jueves, 23 de septiembre de 2021

lunes, 5 de julio de 2021

La prensa argentina financiada por los nazis: de "Caras y Caretas" a "Clarín", el ascenso de Roberto Noble

Contactos con influyentes agentes del Partido Nazi, oportunismo y complicidad con el mundo de la política. Así, parte de la prensa en la Argentina se plegó al bando de los seguidores de Adolf Hitler. Muchos fueron los forjadores de esa peligrosa relación entre las noticias y el nazismo, con el marco de fuertes intereses, acuerdos y traiciones, pero tal vez uno de las historias más destacadas sea la de Roberto Noble, primero como colaborador de la revista Caras y Caretas; y luego socio del ultra nacionalista Carlos Silveyra en Clarinada, hasta convertirse en fundador del diario Clarín.

Clarinada, Caras y Caretas, Clarín, Roberto Noble y los nazis.


Cuando en 1931 el Partido Nazi hizo pie en la Argentina, una de las premisas fue tomar por asalto a la prensa local. Sin embargo, pese a los usos y costumbres de la rabiosa agrupación política conducida por Adolf Hitler (que aún no era ni presidente ni canciller alemán, sino jefe partidario), las cosas no fueron sencillas. De hecho, desde un principio resultó evidente que los principales medios periodísticos argentinos se mostraron reacios a plegarse a las filas del intolerante nacionalsocialismo y, con ese marco, la Auslands Organisation der NSDAP (Organizazión en el Exterior del Partido Nazi) que funcionaba desde Berlín, en conjunto con los jefes del Landesgrüppe Argentinen der NSDAP (Grupo Argentino del Partido Nazi) debieron replantear sus métodos de propaganda.


Coincidiendo con el ascenso del Führer Adolf Hitler al poder de la Alemania del Tercer Reich, y cuando fue designado para cumplir funciones en Buenos Aires desde 1933, el barón Edmund von Thermann, embajador nazi en la Argentina, debió meterse en el asunto e informó sobre el estado de sitaución con la prensa directamente al ministerio de Relaciones Exteriores en Alemania. Lo hizo en los siguientes términos: “Los periódicos realmente influyentes como La Prensa, La Nación o El Mundo no son comprables, ni siquiera por sumas millonarias”. También agregaba en su comunicación a Berlín que el dinero invertido en El Pampero (diario argentino, inocultablemente nacionalista) comenzaba a verse reflejado en los hechos, y que había logrado aumentar su tirada diaria. 


En la Argentina, sólo el diario La Razón, en abril de 1933, apenas comenzado el proceso de nazificación de Alemania, dedicó gran espacio al nuevo régimen imperante y al Tercer Reich, mediante la publicación de un artículo en el que se leyó: “Por espacio de siglos el pueblo alemán opuso la muralla de sus pechos y sus lanzas a las masas; semi eslavas, semi asiáticas (...). Nuevamente, Alemania se encuentra de centinela avanzado contra Oriente (...). Como se dice en otro lugar, Alemania es el principal baluarte que puede oponer la civilización moderna al avance de las ideas oscurantistas, retrógradas y asiáticas del comunismo oriental, que ha asentado sus reales en Rusia. El mundo debe sentirse solidario con la acción que desarrolla el gran caudillo alemán (...).”(1)


Claro que el caso de La Razón había sido uno de los pocos medios periodísticos locales que se habían plegado en cierta medida al violento Gobierno del Führer, de modo tal que las firmas alemanas establecidas en la Argentina se veían seriamente resentidas y acusaban el duro golpe que implicaba la limitación para hacer publicidad, después de todo, la promoción (y venta) de lo que producían y ofrecían al mercado local quedaba realmente muy limitada, debido a la poca tirada de los diarios pro nazis en el país. Este tipo de problemas saltaba a la vista ante la prohibición de publicar avisos en el Argentinisches Tageblatt. Este periódico se había convertido en el medio periodístico de la comunidad alemana que más férrea oposición mostró ante el régimen de Hitler desde el mismo momento en que los nazis llegaron al poder en Alemania en 1933. Por este motivo, es que el Führer prohibió tajantemente la circulación del Argentinisches Tageblatt en los territorios del Tercer Reich desde abril de ese mismo año.(2)


El nazi Hans Gert Winter hablando con reportero de Caras y Caretas, año 1937. Foto: Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, 
Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

 

En ese complicado contexto para la difusión de las ideas del nazismo, la práctica mayoría de las publicaciones de noticias en el país eran contrarias al nazismo y solo algunos pocos órganos nacionalistas -de menor importancia y poca llegada al público- como Bandera Argentina, Crisol y el mencionado El Pampero, se mostraban favorables a los postulados del NSDAP. Pero también se plegaron a los intereses de los nazis en la Argentina, la revista Clarinada y también la tradicional Caras y Caretas, un conocido semanario cuya primera y más exitosa etapa de publicación se dio entre los años 1898 y 1939.(3) El aparato de propaganda nazi en la Argentina tenía a varios destacados personajes, que eran clave para que el "mensaje" de Hitler llegara, muchas veces de manera directa y frontal (tal el caso de Clarinada) y en otras oportunidades de un modo más disimulado (Caras y Caretas). 


En el caso de la revista Caras y Caretas, la financiación también llegaba directamente de la embajada alemana en Buenos Aires. Los nazis depositaban el dinero en cuentas del Banco Nación y el Banco Alemán Transatlántico. Además, la publicación se beneficiaba de la inyección de dinero proveniente de la publicidad de las 300 empresas pro nazis en el país. Como era previsible, Caras y Caretas apoyó (y fogoneó) la candidatura del nazi Manuel Fresco como gobernador de la Provincia de Buenos Aires.


Nazis y argentinos, unidos, año 1937. Foto: Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, Honorable Cámara de Diputados de la Nación.


Los  principales involucrados en estas operaciones desde ámbitos oficiales de la Alemania nazi en el país fueron Edmund von Thermann, ambajador alemán; Gottfried Sandstede, que cumplía funciones en la embajada germana como Encargado de prensa; y también Hans Gert Winter, quien no solo era jefe de enlace de los nazis en la empresa "Ferrocariles Alemanes", sino que era uno de los más activos efectivos de la Ettapendienst, la organización secreta de inteligencia -creada en 1911- cuya misión era la de recoger información sobre buques mercantes y de guerra (enemigos) que amarrasen en puertos extranjeros donde hubiera agentes alemanes destacados. A ellos se sumaba la presencia permanente -en cada reunión que se presentaba- del General Juan Bautista Sosa Molina, uno de los más entusiastas difusores del nazismo en el seno del Ejército Argentino. 


Apoyo del nazismo al periodismo cómplice en la Argentina, año 1937. Foto: Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, 
Honorable Cámara de Diputados de la Nación.


Pero no estaban solos, y también formaban parte de ese círculo de extrema confianza (casi una "Omertá"), otros adeptos vernáculos como Manuel Fresco -gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre 1936 y 1940, un ferviente filonazi-, Antonio Delfino -propietario de la empresa naviera “A.N. Delfino y Cía.”, de la cual también era accionista Sandtsede-, Carlos Silveyra -director de la revista Clarinada- y Roberto Noble (que, casualmente, era ahijado de Fresco). Delfino, vale destacarlo, trabajaba codo a codo con Winter, cerebro en Hamburgo (Alemania) del traslado del dinero expoliado por los nazis en las sacas que se transportaban a través de la Hamburg Süd de su propia compañía.


Silveyra, por su lado, se había destacado previamente por su odio al comunismo publicando el libro "El Comunismo en la Argentina" y por la fundación de la "Comisión Popular Argentina contra el Comunismo". Esa rabia al comunismo era acompañada por sus ideas sobre una conspiración mundial judía para destruir la civilización cristiana. En el lamentable primer editorial de Clarinada (publicada sin inconvenientes entre 1937 y 1945) podía leerse lo siguiente: “Programa de lucha sin cuartel contra ese ejército de alimañas, integrados por fuerzas aparentemente heterogéneas: materialismo, liberalismo, marxismo, comunismo, socialismo, anarquismo, ateísmo, masonería, etc., pero que están unidas en la misma finalidad : la destrucción de la civilización cristiana y que obedecen al mismo comando que las dirige desde las tinieblas: el judaísmo.” (Nº1, mayo de 1937).


Denuncia contra Carlos Silveyra y la editorial de la revista Clarinada, año 1943. 
Foliación 13, caja 19, Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, 
Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

El nombre de Clarinada fue propuesto por el general Juan Bautista Sosa Molina a Carlos Silveyra, y surgió a raíz del apodo de de "Clarín" por el que se conocía al escritor Leopoldo Arias -ultra nacionalista y de derecha-, que colaboraba activamente con la publicación; y era muy cercano a los filo nazis Manuel Fresco y Roberto Noble.  


Sin embargo, el director de Clarinada también pasó momentos de zozobra por sus cuestionables actividades. Así quedó demostrado cuando -entre enero y febrero de 1943- fue citado a declarar ante la Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas en el Congreso de la Nación. Pese a su abarcativo nombre, esa comisión de diputados apuntaba muy concretamente contra las operaciones del nazismo en el país. De todos modos, la red de protección estaba extendida y Silveyra (a quien se le envió un extenso cuestionario previamente) logró eludir perfectamente el incómodo interrogatorio al que iba a ser sometido.

Telegrama de Carlos Silveyra al Congreso, 13 de febrero de 1943. Foliación 61, caja 19, Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

Respecto de Noble, vale decir que tampoco era un cualquiera en el laberíntico ambiente filo nazi-fascista local; ya que cuando Fresco fue electo gobernador, asumió como Ministro de Gobierno, un importante cargo que ejerció hasta que en 1939 se vio obligado a renunciar por exigencias del nuevo presidente Roberto Ortíz, quien lo acusó del manejo discrecional de fondos públicos, además de hacerlo directamente responsable por la manipulación intencionada de votos en las recientes elecciones. Noble había trabajado en la sección deportiva del diario La Nación, fue uno de los fundadores del semanario Crítica Social y (militando en el partido Socialista Independiente) fue subdirector y -posteriormente- director del periódico Libertad. También trabajó en el diario Concordancia, el órgano del bloque de diputados socialistas creado tras el golpe militar de 1930 a manos del general José Félix Uriburu. Pero con el fortalecimiento de los nazis en la Argentina, todo cambió. Su ingreso a la redacción de la revista Caras y Caretas, marcó un antes y un después, y un cambio de rumbo que ya no abandonaría jamás. En 1937 ya era un destacado colaborador de la publicación., en tanto que las reuniones en la redacción de la revista eran cosa de todos los días, con encuentros que -en su mayoría- se daban junto al intimidante Hans Gert Winter, aunque también se encontraban en otros lugares, como el Club Alemán de Buenos Aires. Con ese marco es que Noble en 1938 se mostró -firme y orgulloso- junto a Fresco y von Thermann en las gradas del estadio Luna Park de Buenos Aires, durante el más multitudinario acto nazi llevado a cabo fuera de las fronteras germanas, para celebrar el "Anschluss", la anexión de Austria a la Alemania nazi. Junto a todos los nombrados, conformó un tándem imparable. 


Despedida del agente nazi Hans Gert Winter por su viaje a Villa La Angostura. Rodeado por su círculo de confianza, entre ellos Roberto Noble. Foto: Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, Honorable Cámara de Diputados de la Nación.


La protección de la que gozaba Noble se notó de muchas diferentes maneras, pero una en especial fue digna de destaque. El 28 de Octubre de 1942, se vio obligado a publicar una solicitada en varios periódicos negando las acusaciones que lo sindicaban como uno de los organizadores de orgías con jóvenes cadetes del Colegio Militar, un escándalo de proporciones que pudo haber sido su final. De todos modos, pudo zafar amparado por fuertes intereses -económicos- que lo ayudaron a "limpiar" su manchada reputación. El poder local de los nazis fue fundamental para lograr esa salvación.(4)


Claro que cuando el telón de la Segunda Guerra Mundial cayó implacable en forma de dura derrota sobre la Alemania nazi de Hitler, hubo que mover las fichas luego de que los Aliados patearan el tablero. Así las cosas, y tras la falsa, tardía (e inútil) declaración de guerra de Argentina al Eje (Alemania-Italia-Japón) en marzo de 1945, se determinó que también los medios que habían apoyado la barbarie, la intolerancia y la violencia sin razón del nazismo, debían camuflarse y cambiar de piel. Cambiar para que nada cambie. Con la premura que ameritaban las circunstacias, el martes 28 de Agosto de 1945 (apenas tres meses después del cierre de Clarinada) salió a las calles una publicación que -con su nombre y emblema- rendía el más sincero homenaje a la desaparecida revista de tendencia nacionalsocialista: se publicaba por primera vez el Diario Clarín, y su director era -nadie menos que- el camaleónico Roberto Noble.


Detalle de movimientos de cuenta de Roberto Noble.
Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, 
Honorable Cámara de Diputados de la Nación


Fue el filonazi Manuel Fresco quien -poco después- intercedió para que todo lo que se había expropiado de Clarinada -en el edificio del BaNaDe (Banco Nacional de Desarrollo) ex Banco Germánico de América del Sud- pasara a manos de Noble. Las máquinas impresoras alemanas, marca "Heilderberg", que estaban en el subsuelo del edificio de 25 de mayo 170 (la sede nazista) eran tres en total, mediante las cuales se imprimía Clarinada, material del Banco Germánico de América del Sud, del Banco Alemán Transatlántico, de la Embajada nazi y de Ferrocarriles Alemanes. 


De allí en más, nada ni nadie pudo detener el andar de Roberto Noble. El empresario que tan rápido ascendió gracias a sus simpatías germanófilas y filo nazis, usó el mismo crédito que Clarinada tenía en el Banco Germánico y el Banco Nación para financiar su nuevo proyecto, y se quedó con dos de las costosas máquinas impresoras y la linotipia de Clarinada, que utilizó a su provecho y con "guiño" de las autoridades nacionales (el gobierno de facto de Farrell-Perón) para levantar un auténtico imperio con el diaro Clarín, que aún continúa.



Instagram: @marcelo.garcia.escritor

Twitter: @mdGarciaOficial


El artículo no expresa ideología política, solo investigación histórica. 

Un agradecimiento especial al ingeniero Pedro Alberto Filipuzzi, autor del libro "La ruta del dinero de los nazis argentinos" (Dunken, Argentina, 2020), auspiciado por el Centro Simón Wiesenthal. Aporte de información y fotos para este artículo.

Notas/Referencias:

(1): La Razón, 3 de abril de 1933, citado en: Ebel, A., p. 84.

(2): Argentinisches Tageblatt, 24 de abril de 1933.

(3): Posteriormente volvió a publicarse en la Argentina en septiembre de 1951 (números 2140 al 2186), en 1982, y desde 2005 hasta el presente.

(4): "Perón y la raza Argentina" - Marcelo García, Ediciones B, Argentina, 2019.

Fotos y documentos: 

Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso, Honorable Cámara de Diputados de la Nación.



jueves, 1 de julio de 2021

Entrevista a Marcelo García en "No Culpes a la Noche", Canal 9 de Mendoza: El nazi de Ugarteche

El misterioso asesinato en Mendoza del biólogo nazi Heinz Brücher, el ex SS que planeaba erradicar la cocaína. Entrevista a Marcelo García en "No Culpes a la Noche", por Canal 9 Mendoza. 1 de julio de 2021.

Podés leer sobre el caso en: 

http://historiasladob.blogspot.com/2020/02/el-misterioso-asesinato-en-mendoza-del.html

viernes, 11 de junio de 2021

Entrevista a Marcelo García: “Cuando el periodismo en la Argentina también fue nazi”


Artículo original:

Entrevista a Marcelo García: “Cuando el periodismo en la Argentina también fue nazi”

https://www.radiojai.com/index.php/2021/06/11/103562/entrevista-a-marcelo-garcia-cuando-el-periodismo-en-la-argentina-tambien-fue-nazi/


Marcelo García cuenta a los oyentes de Radio Jai el por detrás de su nota titulada “Revista ‘Clarinada’: cuando el periodismo en la Argentina también fue nazi”, explicando el gran tamaño del movimiento filonazi en la República Argentina con el visto bueno de los sucesivos gobiernos y de la iglesia.

En entrevistado destaca la gran cantidad de publicaciones con ideologías vinculadas al nazismo que existieron durante entre el periodo de posguerra y el fin de la Segunda Guerra Mundial en el país. Da como ejemplo el Deutsche La Plata Zeitung, un diario en idioma alemán que en “1931 fogoneó desde sus páginas la filial del partido Nazi en la Argentina”, la primera filial del partido nacional socialista fuera de Alemania habilitado oficialmente desde la central del partido. Menciona también otros dos periódicos en alemán de misma ideología: Der Trommler (el Tamborilero) y El Alemán en Argentina, a los que suma una larga lista de publicaciones en español como Bandera Argentina, Crisol y El Pampero, este último “financiado directamente por Alemania [Nazi] a través de la embajada”. García remarca también, la participación del diario La Razón en la promoción de esta ideología de odio, mencionando una “editorial de abril de 1933… [en la que] se hablan loas del régimen de Hitler”.

En cuanto al conocimiento del público general argentino acerca de lo que realmente planeaba el Partido Nazi, García aclara que a pesar de que “no tenía detalle fino de las atrocidades, las barbaridades, los crímenes que se cometían en los campos de concentración, de exterminio; de ninguna manera puede decirse que el ideario nacional socialista no era conocido en la Argentina, sus conceptos, sus planeamientos básicos, violentos, antijudíos, anticomunistas, intolerantes, lejanos a las ideas de la democracia”. Incluso, declara que “en Argentina sucedían cosas que luego sucedieron en Europa”.

Según Marcelo García, en Argentina se pudo ver con anticipación, lo que la ideología nazi generaría poco después en Europa a gran escala: “Durante los festejo del centenario de la República Argentina en 1910, se cometieron atrocidades contra la comunidad judía en diferentes barrios, el barrio de Once, se hicieron pogroms, como luego se hicieron en Europa”, nueve años después, durante la Semana Trágica se desató una gran ola de violencia “contra gente de izquierda y sobre todo contra inmigrantes y sobre todo contra la comunidad judía”. Además, resalta que “en la plaza del congreso se llegó a hacer una quema de libros, y eso todavía no había sucedido ni en la Italia Racista de Mussolini ni en la Alemania Nazi, porque Hitler todavía no estaba en el poder”.

En lo que refiere en específico a Clarinada, la revista sobre la que escribe su artículo, el periodista explica que fue una revista mensual, que se publicó entre mayo de 1937 y 1945, año en que dejó de imprimirse debido a la presión internacional a la que se vio expuesta Argentina, impulsándola a declararle la guerra al eje cuando el mismo ya había sido derrotado.

Explana que: “La bajada de línea de la revista se resumía con una especie de slogan que salía publicado en su portada [que] decía escuetamente ‘Revista anticomunista y antijudía’”. Su contenido, era administrado por su director, Carlos Silveyra, quien al igual que la mayoría del staff de la revista, pertenecía a la Comisión Popular Argentina contra el Comunismo; un organismo que seguía la tendencia de asociar el comunismo con el judaísmo, por lo que también era de carácter antisemita.

Por último, García aclara que el apoyo hacia revistas como Clarinada no provenía únicamente de sectores expresamente filonazis, sino también del gobierno y la iglesia. El primero de ellos a través de un “fuerte apoyo económico” a través de “avisos publicitarios que le permitían a la revista subsistir económicamente” y la segunda a través de apoyo ideológico, debido a que entendía a la lucha contra el comunismo como una lucha contra el ateísmo.

Por TP/RJ


Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai



viernes, 2 de abril de 2021

El Gran Reinicio: el oscuro plan de la élite mundial para "resetear" la economía tras la pandemia

Quienes manejan los hilos ocultos del poder han encontrado el "lado positivo" de la letal pandemia de coronavirus que azota al mundo entero. Los "elegidos" diseñaron un plan al que llamaron "El Gran Reinicio" (The Great Reset) al que ya pusieron en marcha. China, en el centro de la escena. El Príncipe Carlos de Inglaterra, el director del Foro Económico Mundial y -hasta- Joe Biden y Donald Trump, son algunos de los involucrados en la trama.

Artículo original: https://www.diario26.com/298016--el-gran-reinicio-el-oscuro-plan-de-la-elite-mundial-para-resetear-la-economia-tras-la-pandemia

"El Gran Reinicio" y algunos de los actores principales.

Desde el comienzo mismo de la pandemia de coronavirus, detectada en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019, fueron muchas -tal vez demasiadas- las versiones echadas a correr en torno al origen de la misma, y fue así que (ante la evidente imposibilidad de encontrar respuesta alguna) surgió una incontenible catarata de pronósticos sobre lo que sucedería "el día después", cuando el mundo entero regrese a la tan ansiada "normalidad". Pero claro que la duda queda reservada exclusivamente a los simples mortales, que no son precisamente quienes manejan los hilos ocultos del poder. Del otro lado está la elite, la crema y nata de la dominación mundial, y entre sus más preciadas prioridades está la economía, sobre todo la suya.

Nada, absolutamente nada, puede escapar al control de un reducido grupo de personajes -todos poderosos e influyentes- que necesitan en exclusivo beneficio personal, saber exactamente cómo será cada minuto en el mundo que se viene. Porque lo que nadie puede dudar a esta altura de las circunstancias, es que algo "pesado" se viene. Para comprender cabalmente de qué estamos hablando, hay que remontarse hasta no hace mucho tiempo atrás, a mayo de 2020, cuando el oscuro plan fue presentado -ante unos pocos "elegidos"- por el Príncipe Carlos de Inglaterra y Klaus Schwab, el director del Foro Económico Mundial (FEM).

El título -y el objetivo- del encuentro fue tan enigmático como aterrador: "El Gran Reinicio" (The Great Reset). 

Mareados apenas iniciado este maquiavélico juego de humo y espejos en que nos meten a la fuerza, es necesario advertir por anticipado que para que algo "reinicie", debe ser previamente "apagado", o si se quiere "desconectado". Y de eso se trata: del desenchufe de la economía mundial, para que puedan juntarse los naipes, mezclarlos y volverlos a repartir. Aunque -se sabe- que la elite mundial juega siempre (siempre) con las cartas marcadas y un as oculto en la manga. De modo que, para ellos, de azar nada de nada. Dicho de otro modo; "El Gran Reinicio" es una propuesta del Foro Económico Mundial (FEM) para "reconstruir" la economía de manera sostenible (para ellos) tras la pandemia de Covid-19.

La inauguración de "El Gran Reinicio" tuvo lugar el 21 de enero del 2021, con la reunión de toda la élite financiera, tecnológica y política mundial. El lugar de encuentro fue la ciudad de Davos, en Suiza, y el mismísimo Príncipe Carlos fue quien se dio el gusto de dar el puntapié inicial. Se trata de aprovechar el asombroso impacto del coronavirus para avanzar en una agenda específica, la cual encaja perfectamente con otra similar: la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. A todas luces suena -al menos- irónico que el principal foro de las más importantes empresas del mundo, que impulsó el programa de globalización empresarial desde el decenio de 1990, adopte ahora lo que llaman "desarrollo sostenible". ¿Qué pretenden el Foro Económico Mundial y sus socios?


Klaus Schwab y el Príncipe Carlos de Inglaterra. Foto: Reuters.

El 3 de junio el presidente del FEM, Klaus Schwab, empezó a hacerlo (más o menos) público y lanzó un video en la web oficial del Foro Económico Mundial anunciando que el tema anual para 2021 era, sí o sí, "El Gran Reinicio". Los portavoces del FEM enmarcan el "reinicio" de la economía mundial en el contexto del coronavirus y el consiguiente colapso de la economía industrial mundial. Curioso. 

El sitio web del FEM afirma: "Hay muchas razones para llevar a cabo un Gran Reinicio, pero la más urgente es el Covid-19". En otras palabras: "El Gran Reinicio" de la economía mundial surge del drama del coronavirus, el sufrimiento de millones de personas y la "oportunidad" inmejorable que se le presenta a los popes del poder oculto mundial.


El "anuncio" en la web del Foro Económico Mundial.


¿Cuál es la idea? Según el Foro Económico Mundial, la pandemia de coronavirus supone una buena chance para dar forma a una recuperación económica y a la futura dirección de las relaciones globales, de las economías y las prioridades.​ Cuando el Príncipe Carlos presentó el plan, tuvo el tupé de decir (sin ponerse colorado) que sólo será implementado si la gente lo quiere.​ De acuerdo al heredero de la Corona británica, la recuperación económica debe poner al mundo en el camino hacia la sostenibilidad, con sistemas rediseñados para ayudar. El precio de las emisiones fue mencionado como un modo de ayudar a lograr la sostenibilidad. También destacó que la innovación, la ciencia y la tecnología necesitan ser revitalizadas para que podamos lograr avances significativos que nos ayuden a hacer que las ideas sean más rentables.​ Del mismo mdo, deberíamos adaptarnos a la realidad actual dirigiendo el mercado hacia resultados más justos, garantizando que las inversiones estén dirigidas al progreso mutuo, incluida la aceleración de inversiones respetuosas con el medio ambiente y, además, comenzando una cuarta revolución industrial que cree economía digital e infraestructura pública. El Príncipe Carlos enfatizó que el sector privado sería el principal impulsor del plan.​ Todo muy lindo, en la teoría y las palabras.

Para reforzar los conceptos y que la letra entre (¿acaso con sangre?) se ha publicado un libro en el que Schwab y el economista Thierry Malleret detallaban, con lujo de detalles, el siniestro plan.​  


El libro de Klaus Schwab y Thierry Malleret: "Covid-19: The Great Reset".

Con su libro "Covid-19: The Great Reset" bajo el brazo, Schwab se animó a contar más claramente su idea: "...un aspecto positivo de la pandemia es que ha demostrado lo rápido que podemos hacer cambios radicales en nuestro estilo de vida. Casi instantáneamente, la crisis obligó a las empresas y a los individuos a abandonar prácticas que durante mucho tiempo se consideraron esenciales, desde los frecuentes viajes en avión hasta el trabajo en una oficina".

La propuestas más importante de esa publicación tiene aspecto de un siniestro "lavado de cabezas" y reza: "No poseerás nada y serás felíz". ¿Más clarito, échele agua?

Aunque claro que no es el único libro en el que la élite mundial se ha "inspirado". Hay otro -muy interesante- y, lo asombroso (o no tanto), es que fue escrito por David Harvey en 2010, hace ya largos 11 años. El libro se llama "A companion to Marx's capital" ("Un compañero del capital de Marx") y en una de sus páginas puede leerse algo casi premonitorio. 

Allí se dice: "Si el tiempo de circulación (de las mercancías) se prolonga por alguna razón (por ejemplo, el Canal de Suez se bloquea), entonces "habrá que obtener capital adicional ... del mercado monetario", y si esto es generalizado, entonces puede "ejercer presión sobre el mercado monetario", con lo que Marx presumiblemente quiere decir que la demanda adicional de capital monetario, en igualdad de condiciones, elevará las tasas de interés. Esto tendrá un impacto definitivo sobre la oferta y la demanda de capital monetario que, como vimos anteriormente, es el determinante clave de las tasas de interés".


El libro "A companion to Marx's capital" y su extraña mención al bloqueo al Canal de Suez.


Digno de destacar: en 2010 este hombre ya planteaba la idea de complicar el comercio mundial interrumpiendo el paso por el Canal de Suez, algo que en efecto sucedió durante el mes de marzo de 2021 con un gigantesco buque portacontendores de la empresa EverGreen, cuyos capitales son... chinos.

Y como siempre, sobre todo teniendo en cuenta que China está de por medio, está el lado B de esta conspiración mundial. La teoría alternativa es también arriesgada, pero no por eso, menos creíble. Los cerebros de "El Gran Reinicio" aseguran que la Organización Mundial de Salud (OMS) está bajo el control del Partido Comunista de China, y que planearon una pandemia, creando el coronavirus para establecer las condiciones necesarias para llevar a cabo una reestructuración de los gobiernos de todo el mundo. También afirman que los objetivos principales son los de tomar el control económico global e instaurar en el mundo un régimen totalitario comunista, por ende, un Nuevo Orden Mundial por parte de China. Tal régimen eliminaría libertades y los derechos de propiedad, enviaría el ejército a las ciudades, impondría la vacunación obligatoria y crearía campamentos de aislamiento para aquellos que se resistan.​ 

Entre las muchas cosas que los defensores de esta teoría señalan como la evidencia de una realidad se encuentra un tuit de 2016, ya borrado, que entonces describía cómo podría ser la vida en 2030 (muy similar a todo lo anteriormente relatado); y -más recientemente- el eslogan de la campaña presidencial del demócrata de Joe Biden para llegar a la presidencia de los Estados Unidos: "Build Back Better" ("Reconstruir mejor"). 


Masiva protesta contra "El Gran Reinicio". Foto: Reuters.

Pero hay más: quienes abonan a esta teoría, insisten en destacar que el expresidente estadounidense Donald Trump es el único dirigente mundial con la intención de evitar que el plan se concrete. El modo en que se produjo su salida de la Casa Blanca -más allá de aciertos y errores propios- amerita considerar seriamente esta posibilidad. Todos mezclados. Los de un lado y los de otro. Como los naipes en el maso.

Señoras, señores, niñas y niños; pongan su dedo en el botón de "Restart" y... bienvenidos a la guerra.

​ 

Consulta y referencias: https://www.weforum.org/great-reset/


jueves, 18 de marzo de 2021

El fantasma de los marineros del acorazado nazi Graf Spee en una vieja mueblería abandonada

Una caminata, la aparición de un misterioso informante y la curiosa historia que se esconde en el edificio abandonado de "Barthel Muebles", en el barrio porteño de Coghlan. Un relato signado por la presencia de fantasmas legendarios.

La vieja mueblería abandonada en Coghlan. Foto: Marcelo García.


Mi padre tenía una sana y sagrada costumbre: amaba salir a caminar. Eran largas caminatas desde su querido barrio porteño de Villa Urquiza con rumbo a zonas -a veces- algo lejanas. En cierto modo, se debaja llevar. El ritual duraba horas, desde pasado el mediodía hasta bien entrada la noche, cuando sentía que llegaba el momento que lo forzaba a regresar. Así armó un archivo envidiable, con datos, historias curiosas, alguna que otra leyenda, fotografías y un sin fín de maravillosas ilustraciones que él mismo hacía de los lugares por donde solía pasar.


Una de sus aventuras -que no ran un escape, sino un encuentro con sí mismo- lo llevó hasta el barrio de Coghlan, cuando se encontró frente a una bella propiedad en la calle Freire 3065, casi esquina Iberá. Se trataba de un magnífico complejo de edificaciones que albergó a la firma "Barthel Muebles" y que -milagrosamente- aún se encuentra en pie, pese a que hace muchos años dejó de funcionar. Pasar por allí y no detenerse es sencillamente imposible.


A principios del Siglo XX, la zona era parte de un corredor ubicado al noroeste de la Ciudad de Buenos Aires, que se transformó en uno de los principales polos industriales de aquellos tiempos, con inmejorables oportunidades para hacer negocios. En 1921, Enrique Barthel fundó allí su propia compañía, que empezó fabricando mobiliario de estilo y, luego, se especializó en la restauración de muebles antiguos. 


La entrada a "Barthel Muebles", un lugar lleno de misterios. Foto: Marcelo García.


"Barthel Muebles" fue una de las primeras compañías asentadas en el -por entonces- incipiente barrio de Coghlan; incluso antes de la llegada de la "Nestlé" y la poderosa "Sedalana", una empresa dedicada a la exportación de lanas desde la Patagonia, con fuerte inyección de intereses alemanes, luego nazificada, y perteneciente al poderoso consorcio "Lahusen".


La mueblería creció haciendo trabajos a pedido para otros negocios del ramo, pero sobre todo vendiendo muebles a importantes bancos y embajadas, entre ellas la de la Alemania nazi. Para el año 1940, empelaba a unas setenta personas. 


La mueblería que resiste el paso del tiempo. Foto: Marcelo García.


Mi padre quedó maravillado frente al viejo portón de madera que -celoso- aún franquea la entrada. Por las vueltas del destino (o vaya uno a saber por qué) apareció un hombre entrado en años, casi como él, y -como no podía ser de otro modo, tratándose de mi padre- surgió la conversación. El "aparecido", posiblemente un cuidador, señaló la construcción (de un piso, con bella galería) al fondo del terreno y largó lo más interesante: "Allí es donde se escondían los alemanes". Y el dato, llevó a la pregunta inevitable: "¿Qué alemanes?"


La parte trasera del inmueble, donde vivían "los alemanes". Foto: Marcelo García.


El inesperado "informante" se despachó como si nada, y sin dar vueltas a la atrapante cuestión, le contó sobre un grupo de marineros del Panzerschiff Admiral Graf Spee, el legendario acorazado de bolsillo de la Kriegsmarine (Marina) nazi, autohundido por su capitán Hans Langsdorff tras la épica Batalla del Río de la Plata el 17 de diciembre de 1939, entre las costas de Buenos Aires y Montevideo (Uruguay) tras verse rodeado de los destructores británicos HMS Achilles, HMS Exeter y HMS Ajax.


Los tripulantes del Graf Spee internados en la Argentina en ese momento han sido 1.055 en total, muchos de los cuales fueron llevados a las provincias de Córdoba y Mendoza, y varios a la localidad bonaerense de Sierra de la Ventana, mientras que otros tantos se apoyaron en las redes desplegadas por la Abwehr (la inteligencia del régimen de Adolf Hitler) para volver a Alemania. 


Autohundimiento del "Graf Spee" y ficha de los marineros. Archivo: Marcelo García.


Sin embargo, fueron varios los que se mezclaron con el argentino común y rehicieron sus vidas, entre ellos los alemanes que vivieron y trabajaron en la mueblería de Barthel. El lugar estuvo activo hasta no hace muchos años, y luego quedó mudo y abandonado, aunque nadie se atrevió jamás a demolerlo.


Vieja ilustración de "Barthel Muebles" en sus días de gloria. Archivo: Marcelo García.


Tal vez sean los inquietos fantasmas de esos mismos marineros -devenidos en insospechados operarios de una vieja fábrica de muebles- los que logran, cada día, que ese magnético espacio se resista a desaparecer.


Artículo original de mi autoría:

https://www.diario26.com/297133--el-fantasma-de-los-marineros-del-acorazado-nazi-graf-spee-en-una-vieja-muebleria-abandonada


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Nota: El artículo no expresa ideología política. Solo investigación histórica.