martes, 20 de marzo de 2012

Martin Luther King y su último discurso contra... Coca-Cola

Martin Luther King durante su último discurso en Memphis.

El 3 de abril de 1968, Martin Luther King Jr. daba el último discurso de su vida en el principal centro de reunión de la "Iglesia de Dios en Cristo", Mason Temple (Memphis, Estados Unidos). El pastor estadounidense de la Iglesia Bautista llevaba adelante en los Estados Unidos una labor crucial al frente del Movimiento por los Derechos Civiles para los afroamericanos, además de expresarse en reiteradas oportunidades en contra de la guerra de Vietnam, la pobreza y la desigualdad fundamentalmente.
Martin Luther King Jr. no se desentendía de nada y no le importaba ser "políticamente incorrecto" llegando hasta el fondo mismo de los problemas que aquejaban por entonces a la racista sociedad norteamericana.

Entre los varios problemas que oprimían a los negros en los Estados Unidos estaban el trato, las condiciones de trabajo y las políticas de contratación de los mismos en la fábrica de Coca-Cola en Memphis (Sólo por nombrar uno...). Los trabajadores negros de la planta recibían un trato totalmente distinto al de los blancos y sus derechos, por supuesto, eran prácticamente inexistentes comparados con los de los "norteamericanos puros".

Esa noche, la del 3 de abril, en un pasaje de su (a la postre) último discurso, dedicó precisamente unos párrafos al gigante de la bebida efervescente.
Dijo en un momento Luther King:
"Y así, como resultado de ésto, te pedimos esta noche, salir y decirle a tus vecinos que no compren Coca-Cola en Memphis. Díles no comprar la leche Sealtes. Díles que no compren - ¿Cuál es el otro pan?... Wonder Bread. ¿Y cuál es la otra compañía de pan, Jesse (N. de R.: Jesse Jackson)? Diles de no a comprar el pan de Hart. Como Jesse Jackson ha dicho que, hasta ahora, sólo los pordioseros han estado sintiendo el dolor, ahora debemos redistribuir el dolor. Estamos eligiendo a estas empresas porque no han sido justas en sus políticas de contratación, y las estamos eligiendo porque pueden iniciar el proceso de decir, que van a apoyar las necesidades y los derechos de estos hombres que están en huelga". 

Martin Luther King se había metido con uno de los emblemas del poder norteamericano establecido. Al día siguiente, 4 de abril de 1968, mientras se encontraba en un balcón del Lorraine Motel, lugar en donde se hospedaba, un balazo terminó con su vida a las 18:01 hs. de aquella conmovedora jornada.
Las últimas palabras de Martin Luther King mientras agonizaba en el suelo fueron dirigidas al músico Ben Branch, quien iba a presentarse esa misma noche en una reunión a la que también asistiría King: "Ben, prepárate para tocar "Precious Lord, Take My Hand" (Señor, toma mi mano) en la reunión de esta noche. "Tócala de la manera más hermosa".

El poder real de los Estados Unidos tenía (según su criterio) a partir de ese momento un problema menos.


lunes, 19 de marzo de 2012

Las profecías de San Malaquías y el último Papa: Pedro el Romano está entre nosotros


Profecías. Visiones. Lemas que adelantaban lo que estaba por venir. San Malaquías, un arzobispo católico irlandés de la ciudad de Armagh, que vivió entre los años 1094 y 1148, hizo gala y gran manejo de todas esas cosas y dejó para este mundo una serie de frases que muchos consideran proféticas.
Las profecías de San Malaquías están allí, soportando el paso de los años y confirmándose año tras año, dejando sin habla y sin aliento a más de uno. ¿Y sobre qué profetizaba San Malaquías para que debamos prestarle tanta atención?... de los Papas de la Iglesia Católica Apostólica Romana, ni más ni menos.

San Malaquías adelantó por escrito los nombres, procedencias y destinos de todos y cada uno de los Papas católicos comenzando con Celestino II en el año 1143 y culminando sus profecías con el Papa que sucedería a Benedicto XVI. La curiosidad sobre las profecías de San Malaquías es que al hablar del Papa que sucederá a Benedicto XVI, dice que ese será el Sumo Pontífice que manejaría los destinos de la Iglesia y presenciará su final. Muchos interpretan a esta afirmación como el final de la Iglesia como institución terrenal, mientras que otros creen que en realidad se habla del fin del mundo. Día a día cobra más fuerza la primera de las hipótesis.

Veamos que dijo San Malaquías. El Santo católico hizo referencia a 112 Papas en total y, hasta ahora, en todos y cada uno de los casos, acertó. Precisamente el relato 112 de sus profecías, hace referencia al Papa que sucederá en el trono Vaticano a Benedicto XVI, diciendo lo siguiente:
“In psecutione extrema S.R.E.sedebit. (S.R.E. = Sacræ Romanæ Ecclesiæ) Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, & Judex tremedus iudicabit populum suum. Finis.”

El texto original en latín traducido al castellano reza lo siguiente:
“Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin.”

Como se ve, San Malaquías hace referencia a un último Papa que vivirá días penosos y de grandes tribulaciones que marcarán el fin y nombra a un "Pedro el Romano", del que mucho se habla pero del que muy poco se sabe. Hasta ahora. ¿Quién es Pedro el Romano? Los teóricos más simplistas dicen que Malaquías lo nombra como Pedro simbólicamente para llamar al supuesto último Papa de todos los tiempos del mismo modo que al primero (San Pedro), mientras que lo de "Romano" lo hace en referencia a su lugar de residencia o, si se quiere, reinado, en Roma. la ciudad eterna. Pero en realidad la explicación es más compleja, no tan obvia, aunque no por eso menos sorprendente y reveladora...

Pedro el Romano está en este mundo. Está entre nosotros. Existe. Vive en Roma y es además la mano derecha del actual Papa Benedicto XVI. Unos pocos lo conocen como Tarcisio Bertone (en la foto junto a San Malaquías), pero su nombre completo es en realidad Tarcisio Pietro Evasio Bertone, nacido el 2 de diciembre de 1934 en la ciudad de Romano Canavese, en la provincia de Turín. De modo que este hombre se llama "Pedro" (Pietro en italiano) y nació en Romano Canavese, o sea que es "Romano". Él es "Pedro el Romano".

El Cardenal Tarcisio Pietro Evasio Bertone es desde 2006 el Secretario de Estado del Vaticano, es decir, una especie de Primer Ministro del Estado Vaticano, la mano derecha del Papa y la persona que maneja dadas sus responsabilidades todas las funciones políticas y diplomáticas de la Santa Sede. "Pedro el Romano" es además, desde 2007, el Camarlengo de Benedicto XVI, lo que significa que es la persona encargada de acompañar al Papa en su lecho de muerte y anunciar oficialmente la noticia de su deceso al Estado Vaticano y al mundo entero. Un puesto de mucha importancia dentro de la Iglesia y un lugar desde donde puede ser catapultado hacia el trono del Vaticano sin escalas ni obstáculos instantes antes de la muerte del actual Papa, cuando éste (Benedicto XVI) pueda llegar a entregarle su anillo papal marcándolo como su sucesor (aunque después se concrete "por pura formalidad" un Cónclave destinado a "elegir" al nuevo Sumo Pontífice).

Si Tarcisio Pietro Evasio Bertone será o no el futuro (¿y último?) Papa de la Iglesia, eso ya se verá. Tal vez los Cardenales que participen del próximo Cónclave para elegir (llegado el momento) al sucesor de Benedicto XVI, quieran cambiar el rumbo, hasta ahora absolutamente certero, de las profecías de San Malaquías y voten por otro... o no...

Finalmente, vemos un reporte hecho por RomeReports, con una semblanza de "Pedro el Romano"...


Como broche, algunas de las profecías de San Malaquías, tomando desde la 107 a la 112, referidas a los últimos Papas (fuente: http://www.corazones.org). Estas profecías hablan desde Juan XXIII hasta el supuesto último y las coincidencias en cada caso nos deberían dejar pensando...

# 107: “Pastor y nauta” (Pastor y navegante). Juan XXIII (1958-1963). Juan XXIII fue Cardenal de Venecia, ciudad de navegantes. Condujo la Iglesia al Concilio Vaticano II.
# 108: “Flos florum” (Flor de las flores). Pablo VI (1963-1978). Su escudo contiene la flor de lis (la flor de las flores). 
# 109: “De medietate Lunae” (De la Media Luna). Juan Pablo I (1978-1978). Su nombre era “Albino Luciani” (luz blanca).  Nació en la diócesis de Belluno (del latín bella luna). Fue elegido el 26 de agosto del 1978. La noche del 25 al 26 la luna estaba en “media luna”. Murió tras un eclipse de la luna. También su nacimiento, su ordenación sacerdotal y episcopal ocurrieron en noches de media luna.
# 110: “De labore solis” (De la fatiga o trabajo del sol). Juan Pablo II (1978-2005). Ha sido capaz de un trabajo extraordinario y extenso. Los días de su nacimiento y muerte hubo eclipses solares.
# 111:  “Gloria Olivae” (La gloria del olivo). Benedicto XVI (2005). Toma su nombre por San Benito y Benedicto XV. Los Benedictinos tuvieron una rama llamada los "olivetans". Benedicto XV se destacó por sus esfuerzos por la paz durante la Primera Guerra Mundial.

Queda uno solo en la lista:
# 112:  “Petrus Romanus” (Pedro Romano). Quién será el último Papa ya que en su reinado ocurrirá el fin: 
"En la persecución final de la Santa Iglesia Romana reinará Petrus Romanus (Pedro el Romano), quien alimentará a su grey en medio de muchas tribulaciones. Después de esto la ciudad de las siete colinas será destruida y el temido juez juzgará a su pueblo. El Fin."

Dios dirá...

domingo, 18 de marzo de 2012

El día que los norteamericanos simularon buscar a Hitler

Foto superior: la 3ª divisón de Infantería norteamericana celebra la destrucción del Berghof. 
Foto inferior: Hitler y amigos en la misma terraza y con las mismas montañas de fondo.

El día que los rusos entraban en Berlín convencidos de poder encontrar a Adolf Hitler, los aliados miraban para otro lado y dejaban al ejército rojo con el dudoso privilegio de salir en la foto de la "no captura" del Führer. Semejante esfuerzo en pos de eliminar a Hitler y todo lo que representaba para que finalmente decidieran no ir a Berlín a buscarlo y dirigirse en cambio al Berghof ubicado en Berchtesgaden, el refugio alpino del dictador, conocido también como el "Nido del Aguila".
Los rusos "compraron" la idea que les tiraron sobre la mesa los norteamericanos: ir a Berlín, capturar a Hitler y salir en la foto como los salvadores del mundo contra la tiranía (como si Stalin no fuera un dictador). Pero la "providencia" quiso que los rusos nunca encontraran a Hitler en Berlín, mientras que los aliados (con los norteamericanos a la cabeza) se divertían en el Berghof bombardeando y derrumbando todo lo que encontraban a su paso, previo saqueo del lugar.
Si los norteamericanos creyeron realmente que Hitler iba a cometer la torpeza de "esconderse" allí, habrían pecado de inocencia galopante, pero... en realidad no sólo no lo creían, sino que además sabían perfectamente que Hitler no estaba en el lugar.

El "Nido del Aguila" antes y después de su destrucción.

De esa manera los aliados se "evitaban" el problema de atrapar a Hitler y dejaban en exposición a los rusos ante el mundo como los únicos responsables de no encontrarlo y, como si fuera poco, permitir que de un modo u otro logre escapar. Extraña (o no tanto) la actitud oficial de norteamericanos e ingleses de dejar entrar a Berlín a los rusos mientras que ellos se dedicaban a destruír la fortaleza inexpugnable de Hitler en Los Alpes.

Mientras el mundo respiraba con alivio por el suicidio y la posterior captura del cadáver de Hitler en Berlín, los aliados y los cerebros de la organización Odessa ya se frotaban las manos a sabiendas de la protección de la que gozaba el líder del Tercer Reich, destinado a durar mil años. Los lingotes de oro del tesoro de Hungría que Hitler había enviado a la estación de trenes de Linz (en dos vagones completos) ya estaban en camino a las arcas norteamericanas, al tiempo que los aliados con la 3ª División de Infantería norteamericana distraían al mundo entero el 22 de Junio de 1945 destruyendo la residencia montañesa de Hitler. Mientras tanto, los rusos se seguían preguntando: "pero...¿Nos han tomado por idiotas?". Todo parece indicar que sí...

La misma habitación del Berghof en su máximo esplendor y tras los bombardeos aliados.

¿Había que dejar escapar a Hitler?... ups... sí.

jueves, 15 de marzo de 2012

Los perros rusos cazatanques

Un perro cazatanque a punto de cumplir su cometido...

La segunda guerra mundial está plagada de historias increíbles, muchas de las cuales no han sido protagonizadas por grandes (y no tan grandes) personalidades que han pasado a la historia, para bien y para mal. En este caso ponemos el foco en los anónimos perros rusos que eran utilizados como verdaderos "cazatanques" por el ejército rojo, sobre todo durante la llamada "Operación Barbarroja", es decir la invasión de las tropas del Tercer Reich a la Rusia comunista.
Los perros cazatanques llevaban una carga de explosivos sobre su lomo o los laterales, con un dispositivo ubicado a modo de palanca que sobresalía por la parte superior. Estos perros estaban entrenados para meterse debajo de los tanques blindados alemanes y una vez que lo hacían, se accionaba la palanca que llevaban sobre su lomo activando de inmediato el letal explosivo.
Mediante esta increíble maniobra, los rusos han hecho verdaderos desastres en el ejército alemán, llegando a contabilizarse en una oportunidad la destrucción de nueve tanques y otros dos carros blindados durante la misma jornada en la ciudad ucraniana de Izyum.
Lo "pintoresco" del caso de los perros cazatanques es que es sabida la paranoia que provocaba en los soldados alemanes el hecho de sentir ladridos de perros al avanzar. Los soldados del Tercer Reich sabían que a medida que avanzaban raudos y escondidos en sus infernales máquinas de guerra, los ladridos de esos perros significaban su inexorable muerte...

martes, 13 de marzo de 2012

Wilfred von Oven: secretario de Joseph Goebbels y vecino de Buenos Aires hasta 2008

Wilfred von Oven a sus 96 años en Buenos Aires (izquierda) y vistiendo su uniforme en los días de la guerra (derecha).

Para todos aquellos que descreen sistemáticamente de la presencia y buena vida de los nazis de la segunda guerra mundial en la Argentina (o simplemente pretenden mirar hacia otro lado), el caso de Wilfred von Oven es un baldazo de agua fría. Este alemán que en sus años mozos era delgado, esbelto y prolijo (en su aspecto), nacido en La Paz, Bolivia, el 4 de mayo de 1912, se adhirió al Partido Nacional Socialista y fue parte de las SA (Camizas Pardas) hasta darse de baja de la "insitución" y pasar a actuar arma en mano en la "Operación Barbarroja", la invasión alemana a Rusia en 1941, como integrante de las divisiones Panzer de la Wehrmacht.

Las vueltas de la vida, quisieron que a Joseph Goebbels se le ocurriera la idea de hacer que algunos integrantes del ejército alemán en las diferentes campañas de conquista se convirtieran en cronistas en el campo de batalla además de ser soldados. Eran las llamadas "tropas de información" y von Oven se destacó más que otros en esa tarea de redactar informes y crónicas directamente desde el lugar de los hechos. A Goebbels (y dicen que también a Hitler) le llamó la atención uno de los informes de von Oven y decidió llamarlo para recompensarlo. Ese "regalo" de Goebbels se materializó con la salida de von Oven del durísimo e inclemente frente ruso y su traslado directo a Berlín para comenzar a cumplir las funciones de auxiliar directo (concretamente: secretario) del siniestro Ministro de Propaganda del Tercer Reich. La relación de von Oven y Goebbels fue de lo más cordial y de mutua admiración, teniendo su último episodio en la capital alemana el 22 de Abril de 1945 cuando Goebbels se despidió de von Oven para ir junto a Hitler al bunker subterráneo de la Cancillería.

Von Oven intentó seguir a Goebbels a la Cancillería pero el ministro nazi le dijo que permaneciera en su oficina "arreglando todos los papeles". Luego el final de la guerra y un poco después, la llegada de Wilfred von Oven a la Argentina amparado por las autoridades de turno y siendo parte de los contingentes de nazis "puestos a salvo" por una impresionante red internacional. Wilfred von Oven fue prisionero de los ingleses hasta 1952, año en el cual se trasladó a Argentina con la primera de sus tres esposas (enviudó tres veces el hombre...) y sus dos hijos. Von Oven inicialmente tuvo la esperada protección, lo que implicaba una identidad falsa en sus documentos y luego, siguió contando con esa misma protección, sólo que a partir de cierto momento con la ayuda de la impunidad: al poco tiempo de llegado a la Argentina volvió a usar su verdadero nombre y nunca nadie, jamás, le tocó un pelo... Con ese mismo nombre, firmaba su trabajo en Argentina como jefe de redacción del periódico alemán "Freie Presse".

Extracto de entrevista a Wilfred von Owen en Bella Vista (Buenos Aires, Argentina, 2008). Impunidad total. Sin palabras...

Esta mano derecha de Goebbels vivió en Argentina, en un chalet ubicado en Bella Vista, Gran Buenos Aires, desde 1952 hasta el 13 de Junio de 2008, momento en el que falleció a los 96 años, solitario, rodeado de hijos, nietos y bisnietos, llevándose a la tumba los recuerdos y secretos de aquellos nefastos y oscuros días de Nacional Socialista en la Alemania del Tercer Reich. Vivió plácidamente en la Argentina, amparado, protegido, avalado y (por muchos, increíblemente) respetado y admirado. No fue el único, eso es lo peor.
 

lunes, 12 de marzo de 2012

La pista inglesa: ¿Churchill mandó matar a Mussolini?

Cuerpos de Mussolini y su esposa (segundo y tercero desde la izq.) y Churchill.

Lo maquiavélico de ciertos actos perpetrados por Winston Churchill, primer ministro británico durante los oscuros días de la segunda guerra mundial, no siempre han ocupado la primera plana de los diarios y mucho menos han sido los que más se han destacado en los relatos que hablan de lo que hizo o lo que dejó de hacer ese hombre que goza de gran reputación en la "historia oficial". Churchill no era un santo, Nadie lo es, por supuesto, pero el caso del mandamás inglés es muy particular dado que ha pasado a la historia como un hombre impoluto y carente de toda hilacha capaz de hacerlo tambalear en la memoria colectiva.
Así como ha quedado demostrada la trampa que Churchill le tendió a Rudolf Hess en 1941 haciéndole creer que efectivamente estaban llevando a cabo tratativas de paz (ésto es algo penado como crimen de guerra), ahora sale a la luz otro hecho que pone de manifiesto lo sistemático del uso de la mentira y el ocultamiento de parte de Churchill en su accionar.

Durante muchos años se ha creído que la muerte del Duce, Benito Mussolini, y su mujer Clara Petacci había sido entera responsabilidad de partisanos italianos furiosos con el rabioso dictador. Los libros de la historia oficial, el Lado A, dicen eso y así quedará registrado para todos los tiempos. Algo de verdad hay en eso, sin embargo hace poco se han dado a conocer las declaraciones de un partisano de entonces, quien además escribió un libro en 1978 llamado "Aquel 28 de Abril" (N. de la R.: fecha de la muerte de Mussolini), quien asegura que ha sido él mismo quien disparó contra el fascista dictador italiano. Bruno Giovanni Lonati (en la segunda foto de la nota), era el comisario político de la 3ª Brigada Partisana "Garibaldi" y afirma sin temor a equivocarse que los hechos no han sido tal como se escribieron en la historia hasta ahora conocida.

Bruno Giovanni Lonati (laprovinciadilecco.it)

La versión de Bruno Giovanni Lonati apunta directamente a seguir la llamada "pista inglesa" y hace concreta referencia a que el cerebro tras la solicitud de asesinato de Mussolini, no ha sido otro más que el propio Winston Churchill. Los motivos no serán difíciles de encontrar: tanto Churchill como Mussolini compartían un sentimiento imposible de ocultar, su profundo odio al comunismo. Dada esta situación entre ambos, se sabe que Churchill mantuvo durante largo tiempo una fluída comunicación con el Duce a través de cartas personales y cuando el final llegó inexorable para el líder italiano, Churchill creyó conveniente no sólo eliminarlo sino también deshacerse de la tan conflictiva correspondencia entre ambos.
Aquel 28 de Abril de 1945, todo se habría dado de "maravillas" para Churchill. Mussolini siempre viajaba con una valija cargada de su correspondencia más secreta y confidencial, también (obviamente) las cartas de Churchill. En aquella jornada se dio la chance de exterminar todo de un plumazo: Mussolini, su mujer y las cartas comprometedoras para el flemático y duro primer ministro inglés. Todo fue destruído.

Bruno Giovanni Lonati, finalmente, tenía algo más para agregar: si bien él efectivamente era un partisano y había disparado contra Mussolini, la orden de ejecución contra el dictador se la dieron directamente agentes del servicio secreto británico.

domingo, 11 de marzo de 2012

El abrazo entre Eisenhower y Franco: el aval del "mundo libre" a la dictadura española

El obseno abrazo entre Eisenhower y Franco en la base aérea de Torrejón.

El 21 de diciembre de 1959 quedará por siempre grabado en la memoria como un día en el que el por entonces presidente de Estados Unidos, Dwight D. "Ike" Eisenhower y el dictador español Francisco Franco, se fundieron en un abrazo que dejó perplejos a propios y a extraños. Atrás quedaban el ostracismo y el oprobio de 1945. Para los norteamericanos, defensores de la libertad de los pueblos, poco y nada tuvieron que ver todas y cada una de las acciones de un Franco que supo ser aliado incondicional de Adolf Hitler durante la segunda guerra mundial. El presidente del "mundo libre" llegó a España sin ocultar un entusiasmo tan incomprensible como obseno. "Ike", tras bajar del avión,  se despachó con un discurso que como resumen dejó sus palabras de satisfacción "por cumplir uno de sus sueños. Llegar a España..."

Tras una breve visita que reunió a más de 500 periodistas (entre extranjeros y españoles), 10 autobuses para comitivas, 15 cabinas de transmisión para los medios de comunicación, 110 aparatos telefónicos para comunicar "la buena nueva" al mundo entero, siete líneas para fototelegrafiar, centenares de cámaras de televisión de los medios mundiales y a casi 1 millón y medio de españoles vitoreando el encuentro, el presidente norteamericano y el caudillo dictador español se abrazaron al pie de la escalinata del avión en la base aérea de Torrejón, cerca de Madrid, para sellar lo impensado: el formal apoyo de los Estados Unidos a la más sangrienta y feroz dictadura de la historia española.
Si faltaba alguna otra prueba para demostrar que Francisco Franco se había salido (parcialmente) con la suya, ahora los hechos se encargaban de eliminar la duda: España lograba cambiar el aislamiento al que había sido sometida desde finales de la segunda guerra mundial, por una complicada y dudosa integración al sistema diplomático, militar y (por supuesto) económico de occidente.

No importaba ya si Franco había apoyado a Hitler. No importaba si la nación que dice defender los derechos humanos en cada rincón del planeta hacía la vista gorda ante las atrocidades franquistas de la España de entonces. No importaba nada. Después de todo, al fin y al cabo, los Estados Unidos (de siempre) y la España (de Franco) estaban firmemente unidas por algo: su desbocada y frenética lucha contra el comunismo.

Para España llegaron grandes cambios que difícilmente puedan opacar lo obseno del encuentro: España logró entrar en la Organización mundial de la Salud, la UNESCO y la OIT, entre otras cosas. Rápidamente y tras este aval norteamericano a la dictadura de Franco, España viró bruscamente de una economía agrícola a una decididamente industrial. España también logró su ingreso al Fondo Mundial Internacional, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación Económica Europea y finalmente logró mostrar "orgullosa" al mundo como su tasa de crecimiento anual real llegaba al 7% y cómo ingresaba al círculo "exclusivo" de los países con una renta por habitante superior a 2.000 dólares.
España quedó dividida una vez más (como si ya no lo estuviera). Tristemente dividida, entre los aduladores de las "supuestas mejoras económicas y el atropello al otro" y los españoles que aún soñaban con una patria en donde el respeto, la dignidad humana, la libertad y la unidad real fueran algo posible.

La poco decorosa memoria siempre tan selectiva norteamericana, una vez más exhibida en la máxima expresión. Los planes de eternizarse en el poder ilegítimo que ostentaba, vilmente utilizados como centro de la cáscara que pretendía mostrar un amor incondicional por España por parte de Franco, también elevados a la máxima potencia.
Ese abrazo, obseno y prepotente, entre Eisenhower y Franco, les costó caro a los españoles. Muy caro.