miércoles, 22 de febrero de 2023

Un agente de inteligencia y el viaje para organizar el traslado del cadáver de Evita a Europa

Un viaje a Roma, el contacto con personajes influyentes del Vaticano y la misión secreta del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz.


El cadáver de Evita y la organización de su traslado. Foto: Canal26.com


En 1955, el cuerpo sin vida de Evita quemaba en las manos de los cabecillas de la Revolución Libertadora. El cadáver jamás quedaba más de dos o tres días en el mismo lugar y los golpistas -esos mismos que le habían arrebatado el poder al general Juan Domingo Perón- no se atrevían a dar el paso para deshacerse de los despojos mortales de la Abanderada de los humildes. Mientras los dolientes descamisados veían en la difunta a una auténtica santa, varios de los sediciosos se desvelaban por dar con un plan, seguro y efectivo, que les permitiera ocultar el cuerpo y evitar que se convierta en el más preciado objeto de veneración de la nueva religión peronista.

La dictadura militar no sabía qué hacer con el cadáver de la ilustre fallecida, y éste se convirtió de la noche a la mañana en un poderoso e impensado enemigo que ni los inútiles intentos de hacer olvidar, ni tampoco sus balas, podrían doblegar.Tras un sin fin de idas y vueltas, ideas descartadas y planes abortados, se determinó que -tal como había prometido el general Pedro Eugenio Aramburu (presidente de facto) a la familia Duarte- Evita recibiría una "cristiana sepultura". Pero no sería un entierro más: todo se enmarcaría en una peligrosa misión de la que solo unos pocos estarían al tanto durante años. El objetivo era espultar el cadáver de María Eva Duarte de Perón sin dañarlo y al mismo tiempo ocultarlo de la vista de todos en algún lugar seguro y cuidadosamente elegido con anterioridad.

Desde el 22 de noviembre de 1955, el teniente coronel Carlos Moori Koenig era el jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (S.I.E.), pero su inocultable desmanejo de la urticante cuestión del ocultamiento y preservación del cuerpo de Evita, rápidamente lo hizo caer en desgracia. Fueron sus subalternos los primeros en elevar las quejas debido al comportamiento "anti cristiano" de su superior con el cadáver de la "Santa Peronista" que deambulaba de aquí para allá. Pretendiendo dejar atrás rumores y sospechas (más que fundadas) de actos vejatorios ordenados e incluso practicados por el propio Moori Koenig contra el cuerpo inerte, el gobierno de facto lo desplazó de su cargo y en junio de 1956 colocó al mando al teniente coronel Héctor Cabanillas quien, junto a un joven oficial llamado Alejandro Agustín Lanusse, debería encargarse de la compleja tarea de organizar la piadosa sepultura de la Abanderada de los humildes.


Tumba en Milán (foto: Evita3.emiliobayona); documentos sobre la misión (en archivo personal del autor).

Notas sobre la misión del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz (en archivo personal del autor).



Pese a que Cabanillas era la cara visible de ese grupo y llevaba la voz cantante en la coordinación del plan, otro importante actor estaba a punto de entrar a escena. El 20 de noviembre de 1956, el mayor Jorge Tocagni (ayudante de campo del Ministerio de Ejército) envió una nota en la que informaba a las Fuerzas Armadas que desde las 17 de ese día, el teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz se convertía en sub jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército, y que pese a ser un subordinado de Cabanillas, estaba formalmente a cargo. Con ese nombramiento, empezaba otra historia.

Los documentos desclasificados completos

 

 Hora de actuar
Las medidas concretas no demoraron en llegar. El 4 de febrero de 1957, el capitán de fragata Francisco "Paco" Manrique (jefe de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación) redactaba un memorando secreto que fue enviado a todos los funcionarios del Servicio Exterior de la Nación establecidos en Europa. La nota daba luz verde y la más absoluta libertad de acción a Ortíz para -según su criterio- encontrar el sitio y dar con los contactos adecuados que permitieran llevar adelante con éxito la operación. En la misiva Manrique ordenaba "prestar todo apoyo que requiera y sea necesario" al nuevo agente de inteligencia. Previamente, el día 1° de ese mismo mes, la División "L" (nombre en clave cuyo significado se desconoce) del S.I.E. le había entregado en mano a Ortíz dos importantes sumas de dinero: 1.000 dólares para viáticos por los países de Europa que visitara, y otros 8.350 dólares destinados a la compra de elementos técnicos (para espionaje).

En un primer momento se pensó un itinerario que, tras la llegada a Europa del transatlántico "Conte Biancomano" (en el que viajó Ortíz), fue modificado. El periplo original era el siguiente: Madrid (España), Roma (Italia), Bruselas (Bélgica), Rotterdam (Países Bajos), nuevamente Bruselas, Frankfurt (Alemania), Ginebra (Suiza), París (Francia), otra vez Madrid y, desde allí, el regreso a Buenos Aires. Sin embargo, y tal como surge de la nota redactada por Ortíz el 11 de marzo de 1957 a su vuelta de Europa, hubo un cambio de planes y se determinó que desde Roma no viajara directamente a Bruselas, sino que hiciera una curiosa parada en Milán.


El cementerio Maggiore de Milán y el sector del entierro. Fotos: gentileza CrónicasDeMilán.com.




El detalle no es menor: a la postre esa sería la ciudad de Italia en la que finalmente se sepultaría a Evita. Así surge la evidencia de algo que -hasta ahora- era un secreto a voces. Ortíz se valió de los contactos que le habían recomendado "tocar" antes de su salida de la Argentina, cuando Cabanillas le presentó a Francisco Rotger, un sacerdote de la Compañía San Pablo, que tenía muy buenas relaciones no solo con militares locales sino -lo que era aún más determinante- con el mismísimo Papa Pío XII.

La gestación del plan
Con estas credenciales, el agente de inteligencia pudo reunirse en la capital italiana con personajes de peso dentro del Vaticano. De éstos, el más importante fue el padre Giovanni Penco (de la misma orden religiosa de Rotger), quien activó la confección de los oficios secretos para concretar el plan. Penco fue el ideólogo de todo lo que estaba por llegar. Al cadáver de Evita había que "inventarle una vida previa", y darle un nombre y un apellido, todo bajo una falsa ciudadanía italiana. La idea cerraba perfecto: se pensaba hacer creer que esa mujer italiana había muerto en Buenos Aires y que su familia reclamaba el cuerpo para sepultarlo en Milán. Así fue como, tiempo después, en efecto sucedió.

Los documentos presentados por Canal26.com sacan a la luz el comienzo del viaje del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz, pero también demuestran cómo se varió el itinerario original con claras intenciones de confundir y despistar. Tan secreto fue ese viaje a Milán que el agente de inteligencia no lo llevó a cabo de manera oficial, sino que lo hizo a título personal y pagando (según consta en su nota del 11 de marzo de 1957) "de su peculio" el pasaje de ida y vuelta en tren. Había que dejar el menor rastro posible. Fue ese el instante en el que "nacía" María Maggi de Magistris, la nueva identidad de Evita; para que de inmediato... volviera a morir. Se hicieron los papeles y se confeccionaron los documentos necesarios, que eran auténticos y válidos, aunque con el nombre y el resto de los datos completamente falsos.

La "Operación traslado" acababa de comenzar.


La parcela en la que fue enterrada Evita en secreto, vista en la actualidad. Foto: gentileza CrónicasDeMilán.com.



Epílogo
El coronel Hamilton Alberto Díaz (que inicialmente iba a acompañar a Ortíz en su viaje preparatorio para colaborar en la planificación y que luego no lo hizo); personificó a "Giorgio Magistris", el viudo. Giuseppina Airoldi, una monja de la Compañía San Pablo, se convirtió en la encargada legal del entierro de "esa italiana" nacida en 1910 y fallecida en febrero de 1951, en la localidad de San Vicente, en la provincia de Buenos Aires, en Argentina. La inhumación se concretó el 13 de mayo de 1957 en la sepultura N°41, del sector 86, en el cementerio Maggiore de Milán. La lápida rezaba el nombre de María Maggi de Magistris, pero en realidad se trataba de María Eva Duarte de Perón. Tras 16 años de misterio, se supo el paradero del ataúd con el cuerpo de la Abanderada de los humildes cuando, el 3 de septiembre de 1971, fue devuelto al general Juan Domingo Perón mientras este se encontraba exiliado en España.



Fuentes/Documentación (en archivo personal del autor):
- Nota del mayor Jorge Tocagni, ayudante de campo del Servicio de Inteligencia del Ejército, informando sobre la designación del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz como Sub-Jefe responsable del S.E.I., 20 de noviembre de 1956.

- Notas firmadas por el teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz por partidas de dinero recibidas para su viaje a Europa. 1 de febrero de 1957.

- Nota del capitán de fragata Francisco “Paco” Manrique, jefe de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación, informando sobre el viaje del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz a Europa. 4 de febrero de 1957.

- Facturas por compra de elementos de espionaje para el teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz en Ginebra, Suiza. 27 de marzo de 1957.

- Facturas por compra de elementos de espionaje para el teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz en Bonn,  Alemania. 27 de febrero de 1957.

- Rendición de gastos efectuados por el teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz en Europa. 8 de marzo de 1957.

- Nota del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz sobre la duración de su viaje por Europa. 11 de marzo de 1957.

- Nota del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz informando sobre la modificación del itinerario de su viaje por Europa. 11 de marzo de 1957.

- Nota del teniente 1º Hugo Arietti informando sobre la devolución de fondos de parte del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz y el mayor Hamilton Alberto Día por su viaje por Europa. 23 de abril de 1957.

- Pasaporte diplomático del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz. 1º de enero de 1957.

- Código utilizado por el teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz en sus comunicaciones con el coronel Héctor R. Cabanillas. 1957.

- Vizaciones del pasaporte del teniente coronel Gustavo Adolfo Ortíz durante su viaje por Europa. 1957.



Nota original: https://www.canal26.com/historia/un-agente-de-inteligencia-y-el-viaje-para-organizar-el-traslado-del-cadaver-de-evita-a-europa--336555


viernes, 3 de febrero de 2023

Entrevista a Marcelo García en LVDiez de Mendoza: Ramón Carrillo y el médico nazi Carl Peter Vaernet


Luego de que el Gobierno nacional decidiera que el doctor Ramón Carrillo (ministro de Salud de las dos primeras administraciones peronistas) sea (junto a Cecilia Grierson) una de las figuras del nuevo billete de $2 mil, se desató la polémica en Argentina. LVDiez de la provincia de Mendoza habló con Marcelo García, autor del libro "Perón y la raza argentina" (Ediciones B, 2019).

Dijo Marcelo García: "Vaernet hizo sus crueles experimentos (buscando "cura" a la homosexualidad) en el campo d concentración d Buchenwald y colaboró con el nazi Josef Mengele en Auschwitz". Y agregaba: "En 1947, el presidente Juan Domingo Perón y sus contactos en Europa, lograron su llegada segura a la Argentina".

"Se tiene constancia de una relación laboral con el Gobierno peronista de, al menos, cinco años.Vaernet falleció en Buenos Aires el 25 de noviembre de 1965. Nunca dio explicaciones ante la Justicia. Sus restos están sepultados en el Cementerio Británico de Buenos Aires" comentó el autor.

Escuchá la entrevista completa.

jueves, 19 de enero de 2023

El lavado de dinero nazi y su centro de poder en Buenos Aires

Bancos, financieras, empresas "tapaderas" y agentes secretos. Así se triangulaban de Argentina a Suiza inmensas fortunas producto del expolio del régimen de Hitler en Europa.

Los nazis y el lavado de dinero en Argentina. Foto: Canal26.


En 1938, el traspaso de divisas de los nazis desde Europa hacia la Argentina era tan monumental que se hizo necesario contar con los servicios de uno de los agentes mejor preparados para el manejo de esas ingentes fortunas. Richard Leute dirigía el Banco Germánico de América del Sud en la ciudad de Santiago de Chile, pero con Buenos Aires convertida en el principal centro de operaciones y bastión económico del Partido Nazi (NSDAP) en toda Sudamérica, su presencia en la capital argentina no solo que era vital, sino que fue inmediatamente requerida. Así comenzaba a perfeccionarse un preciso sistema de lavado de dinero del nazismo mediante didimuladas operaciones que, también, incluyeron la activa participación del régimen franquista desde España con la triangulación de bienes que -en muchos casos- llegaban con la seguridad que les daba la valija diplomática.

Inicialmente el proceso estaba a cargo de la empresa "A.M. Delfino y Cía.", perteneciente a Antonio María Delfino, un acaudalado empresario local que era socio de fuertes intereses nazis y quien tenía un rol destacado en "Ferrocarriles Alemanes"; unas operaciones que se llevaban a cabo desde las oficinas que se encontraban en el antiguo palacio de la familia Cobo, sobre la peatonal y céntrica calle Florida 439. Pero llegó un momento en que la organización se vio desbordada debido a la magnitud de la llegada de divisas y fue por ésto que la "cúpula" del nazismo apuró le entrada en acción de Richard Leute, un nazi reconocido y "con papeles", cuya principal función como nuevo director del Banco Germánico de América del Sud en la capital argentina consistió en convertir a dólares y francos suizos todo el efectivo remitido desde Europa.

Un grupo preciso y efectivo

En sus nuevas funciones, Leute fue muy efectivo pero no estaba solo. Contaba con el trabajo en equipo realizado codo a codo junto al financista Ludwig Freude, el auténtico "embajador nazi en las sombras" (instalado en Buenos Aires desde 1913 y dueño de varias empresas, entre ellas la "Compañía General de Construcciones), y Heinrich Dorge, presidente del Banco Alemán Transatlántico, otro pilar fundamental para la economía y los intereses financieros del régimen de Adolf Hitler en el país. A ellos se sumaba el barón Edmund von Thermann, un oficial de las SS que desde 1933 fue designado como representante diplomático oficial del Tercer Reich, aunque la última palabra en estas cuestiones la tenían Leute y Freude. El otro eslabón en la cadena de poder era Werner Koennecke, quien -desde el sexto piso del edificio del Banco Germánico de América del Sud- supo convertirse en el "contador" del NSDAP y llevaba el detallado registro y control de los números.


Ludwig Freude, Werner Koennecke y Richard Leute. Fotos: gentileza Pedro A. Filipuzzi.

A partir de 1939, la inmensa mayoría del dinero que ingresaba a la Argentina desde Europa era producto del expolio que las huestes hitlerianas perpetraban al vaciar las cajas de los bancos nacionales de los países ocupados; aunque también había dinero "legítimo" generado por las firmas alemanas largamente establecidas en el país. Richard Leute gestionaba esas fortunas, las reciclaba y las enviaba con premura directamente a Suiza, a las bóvedas N°2 y N°4 e la poderosa entidad bancaria en Zürich.

El centro neurálgico del lavado

El proceso se gestaba en una zona del centro porteña considerada como "la manzana del poder económico de los nazis". Comenzaba en el Banco Germánico de América del Sud (luego de la Segunda Guerra Mundial devenido en Banco Nacional de Desarrollo, BaNaDe), un enorme edificio con entradas por la avenida Leandro N. Alem 168 y por la calle 25 de mayo 145, donde -vale destacarlo- el Partido Nazi copaba las oficinas del cuarto piso. Luego lo actuado pasaba por la aprobación de la embajada alemana (ubicada en el edificio contiguo al del banco) y posteriormente todo se rechequeaba en las oficinas de la "Torre del Banco Germánico", una bellísima construcción de estilo "Jugen art" emplazada a pocos metros, sobre la esquina de la avenida Alem y la calle Cangallo (actualmente Juan Domingo Perón).


Banco Germánico de América del Sud, entradas por calle 25 de Mayo y Av. Leandro N. Alem. Fotos: Archivo General de la Nación.

El banco, la embajada, el NSDAP y las dependencias de la Torre conformaban el más importante conglomerado de las actividades comerciales, económicas y financieras del nazismo local; que recibía el apoyo logístico y el sigiloso trabajo de diversas mandatarias que representaban encubiertamente a importantes firmas alemanas desde el edificio e la calle Reconquista 338, a pocas cuadras, en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires. Allí funcionaba el centro de operaciones del Dr. Ernesto Niebuhr, el hermano de Dietrich Niebuhr que era formalmente el Agregado Naval de la embajada alemana pero que en realidad -y bajo el alias de "Diego"- era un agente nazi que operaba como cabeza de la Ettapendienst, la organización secreta de espionaje naval al servicio de los intereses geopolíticos del régimen de Hitler en un sin fin de puertos en el mundo.


Frente e interior del Banco Germánico de América del Sud. Fotos: Archivo General de la Nación.


Los innumerables movimientos de este "nido" de tapaderas y mandatarias fueron denunciados mediante dos documetos confeccionados gracias a las investigaciones de la inteligencia de Estados Unidos y el trabajo de legisladores antinazis argentinos. Todo quedó registrado en el "2° sumario de espionaje alemán" y en una extensa y detallada lista dada a conocer bajo el nombre de "The proclaimed list of certain blocked nationals" (Lista proclamada de determinados bloqueos nacionales) que pusieron en evidencia y desnudaron la "diplomacia paralela" en tiempos de los gobiernos de Roberto Marcelo Ortíz (del 20 de febrero de 1938 al 27 de junio de 1942) y de Ramón Castillo (del 27 de junio de 1942 al 4 de junio de 1943), y también de ciertos influyentes sectores de las Fuerzas Armadas (muy especialmente el bando del Ejército pro nazi, a partir del golpe militar del GOU del 4 de junio de 1943). 


En la actualidad: Banco Germánico de América del Sud, Banco Alemán Transatlántico, la Torre del Banco Germánico y mandatarias en calle Reconquista. Fotos: Marcelo García y Pedro A. Filipuzzi.


Los documentos también sacaron a la luz la llamada "contabilidad creativa con ingeniería financiera" que era funcional a las plazas bursátiles de Suiza y a los nazis y sus socios de la Argentina. El movimiento de divisas y bienes reciclados incluyó la participación directa de -al menos- unos 12 mil nazis locales (las listas originales fueron encontradas por el ingeniero Pedro A. Filipuzzi en 1984 mientras trabajaba en dependencias del Banco Nacional de Desarrollo, ex Banco Germánico de América del Sud), en su mayoría afiliados al NSDAP y a la poderosa "Unión Alemanda de Gremios". 

Las operaciones llevaron a otro escenario la estrecha relación y colaboración de los nazis y la banca suiza, que años después derivó en un escándalo de proporciones y la crisis inédita que puso en jaque el futuro del Credit Suisse. Nunca antes se diseñó, puso en marcha y perfeccionó una cadena de lavado de activos de caraterísticas similares en el país.


Instagram: @marcelo.garcia.escritor

Twitter: @mdGarciaOficial

Un agradecimiento al ingeniero Pedro Alberto Filipuzzi.

Nota original: https://www.canal26.com/historia/el-lavado-de-dinero-nazi-y-su-centro-de-poder-en-buenos-aires--334695




jueves, 1 de diciembre de 2022

Buenos Aires, 1938: una boda y el comienzo de la crisis del Credit Suisse

Una fiesta, el acuerdo secreto con un invitado suizo y la activación de una cuenta regresiva que pronto podría llegar a su fin.

Schwetzerische Kreditanstalt, Credit Suisse y el clan Freude-Koennecke. Fotos: Baugeschichtliches Archiv Zürich /gentileza Pedro A. Filipuzzi.


Las puertas del magnífico chalet de estilo bávaro sobre la calle Teodoro García 2040 se abrieron de par en par. Werner Koennecke y Lily Freude, la feliz pareja de novios, recibían uno a uno a los selectos invitados a su fiesta de bodas. No fueron muchos, pero todos -de un modo u otro- eran personajes de peso en la comunidad germana de la Argentina.

La casa era una de las más bellas propiedades del coqueto barrio porteño de Belgrano. Era de Ludwig Freude, padre de la novia y a la vez millonario financista alemán que se encargaba de manejar la mayoría de los negocios e inversiones del nazismo en el país. Era considerado el auténtico "embajador alemán en las sombras". Tal era el perfil de ese hombre que, aquel día de 1938, agasajaba a los recién casados y sus invitados, aunque no era ese el objetivo ulterior de la reservada reunión.

Pese a conocer a centenares de influyentes alemanes y tener las más provechosas relaciones comerciales en el ámbito local, la idea era que estuviera presente solo un reducido círculo de gente de su extrema confianza. El encuentro en casa de los Freude era estratégico y de vital importancia para el futuro de los intereses del régimen de Adolf Hitler en los años por venir. Y no únicamente en la Argentina: en esa jornada, Freude y Koennecke comenzaron a organizar una de las mayores operaciones de lavado de dinero nazi de la historia.


La mansión que perteneció a Ludwig Freude, vista en la actualidad con su aspecto original. Foto: Marcelo García.


El invitado suizo

La fotografía que inmortalizó el festejo por la unión en matrimonio entre Werner Koennecke y Lily Freude (que trabajaba como ayudante de contaduría en la "Compañía General de Construcciones", de su padre) es mucho más que un recuerdo familiar. Es la evidencia gráfica de un acuerdo sin precedentes que estaba a punto de concretarse. Están solo quienes debían estar, sobre todo, un invitado suizo que -al menos hasta ese momento- nunca antes había sido habitué de las reuniones del clan.

Para recibir al suizo, además de Freude, Koennecke y su esposa, se encontraban Paula (madre de Werner) y Annalise Koennecke, la hermana del "contador" del Partido Nazi, quien ejercía como inspectora de enseñanza alemana en el Goethe Schule (donde su padre era director honorario) y que como tal, se ocupaba de importar hacia Buenos Aires los programas de estudio de la Alemania nazi, además de organizar a la "Liga de Muchachas Alemanas", rama femenina de los "Boy Scouts Argentino-Alemanes". En la reunión también quedaron retratados Leo, Alfred y Friedel Koennecke (padre y tíos de Werner Koennecke respectivamente) quienes junto al agente nazi Hans Harnish trabajaban en las oficinas de la firma "Boker" en la calle Moreno, en pleno centro de Buenos Aires, además de cumplir funciones en los Talleres "Hempel", que fabricaba entre otras cosas recipientes herméticos para los transmisores de la "Red Bolívar", el complejo sistema de radios nazis clandestinas en toda Sudamérica.

1- Werner Koennecke; 2- Lily Freude; 3- Ludwig Freude; 4- Paula geb. Friederichs; 5- Annalise Koennecke; 6- Leo Koennecke; 7- Alfred Koennecke; 8- Friedel Koennecke; 9- Rodolfo "Rudi" Freude; 10- Reto Hosli. Foto: gentileza Pedro A. Filipuzzi.


Al fondo de la foto, junto a estos, estaba Rodolfo "Rudi" Freude, por entonces un jovencito de apenas 16 años de edad que a partir del año 1946 se convirtió en el jefe de la oscura División Informaciones del Gobierno, un puesto clave desde donde organizó la entrada de nazis fugitivos al país gracias a una vasta red de agentes y colaboradores establecidos en Europa.

Como apoyos también fueron invitados varios funcionarios del Banco Alemán Transatlántico, que dirigía Ludwig Freude. La reunión de esta auténtica "troupe" de nazis influyentes estaba más que justificada. El invitado suizo (en el extremo izquierdo de la foto, como apartado del resto) era Reto Hosli, por entonces presidente del Schwetzerische Kreditanstalt, la institución bancaria que hoy se conoce como Credit Suisse. El hombre en cuestión era el abuelo de Reto Hosli, el actual CEO del banco suizo.

El plan

El "fin de fiesta" no fue de lo más tradicional. Esa noche, con la excusa de haber problemas de transporte, Hosli se quedó a dormir en la mansión del barrio de Belgrano, pero antes -junto a Freude y Koennecke- se encerró en una habitación bajo llave y selló un redituable acuerdo de caballeros. En adelante, los nazis de la Argentina serían actores principales en el envío de remesas de dinero aportadas por los miles de afiliados de la "Unión Alemana de Gremios" desde Buenos Aires con rumbo a Suiza; aunque no solo se encargarían de eso. También acordaron triangular (gracias a la intervención directa de España) fortunas millonarias hacia las arcas del Schwetzerische Kreditanstalt; un dinero que era producto del espolio a judíos alemanes y de otros lugares ocupados por las fuerzas hitlerianas en Europa.

En 1984, el descubrimiento de las listas completas con 12 mil nombres y datos de afiliación de nazis argentinos que enviaban bienes activó una cuenta regresiva que -en 2020- llevó a que el ingeniero Pedro Alberto Filipuzzi (poseedor de esos documentos originales) y el Centro Simon Wiesenthal reclamaran formalmente el reconocimiento y la apertura de esa cuenta estimada en torno a los 33 mil millones de Euros al cambio actual, que ahora los herederos de los depositantes originales reclaman como suyos.

El casamiento de Werner Koennecke y Lily Freude, y su reservada fiesta fueron el impensado comienzo de los incontables problemas que hoy afronta el Credit Suisse que, incluso y por la devolución de parte del "tesoro nazi", corre peligro de desaparecer. En la actualidad, la debacle de la institución helvética generó la fuga de USD 88 mil millones hacia la UBS (Unión de Bancos Suizos), la corrida bancaria más grande de la historia.

La reunión y el acuerdo secreto entre el clan Freude-Koennecke y Reto Hosli fueron un intento de asegurar el bienestar de Suiza desde la pos Segunda Guerra Mundial para la posteridad, pero algo salió mal.

Instagram: @marcelo.garcia.escritor

Twitter: @mdGarciaOficial

Un agradecimiento al ingeniero Pedro Alberto Filipuzzi.

Nota original: https://www.canal26.com/historia/buenos-aires-1938-una-boda-y-el-comienzo-de-la-crisis-del-credit-suisse--331753

jueves, 24 de noviembre de 2022

Credit Suisse, la devolución del dinero nazi y el fantasma de la quiebra

Carta del Credit Suisse y listas de nazis. Foto: Reuters / CEIAA /Canal26.com


El banco suizo debe devolver una fortuna de 33 mil millones de euros a herederos de los nazis. Arrastra a la banca suiza y corre peligro de desaparecer.


En tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el Schwetzerische Kreditanstalt (hoy Credit Suisse) era el banco más seguro para los nazis. Aunque no lo fue solo para las figuras más encumbradas del nazismo, sino también para muchos de sus enemigos. De ahí el auténtico valor económico, financiero y estratégico de la tradicional neutralidad suiza. Durante años -antes, durante y después del conflicto bélico- las bóvedas de la institución helvética se han ido colmando de bienes, valiosos documentos y fortunas millonarias, para luego entrar en un proceso de "arianización" (o nazificación) de sus depósitos.

A partir de 1945, con una Europa que pasó a estar bajo el control total de los Aliados, se pretendió desarmar el complejo entramado financiero del nazismo de posguerra, y sus cuentas bancarias en Suiza se transformaron en una auténtica obsesión. Por décadas se habló de millonarios depósitos guardados bajo siete llaves en bóvedas y cajas de seguridad. El caso fue negado hasta el hartazgo, no solo por las sucesivas direcciones del Credit Suisse, sino también por las máximas autoridades del Gobierno Federal suizo y por quienes se encargaron de poner a resguardo fortunas que durante mucho tiempo fueron casi imposibles de calcular. Sin embargo, entre la leyenda y el negacionismo, hay reveladora documentación sobre las partidas de dinero enviadas a la "fortaleza" suiza.


Listas encontradas en Buenos Aires

En el año 1984 algunas cosas comenzaron a salir a la luz gracias al descubrimiento fortuito de documentación sobre el traspaso de dinero nazi, de la Argentina a Suiza. Era una información que estuvo a punto de desaparecer y que pasó a manos de Pedro Alberto Filipuzzi, por entonces un joven empleado del Banco Nacional de Desarrollo (Ba.Na.De.) que funcionaba en el mismo edificio que desde inicios del siglo XX (y hasta mediados de los años '40) albergó a la sede del Banco Germánico de América del Sud. Se trataba del principal bastión económico y financiero para los intereses del régimen de Adolf Hitler en la Argentina, a la vez que la central del Partido Nazi (NSDAP) en el país. Las oficinas estaban disimuladas como dependencias del banco en el cuarto piso del edificio ubicado en la avenida Leandro N. Alem 145. Filipuzzi trabajaba bajo órdenes de Olegario Brest, jefe de la Oficina de Liquidaciones del Departamento de Compras y Suministros; y quien un día le abrió las puertas de un impensado tesoro que -años después- activaría una cuenta regresiva para una de las más poderosas instituciones bancarias de todos los tiempos.


Schweizerische Kreditanstalt. Foto: Archivos Federales Suizos/Schweizerisches Bundesarchiv.


Allí estaba la lista completa, con 12 mil nombres, apellidos, fechas y fichas de afiliación al Partido Nazi, de quienes enviaban remesas desde Buenos Aires a una cuenta única en el Schwetzerische Kreditanstalt. El dinero era producto del expolio a los judíos alemanes y de otros países durante los tiempos del régimen de Hitler, que eran depositados en Buenos Aires y que luego -mediante una disimulada y monumental operación de lavado- era remitido a las bóvedas de la institución helvética. Pasaron muchos años para que, recién el 7 de enero de 2020, el Credit Suisse reconociera oficialmente -mediante una carta membretada- la existencia de esa cuenta única y millonaria de fortunas "arianizadas". El descubrimiento de la importante documentación presentada por Canal26.com en exclusiva (con la carta original enviada desde Suiza), derivó en que Filipuzzi activara (junto al Centro Simon Wiesenthal) un reclamo formal cursado mediante nota escrita, remitida a Christian Küng (vicepresidente del Credit Suisse) para descubrir el laberíntico sistema de la "Ruta del Dinero nazi" y la existencia de esas fortunas, por décadas negadas.


Carta Credit Suisse, 7 enero 2020. Foto: archivo personal de Marcelo García.


Dice la carta:

Consejo General

Core Banking & Standard Lending, YSPF 1

Christian Küng, Abogado, Vice Presidente asistente.

Pestalozzi Rechtsanwalte AG RA, Oliver Widmer, Lowenstrasse 1, 8001, Zürich.

7 de enero de 2020.

Herencia de Ludwig (Ludovico) Freude.

Estimado Sr. Widmer:

Nos referimos a su carta fechada el 23 de diciembre de 2019 en el estado anterior. En principio, el banco solo puede proporcionar información a una parte contratante (o su representante o sucesor legal) sobre cualquier relación bancaria existente o anterior de la parte contratante. Por lo tanto, no tenemos derecho a proporcionarle información sobre ninguna relación de cliente con Credit Suisse AG a un tercero, incluso si el testador hubiera sido el beneficiario efectivo de esto. Nuestra posición al respecto permanece sin cambios. En este caso, los herederos deberán ponerse en contacto directamente con el tercero para mayor información o, en el caso de las empresas, sus órganos, o alternativamente llamar a los tribunales competentes en derecho internacional privado para obtener la información requerida sobre la asistencia o reconocimiento legal (en el caso de jurisdicción extranjera) o a través de los tribunales suizos (en el caso de jurisdicción suiza). También nos referimos a nuestra carta anterior con fecha del 15 de julio de 2019. Si tiene alguna pregunta, el Sr. Christian Küng estará encantado de ayudarle.

Freundliche Grüsse

CREDIT SUISSE AG

Reto Hösli

Director

Christian Küng

Vice Presidente Asistente

En otras palabras, se reconoce la cuenta única a nombre de Ludwig Freude, pero se deja entrever que solo se responderá a los directos involucrados o, en su defecto, a sus descendientes y/o representantes legales.

Antecedentes de la crisis y sus consecuencias

Hoy el Credit Suisse se encuentra en una encrucijada que podría asestar un golpe certero y letal para su futuro inmediato. Tras el reconocimiento de la cuenta con dinero "oscuro" del nazismo, se transformó en una institución apaleada que saca -como nunca antes- sus "trapos sucios" al sol. Además, la carta del 2020, provocó una oleada de reclamos de parte de los herederos de la práctica mayoría de los depositantes originales, por una suma total estimada (al cambio actual) en unos 33 mil millones de Euros. La cifra, de ser devuelta en su totalidad, podría significar la caída inevitable y la quiebra de uno de los gigantes financieros mundiales. De hecho, desde que se confirmó la veracidad de esa cuenta, se activó la demanda de varias familias de Argentina, pero también de Chile, Brasil, México, algunos países de África y Oceanía. El banco suizo necesita al menos USD5 mil millones para hacer frente a sus "obligaciones" de devolver el dinero a quienes ahora lo reclaman como propio. Las consecuencias inmediatas son el cierre de sus negocios de crédito prendario y préstamos en toda América Latina, en un abandono de sus más importantes operaciones que es inédito en toda su historia. La tormenta es inevitable, pese a los inconducentes intentos previos de ocultamiento de esos bienes.

En 1997, Ulrich Koerner, alias "Uli, the knife" (Uli, el cuchillo), fue el primero en intentar lograr ese objetivo. Sucedió cuando, en combinación con Ingeniería Financiera y Contabilidad Creativa del Credit Suisse, pretendió ocultar los depósitos de los nazis de la Argentina mientras al mismo tiempo, en otra hábil maniobra de humo y espejos, se encargaba de sacar a la luz las cuentas de familias judías ante la llamada "Comisión Volcker". Así mismo, los infructuosos intentos por hacer pasar desapercibido el "VolksBank" (el instrumento financiero del Credit Suisse generado con los activos del nazismo) no llegó a buen puerto y ahora, "Uli, the knife" debió regresar como CEO al banco helvético para "poner la cara" y "sacar las papas del fuego", aunque deba inmolarse quemándose las manos.

Ludwig Freude y Werner Koennecke, agentes nazis. Fotos: CEIAA / archivo personal de Marcelo García.


Axel Lechmann, actual presidente del Credit Suisse, con ascendencia alemana, y un padre que fue integrante de las Wehrmacht (las Fuerzas Armadas alemanas en tiempos de Hitler) lo llamó de urgencia para que arregle este auténtico infierno de demandas junto a Reto Hösli y Christian Kung, a cargo de los activos del ex Schwetzerische Kreditanstalt y de las fortunas depositadas a nombre de Ludwig Freude y Werner Koennecke desde Buenos Aires en los años '40. Freude era el financista alemán (nacionalizado argentino en 1946 para evitar que sea extraditado a los Estados Unidos para ser juzgado como agente nazi), que manejaba los bienes del nazismo en la Argentina y que era, en la práctica, el embajador alemán en las sombras. Por su lado, Koennecke (yerno de Freude) fue -de hecho- el "contador" del Partido Nazi en el país. Juntos, desde las oficinas del Banco Germánico de América del Sud, se encargaban de organizar las millonarias maniobras de dinero que en la actualidad debe devolver el Credit Suisse.


Axel Lehmann, presidente del Credit Suisse. Foto: Reuters.


El “rescate” de los qataríes y la banca judía

Actualmente, el Credit Suisse, arrastra en su caída al Banco Nacional de Suiza, una realidad impensada en los tiempos de Hitler. El banco suizo pide auxilio a veinte instituciones de capitales en donde -curiosamente- prevalecen directivos de la colectividad judía, como J.P. Morgan y Goldman Sachs, entre otras. Pero en el “rescate”, estos grupos financieros no están solos. El Banco de Qatar adquirió el 9,9% del Credit Suisse, y Harris Associates se acaba de quedar con otro 10% de las acciones, cuyas bajas permitieron que entren en juego “pesados” jugadores para colonizar el banco con sangre de Medio Oriente en sus venas. El plan de los jeques es inmejorable: la compra de ese porcentaje accionario del banco suizo por parte de los sauditas da un retorno del 24% sin mucho (o nada de) riesgo para Qatar, unos enormes ingresos que se dio justamente en la antesala del Mundial de fútbol del 2022 que organizaron.

Por su lado, lo de Harris Associates fue una hábil maniobra de David Herro, su jefe máximo y poderoso inversionista de la colectividad judía de Nueva York que -con el porcentaje adquirido- se ganó el derecho a sentarse en la mesa del Directorio de la otrora poderosa institución helvética.

Los únicos vetados fueron los rusos, que habían anticipado la estrepitosa caída de las acciones antes del estallido de la guerra contra Ucrania. Al lanzar su ataque contra la Nación vecina, Vladimir Putin fue marginado de la posibilidad de ser uno de los nuevos mayores accionistas del Credit Suisse y, de ese modo, perdió el negocio de su vida. La receta es difícil de digerir. Es una “ensalada suiza” con toque “kosher” y un mix de “dátiles” cataríes, en una curiosa paradoja de la vida: un banco con una (ahora) inocultable fortuna nazificada, marcadamente antisemita, que “pide la escupidera” a los mismos árabes y judíos que por décadas discriminó.

Si prospera, como está sucediendo, esta catástrofe, también cambiará para siempre el universo hipotecario europeo por el incremento inusitado de los seguros de hipoteca, que es la dolorosa variable que encarece a los préstamos para viviendas por crédito hipotecario. El momento para que esto suceda no podía ser más inoportuno para millones de personas: el drama imparable de la guerra que amenaza con extenderse primero a toda Europa y luego, tal vez, al mundo entero.


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Agradecimiento especial al Ing. Pedro Alberto Filipuzzi.

Nota original: https://www.canal26.com/internacionales/credit-suisse-la-devolucion-del-dinero-nazi-y-el-fantasma-de-la-quiebra--331272

jueves, 27 de octubre de 2022

Submarino nazi hundido en Necochea: la historia detrás de su llegada

Submarino nazi hundido. Fotos y documento: Armada Argentina.

Restos de un U-boot alemán fueron descubiertos en el fondo marino frente a Costa Bonita y Arenas Verdes. Documentos desclasificados sacan a la luz la historia.


La llegada de submarinos alemanes a las costas de la República Argentina es todavía un tema tabú. Desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial y durante los primeros días de la posguerra, los relatos sobre los convoyes de U-Boots nazis estuvieron a la orden del día y fueron la comidilla de fabuladores, autoridades, curiosos, no pocos improvisados y -sobre todo- rigurosos investigadores. Pero no se trata de una leyenda o historia fantástica, y esto es posible afirmarlo gracias a la valiosa información que da cuenta de ello.

Es la divisoria de aguas. Entre la fantasía y la realidad, no solo están los documentos desclasificados (que son muchos y muy detallados); sino también otras importantes y reveladoras evidencias físicas.

Más allá de la documentación y de la cantidad de datos recopliados a lo largo de los años, incluso en diarios de la época, tambien está el trabajo de "Eslabón Perdido": un grupo multidisciplinar que desde hace un tiempo -y a instancias de Abel Basti- se lanzó a la búsqueda de esos legendarios submarinos nazis furtivos en las costas de Argentina.

Diarios argentinos, año 1945. Fotos: Archivo General de la Nación.


El hallazgo de los restos de una nave en el fondo marino frente a las costas de Costa Bonita y Arenas Verdes (a unos 11 kilómetros de la ciudad de Necochea y de Quequén, al sur de la Provincia de Buenos Aires) confirma, de manera concreta, que la llegada al país de los U-Boots nazis, lejos está de ser solo un mito.

La inspección se llevó a cabo en posición geográfica Latitud 38º 35,859′ S y Longitud 058º 35,829′, y lo que se encontró es sorprendente: una estructura metálica de 80 metros de largo por 10 metros de ancho, con torreta y periscopio fácilmente identificables. El trabajo de peritaje estuvo a cargo del ingeniero naval Juan Martín Canevaro (Matrícula Nº482 del CPIN) y Andrés Cuidet. También se contó con el informe presentado por la Liga Naval Italiana (con sede en Foggia, Italia).


Periscopio del submarino nazi: la nave hundida en la actualidad y en 1945. Fotos: Armada Argentina.

Los análisis posteriores arrojaron un resultado que no deja dudas: se trata de un submarino de origen alemán, de la Segunda Guerra Mundial, que fue autohundido (con cargas explosivas, ya que se advierten dos grandes huecos producto de las explosiones) para evitar que sea descubierto.

El Servicio de Hidrografía Naval reconoció que el naufragio de la nave jamás estuvo registrado, y recién fue incorporado a las cartas náuticas el 1° de julio de 2022, como resultado de las evidencias presentadas por "Eslabón perdido".


La historia detrás de la llegada

Documentos desclasificados de la Marina argentina redactados a partir de julio de 1945 dejaron en evidencia el enfrentamiento entre efectivos proaliados y germanófilos (admiradores de lo alemán) de la Fuerza Naval. A su vez desnudaban el preciso sistema de captación de mensajes que permitía liberar las zonas, levantar los patrullados o informar a los comandantes de los U-Boots nazis de las medidas adoptadas para detenerlos.

Mientras muchos detractores (muy posiblemente cómplices de estas maniobras) buscaban aseguraban que los submarinos nazis no tenían suficiente autonomía para llegar desde Europa hasta el Mar Argentino, la realidad demostró lo contrario con la llegada (rendición incluída) a la base naval de Mar del Plata de los submarinos U530 y U977, el 10 de julio y 17 de Agosto de 1945 respectivamente.


Documento desclasificado del FBI, 14 de julio de 1945. Llegada de Hitler a la Argentina. Archivo personal del autor.


Los días 17 y 18 de julio el capitán Isaac Jorge Rojas (jefe proaliado de la Secretaría de Marina de Guerra) fue instruido sobre el avistaje de submarinos alemanes frente a las costas de San Clemente del Tuyú, una situación de alarma rápidamente neutralizada el día 21, cuando las Escuadras de Río y Mar recibieron la comunicación del vicealmirante Héctor Vernengo Lima ordenando en forma terminante “levantar patrullado de la costa marina”.

La intervención de Vernengo Lima merece una mención especial: con su orden estaba alentando el éxito de las misiones de los U-Boots que llegaban a las costas bonaerenses.

La denuncia de otro avistaje frente a las costas de Copetonas el día 23, sumada al informe presentado por el capitán de navío Luis F. Merlo Flores desde la base naval de Puerto Belgrano advirtiendo sobre el grave problema que enfrentaba la fuerza naval dada la captación de sus mensajes en código, agregó nuevas complicaciones. Según ese radiograma, el descifrado de las comunicaciones que ponían en preaviso a los comandantes de los U-Boots se llevaba a cabo desde Uruguay.

  Llegada de submarinos nazis al Mar Argentino. Documentos desclasificados de la Armada Argentina. Archivo personal del autor.


La información echó más leña al fuego tras ser cotejada por agentes del Buró Federal de Investigación (Federal Bureau of Investigation, FBI) apostados en Montevideo, que hicieron saber a John Edgar Hoover (director del FBI) que “Hitler y Eva Braun están en la Argentina”,(1) de acuerdo a lo expresado el 26 de julio en un paper del Bureau. Una de las primeras consecuencias fue la recomendación hecha por el capitán de navío Ernesto R. Villanueva a Vernengo Lima, diciéndole que “se estima conveniente el cambio de las claves utilizadas en los mensajes”, sin advertir que era justamente él mismo quien había ordenado levantar los controles marítimos y permitir el éxito de las misiones de la llamada "Aktion Feuerland" (Operación Tierra del Fuego) de los nazis.


La Estancia Moromar y su doble pista de aterrizaje. Foto: Google Earth.

Tras la serie de avistajes, se determinó desde los Estados Unidos enviar a la Argentina una comisión de oficiales navales. A las cinco llegadas de U-Boots entre el 10 y el 25 de julio de 1945, el día 27 se sumó otra más en Necochea, más precisamente entre Quequén y Costa Bonita; que derivó en un operativo frente a la entrada de la Estancia Moromar (propiedad de la empresa "Safico", relacionada con el lavado de dinero nazi en el país), donde un grupo de efectivos policiales fue repelido a los tiros por alemanes armados que los aguardaban ocultos en inmediaciones del lugar.


Zona del hundimiento del submarino nazi descubierto. Foto: Armada Argentina / Eslabón perdido.

La enorme estancia, aún existente, era un lugar ideal no solo para ocultar a un personaje de suma importancia (se cree que presumiblemente Adolf Hitler), sino también para espacar en el marco de la más estricta seguridad. Su doble pista de aterrizaje permitía el movimiento de aviones de gran porte, entre ellos los enormes Junkers de firmas alemanas que operaban en la Argentina (los mismos con los que el Führer nazi se movilizaba por Alemania).

Dada la ubicación de los restos del sumergible hundido, recientemente descubierto, se cree -en efecto- que podría tratarse de la nave descripta en este último caso.

Para sorpresa de los desprevenidos policías que participaron del enfrentamiento de julio de 1945, al día siguiente la cúpula policial con asiento en la ciudad de La Plata emitió un comunicado en el que ordenaba que “la búsqueda de alemanes en la zona quedara sin efecto”.


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Referencias:

(1) Radiograma N.º 247 enviado el 26 de julio de 1945 por agentes del FBI desde Montevideo (Uruguay) a John Edgar Hoover (Director del FBI).


Nota original: https://www.canal26.com/historia/submarino-nazi-hundido-en-necochea-la-historia-detras-de-su-llegada--329392

jueves, 13 de octubre de 2022

Antinazis de Buenos Aires: los encuentros en el "Bar Rojo"


El bar de los antinazis en los años '30. Foto: AGN.

Era una cervecería alemana donde se encontraban izquierdistas que buscaban desactivar el accionar de los simpatizantes locales de Hitler. Aún guarda varios secretos.


Aún tiene sus puertas abiertas. Recorriendo las veredas del barrio porteño de Villa Ortúzar se lo puede encontrar. Ubicado al 1100 de la avenida Forest, el Bar "8 esquinas" esconde un pasado singular. Pese a que originalmente se llamó “Riedel”, muchos lo conocían como "La Munich" o simplemente "El bar alemán", aunque la mayoría lo mencionaba como el "Bar Rojo". Y no era por casualidad.

Este espacio ameno, con una atmósfera intimista que invita a entrar, era el lugar de encuentro para algunos antinazis de la zona. Lo de "Rojo" era toda una declaración. Comunistas y socialistas, aunque no exclusivamente ellos, junto a otros que buscaban desactivar el accionar de los simpatizantes locales del Nacionalsocialismo, se juntaban en la barra o en torno a una mesa en este legendario lugar. Es donde el bar se transformaba en una encubierta barricada.


Organización del Partido Nazi en la zona "Belgrano", Argentina. Foto: Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso.


La Sección "Belgrano" del Partido Nazi

Desde el año 1939, antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, era una conocida cervecería alemana. Con su aspecto casi original, hoy se ubica en una auténtica "zona de nadie" de la Ciudad de Buenos Aires, una "triple frontera" entre los barrios de Villa Ortúzar, Chacarita y Colegiales, justo donde se cruzan las avenidas Álvarez Thomas, Forest y la calle Elcano.

La particularidad es que está enclavado en el centro mismo de la zona que para el Partido Nazi en la Argentina era la más importante desde el punto de vista organizativo.

Era la sección "Belgrano", donde vivían o desarrollaban sus actividades profesionales y laborales los más destacados dirigentes y empresarios que respondían a los intereses de la Alemania de Adolf Hitler en el país. De ahí que su ubicación fuera estratégica para las reuniones de los antinazis que pretendían reunirse con disimulo y cierta tranquilidad.

La influencia del nazismo en esta zona era total. No solo abarcaba a los barrios antes mencionados, sino que se extendía a los de Belgrano, Coghlan y Saavedra, y cruzaba la avenida General Paz llegando a Vicente López, Florida, San Isidro, Beccar, Victoria, San Fernando y Tigre, al norte del Gran Buenos Aires.


El bar, en tiempos pasados y en la actualidad. Fotos: www.ochoesquinas.com.ar


No era mucho lo que podían hacer desde allí los "zurdos" que peleaban del modo que podían contra las ideas nazistas. Todo pasaba por saber en dónde golpearían los activistas y simpatizantes del NASDAP o, llegado el caso, boicotearles algún acto o actividad que llegaran a planificar.

Eran reuniones conspirativas de las cuales, muy posiblemente, haya surgido la decisión de concretar denuncias ante las autoridades policiales o incluso hacer escraches contra vecinos que levantaban el brazo derecho en alto sin dudar.


El Bar "8 esquinas", hoy. Foto: Marcelo García.


Resistencia y tradición

Los encuentros de los "rojos" del barrio en el pintoresco bar se daban, siempre y en todos los casos, en el marco de las infaltables tradiciones alemanas. Aunque también supo reunir a amantes del tango. Así lo reflejan las viejas fotos que aún cuelgan de sus paredes, el mudo testimonio de otros tiempos y lo que sucedía en el lugar.

La excusa era siempre la misma: degustar salchichas y embutidos de la tierra de los antepasados, y todo acompañado por un generoso porrón de cerveza artesanal. Las conspiraciones contra el nazismo se daban en el viejo "Bar Rojo", un reducto que a muchos le permitía asegurar que no era necesario ser nazi para ser alemán.


Instagram: @marcelo.garcia.escritor

Twitter: @mdGarciaOficial


Nota original: https://www.canal26.com/historia/antinazis-de-buenos-aires-los-encuentros-en-el-bar-rojo--328403