deportados secretamente sin ningún rastro ni testimonio que dejara huellas. Eran detenidos y perseguidos durante la noche y se los identificaba con las letras NN. El mismo Hitler se encargaba de afirmar entre sus pares que la toma de estas medidas era necesaria ya que permitía la desaparición de los acusados sin dejar rastros. Ninguna información podía ser difundida con respecto a su paradero o su destino. Muchas de las víctimas procedían no sólo de Alemania sino también de Francia, Bélgica y Holanda.
En el cono Sur este decreto fue aplicado muchas décadas más tardes. El plan de exterminio y sus gestores respondían a los mismos lineamientos: ocultos y oscuros intereses se apoderaban una vez más y ejercían el poder y el control. En América del Sur, el control y la dominación se llamo “Sistema de inteligencia Cóndor” conocido como el “Plan Cóndor”, una red perfectamente organizada y trazada en donde intervenían Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil y Bolivia, países que eran perfectamente conocidos por los nazis, que les habían servido de refugio, de asilo y de protección desde la década del '30 y que no habían sido escogidos por casualidad sino que respondían a un plan mucho mas complejo que traspasaba las fronteras de los países ejecutores. Este operativo, fue planeado y puesto en marcha a partir de la década del '70. Para el año 1974 oficiales de seguridad de todos estos países se reunían en Buenos Aires para preparar acciones coordinadas en contra de los llamados blancos subversivos. Para diciembre de 1975, ya se había puesto en marcha y finalizado el "Operativo Independencia" en la selva Tucumana (el general Antonio Bussi quien regenteaba el operativo independencia era también un exalumno de la Escuela de las Américas).
Este operativo sirvió como antecedente directo del Operativo Cóndor y también había contado con el apoyo de los Estados Unidos para su ejecución. Los aviones que habían sido utilizados llevaban pintados sobre las banderas estadounidenses las escarapelas del ejército argentino.
Los servicios de inteligencia intercambiaban información sobre exiliados, agrupaciones y movimientos revolucionarios mientras armaban los campos de exterminio tal como lo habían hecho los nazis.Comenzó entonces a aplicarse el terrorismo de estado, todo sospechoso de actividades subversivas era secuestrado, llevado a los campos de concentración preparados para ello, se les aplicaban distintos métodos de tortura para sacarles informaciones, delataran a sus jefes y a otros compañeros y luego se los asesinaba “sin dejar rastros” se convertían así en desaparecidos o en “NN”. Eduardo Galeano decía en su libro “Las venas abiertas de América Latina”: "Para operar con eficacia la represión debe parecer arbitraria. Excepto la respiración, toda actividad humana puede constituir un delito. En Uruguay la tortura se aplica como sistema habitual de interrogatorio: cualquiera puede ser víctima, y no sólo los sospechosos y los culpables de actos de oposición. De esta manera se difunde el pánico de la tortura entre todos los ciudadanos, como un gas paralizante que invade cada casa y se mete en el alma de cada ciudadano. En Chile, la cacería dejó un saldo de miles de muertos, pero en Argentina no se fusila:s e secuestra. Las víctimas desaparecen. Los invisibles ejércitos de la noche realizan la tarea. No hay cadáveres, no hay responsables. Asi la matanza, siempre oficiosa, nunca oficial se realiza con mayor impunidad, y así se irradia con mayor potencia la angustia colectiva. Nadie rinde cuentas, nadie brinda explicaciones. Cada crimen es una dolorosa incertidumbre para los seres cercanos a la víctima y también una advertencia para todos los demás. El terrorismo de Estado se propone paralizar a la población por el miedo". Paradójicamente a las palabras volcadas en su libro por Galeano el mismo Adolf Hitler treinta y cuatro años antes, explicaba el objetivo de su decreto: “Una intimidación efectiva y duradera sólo se logra por penas de muerte o por medidas que mantengan a los familiares y a la población en la incertidumbre sobre la suerte del reo y por la misma razón, la entrega del cuerpo para su entierro en su lugar de origen, no es aconsejable, porque el lugar del entierro podrá ser utilizado para manifestaciones”.
Queda más que demostrado entonces que el mal no había muerto, por el contrario la “Operación Exterminio”  había sido llevada a cabo nuevamente con éxito, habían cambiado los personajes, los lugares, las situaciones pero la “orden” había sido nuevamente ejecutada: "A través de la diseminación de tal terror toda disposición de resistencia entre el pueblo, será eliminada”...

Por Andrea Ravalli
Astrolabio del Tiempo
www.astrolabiodeltiempo.com.ar/


Un agradecimiento muy especial a "Astrolabio del Tiempo" dado el intercambio de artículos y la mutua colaboración con "Historias Lado B".

Nota original:
http://www.astrolabiodeltiempo.com.ar/articulo.php?art=122

Bibliografía consultada:

Daniel Jonah Godhagen.”Los verdugos voluntarios de Hitler”,editorial Taurus,1997
Michael Burleigh.”El tercer Reich”,editorial Taurus
Simon Dunstan y Gerrard Williams.”Lobo gris”,la fuga de Hitler a la argentina-1 ed-Buenos Aires:Distal 2012
De Nápolis Carlos.”Nazis en el sur-1 ed-Buenos Aires:grupo editorial Norma,2005
Galeano Eduardo.”Las venas abiertas de América Latina-editorial Siglo veintiuno
Gustavo Sánchez Salazar y Elisabhet Reimann”Barbie,criminal hasta el fin”-editorial Legasa
Uki Goñi.”La auténtica Odessa:La fuga Nazi a la argentina de Perón”-editorial Paidós Ibérica-2002

Artículos:
Paredes Alejandro.”La operación Cóndor y la guerra fría”.Revista Universum nº19.


miércoles, 17 de julio de 2013

Publican las fotografías que Hitler mandó destruír

Fotografía de Adolf Hitler tomada por Heinrich Hoffmann.


Adolf Hitler no dejaba nada librado al azar. Si bien era un creyente empedernido en el destino y creía que todo lo que hacía y decía era guiado por la providencia, había aspectos de su vida que se preocupaba en cuidar y acomodar según sus necesidades y conveniencias. Su famosa (¿y por qué no decirlo? memorable) oratoria, sanguínea, violenta y con ciertos ribetes histriónicos ha sido verdadera marca registrada para el dictador desde sus comienzos en la vida pública. Esa misma (casi inigualable) capacidad de enfrentar a las multitudes y hablar hasta llegar a conmoverlos y (lamentablemente) convencerlos era cuidada de manera muy especial por el Führer alemán del Tercer Reich y eso mismo se encargó de capturar con su cámara el fotógrafo personal de Hitler, Heinrich Hoffmann (fotógrafo que además le presentó a Eva Braun).
Hitler era un férreo dictador hasta en el estudio fotográfico de Hoffmann y no dejaba escapar oportunidad de mandonearlo mientras le indicaba qué fotografías suyas (de Hitler) Hoffmann debía arrojar al cesto de resíduos. Hoffmann ha retratado a Hitler en la intimidad de su estudio desde el comienzo de su relación y amistad y así las cosas fue el legendario fotógrafo quien se encargó de capturar para la posteridad las imágenes de un Hitler que ensayaba como un verdadero actor de cine todos y cada uno de sus movimientos para que nada escapara de la cárcel de sus planes.

Fotografía de Adolf Hitler tomada por Heinrich Hoffmann.


Hoffmann retrató en innumerable cantidad de oportunidades a un Hitler que en la intimidad de su estudio practicaba y buscaba mejorar su técnica retórica, pero cada vez que el dictador se daba cuenta de las tomas que había realizado Hoffmann le ordenaba que destruyera los negativos y nunca, jamás, los revelara ni los mostrara a nadie. Afortunadamente Hoffmann no le hacía caso y así fue que logró poner a resguardo la mayoría de aquellos famosos negativos y de una manera parcial los publicó en su libro de 1955 "Yo fui amigo de Hitler", en el cual contaba sus experiencias junto al tirano.
Esas fotos que Hitler no quería ni ver fueron conservadas en el estudio de Heinrich Hoffmann hasta que finalmente fue detenido tras la finalización de la segunda guerra mundial. Como en tantas otras oportunidades, quienes se encargaron de detener al fotógrafo (las fuerzas armadas de los Estados Unidos) también se tomaron el "trabajo" y el tiempo para quedarse con los negativos de las sesiones fotogáficas de Hitler. Hoffmann fue condenado a diez años de prisión acusado de participar en diferentes actividades pro-nazis. El material fotográfico permaneció perdido u oculto durante décadas y ahora se han dado a conocer algunas de aquellas inéditas imágenes.

Fotografía de Adolf Hitler tomada por Heinrich Hoffmann.


Decía Hoffmann en el prólogo de su libro: ""Adolf Hitler parece un bufón en algunas de las fotos, pero ésto demuestra que él estaba experimentando con su imagen. Es decir, Hitler fue un político muy moderno para su época".
A casi 70 años de haberse tomado aquellas primeras imágenes de un Hitler ensayando sus palabras y movimientos en la soledad de un estudio fotográfico, a pesar del largo tiempo transcurrido y las insistentes órdenes cerradas de parte de Hitler y los intentos de destruír el material o (inclusive) robarse los negativos originales, las imágenes vuelven a cobrar vida ganándole una desigual pulseada a la barbarie que también pretendió avanzar sobre el trabajo de un artista.

REFERENCIAS:
- "Yo fui amigo de Hitler" (Heinrich Hoffmann - Ediciones Sieghels) 1955
- Actualidad RT.com
- Fotografías: Heinrich Hoffmann

jueves, 20 de junio de 2013

Rosita Serrano: "El ruiseñor chileno" que deslumbró a los jerarcas del Tercer Reich

 Rosita Serrano, Die chilenische Nachtigall (el ruiseñor chileno).


El 10 de Junio de 1914 nacía en la ciudad de Viña del Mar, en Chile, María Martha Esther Aldunate del Campo. Hija de un reconocido diplomático chileno llamado Héctor Aldunate y de la soprano Sofía del Campo, se convirtió de buenas a primeras en una cantante que supo realizar, durante los años '30, una gira internacional por Europa que significaría un giro total en su vida. En 1930 daba comienzo una particular carrera artística que la llevaría a países como Brasil, España, Francia y Portugal, para terminar llegando en 1936 a la Alemania nazi.
Para ese entonces había adoptado el nombre artístico de Rosita Serrano y su presentación, durante 1937, en el Teatro Metropolitano de Berín le valió saltar a la fama en aquella Alemania tan convulsionada.
El director de orquesta, compositor y pianista austro-alemán, Peter Kreuder, la introdujo de inmediato en el círculo íntimo de los jerarcas nazis, logrando que éstos lleguen no sólo a admirarla sino también a colaborar en la difusión de sus presentaciones. Rosita Serrano puso el toque final a la sensación que provocaba en la Alemania nazi al cantar grandes canciones en el idioma del país que la había recibido con las puertas de par en par.

 
El Ruiseñor de Hitler en uno de los tantos mitines nazis de la época.


La llegada al entorno de los jerarcas nazis le valieron su participación, muy solicitada por cierto, en diferentes mitines políticos del régimen nazi y tantísimas ceremonias del Partido Nacional Socialista. Rosita Serrano (años después) declaraba que no sentía particular simpatía por los nazis (tampoco expresaba claramente una antipatía manifiesta) y así las cosas "le daba lo mismo" lucir brazaletes con la Cruz Esvástica o incluso realizar sus famosas presentaciones con la bandera nazi como telón de fondo. Más allá de su supuesta "inocencia" o su fenomenal capacidad para "aprovechar"  las ventajas que le daba ser parte del entorno nazi (también supo ser protagonista exclusiva de muchos filmes realizados bajo el ala de los nazis y su infernal maquinaria propagandística), su voz aterciopelada y suave dejó de "caer simpática" en Alemania una vez que la cantante comenzó a ofrecer conciertos benéficos para niños judíos y refugiados daneses en Suecia. Sucedió en 1943 y eso marcó el final de esa complicada "historia de amor" entre Rosita, el ruiseñor de Hitler (como también solían apodarla) y la cúpula nazi.
Fue expatriada ese mismo año alternando también actuaciones en Africa y algunos lugares de América.

Si Rosita había caído en desgracia en los '40 al cantar para judíos europeos, aquella antipatía de los jerarcas (y sus continuadores) se marcaría profundamente en los años '50 cuando contrajo matrimonio con un millonario judío sefaradí llamado Jean Aghion, radicado en El Cairo, Egipto.
Las vueltas de la vida hicieron que durante los años '60 "die chilenische Nachtigall" (el ruiseñor chileno) regresara a Alemania convocada por algunas cadenas televisivas que pretendieron darle un renacer a su maltrecha carrera como cantante. Había vuelto a ser una sensación en aquella Alemania que, aún en los años '60, no había cambiado tanto como muchos podían llegar a creer (más de un nazi reconocido andaba pululando por las calles y en puestos claves del gobierno...).

Su definitivo regreso a Chile le valió la admiración, la cercanía y la confianza de otro oscuro personaje que (definitivamente) hizo dejar de lado aquello de su supuesta "inocencia" ante el régimen hitleriano: su más destacado admirador en Chile era el dictador Augusto Pinochet.
Luego, con la llegada de los gobiernos de la Concertación, su carrera pasó al olvido y su cuenta bancaria quedó reducida a la nada misma. Rosita Serrano falleció de bronconeumonía (y en la indigencia más absoluta) a la edad de 83 años en el Hospital del Tórax en la ciudad de Santiago de Chile. El Ruiseñor de Hitler había dejado de cantar para siempre...


Alemania nazi, 1937: El presentador anuncia a "Rúsita" Serrano...




martes, 28 de mayo de 2013

John F. Kennedy y su admiración por Adolf Hitler

John F. Kennedy, admirador de Adolf Hitler.


Dicen por allí que la vida te da sorpresas y en ésto, muchos de los grandes líderes de la historia de la humanidad, son verdaderos expertos. John Fitzgeral Kennedy, quien fuera presidente de los Estados Unidos de América y cayera ante las balas de quienes supuestamente se habían sentido tocados por su aparentemente firme oposición a las sociedades secretas y los grandes negociados desde la Casa Blanca, no ha sido la excepción.
Como casi siempre sule suceder, la imagen impoluta, inmaculada, progresista, respetuosa de las libertades y los derechos de la que han gozado muchos personajes históricos y que se nos "cuenta" desde la historia oficial también tiene...su Historia Lado B.

El gran demócrata norteamericano, ese mismo Kennedy que supo captar adeptos y admiradores incluso fuera de las fronteras norteamericanas, creyentes de sus ideales libertarios y de su clara postura en favor de los derechos universales, había realizado un largo viaje por Europa muchos años antes de pasar a la historia y ser una auténtica celebridad mundial. Entre 1937 y 1945, un veinteañero John Fitzgeral Kennedy recorrió de lado a lado el maltrecho continente europeo y pudo experimentar de primera mano cómo era la Europa en los días previos a la segunda guerra mundial y también aquellos en los que se tuvo que sufrir los golpes de la más cruenta contienda bélica vivida hasta ahora.

Kennedy dejó todo registrado en su diario personal y también plasmó sus pensamientos en un sinfín de cartas enviadas desde Europa, material que ha recuperado el escritor Oliver Lubrich en su libro (pronto a editarse en el momento de redactarse este post) "John Kennedy entre los alemanes. Diarios y cartas 1937-45". De todo el material recopilado de los archivos personales de Kennedy hay muchas cosas que llaman la atención pero ninguna como ciertas constancias sobre su profunda admiración hacia el nazismo imperante y hacia el nefasto Adolf Hitler. No faltan también las ponderaciones hacia Mussolini y el fascismo italiano, por supuesto. Sorprende ¿Sorprende?

Decía Kennedy en su diario personal en la página correspondiente al 3 de agosto de 1937: “Dormí mucho y con un Tour de American-Express llegué a Milán. Bella catedral, una de las más grandes del mundo. Leo a Gunther y llegué a la conclusión de que el fascismo es la cosa más justa para Alemania e Italia, el comunismo para Rusia y la democracia para los Estados Unidos de América”.
Y luego agregaba: “No existe duda de que estos dictadores en sus países, gracias a sus eficaces propagandas, son más amados que afuera” sin dudar un instante declarándose en esas mismas páginas como un "gran fanático de Hitler", según sus propias palabras.

Diarios privados de John F. Kennedy.


Si bien podría llegar a creerse (muy vagamente) que Kennedy "desconocía" algunas cosas que se daban en aquella sanguinaria Europa amenazada (y algo más) por los nazis (de hecho su padre había tenido muy buena relación con los jerarcas nazis del momento...), eso no puede decirse ya en las postrimerías de la segunda guerra mundial. Decía Kennedy en su diario llegando a mediados del año 1945:
“Todo está destruido. No existe un edificio que no esté incendiado. En algunas calles el olor de los cadáveres es terrible”. “La ilimitada ambición por su país lo volvió una amenaza el mundo. Sin embargo, tuvo algo misterioso en su modo de vivir y en su modo de morir, que lo sobrevivirá y crecerá. Tenía la pasta de la que están hechas las leyendas”.

Vamos de nuevo con sus palabras finales sobre Hitler: "Tenía la pasta de la que están hechas las leyendas”...

sábado, 23 de febrero de 2013

La tumba de Adolf Hittler

La tumba de Adolf Hittler.


El joven empleado del cementerio judío Filantropía, ubicado en la ciudad de Bucarest, en Rumania, no daba crédito a lo que veían sus incrédulos ojos. Trató de frotárselos para ver si podía remover de sus retinas la imagen, pero no hubo caso. Sobre la fría y enorme lápida podía leerse con absoluta claridad: "Aquí descansan los restos de Adolf Hittler. Fallecido el 26 de octubre de 1892 a la edad de 60 años. Rueguen por su alma”. El hombre dudó por unos instantes y hasta llegó a creer que podría tratarse de una "broma de mal gusto", pero de inmediato cayó en la cuenta de que no se trataba de eso, sino que realmente allí estaba enterrado un tal Adolf Hittler (escrito con doble "t")...
Durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial (momento en el cual el trabajador del cementerio se percató de esta tumba) no eran pocos los países dominados por la Alemania nazi en Europa, y Rumania no era precisamente la excepción. El yugo de la barbarie nacionalsocialista caía cruel e insensible sobre la población rumana que debía sufrir los embates del socio criminal local de Hitler, el Mariscal Ion Antonescu. Así las cosas 300.000 rumanos murieron por el solo hecho profesar la religión judía...  
Si la falta de tolerancia era uno de los sellos indelebles del régimen rumano vasallo del nazismo, la acción desenfrenada, totalitaria, violenta y desmedida era otra de sus caracetrísticas, por lo cual "algo había que hacer" con esa tumba tan "ofensiva", no fuera cosa que algún "buchón" de los nazis hiciera llegar la noticia hasta los mismísimos oídos del Führer o sus allegados y todos quienes se ganaban el pan de cada día en el cementerio judío terminaran pasados por cuchillo...
Adolf Hitler, el que no estaba allí enterrado, podía tomarlo a mal.

La "solución" que encontraron las autoridades del campo santo y quienes cuidaban aquel cementerio judío en medio de la línea de fuego fue la de dañar lo suficiente la lápida como para que ya no se pudiera leer el nombre de aquel hombre casi desconocido que había tenido el "triste honor" de compartir nombre y apellido con uno de los personajes más repulsivos, sanguinarios y crueles de la historia de la humanidad. La lápida fue prácticamente destruída y para cuando el final de la guerra dio algo de respiro a la población rumana, ya casi nadie se acordaba de la infausta tumba con "aquel otro" Adolf Hittler enterrado.

Detalle de la tumba de Adolf Hitler, fabricante de sombreros judío rumano...


Pero... ¿quién era aquel deconocido Adolf Hittler?
El pobre hombre que se encuentra enterrado en la tumba del cementerio judío Filantropía de Bucarest era en realidad un fabricante de sombreros, un judío rumano que tenía su taller y un pequeño negocio de venta de sombreros ubicado sobre la calle Real de la ciudad rumana de Bucarest. Unos datos más nos permiten dar algo más de luz sobre su nombre y apellido: a finales del siglo XIX el nombre Adolf (de clara consonancia germana) era muy común y muy difundido entre los judíos y también era muy común que los apellidos se relacionaran directamente con la profesión que ejercían. En el caso del "otro" Adolf Hilter, el enterrado en Bucarest, se cree que su apellido real era Hütler, que en realidad significa en alemán "fabricante de sombreros". Lo más probable es que el artesano que se encargó del tallado de la lápida haya cometido un error y finalmente en la piedra haya dejado registrado el célebre apellido Hittler.

Los años pasaron y finalmente el caso fue descubierto casi por casualidad por Marius Mircu, un cronista de la comunidad judía rumana, quien se interesó particularmente por la tumba cuando preparaba su libro "Filantropía: un cementerio lleno de vida". Mircu investigó y logró recopilar casi todos los datos que se conocen sobre aquel fabricante de sombreros enterrado en Bucarest, pero la historia no terminaría allí.
La dictadura comunista en Rumania mantuvo la tumba destruída con la lápida dañada para que no se lea el nombre de Adolf Hittler, pero en 1987 (dos años antes de que el dictador rumano Nicolae Ceausescu fuera derrocado) finalmente la dañada tumba fue reconstruída respondiendo a la iniciativa el Rabino Moses Rozen. El ingeniero judío a cargo de la justiciera reconstrucción de la lápida fue Iosif Cotnareanu, quien pudo darle forma a su trabajo respetando el epitafio original, al cual tuvo acceso a través de viejas fotografías como las aparecidas en algunos periódicos locales. La nueva lápida, sin embargo, no tiene el mismo diseño que la original y fue concebida siguiendo los cánones de los años '80.

Artículo periodístico en diario ruamno con la tumba origianl de Adol Hitler.


Finalmente se había hecho justicia con aquel trabajador judío que no tenía culpa alguna por llevar aquel nefasto nombre. Hoy en día ya nadie lleva flores a su tumba y las únicas personas que se acercan lo hacen por la tremenda curiosidad que genera ver en una lápida el nombre de Adolf Hittler. El sombrerero judío seguramente descansa en paz... el otro, el sanguinario y tirano dictador alemán del Tercer Reich, posiblemente no...


lunes, 28 de enero de 2013

Mikhail Gorbachov, Margaret Thatcher y la trama del asesinato de Rudolf Hess en Spandau

El 17 de Agosto de 1987 Rudolf Hess era encontrado ahorcado con una cuerda en su celda de la prisión de Spandau, en Berlín. La extraña muerte de aquel solitario nazi preso desde 1946 en la cárcel bajo custodia de los Aliados se vio rodeada de varios sucesos (como mínimo) inquietantes. Los cambios de guardia en la prisión, la "visita" de agentes de la CIA, el SAS, la idea de Gorbachov, el comentario al presidente de Alemania, la comunicación con Ronald Reagan y... un "oportuno" llamado a Margaret Thatcher. "Suicidaron" a Hess. ¿Por qué? Aquí la historia...

Mikhail Gorbachov, Rudolf Hess (preso en Spandau) y Margaret Thatcher.


Breve introducción sobre Rudolf Hess:
Cuando Rudolf Hess culminó el famoso "vuelo de la paz" estrellando su avión en suelo escocés el 10 de Mayo de 1941, nunca (jamás) pudo imaginar cómo sería el final de su vida muchos años después. Siempre creyó fervientemente que el relato de su vida culminaría de manera sensiblemente distinta. La historia del viaje que Hess, lugarteniente de Adolf Hitler, hizo hacia Inglaterra en plena Segunda Guerra Mundial es uno de los más grandes enigmas de todos los tiempos. Los intentos de negociar la paz directamente con Winston Churchill y pasar a la historia como el nazi que lograba "darle aire" a Hitler en el frente occidental para que pudiera desplegar su maquinaria bélica en el frente opuesto con la "Operación Barbarroja", o sea la invasión alemana a la Unión Soviética, no parecía para Hess algo descabellado. Sin embargo, víctima de una red de espionaje y (tal vez) de sus propios errores y una buena dosis de ingenuidad, Hess, se eyectó de su avión de combate y cayó en paracaídas en territorio enemigo para ser capturado y nunca más recuperar la libertad. Desde aquel día de 1941 hasta 1945, Rudolf Hess estuvo encarcelado por los británicos y cuando la guerra llegó a su final (oficialmente); se sentó en el banquillo de los acusados en la farsa los juicios de Nüremberg, siendo condenado a cadena perpetua.


 Mikhail Gorbachov y Richard von Weizsäcker

Prisión de Spandau (Berlín, Alemania)


La idea inesperada de Mikhail Gorbachov:
Todavía no había acabado la Tercera Guerra Mundial Guerra Fría, cuando Mikhail Gorbachov, el líder de la Unión Soviética, concibió una idea que podría haber generado una conmoción de ribetes inusitados a nivel mundial. Como golpe propagandístico audaz y muy inteligente de su parte, Gorbachov planeaba liberar a Rudolf Hess de la prisión de Spandau en 1987 y para lograrlo debía ir tejiendo una trama que le permitiera hacerlo sin inconvenientes cuando los carceleros a cargo fueran precisamente los soviéticos. Cabe recordar que la prisión de Spandau era custodiada en diferentes turnos por militares de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética, distribuyendo de mamera equitativa los turnos de guardia de la prisión y sus internos. En 1987 Rudolf Hess era el único preso alojado en Spandau, tras la liberación de Albert Speer en 1966 lo cual daba al presidio un aspecto casi fantasmal con un interno consumido por los años y una artrosis que apenas si lo dejaba caminar por los espaciosos jardines de la cárcel. Un ejército de soldados Aliados custodiaba los sombríos días de Hess en el presidio alemán y así las cosas Gorbachov debía "arreglar"  la liberación del nazi para el momento en que la guardia estuviera en manos de los suyos.
El plan resultaría impecable para la propaganda rusa: uno de los nazis más emblemáticos, un enemigo acérrimo del comunismo, liberado por sus propios enemigos en un gesto de buena voluntad y (en definitiva) de acercamiento entre las partes. Gorbachov quedaría en la historia como un ferviente defensor de los derechos humanos y sería recordado por todos los tiempos como un símbolo inequívoco de paz en la Tierra. Los norteamericanos no lo hubieran podido hacer. No les interesaba tampoco (y ni que hablar de los ingleses). La idea inesperada de Gorbachov era, sin más vueltas, inmejorable.

Alemania se entera del plan:
Richard von Weizsäcker era desde 1984 (y lo fue hasta 1994) el presidente de la República Federal de Alemania (la Alemania Occidental "compartida" por los Aliados) y para ese mismo 1987 tenía prevista una visita oficial a la Unión Soviética, por lo cual las comunicaciones diplomáticas entres los dos países estaban a la orden del día. En una de aquellas comunicaciones, Gorbachov le informó a Weizsäcker sobre su idea para liberar a Hess y dar un golpe de escena que nadie podría llegar a imaginar. La noticia no cayó en saco roto y, de inmediato, Richard von Weizsäcker se convertía en un nuevo protagonista de este increíble thriller histórico...

Rudolf Hess en Spandau, Ronald Reagan y Richard von Weizsäcker.


Un llamado urgente a Estados Unidos:
Richard von Weizsäcker demoró tan sólo cuatro minutos en levantar un teléfono y conseguir comunicación directa con Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos de América. Acababa de recibir información confidencial, de primera mano, de boca de su propio ideólogo y las consecuencias podrían llegar a ser tremendas para los Aliados y, muy en particular, para los ingleses. Había que avisarle a Margaret Thatcher...


El "honor" británico en peligro:
Ronald Reagan no dejó pasar mucho más tiempo y casi tan rápido como cortó al teléfono con su par de Alemania Occidental, se contactó con la "Dama de Hierro", Margaret Thatcher, Primer Ministro de Gran Bretaña. La misma escena que se había venido dando durante la Segunda Guerra Mundial se repetía unos cuantos años después en otro escenario pero con situaciones similares. Estados Unidos y Gran Bretaña unidos (lógico y comprensible) contra su "verdadero enemigo": la Unión Soviética. Así como en 1945 norteamericanos, ingleses y franceses "dejaron" entrar solos a los rusos en Berlín para que "no encontraran" a Adolf Hitler (dada la red de protección también por ellos orquestada para la huída del tirano alemán); ahora no podían dejar que los soviéticos pasaran a la historia como los emblemas indiscutidos de la paz y los derechos humanos. Había que entrar en acción...

Prisión de Spandau y Margaret Thatcher.

Rudolf Hess en Spandau.


Hay que matar a Rudolf Hess:
Mikhail Gorbachov, ajeno a toda esa serie de comunicaciones entre los líderes de Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña, seguía adelante con su idea de liberar a Hess y para eso había elegido una fecha dentro del mes de Julio de 1987. Las guardias rotativas de Spandau permitirían que durante las jornadas de custodia a cargo de los soviéticos la liberación se llevara a cabo sin inconvenientes. El plan original de liberar a Hess durante Julio de 1987 súbita e inesperadamente fue modificado y se eligió como fecha de liberación la de Noviembre (fines de mes) del mismo año. La noticia de la libertad de Hess llegaría casi como un regalo de Navidad de la nación atea y, entonces, el puñal clavado en la espalda del mundo occidental sería todavía más filoso...
A sus 93 años Hess, si bien estaba muy desgastado físicamente y su complicada artrosis apenas si le posibilitaba movilizarse con mucha dificultad, tenía una memoria frondosa e intacta, por lo cual podía relatar con todo lujo de detalles todos y cada uno de los hechos de su vida incluyendo por supuesto la detención en Inglaterra desde 1941 hasta 1945 y los maltratos y torturas a las que había sido sometido por los británicos. Pero Hess podía hablar de cosas mucho más complicadas y comprometedoras (para Inglaterra) y por eso había que "silenciarlo" de alguna manera. 

Hess hablaría, sin dudarlo, de las negociaciones de paz que él mismo estaba entablando secretamente con los británicos en 1941. Churchill había dado directivas muy concretas al respecto y sus órdenes no daban lugar a dudas ni vacilaciones: había que engañar a Hess para que caiga en una trampa, hacerle perder tiempo a él y a Hitler para que se les viniera el invierno encima y la Alemania nazi se viera obligada a atacar en dos frentes simultáneamente (cosa que la debilitaría). Hitler no quería mantener dos frentes de guerra y por eso deseaba una paz (aunque sea ficticia y endeble) con Gran Bretaña. Hess, a sabiendas de eso, ideo su plan de paz y su famoso vuelo hasta Inglaterra. El tema crucial era en definitiva la mentirosa tratativa de paz generada por Churchill a través de una complicada red de espionaje, por lo cual (y a raíz de lo acordado en diferentes tratados) al mentir en medio de "gestiones de paz", Churchill era co-responsable de las consecuencias derivadas de los conflictos que esa mentira pudiera haber provocado. Dicho ésto, sólo resta decir que dadas sus engañosas tratativas de paz Churchill colaboró concretamente (entre otras cosas) para que el ataque alemán a Inglaterra fuera posible y para que en definitiva a Hitler "se le soltara nuevamente la cadena" e invadiera Rusia. De esta manera Churchill era co-responsable de (por lo menos) 20.000.000 de muertes en territorio soviético (además de las víctimas británicas). Dicho de manera mucho más simple: Churchill debió haber sido juzgado como criminal de guerra al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cosa que (obviamente) no sucedió. Hess no se iba a quedar con la boca cerrada y al ser liberado estaría encendiendo otra vez la hoguera. Churchill sería ubicado en la historia en el lugar merecido y eso no iba a ser permitido.
Si Gorbachov planeaba liberarlo iba a ser muy difícil hacer que el nazi no hablara... Rudolf Hess debía morir.


Rudolf Hess en Spandau.


"Suicidan" a Rudolf Hess:
La muerte de Rudolf Hess a manos de los ingleses hubiese sido algo muy burdo (son tan delicados y detallistas los británicos...) y evidente, por lo tanto Margaret Thatcher recurrió a "mano de obra" norteamericana. Los soldados norteamericanos tendrían a su cargo el "cuidado" de Spandau en Agosto de 1987 y entonces la ocasión era más que propicia para que agentes de la CIA (Central Intelligence Agency) realizaran una inesperada visita a la prisión. Como los ingleses, además, son desconfiados (incluso de sus propios cómplices y secuaces) decidieron que "la Reina tendría ojos también dentro de Spandau" y enviaron a dos miembros del SAS (Special Air Service) para que "colaboraran" con sus amigos norteamericanos en la difícil tarea de "suicidar" a Hess. La entrada a Spandau de los agentes de la CIA norteamericana y el SAS británico se produjo entre la noche del 15 de Agosto y la madrugada del 16 de Agosto de 1987.
El lunes 17 de Agosto mientras Hess apenas si caminaba por los jardines de la prisión, los agentes se acercaron y pasaron una cuerda alrededor de su cuello con una sola y obvia intención: asesinarlo. Increíblemente Hess no murió en ese instante por lo cual fue llevado al interior de Spandau. Mientras era "asistido" Hess logró esbozar unas pocas y últimas palabras. Estaba identificando (ante un soldado norteamericano ajenos al "operativo") como únicos responsables del primer intento de asesinato contra su persona a los dos agentes del SAS británico.

Unas horas después era encontrado ahorcado en su celda. Una cuerda colgada del techo apretaba su cuello quebrado y sus débiles manos y endebles brazos carcomidos por la artrosis pendían inertes al costado de su frío cuerpo. Aquel viejo nazi de 93 años, increíblemente, había decidido suicidarse tras largos 41 años de prisión. Por las dudas de que "no pudiera con su cometido"... ingleses y norteamericanos colaboraron y haciendo gala de una filantropía humanitaria sin precedentes..."lo suicidaron" antes...

La historia oficial, sin embargo, dice que Rudolf Hess, de 93 años, con artrosis y grandes dificultades para movilizarse, había decidido subir hasta el techo de su celda, pasar una cuerda por un tirante y colgarse para cometer suicidio.

Richard Warren, el soldado norteamericano al que Hess les "marcó" a los agentes del SAS que había atentado contra su vida, había prometido escribir un libro relatando la historia, pero... lamentablemente un tiempo después decidió cambiar sus planes y se arrojó desde un piso 22.

domingo, 13 de enero de 2013

Por dudosa "falta de espacio" Argentina incineró en 2008 todos los archivos sobre el ingreso de nazis al país


La relación de la Argentina con los criminales de guerra nazis ha dado mucha tela para cortar a lo largo de los años. Lejos, muy lejos, de ser leyenda o mera historia fantástica, la plácida vida en esta parte de Sudamérica de los jerarcas relacionados al Tercer Reich, roza lo macabro y de alguna manera pinta de cuerpo entero el pensamiento y las políticas (que aún en tiempos tan recientes como el año 2008) siguen contaminando las mentes de muchos.
Han sido décadas y décadas de apoyo sistemático, de simpatías profundas, de encubrimiento descarado y de asilo "desinteresado" a muchos de los responsables de crímenes contra la humanidad, quienes han logrado sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial y que han podido ingresar a la Argentina desde (incluso) antes de terminar la contienda bélica, sin el más mínimo inconveniente y con más de un beneficio. El apoyo oficial de Argentina y sus gobiernos (fundamentalmente los de las décadas de los años '30 y '40 y muy particularmente los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón), no han caído en saco roto y si para muestra faltaba un botón entonces habrá que hablar de la quema de los expedientes que documentaban (y dejaban al descubierto) la entrada de los nazis a la Argentina y las responsabilidades que les cabían a las autoridades de entonces.

En marzo de 2008 se informó tímida, escueta y descaradamente a la opinión pública que los expedientes relacionados con el ingreso de nazis a la Argentina desde la década de 1940 se habían incinerado "por falta de espacio" en las dependencias oficiales en las que se encontraban archivados. Para que "el trabajito" fuera completo, también se arrojaron a las llamas (por las dudas) todos los documentos relacionados con otro tipo de "inmigrantes" llegados a la Argentina entre los años 1946 y 1952. 
La tarea de quemar documentos tan importantes como los que demostraban responsabilidades y complicidades oficiales sobre la ayuda a los nazis en la Argentina, recayó sobre la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina, una dependencia directa del Ministerio del Interior, por aquel entonces (y en la actualidad) bajo el mando de Florencio Randazzo. 
Algunos pocos expedientes (supuestamente) se han conservado, vaya uno a saber bajo qué criterio de selección, pero la mayoría de los documentos ya son, tan sólo, ceniza en el viento.

Los responsables del área se despacharon muy sueltos de cuerpo por aquel entonces sobre el tema en cuestión agregando además (como si fuera poco) que la documentación sobre los nazis en Argentina que no ha sido quemada, fue (pese a su importancia) "regalada como papel usado"...

En pleno Siglo XXI, en la era de los archivos digitalizados y con la posibilidad de conservar semejante tipo de documentación sin la necesidad de grandes espacios, Argentina optó por "la más fácil" (sobre todo a la hora de encubrir responsables y tirar la tierra debajo de la alfombra)... Criminales (más de 7.000 ingresados) como Erich Priebke (aún vivito y coleando); Ante Pavelic, Gregor Helmut, Adolf Eichmann y hasta el mismísimo Josef Menguele, (por no nombrar a otros "peso pesado" como Martin Bormann y hasta Adolf Hitler) agradecidos a la Argentina por los servicios prestados... 

martes, 8 de enero de 2013

La Argentina filonazi de 1938: Circular 11 de José María Cantilo contra los "indeseables" o "expulsados"


Cuando la inmigración hacia la Argentina estaba alcanzando uno de sus puntos más álgidos, cuando eran miles y miles los inmigrantes que llegaban desde tantísimos lugares del mundo hacia Sudamérica en busca de mejor vida, más dignidad y un bienestar que no podían encontrar sus países de origen, comenzó a gestarse en la Argentina una tendencia que mostraría a las claras (y sin dudas) la posición del país a pesar de su eterna y falsa postura de neutralidad. Una vez llegados los nazis al poder en Alemania, se dio lo que muchos esperaban para sus propias sociedades: un enfermo tirano con delirios de dios que llevara a la práctica las más brutales políticas discriminatorias. Eso se dio en la tremenda Alemania del Tercer Reich de maera flagrante pero no fueron pocos precisamente los países, sociedades y gobiernos que de inmediato se sintieron "identificados" y "simpatizaron" con la barbarie nazi. Mal que le pese a la historia argentina, el país sudamericano ha sido uno de los emblemas de las simpatías por el fascismo y el nazismo en la región sudamericana y así las cosas, de aquellas políticas migratorias abiertas y bastante permisivas desde finales del siglo XIX se fue pasando paulatinamente (sin pausa) a otras mucho más restrictivas y no tan blandas (por no decir sectarias...). 
Pero los cambios en la política migratoria de Argentina fueron tomando otro caríz, sobre todo, desde el ascenso del nazismo y Adolf Hitler al poder. 

No fue instantánea la "cercanía" de Argentina con la Alemania intolerante, el proceso venía gestándose desde hacía largo rato. La gran colonia alemana en Argentina supo desde el principio hacer gala de sus ideas nacionalistas (cosa que se venía dando incluso antes de la llegada de Hitler al poder) y muchas familias influyentes y poderosas encontraron buen caldo de cultivo en la sociedad argentina de entonces a la hora de "reclutar simpatizantes" con el nefasto régimen imperante en Alemania. Por supuesto que al decir la gran colonia de alemanes influyentes no estamos hablando de todos, cosa que sería (como mínimo) mentirosa e injusta, pero no hay que dejar de observar que sobre todo después de 1933 la educación de los alemanes en la Argentina estaba "alineada" con las políticas del Tercer Reich y eso caló muy profundo en la sociedad argentina en su gran mayoría. 

Si la llegada de los nazis al poder había sido la semilla germinal de aquellas ideas sectarias en la sociedad argentina de aquel entonces, el paso de los años y el afianzamiento de aquel Reich "destinado a durar mil años" hizo que los miles de adeptos locales se "envalentonaran" y creyeran que ya nada ni nadie los detendría... Así a medida que Argentina "cerraba filas" secretamente con la Alemania nazi, se llegó al año 1938, momento en el cual se redactó una nefasta disposición que (por si faltaba algo) dejaba muy clarita la posición argentina sobre la inmigración judía. La nota redactada por el canciller argentino José María Cantilo  era, sin más vueltas,  una orden concreta para los embajadores argentinos en Europa sobre los procedimientos a llevar adelante con gente que deseaba emigrar a la Argentina. 

Se trataba de la Circular 11 emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina durante la presidencia de Roberto M. Ortíz. Siguiendo fielmente las políticas de gobiernos argentinos filonazis, el de Ortíz se encargó de emitir esta sectaria circular (secreta y con orden de no ser divulgada públicamente) en la que se incluyó un párrafo que con "cierta sutileza" prohibía la entrada de judíos a la Argentina. Sobre el final de la "recomendación" de dos páginas decía lo siguiente: "Sin perjuicio de las demás disposiciones establecidas para la selección de viajeros destinados al país, y salvo orden especial de esta Cancillería, los Cónsules deberán negar la visación - aún a título de turista o pasajero en tránsito - a toda persona que fundadamente se considere que abandona o ha abandonado su país de orígen como indeseable o expulsado, cualquiera que sea el motivo de su expulsión. Este Ministerio espera que el celo y buen criterio del Señor Cónsul suplirán a este efecto la información formal que no sea posible obtener en cada caso, lo que permitirá establecer la capacidad del funcionario para el cargo que ocupa. Todo caso de duda deberá ser consultado a la Cancillería, así como el de toda persona cuya incorporación al país considere el Señor Cónsul inconveniente. Estas instrucciones son estrictamente reservadas y por ningún motivo deberán ser invocadas ante el público o ante las autoridades del país donde ejerce sus funciones. Quedan derogadas todas las instrucciones anteriores en cuanto se opongan a la presente. Los Señores Cónsules se servirán acusar recibo de la presente circular, directamente al Ministerio de Relaciones Exteriores".
A buen entendedor, pocas palabras: "...toda persona que fundamentalmente se considere que abandona o haya abandonado su país de origen como indeseable o expulsado..."



La circular 11 redactada y firmada por José María Cantilo el 12 de Julio de 1938.


Argentina hizo la "vista gorda" ante esta circular secreta del Minsiterio de Relaciones Exteriores y Culto durante décadas, por lo cual el comunicado oficial siempre estuvo vigente en el país. Recién en 2005 la Circular 11 fue simbólicamente derogada durante el gobierno de Néstor Kirchner tras el descubrimento en la embajada argentina en Estocolmo de la única copia existente (qué lejos la mandaron...¿no?) de la circular. La copia fue descubierta por la investigadora Beatríz Gurevich y denunciada por el escritor/investigador Uki Goñi en su libro "La auténtica Odessa". En un acto llevado a cabo en la Casa Rosada, sede del gobierno argentino, y con presencia de los nombrados junto al Ministro de Relaciones Exteriores de entonces, Rafael Bielsa, finalmente la nefasta Circular 11 (tras 67 largos años de vigencia en Argentina) dejaba de tener validez...

domingo, 6 de enero de 2013

Archivo desclasificado del FBI: Adolf Hitler en Argentina

La historia, ya sabemos, puede tomar dos caminos al ser contada. Está la historia oficial, esa misma que se plasma en los periódicos, los libros fervientemente divulgados y difundidos, en los medios y es repetida una y otra vez hasta que finalmente "entra en la mente de la gente y es aceptada como verdadera". Y está la otra historia, la real. Los documentos que muestro en este post son parte de la historia real, la de los asombrosos relatos de hechos que muchos pretender hacer pasar por falsos pero que en definitiva son la historia misma contada como siempre debió haberse contado.
Los documentos clasificados, las millones y millones de páginas que se encuentran "resguardadas" y "protegidas" por los popes del poder mundial para que la "gente común" no acceda a ellas son la más clara demostración de que esa historia "real" existe, está allí, a la espera de ser contada y divulgada. 

A continuación publico unos documentos desclasificados pertenecientes al Federal Bureau of Investigation (FBI). Como se verá, los mismos tras ser desclasificados, han sido "censurados" como suele suceder con este tipo de información (hay cosas que nunca se terminan de revelar), pero sin embargo tienen una importancia y un valor realmente incalculables por algunos detalles, a saber: Se trata de un documento fechado el 21 de Septiembre de 1945, destinado a Edgar Hoover (legendario jefe del FBI) y habla sobre la vida de Adolf Hitler en Argentina. Un "pequeño" detalle para tener en cuenta: Hitler, según la historia "oficial" (auspiciada, escrita y difundida por los norteamericanos) se había suicidado en el bunker de Berlín el 30 de Abril de 1945... 5 meses antes de haberse fechado este documento.

Para el mundo entero Hitler estaba oficialmente muerto. Para el poder norteamericano, no.




Detalle del encabezado del informe desclasificado hablando del escape de Hitler a la Argentina:



martes, 30 de octubre de 2012

La "Operación Sunrise": Norteamericanos y nazis secretamente de acuerdo

Stalin, la toma de Berlín y Hitler.



Cuando todo estaba llegando al final, cuando las tropas soviéticas comenzaban a invadir cada uno de los rincones de la ciudad de Berlín y el "Reich de los mil años" sucumbía ante el avance de los aliados, se tejían arreglos en las sombras, se aceitaban mecanismos y se trazaban planes descabellados destinados a facilitar huídas y escapes que, por entonces, no muchos creían posibles.
Una vez que Hitler cayó en la realidad de que su imperio se derrumbaba (sólo en los campos de batalla) de manera inexorable, planificó una reunión de emergencia con el Ministro de Producción y Armamento, Albert Speer, y trazó los lineamientos de una huída que lo pondría a salvo más temprano que tarde.
La idea era la de negociar directamente con los aliados pero a espaldas de la Unión Soviética.
No es un secreto para nadie que durante la segunda guerra mundial los comunistas eran vistos por los aliados más como una amenaza real que como fieles laderos en la lucha. El peligro del comunismo a futuro unía en ese caso a los norteamericanos, los ingleses, los franceses y... los nazis.
Hitler planteaba sobre los finales de la contienda bélica que el peligro concreto era el avance comunista hacia el oeste y esa idea era ampliamente compartida por quienes (en teoría) eran sus enemigos, vale decir los aliados.

Hitler creyó que era posible llegar a un acuerdo secreto con norteamericanos e ingleses fundamentalmente para que le dieran un cierto halo protector, el cual llegó a concretarse. Dicho en palabras sencillas: a Hitler había que preservarlo sano y salvo en algún lugar del planeta para que llegado el caso de "necesitarlo" para levantarse contra los comunistas, estuviera listo y dispuesto. A todos (menos los rusos) les cerraba perfectamente el plan.
Hitler pensó "pagar" esos servicios de protección indicándole a los "aliados" la ubicación de grandes plantas productoras (entre otras cosas) de armamento pesado.


Karl Wolff y Allen Dulles: los negociadores de la Operación "Sunrise".



La idea de la "Operación Sunrise", tal el nombre dado a esta serie de negociaciones, tuvo  su génesis en 1942, cuando el abogado Allen Dulles (casualmente letrado del clan de los Bush...) se encargó de diseñar la operación desde sus oficinas ubicadas en la ciudad de Berna, Suiza.
Los nazis veían que el final de su "sueño de los mil años" se acercaba irremediablemente; sobre todo después del desastre de Stalingrado y prefirieron "rendirse" (sí, entre comillas) ante norteamericanos e ingleses en lugar de hacerlo frente al verdadero enemigo: la Unión Soviética. Fue por ello que enviaron como negociador y emisario a Karl Wolff, jefe de la Gestapo en Italia.

La conexión tan estrecha y cercana entre Wolff y Dulles y los fuertes lazos entablados por ambos le sirvieron al nazi alemán  evitar ser enjuiciado en los juicios de Nuremberg.
Finalizados los juicios se descubrió que Karl Wolff había enviado a 300.000 judíos al campo de concentración de Treblinka, aunque de tofdos modos se le dió sólo una "sentencia simbólica" (o sea: la nada misma), pero esa es otra historia.
El acuerdo entre los norteamericanos y los nazis fue conocido secretamente como "Operación Sunrise" (nombre sugestivo si los hay, "Operación Sale el Sol) y significó la traición de parte de Estados Unidos hacia la Unión Soviética, tras la firma del tratado firmado por los "aliados" el 29 de abril de 1945.
Cuando Dulles y Wolff sellaron el acuerdo norteamericano / nazi, asegurando los términos de la tan particular "rendición", el alemán comenzó a tejer la trama y a tender todos los hilos destinados a dar apoyo de todo tipo y protección a los jerarcas nazis y a muchos de sus subordinados, quienes se desparramaron por diferentes partes del mundo.
Acababa de nacer la Organización "Odessa" (Organisation der ehemaligen SS-Angehörigen / Organización de Antiguos Miembros de la SS) la cual tuvo su centro organizativo, operativo y neurálgico en la República Argentina.

Un tiempo después, ajenos a todo ésto, los soldados rusos entraban en Berlín y se convertían de buenas a primeras en los liberadores del mundo y en los únicos "aliados" en salir en la foto de la toma de la capital del Tercer Reich. Sugestivamente ni norteamericanos, ni ingleses, ni franceses quisieron entrar a Berlín a darle caza a Hitler... dejándole ese privilegio a los rusos.
Mientras las noticias sobre los suicidios de Hitler y su esposa Eva Braun comenzaban a dar la vuelta al mundo, los soviéticos se desvivían por encontrar los cadáveres cosa que... nunca sucedió en realidad.

Para las autoridades aliadas, las mismas que se habían repartido Europa tras la guerra, Adolf Hitler fue oficialmente dado por muerto recién en 1955. Stalin, ya en mayo de 1945, se había dado cuenta del macabro plan que le dio protección al Führer alemán y decía: "Hitler no ha muerto. Ha escapado en submarino hacia la Argentina..."


Marcelo D. García
Historias Lado B