Mostrando entradas con la etiqueta Mendoza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mendoza. Mostrar todas las entradas

jueves, 23 de septiembre de 2021

martes, 18 de febrero de 2020

El misterioso asesinato en Mendoza del biólogo nazi Heinz Brücher, que planeaba erradicar la cocaína

Heinz Brücher tuvo dos grandes planes: crear un huerto de 'plantas superiores' e inmortales para abastecer al Tercer Reich, y -luego, en Argentina- diseñar un hongo que acabara con las plantaciones de coca (y el negocio millonario de la cocaína).

Heinz Brücher en Mendoza, Argentina.


En la zona en donde vivía, todos lo conocían como "don Enrique", pero su verdadero nombre era Heinz Brücher. El hombre era biólogo, botánico y genetista, pero por sobre todas las cosas era nazi. Llegó a la Argentina en 1948, por un acuerdo con el Gobierno argentino del General Juan Domingo Perón. Vivía en su propio mundo, apartado de la mirada inquisidora de los demás; y ese mundo era su finca en la localidad de Ugarteche, al norte de la provincia de Mendoza, en Argentina. El sitio fue bautizado por él mismo como "Cóndor Huasi" (Huasi: vocablo de procedencia quichua que significa casa, habitación, domicilio, nido, cueva).

En las puertas lucían esculturas de hierro en forma de águilas, bien al estilo alemán, con innegables reminiscencias de la iconografía del nazismo. Vivió muchos años allí, casi en el anonimato, y todo terminó el 17 de diciembre de 1991, a sus 76 años de edad, cuando ya viudo, fue encontrado muerto en su casa.

La extraña muerte fue por asfixia: alguien se había encargado de colocarle cinta aislante en la boca y en la nariz. También le habían atado pies y manos. Lanzadas al aire varias conjeturas, lo concreto es que Brücher tenía varios enemigos que venían incluso de sus años de juventud en el Tercer Reich de Adolf Hitler. El caso se archivó con sorprendente rapidez, y nunca -jamás- se encontró a los culpables. Inicialmente se detuvo a un jornalero paraguayo, pero resultó que tenía una buena coartada. La investigación policial determinó súbitamente que el móvil de esa curiosa muerte había sido el robo, pese a que no faltaba nada en el domicilio del biólogo nazi.


Finca "Cóndor Huasi", en Ugarteche, Mendoza, Argentina: allí asesinaron al nazi Brücher.


¿Se trató de una venganza? ¿Quién y por qué podría haberlo asesinado?
Hay varias teorías al respecto.

Los primeros sospechosos del crimen podrían ser los rusos: Cuando servía a las SS, Brücher se había dedicado a saquear los bancos de semillas de la Unión Soviética para conseguir unas plantas de raza superior que alimentasen a todo el Tercer Reich. La idea era que pudieran crecer en cualquier tierra y bajo cualquier clima. Comida para siempre, una huerta resistente a cualquier tipo de plaga, incluso la sequía o la inundación.

Otros sospechados de haber cometido el asesinato, fueron los israelíes: éstos también "se la tenían jurada", ya que contaban con comandos especiales para cazar a los nazis que huyeron de Alemania, y muy en especial a la Argentina del presidente Juan Domingo Perón; como en su caso.

Finalmente, una tercera opción sobre los responsables del crimen, parece ser la más verosímil: la de los cárteles de droga. Y esto tiene su buena explicación: es que Brücher tenía otro plan secreto. Quiso diseñar una enfermedad mortal para las plantaciones de coca. Soñaba con la eugenesia y la aplicó también a la agricultura. Cuando su esposa y su hijo menor fallecieron en un accidente automovilístico, después de la guerra, el nazi decidió apartarse de la sociedad y dedicarse a investigar en su finca, por su propia cuenta. Pero cometió un error letal: en 1989 publicó uno de sus textos científicos en inglés firmado con su nombre verdadero.


Heinz Brücher: en Alemania, 1930 (izquierda) y en Mendoza, 1975 (derecha. Foto: D. W. Gade)


Su trabajo se focalizó en un hongo que atacaba la hoja de coca. De hecho, el estudio que publicó incluía referencias de este tipo, algo que lo habría puesto en la mira de las agencias antidrogas de los Estados Unidos, (que querrían aprovechar al máximo su conocimiento) o de los traficantes de drogas, de quienes se sospecha que enviaron dos sicarios a matarla a su propia casa.
 El día de su asesinato, dos bolivianos habían al aeropuerto de Mendoza. Alquilaron una camioneta y se los vio merodeando la zona de "Cóndor Huasi". Al día siguiente regresaron a Bolivia y nunca más se los volvió a ver por el lugar.

Tras la muerte (asesinato) de Brücher, muchos avalaron esta tesis. Entre ellos estuvo, Daniel Gade, profesor de Geografía de la Universidad de Vermont. Gade relató que el nazi éste le había contado, por correspondencia, que estaba estudiando un producto capaz de destruir las plantaciones de coca sin dañar al resto de plantas.

Otra fuente fue Vicente Cabrera, un jornalero que trabajaba para el biólogo nazi en Mendoza; quien dijo que iba a ser su cómplice: "Yo debía viajar a Bolivia con una jeringa -que supuestamente contenía el hongo modificado- para infectar a un área de unas 200 hectáreas de coca. Pero diez días antes de la fecha prevista para mi partida, lo asesinaron. Si yo hubiera estado en la finca aquella noche, también me habrían matado".

Como fuera, lo real es que nunca se supo por qué (y a manos de quién) apareció muerto en Mendoza el nazi Heinz Brücher. Lo que sí se podría afirmar es que quién se encargó de "pasarlo a mejor vida"...no era un simple ladrón.


Marcelo García


Fuentes:
https://www.elespanol.com/cultura/historia/20180925/misterioso-asesinato-biologo-nazi-queria-erradicar-cocaina/340467021_0.html

https://www.ozy.com/flashback/who-killed-the-nazi-botanist-trying-to-wipe-out-cocaine/83066/


viernes, 27 de octubre de 2017

El viejo hotel abandonado y una curiosa leyenda sobre Perón


Durante décadas, la relación de Juan Domingo Perón con los alemanes -muy en especial, los nazis- ha sido un tema tabú. Insistentemente negado por sus propios seguidores y la historia oficial, sin embargo, hay sobrada documentación que demuestra que los lazos entre el militar que llegó a ser tres veces Presidente de la Argentina y los nacionalsocialistas establecidos en el país, han sido más fuertes de lo que muchos pudieron llegar a pensar. Hasta que llegó la traición. 
En mi libro "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Sudamericana - 2017), hablo sobre este tema tan sensible para muchos argentinos, basando la información en papers desclasificados de diferentes fuentes y orígenes. En este artículo, en cambio, cuento sobre un curioso testimonio verbal conseguido en el mismísimo lugar al que fue asignado Perón tras su regreso de Europa en 1940.


Llegando a las ruinas del "Hotel Termas El Sosneado".


Hace algunos años mientras visitaba la bella provincia de Mendoza, en la zona de Cuyo en Argentina, creí que valdría la pena recorrer el impresionante valle de El Sosneado. Nunca antes había estado allí y tras contactar con vaqueanos que conocían el mejor modo de transitar los complicados caminos de ripio y pedreguyo, luego de unas horas de largo e interesante viaje nos fuimos adentrando en un paisaje que parecía ser de otro planeta.
Los golpes de las enormes piedras a la vera del camino se hacían sentir en el piso de la vieja 4x4 Land Rover alquilada para llegar hasta allí, confirmando que hasta ese lugar no podía acceder cualquiera, de cualquier modo, circulando por serpenteantes caminos no exentos de algún peligro. Las horas de viaje se acortaron dramáticamente ante la belleza del entorno y casi hacia el final de la jornada comenzamos a divisar la derruída silueta de una extraña construcción en la lejanía.
Cuando nuestra 4x4 se fue acercando pudimos ver los fantasmales restos de un viejo hotel que casi invadía la ruta. Una hermosa construcción de piedra lugareña, de tres plantas, escaleras que antaño lucirían majestuosas, termas naturales y los techos derrumbados eran los mudos testigos de otros tiempos, de días dorados en un paraje al que no muchos se atreverían a llegar.


"El Hotel de los alemanes y Perón", según la leyenda local, en el valle de El Sosneado.


Levantado a orillas del río Atuel, en el Departamento mendocino de San Rafael, el "Hotel Termas El Sosneado" había sido construído durante el año 1938 por la Compañía de Hoteles Sud Sudamericanos Ltda. - una subsidiaria de la empresa ferroviaria B.A.P.- e inaugurado en diciembre de aquel mismo año, contando con la presencia -inusual en tan remotos parajes- de muchas personalidades internacionales de entonces.
La extraña y particular  vida del hotel de El Sosneado culminó súbitamente en 1953, cuando por razones desconocidas, sus puertas cerraron definitivamente y muchos de los secretos de tantas historias interesantes durmieron para siempre en la soledad de alguna de sus habitaciones. Pero como tantas veces sucede, alguno de esos secretos indescifrables, encriptados en la soledad del lugar, salieron a la luz y durante aquella jornada de asombroso recorrido por un valle excepcional, pude finalmente enterarme de qué se trataba, por casualidad.

Parte de la fachada del Hotel.

 El viejo Hotel en la inmensidad del Valle de El Sosneado, circa 1938.


Frente a la destruída construcción, el chofer soltó su mano derecha del volante y como quien no quiere la cosa, señalando al hotel lanzó un comentario que no caería en saco roto:
"Acá es donde los alemanes le pagaban a Perón" - dijo como sin querer decirlo, al pasar, casi como se estuviera simplemente recordando las actividades habituales de viejos buenos vecinos del lugar.

Pocos metros más recorrimos de aquel pedregoso camino y cuando la 4x4 Land Rover se detuvo a un costado, una vez que el gentil conductor lograba "estirar" las entumecidas piernas, me acerqué para saber más...
"Hombre, ¿cómo es eso de que aquí le pagaban los alemanes a Perón?" - le dije.
"Y sí... cuando Perón volvió de Europa, mientras estaba destinado al regimiento de montaña en Mendoza, lo traían acá y le daban lo suyo" - sentenció sin anestecia el vaqueano, sin dudar.
"Eso es lo que siempre se supo por aquí" - remató con total seguridad.


Atravesando el valle hacia "el Hotel de los alemanes y Perón".

Las termas naturales del Hotel en El Sosneado.


La historia de Juan Domingo Perón, su más que notoria simpatía filo nazi y la afirmación de su ideario tras su regreso de Europa en 1940, es bien conocida. Tampoco es un secreto que una vez instalado en Mendoza, supo rodearse de instructores "alemanes" -traídos y recomendados por él mismo- y que la inteligencia clandestina nazi, bien organizada en la Argentina de entonces, lo había contactado con el legendario nazi Ludwig Freude, el representante de Hitler en Sudamérica, según profusa documentación. Todo era historia, más o menos conocida, pero historia al fin.
Sin embargo, una cosa me llamó poderosamente la atención aquella tarde en El Sosneado, mientras yo apoyaba la bota en el costado del neumático de la 4x4 y oteaba a la lejanía la belleza incomparable e imponente del lugar.

Juan Domingo Perón en Mendoza.


Para ese hombre, descendiente de viejos vecinos de la zona, inocente y ajeno de todas las conspiraciones y maquinaciones de la historia, aquel "secreto a voces" de los alemanes que le pagaban a Perón en el hotel, no era novedad, ni llamaba la atención para un indiferente habitante de la zona. No había por qué no decirlo, según su modo de ver.
Para mí, en cambio, aquel comentario dicho al pasar, era casi una confirmación, un relato desinteresado que se había transmitido de boca en boca durante más de 70 años, una espeluznante historia lado B, con inusitadas e insospechadas consecuencias que llegan, incluso, hasta nuestros días.


Marcelo García
Historias Lado B

Podés encontrar más sobre esta historia en:
"La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Marcelo García - Sudamericana - 2017)
Link:
http://www.megustaleer.com.ar/libro/la-agente-nazi-eva-peron-y-el-tesoro-de-hitler/AR18875

Fotografías (excepto la de 1938): Marcelo García / Historias Lado B